Pueden leer (en inglés) una serie de
posts
en Tom de Disputations
sobre el «conocimiento natural de Dios», la razón y la fe y esas cosas. La discusión sobre todo, vale la pena.
A mí lo que más me dejó pensando, porque conecta bastante con otros temas que me están dando vueltas (en relación también con los algunos dualismos que los mismos cristianos suelen dar por buenos, y los malentendidos entre creyentes y escépticos) es lo siguiente:
Como es sabido, el Concilio Vaticano I (siglo XIX) lanzó el anatema, contra
los que dicen «que Dios, uno y verdadero, nuestro creador y Señor, no puede ser conocido con certeza a partir de las cosas que han sido hechas, con la luz natural de la razón humana». Anatema que no sólo les pega a los escépticos, sino también -y sobre todo- a los fideístas.
Es claro que hoy esto resulta difícil de digerir, aún entre los católicos.
Y -como el mismo Tom dice- se tiende a minimizar esta
enseñanza: sí, nos decimos… será cierto que en principio uno puede llegar a Dios mediante la sola razón, pero … vamos,
de hecho nadie o casi nadie puede…
Pero si así fuera, si eso quisieron decir los Padres del CVI… mejor no hubieran declarado nada; ganas de tirar anatemas al cuete…
Creo que nuestro problema -como dicen por ahí en la discusión-
en parte es el concepto estrecho que tenemos los modernos de «la sola razón», como decía el cardenal en el post del otro día. Pero hay otro
aspecto, que acaso no sea menos importante.
Supongamos que le pedimos a un católico -más o menos informado-
que nos diga en qué sentido la Iglesia se opone (en este anatema y en su magisterio en general) al fideísmo. Probablemente dirá algo así:
«La Iglesia afirma que la existencia de Dios es demostrable racionalmente, a partir del mundo creado». Y parece que está bien.
Pero sin embargo, dice Tom, si leemos con cuidado veremos
que el canon del CVI jamás habla
de «demostrar la existencia de Dios mediante
la razón» (en verdad, la expresión «existencia de Dios» no aparece en ningún lado) sino de «conocer con certeza a Dios mediante la luz de la razón».
Bah, sutilezas ; ¿no es lo mismo?, dirán (y dicen). A mí
me parece que no es una sutileza, creo que hay un matiz importante.
Tengo la intución -fuerte aunque oscura- que estamos cometiendo
(creyentes y ateos) un error de enfoque peligroso al poner la «existencia de Dios» en el centro de la cuestión religión vs. ateísmo; (como si Dios no tuviera otra cosa que hacer que «existir»).
«Cristiano (deísta, en general) es aquel
que cree en la existencia de Dios.
Ateo
es aquel que no cree en la existencia de Dios».
Todos dan por buena este par de definiciones.
Hummmm… no sé, no sé… me parece que hay algo mal en algún lado.
Ampliaremos. (Bah… no sé… en realidad, lo que me gustaría
es que alguien me pase alguna referencia a algún teológo
que haya tratado esta cuestión… debe haberlo, seguramente). [*]
PS: Por cierto, no estoy dicendo que la cuestión
de la «existencia de Dios» carezca sentido ni mucho menos.
Y alguno me tirará con esto;
bien, ya lo sé. Pero sabiéndolo, no dejo de decir lo dicho.
Por otro lado, y aunque acá me meto en aguas demasiadas
profundas, dicen los filósofos que el concepto de existencia,
es mucho menos simple de lo que los ingenuos sospechamos (por
ej)…
y en cierta medida, «moderno» … sospechosamente moderno.
Y volviendo a la Suma, si en inglés también traducen
«existence«,
en el original es «esse»
-el «ser» de Dios; de si «Dios es» o si «hay Dios», como traducen otros…-
Tomás casi no usa la palabra «existencia» en ese contexto, parece que Duns Scoto fue el pionero … razón de más para sospechar)
[* Esteban me señala que Gilson y -sobre todo-
Cornelio Fabro han tratado el tema. A buscar…]