Los funcionarios del gobierno de la ciudad de Buenos Aires discurren sobre un nuevo proyecto para
—Es la ocasión para figurar. Y esto llama la atención, es atrevido y monumental, justo para la foto. Saldremos en diarios de todo el mundo, bajando línea en la dirección correcta. Un punto para nosotros.
—Sí, pero… para ser cosa de un día, es un poco caro.
—¿Qué les parece? ¿Lo hacemos o no?
Silencio. Momento de indecisión.
— Otra cosa a tener en cuenta es que esto hiere sensibilidades, molesta a mucha gente.
— Es verdad. A los católicos, sobre todo, los va a ofender. Sin dudas. Se van a poner furiosos.
— Claro. Se imaginan… la parejita de novios católicos que les vendieron eso de la castidad, y pasan por ahí … (risas)… la madre de familia católica numerosa, «de-esas-cosas-no-se-habla»… se imaginan lo incómoda que se sentirá si le toca pasar por ahí con los chicos en el auto … (más risas)… el cura de sotana que cruza la nueve de julio y se da cuenta tarde… (habría que apostar a algún fotógrafo de Página!)… el chupocirios oficinista, con la estampita en la PC que por la ventana ve el obelisco…
— Bueno, creo que no hay más que hablar. Lo hacemos, ¿no?
— Por supuesto. ¡Y aunque saliera el triple! (más risas)
— ¿Algún otro tema?
— Hay un documento de una comunidad indígena que se queja por el monumento a Julio A. Roca (todos se ponen serios)…
[* Es difícil encontrar una palabra adecuada. Pero el idioma español es un idioma humano, tampoco se le puede pedir milagros]