Los admiradores del otro bando

Me dice un amigo lector que no ha leído a Cioran y que, a juzgar por el tipo de gente que lo cita, no le dan muchas ganas de leerlo [*].
Entiendo, y en cierta medida comparto.
Pero no en gran medida. Más bien me parece una tendencia a resistir, esa de juzgar a un escritor por sus lectores.
Primero, porque buenos escritores pueden tener malos lectores (incluso que lo admiran por malos motivos; por malentendidos, diría Dolina). Se me ocurren los ejemplos de Nietszche, S. Exupery, Tolkien… y tantos otros. (El caso de Tolkien es paradigmático para mí, porque por culpa de ese prejuicio casi me lo pierdo… )
Segundo, porque siempre es triste que un escritor sea admirado en forma «grupal» (sectaria) por alguna bandera ideológica (la del ateísmo en este caso); y tomarle antipatía por eso (si el escritor en verdad no tiene la culpa), es empeorar las cosas. Para decirlo con cierta ingenuidad: si sentimos la necesidad (y yo la siento; y en España, ni hablar) de pelear contra los sectarismos y las pasiones partidarias, de dialogar para no envenar más el clima espiritual de la sociedad, uno de los primeros pasos es la buena disposición para disfrutar y admirar a los valiosos que son iconos del otro bando. En cualquier sentido de la palabra «bando» : izquierdas/derechas, ateos/creyentes, inteligentes/idiotas.

Dicho lo cual, aclaro que yo tampoco he leído a Cioran. Pero sospecho -vagamente- que podría gustarme… al contrario que muchos iconos del bando escéptico. Sospecho que el tipo escribe bien; y en el sentido en que «escribir bien» significa «pensar bien», ser fiel a la verdad… aunque sea en alguna pequeña medida. Aunque también pudiera ser que mi leve simpatía se deba a su relación con Eliade, nomás.


[* En realidad él dice «leerle» ; estos españoles hablan tan raro, vieron… aunque tal vez en este caso tenga razón]
# | hernan | 3-marzo-2005