Más teístas que Dios – 2

Agrego:

  • Me critican que mezclo dos palabras que corresponden a conceptos distintos: teísmo y deísmo. Es verdad. Lo cierto es que —malditos artificios de la retórica, que pretenden abrillantar al discurso y no hacen más que oscurecer— si la palabra «teísmo» era la más adecuada para el contexto, la otra se prestaba mejor a la analogía (Papa/papista = Dios/deísta). Mea culpa.

  • Sobre lo que piensa Santo Tomás al respecto (que no es necesariamente la última palabra, ni necesariamente lo que piensa el Papa… aunque en este punto pareciera que sí), puede ayudar esto. Observemos además que en la Suma contra gentiles arguye como falsa «la opinión de quienes afirman que lo justo y recto lo es porque lo manda la ley» (3-129) y afirma -igual que en la Suma- dos cosas sobre la voluntad divina que están, por así decirlo, en tensión: por un lado, no puede asignarse una causa a la voluntad de Dios [*]; pero por otro lado, sí puede asignársele una razón («… queda refutado el error de quienes afirman que todo procede de la simple voluntad de Dios, sin que pueda asignársele razón alguna fuera de su propio querer. Lo cual se opone a la doctrina de la Sacra Escritura, la que enseña que Dios hizo todas las cosas según el orden de su sabiduría… » 1-87). Áteme usted esas moscas por el rabo; y que no se le escapen.

  • Que no pueda o no deba decirse que «Dios está por encima del Bien»… es una cosa. Decir en cambio que «la esfera religiosa está por encima de la esfera ética», es otra cosa; probablemente verdadera, o defendible. Pero se me hace que convendría que alguien —con mejor concimiento y entendenderas que uno— se encargara de aclarar algo lo segundo a la luz de lo primero.
    Lo pienso sobre todo a propósito de los «estadios», de los que hablabla Kierkegaard y tras él tantos otros. Castellani, entre nosotros. Naturalmente, a la persona que es -o se cree- más «religiosa» (en cualquiera de los sentidos) que el promedio le resultará seductora la afirmación de que el estadio religioso representa una esfera superior al estadio ético, como éste es superior al estadio estético. Pero (además de la necesaria ascesis intelectual, humildad y esfuerzo de atención para discernir qué significa en verdad «ser religioso» y cuán lejos está uno de eso) importa entenderlo bien: no al modo musulmán, si se me disculpa el efímero e injusto estereotipo.
    Me gustaría que Castellani se hubiera detenido en esto… tal vez lo hizo y no me di cuenta, o tal vez no lo hizo por demasiado trivial. Pero no dejo de sentir una pequeña incomodidad cuando, siguiendo a Kierkegaard, se trae a Abraham, con la prueba en Moria, como ilustración de esto; «si la ética es la instancia última, entonces Abraham es un asesino». Está bien. Sólo que, digo yo, en nombre de los que no tenemos una mirada muy sutil en estos asuntos, no creo que se trate de entender esto… al modo musulmán. Si es así, convendría aclararlo, para evitar malentendidos… digo yo, no sé.
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