Me decía un amigo que conoce algo del mundo de la televisión argentina por dentro, que el ambiente humano
allí no es muy saludable -por decirlo suavemente.
Vaya por la noticia, dirán (y digo yo).
Pero esperá, me decía él: antes no era así.
Sólo con el paso del tiempo ese mundo
se fue volviendo tan parecido a lo que el grueso de la
gente (mal pensada) siempre ha imaginado.
Eso dice él, yo no sé.
Pero a mí al momento se me ocurrieron varias aplicaciones extra-televisivas.
Primero, se me ocurrió que en cierta medida es natural que eso
pase. Cuando un grupo social (un medio, una institución) tiene una mala imagen,
repelerá a los buenos y sólo atraerá a los malos;
así, con el tiempo, se volverá realmente malo
-aunque en su origen no lo fuera- y la realidad
tenderá a converger a la imagen.
Este esquema, algo demasiado mecánico e ingenuo,
podría retocarse y profundizarse, pero antes de
tener tiempo para eso se me ocurrió lo segundo:
Segundo: caso de aplicación: la Iglesia.
Institución odiada y con mala imagen si las hay.
Creemos -los católicos- que la imagen es injusta
o por lo menos parcial. Pero, aplicando ese
razonamiento, uno podría asustarse un poquito.
Quizás le termine pasando algo parecido
que con la televisión, dirá uno. Quizás
ya le haya pasado, dirá otro.
Aunque dando una vuelta de tuerca (bastante arbitraria) sobre ese razonamiento
(bastante arbitrario), uno también podría
encontrar otro argumento en favor del carácter
divino de la Iglesia (parecido a aquel
semi humorístico: en dos milenios
la Iglesia ha tenido
Papas y obispos desastrosos, ha cometido
un montón de barbaridades y estupideces;
eso demuestra que es divina; porque
si fuera una institución puramente humana
no hubiera sobrevivido ni un siglo).
Dado que la Iglesia siempre ha tenido
tan mala imagen a los ojos de los de afuera,
sería de esperar una rápida corrupción,
y que en poco tiempo la realidad converja
a la imagen (una Iglesia esencialmente mala).
Pero los siglos pasan, y nada. Ergo,
no es una institución puramente humana.
No es para tomar muy en serio, pero tal vez
se pueda sacar algo de ahí. Chesterton habría
podido sacar algo, creo.
Tercero: ¿vale si pasamos de lo
colectivo a lo individual? Tal vez valga, por otros mecanismos.
Supongamos que todos
tenemos una mala imagen de una determinada persona;
todos creemos que ese tipo es malvado, o estúpido.
Acaso no lo sea; pero acaso el mismo juicio,
por mecanismos psicológicos y sociales
fáciles de imaginar, lo vaya tornando malo o estúpido
de verdad.
(¿Así que me creen malo? Ya van a ver… Me creen torpe y estúpido, debo serlo; quememos pues estos apuntes,
basta de estudio y de esfuerzo). Y como si este mal fuera poco (un mal llama al otro) nuestro juicio temerario inicial queda confirmado, y nos quedamos muy satisfechos de nuestra penetración.
Un motivo más, por si hacía falta, para no juzgar.