En publicidades de proveedores de Internet suele
aparecer el usuario modelo. Sentado frente al monitor,
un joven entusiasta evidencia en la cara su disfrute ante la velocidad de su ISP y los éxitos amorosos que consigue chateando.
Lamentablemente, por más onda que los publicistas tratan de ponerle, siempre el tipo resulta un
inconfundible estúpido.
Siempre sentimos la íntima seguridad de que
no debería estar ahí sentado, malgastando horas de su
vida delante de una PC. No es algo natural.
Es enfermo.
Por qué no apagás eso y salís
a caminar por ahí, a hablar con un amigo, a leer un libro o hacer cualquier otra cosa… estúpido… dan ganas de decirle.
Quién sabe si esa mirada no es la justa.
Quién sabe si los publicistas, sin querer, no nos
están abriendo los ojos.