Trascendencia y deshelenización

Relataba P. G. Wodehouse en Cocktail Time el alborozo de unos editores al enterarse de que un obispo inglés había protestado contra una de sus novelas.
Todo editor norteamericano guarda la esperanza de que, si es bueno y lleva una vida meritoria, sus libros serán prohibidos en Boston; de igual modo, todo editor inglés reza para que sus novelas sean denunciadas públicamente por un obispo. No disponemos de estadísticas al respecto, pero las autoridades competentes estiman que un buen obispo, despotricando desde el púlpito con el timbre y volumen apropiado de voz, puede provocar un aumento en las ventas de entre diez y quince mil ejemplares.
Parecidamente, uno podría tener la melancólica esperanza de que el escándalo pueda contribuir a que alguna persona de buena voluntad (algún periodista, incluso; extremando la nota: algún blogger) lea y conozca algo del pensamiento de Ratzinger (no me acostumbro todavía) Benedicto XVI. Aunque, claro, también está lo que decíamos ayer, sobre la necesidad de confiar en el que dice algo para poder aprender algo de él…
Aparte de todo esto, y aparte del hecho diplomático, el contenido del mentado discurso es apasionante; para mí al menos. (No sólo para mí; ver por ejemplo la serie de posts en Compostela). Anoto algunas puntas.

  • Dios como Logos: en qué sentido eso puede -o debe- ser interpretado como «razón», y en qué sentido la razón humana tiene una analogía fundamental con Dios. Cuestiones bien chocantes y candentes; tesis de cuño tomista, creo, que pueden sonar demasiado intelectualistas o racionalistas a muchos; de hecho el papa cita en tono crítico el voluntarismo de Scoto…

  • El helenismo -y la deshelenización propugnada por tantos teólogos liberales/progresistas: Es sabido que el pensamiento griego ha sido un ingrediente importante en la elaboración inicial de la fe cristiana (ya desde el evangelio: la misma alusión al Logos). ¿Debemos suponer que eso es una circunstancia inesencial -una mera coyuntura cultural-, de la que, llegado el caso y según los nuevos escenarios culturales, el cristianismo podría o debería desembarazarse? El papa, como se ve, se opone -con notable énfasis, a mi ver; y no es la primera vez- a esta idea.

  • Un palo contra cierto laicismo (en sus encarnaciones actuales), que se deriva de lo anterior, en su fundamental incomprensión y estrechez para con el hecho religioso -que posa de amplitud y tolerancia- : «Una razón que es sorda a lo divino y que relega la religión al campo de las subculturas es incapaz de entrar al diálogo con las culturas.»

  • Un palo contra ciertos tradicionalismos —y que la mayoría de los tradicionalistas, previsiblemente, saltearán con desdén: «…nada que ver con poner el reloj en el tiempo anterior al Iluminismo y rechazar las perspectivas de la era moderna. Los aspectos positivos de la modernidad deben ser conocidos sin reserva…»

  • La trascendencia de Dios. ¿En qué sentido Dios trasciende todo, es infinito, no está limitado o determinado por nada? ¿Está por encima de la razón, de la lógica, está más allá del bien (y del mal)?

    Continuará…

    PS: La traducción es de Aciprensa, puede ser objetable; pero no parece haber una versión oficial. Sí en italiano y en inglés. Entre varias erratas obvias: donde dice «En contraste con el así llamado intelectualismo agustiniano y tomista que inició con Duns Scoto una impostación voluntarística» debería decir «en contraste… , se inició con Duns Scoto un voluntarismo».
  • # | hernan | 19-septiembre-2006