Tom de Disputations nota al pasar que, a la hora de resolver qué motivó a Juan a preguntar tal cosa, los antiguos tendían a suponer motivaciones «docentes», y no alguna especie de duda.
Da la impresión de que los modernos
¿Será eso —si verdaderamente es así— un defecto o una virtud nuestra , o ninguna de las dos cosas… ? ¿Será que somos menos ingenuos o que tenemos menos fe ? Vaya uno a saber…