Mi ángel de la guarda me reprocha esta costumbre
mía, de meterlo a él en mi blog como una especie
de recurso literario. Porque -me dice- el ángel
de la guarda es algo serio, y
es una realidad tremenda, grandiosa,
católica … Y bastante olvidada por los católicos.
Es una pena (y acaso una frivolidad peligrosa que bordea
el sacrilegio) traerlo acá
como un personaje mítico ficticio, es
menospreciar al ángel de la guarda verdadero.
Quién sabe, puede haber algo de verdad en esto… Y es cierto que me acuerdo poco de rezar a los ángeles, y al mío en particular.
Pero como esta queja me la hace el mismo ángel ficticio,
tampoco me la voy a tomar muy en serio… ¿no?