Algún día me gustaría agregarle acordes; pero por ahora, es lo que hay.
Me hace gracia descubrir que, por esas casualidades del orden alfabético, la primera letra termina con una metáfora religiosa:
…más contenta que santo en la leonera.
Lugares comunes perdidos,
imágenes que dejaban en la memoria colectiva
de hace tiempo (no mucho) santorales y martirologios, supongo… Y supongo que a un escritor de hoy difícilmente
se le cruzaría por la cabeza semejante comparación
(y si se le cruzara, pensaría su público, y optaría
por descartarla).