Avaricia imaginaria

Hoy las lecturas de misa rondaron el tema de la avaricia; la falsa y letal seguridad que buscamos en las cosas de abajo.

Y recordé algún viejo tema de conversación de un par de compañeros de trabajo. Imaginaban ellos cómo se manejarían en el caso de ganar mucho dinero —una herencia, un sorteo, lo que fuera—; y trataban de calcular cuánto hacía falta para «vivir tranquilos toda la vida sin preocupaciones«; metiéndola en el banco y sin trabajar, se entiende.
De esto hace unos cuantos años; pero recuerdo que esa fantasía y esa discusión —recurrente— me parecía espantosa.
Y me lo sigue pareciendo.

En un sentido, toda avaricia (como toda idolatría) es en el fondo imaginaria. Una necedad, como dice la parábola ; o sea, estar -culpablemente- en la ignorancia, fuera de lo real. Y como dice Simone Weil: para ver lo real hay que estar desapegado -virtud opuesta a la avaricia, diría yo.

Ahora… una avaricia imaginada, la seguridad del rico imaginada en una charla de oficina… sería entonces una imaginación al cuadrado.
¿También un pecado al cuadrado ?
Quién sabe.
# | hernan | 1-agosto-2004