Era yo muy joven cuando algún erudito columnista de la revista Humor me hizo saber que Antonio Carrizo era un fascista. No recuerdo a qué venía el calificativo (inapelable, claro está)… pero eran los tiempos de euforia democrática (’83 o algo así) y esas cosas no se discutían.
Yo mismo (lo he dicho alguna vez) leía la revista Humor como una Biblia o poco menos, así que supongo que lo creí. Pero también es probable que, aun creyéndolo, me haya quedado un fondo de duda… un comienzo del resquebrajamiento de esa -y otras- autoridades intelectuales. Hay mentiras que se tragan pero que no se digieren.
Pero dejemos que los muertos entierren a sus muertos. Lo que yo quería decir es esto: