Dios permite que el mal exista. Nosotros debemos hacer lo mismo con el mal que no tenemos posibilidad de destruir. Debemos permitir que el mal exista fuera de nosotros. Pero solamente fuera de nosotros. Es decir, fuera de nuestro poder.
Simone Weil (Cuadernos de América – 1942)
Tantas cuestiones…
¿«Permitir que exista» es aquí equivalente a «aceptar»? Yo creería que sí. Aceptación como opuesto de escándalo o rebelión.
De otra manera, sería casi una trivialidad, puesto que se trata de un mal que no tenemos posibilidad de eliminar.
Pero, dirá alguro: prefiero creer que no hay un mal que yo no tenga posibilidad de destruir, prefiero no permitir (aceptar) absolutamente ningún mal. No por soberbia, sino para mantenerme despierto, para no perder la sensibilidad y la caridad. Y cuanto menos me toque ese mal, más me negaré a aceptarlo. Después de todo, eso es el hambre de justicia, objeto de una de las bienaventuranzas ¿no es verdad?
Pues, yo no estoy seguro; pero me parece que no.