Lo que hace el hijo y lo que hace el padre

19. Entonces Jesús respondió y les dijo: «En verdad, en verdad, os digo, el Hijo no puede por Sí mismo hacer nada, sino lo que ve hacer al Padre; pero lo que Éste hace, el Hijo lo hace igualmente.
20. Pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que Él hace; y le mostrará aún cosas más grandes que éstas, para asombro vuestro.
21. Como el Padre resucita a los muertos y les devuelve la vida, así también el Hijo devuelve la vida a quien quiere.
22. Y el Padre no juzga a nadie, sino que ha dado todo el juicio al Hijo,
23. a fin de que todos honren al Hijo como honran al Padre. Quien no honra al Hijo, no honra al Padre que lo ha enviado.
24. En verdad, en verdad, os digo: El que escucha mi palabra y cree a Aquel que me envió, tiene vida eterna y no viene a juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.
25. En verdad, en verdad, os digo, vendrá el tiempo, y ya estamos en él, en que lo muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y aquellos que la oyeren, revivirán.
26. Porque así como el Padre tiene la vida en Sí mismo, ha dado también al Hijo el tener la vida en Sí mismo.
27. Le ha dado también el poder de juzgar, porque es Hijo del hombre.
28. No os asombre esto, porque vendrá el tiempo en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz;
29. y saldrán los que hayan hecho el bien, para resurrección de vida; y los que hayan hecho el mal, para resurrección de juicio.
30. Por Mí mismo Yo no puedo hacer nada. Juzgo según lo que oigo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

(Jn 5)
Esto se leyó hoy en misa. No pega mal con lo que ando dando vueltas, sobre la Trinidad y la paternidad.
Pero por ahora me quedo con este breve asombro que me invadió cuando, al escuchar esos versículos («el Hijo no puede por Sí mismo hacer nada, sino lo que ve hacer al Padre«) se me ocurrió pensar, por primera vez, en el término base de la comparación: el hijo (con minúsculas) que hace lo que ve hacer al padre (idem). Asombro, digo, ante mi propia estupidez (me pasa a veces que me asombra mi estupidez; no muchas veces por día, pero me pasa), pues ese sentido humano debería ser el primero en venir a la mente …para después «saltar» al otro.
Tal vez, digo tratando de disculparme, culpa de las mayúsculas (al fin y al cabo, uno tiene mucha más familiaridad con las palabras escritas que con las habladas… lamentablemente). Y tal vez hoy haya sido la primera vez que simplemente escuché esos versículos, en lugar de intentar leerlos.
# | hernan | 9-marzo-2005