Archivo por meses: febrero 2009

La alegría de ya no ser

La lectora Cristina acota que aunque en su caso el orden fue distinto, en el fondo su secuencia de planes coincide: «mucho «ser» al principio y más «no ser» después». Y aunque mi tonalidad original era más bien resignada, si no descorazonadora, es verdad que también se lo puede ver por el lado optimista, con perdón de la palabra.
En cierto sentido (siempre hay un «cierto sentido» que salva las papas) podría ser motivo de alegría esa devaluación de prentensiones; está bueno -en cierto sentido- no «querer ser» mucho.
Pero sólo en cierto sentido (en el otro, tenemos la enfermedad mortal: la desesperación) ¿Y en qué sentido?
Bueno, por el lado místico es bastante evidente la cosa (empezando por San Juan de la Cruz «no quieras ser nada en nada» y etc). Pero, sin alejarnos tanto del punto, quedándonos en los melancólicos planes de realización personal (goce, santidad o lo que fuera) podríamos trasponer lo que decía Simone Weil, que todo sueño de amor merece romperse -y en el preciso sentido (positivo y activo) en que ella lo decía.
Todos nuestros planes merecen frustarse.

Sueltos

• Actualizadas -y terminadas- las audiencias de Benedicto XVI sobre San Pablo.

• Cuatro breves de Ghibli:
1) Parece que Ponyo se estrena por acá en Julio.
2) «Mi vecino Totoro» en doblaje ‘latino’: lo están subiendo a Youtube, veremos cuánto dura.
3) Un ejemplo del detallismo de Miyazaki: estaba viendo una película temprana (y comparativamente rudimentaria) que salió hace poco en alta definición: Lupin III: El castillo de Cagliostro, en una parte el inspector Zenigata sostiene varios fajos de billetes falsificados, de distintos países… y yo me dije: «Epa, ¿ese no es nuestro Belgrano?». Paré, me fijé, comparé, y sí: hasta se ve algo de la leyenda, cambió la denominación nomás.
4) Kiki en Bs. As., el 24 de febrero.

• Unos links: Youtube sobre el tango en Finlandia. «Genpets«: mascotas genéticas con packaging para la venta; es de mentiritas, pero… Algo sobre canto gregoriano. pH 2.5, un blog humorístico; y los conocidos y siempre divertidos Podeti y Photoshop disasters.

• Una cita del blog del padre Fortea:

… os sorprenderíais la cantidad de gente joven que le da por predicar a los curas. Normalmente estos celosos trabajadores son conversos desde hace poco, a los que les da por practicar con lo que tienen más cerca. Suelen ser gente joven y muy, pero que muy tradicionales. Yo me considero un cura tradicional, pero siempre hay alguien que te hace parecer de extrema izquierda. Ojalá que el celo de estos celosos inquisidores amateurs aplicaran ese entusiasmo a ellos mismos. Normalmente suelen comenzar con «yo soy un pecador, pero». Y después de ese pero ya no hay piedad.

• Y un par de nuevos estereogramas (¿todavía con esas cosas? y bue…). El primero con temática religiosa… aunque la estética dudosamente lo sea; probando nuevas técnicas, acá el motivo es visible de entrada, aun para los que no captan el efecto tridimensional; en la mayoría de los otros casos, es oculto (motivo religioso oculto en una imagen… podría ser pasto para los que buscan mensajes satánicos en los discos pasados al revés, ahora que lo pienso…).
Como subproducto del trabajo, (lo que sigue es sólo para nerds o programadores ) armé una pequeña librería Java para leer y escribir imágenes en formato PNG, que lo que encontré hecho no me servía; orientando a imágenes grandes, para no tener en memoria (BufferedImage no me sirve), con 8 o 16 bits por canal (24/48 bits por pixel). Si a alguno le interesa, la subí acá. Y digámoslo en inglés para los que buscan en Google: A simple open source Java library for reading/writing images in PNG format; line-oriented access, ideal for huge images, not to be held in memory; supports true colour -8 or 16 bits per sample, with or without alpha; find it here.

Ni Einstein

— Eve, no le hagas mucho caso a Margo, aun si yo lo hago.
— Tiene que haber un motivo, algo que he hecho sin darme cuenta.
— El motivo es la misma Margo. No intentes entenderlo. Ni Einstein podría.
El diálogo es de la película All about Eve (1950; impresionante Bette Davis), que vi estos días.

Como dije, he visto poco cine, recién ahora me estoy poniendo a tiro, en el disfrute y el aprecio. Creo que es porque ahora puedo parar el reproductor, volver atrás… y acaso entrar a imdb.com a consultar dudas. Así, puedo sentirme relativamente a mis anchas, más o menos como al leer una novela. Antes, en cambio, en el cine o la TV, sentía que me perdía demasiado de la trama, que no hacía pie.
Y no uno es que sea maniático de los detalles, o rebuscador de sentidos ocultos y entrelíneas. La triste verdad —según ahora la estoy viendo— es que cuando de cine se trata me cuestan demasiado, no ya las segundas lecturas, sino las primeras. Soy torpe para retener nombres y rostros, para interpretar gestos y situaciones humanas comunes (¡ni hablar de esas películas de espías o intrigas!). Sin llegar a la patología del autista, o el infantilismo del niño, en eso me considero bastante debajo de la media.

Y ¿qué es eso? ¿Cuál sería la virtud que se opone a ese defecto? Una especie de perspicacia, digamos, o inteligencia práctica, aplicada específicamente a captar y entender a los seres humanos y sus actos (concretos, no abstractos; el prójimo, no uno mismo). Y también —puesto que no se trata sólo de cine— de saber reaccionar, de moverse en el mundo de los hombres.

Humano soy… y todo lo humano me es ajeno.

¿Exagero? Sí; pero no mucho.
Y no es humildad: en inteligencia matemática me considero por encima de la media.

Me dirán que no es ninguna novedad la existencia de distintos tipos de inteligencia, y que no tienen por qué ir juntas. Me dirán que, justamente, al contrario, es un tópico el del científico abstraído, muy capo en lo suyo pero torpe e ignorante en la sociedad de los hombres. Está bien. Pero hay varios temitas que quedan sin cerrar.

Aquello será un tópico, pero no parece ser una evidencia. ¿Es claro para todos que «ser un gran científico» no lo mismo que «ser un sabio»? Lo dudo. Aquella referencia a Einstein es un botón de muestra (el medio siglo pasado no hace gran diferencia). ¿Por qué cuernos el tipo que ideó la teoría de la relatividad va a estar especialmente capacitado para entender el disgusto de Margo? (o para ejercer la presidencia de Israel, si no recuerdo mal).
Se objetará que la imagen de Einstein como sabio es poco significativa, mera mitología popular. Sigue hablándose aun, sin embargo de «coeficiente intelectual (IQ)» y de «tests de inteligencia» que se mueven mayormente en esas dimensiones (no exclusivamente, de acuerdo) (¿cómo me iría a mí, pensaba, en un test de inteligencia que consistiera en entender la trama de una película enredada o sutil?). Pero aparte de eso, y aparte de las apelaciones periodísticas a la opinión «los expertos» y «el estudio de la universidad de Wisconsin», hay una aporía más fundamental, sobre todo en la imagen del mundo de los cientificistas. Estos imaginan que «la realidad» coincide con lo que la física moderna estudia, que la última realidad de las cosas viene dada por las ecuaciones de la mecánica cuántica y las partículas atómicas (sub atómicas, ahora). Ahora bien, a nadie asombra que un sabio en esas cuestiones no sea muy sabio a la hora de entender el malhumor de su esposa; no asombra ni al científico ni al cientificista. Pero, llegados a cierto punto, debería asombrar. ¿Qué realidad es esa que pretendemos conocer?
Como decía Pseudópodo en su blog hace poco, contra cientificistas: «Todo lo que nos ocupa casi todo el tiempo y lo que nos importa de verdad no tiene nada que ver con la ciencia».

Quizás parezca que con esto estamos cayendo con el pragmatismo ramplón del alumno de secundaria que pregunta «¿Y eso para qué sirve en la vida práctica?» cuando intentan enseñarle matemáticas o latín. Pero esa «vida práctica» en la que piensa el adolescente no tiene mucho que ver con lo anterior; y, para el caso, para ser más sabios en la vida, estudiar física cuántica me parece más útil que … no sé, lo que pueda proponer ese adolescente como materia de estudio. Aunque más no fuera más que por aprendizaje de disciplina.

Tampoco se trata acá de oponer ciencias duras a ciencias humanas. A éstas también les cae el sayo. Incluso a la filosofía.
Creo que era Wittgenstein (leído de segunda mano) quien terminó cuestionándose qué clase de filosofía era esa que, al fin de cuentas, no te hace más sabio o más hábil en la vida, a la hora de tomar las decisiones cotidianas y de vivir en el mundo que te ha tocado.
Y de morir, claro.

El plan D

El plan A era: Ser feliz.
El plan B: Ser sabio.
El plan C: Ser santo.
Y el plan D: Ser útil.

Ya iremos pensando, cuando lo creamos necesario, el plan E.
Probablemente: ser inofensivo (no hacer daño, ni siquiera a un perro, al decir de Castellani.)

Perdonar

Condonar (perdonar) las deudas: no sólo el daño que los demás nos han hecho, sino además el bien que nosotros les hemos hecho.

* * *

Hay que perdonar, para poder perdonarse.


Simone Weil