Leo en un blog que «Borges decía que con el tiempo uno aprende a plantar su propio jardín y decorar su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores». Adivino que semejante frase no puede ser suya, que es una atribución falsa – como la de «Instantes«, y tantas otras. Busco, y compruebo que así es.
Y bueno. Qué vamos a hacerle… ¿Tal vez añadir una más? A ver, probemos.
Falso poema conjetural
Los años, preveo, no detendrán su juego,
y al consumo minucioso de mi carne
seguirá una corrupción más larga y singular.
Vislumbro que este hombre que hoy habito,
no sin torpeza, asombro y gratitud,
devengará en un nombre -Jorge Luis Borges-,
que al modo de un talismán conferidor de dones ilusorios
(prestigio, saber, autoridad) será invocado.
Y acaso fatigado del plañir de sus devotos
adquirirá el nombre vida propia y la misión
de castigar mi vanidad, la de este Borges;
mis arduas buscas del epíteto preciso,
mi desmedido horror al lánguido palabrerío.
Sumará a los tomos de mi obra nuevas páginas,
hinchadas a reventar de adverbios y adjetivos:
naderías de libros de autoayuda,
predilecciones patéticas, consejos,
inciertas traducciones y sentencias
de una trivialidad blanca e irredimible.
Estampará mi firma bajo presuntos versos
sin medida, sin música y sin rima – como estos.
Y confusas multitudes de extrañas aquiescencias
imaginarán haber llegado a comulgar
con la esquiva Poesía y un hombre llamado Borges.
Nadie rebaje, empero, a lágrima o reproche
esta mi conjetura de otra magnífica ironía
de Dios, que en mil menciones de un nombre otrora mío,
en tanto copy-paste de un blog a un Facebook
(y otros anexos inconcebibles de la eterna Biblioteca)
tornará a darme a la vez honor e infamia.
Jorge Luis Borges
¡Excelente!
Le estoy dando vueltas para ver cómo hago para pegar esto en Facebook y citarte como autor sin quitarle la gracia :)
Tocayo, ya te lo dije mil veces y aquí va la miluna: sos un capo