La idea

…aquella joven me ha vuelto a la memoria de cuando en cuando, pero muy fugazmente. Sólo cuando llegué a Petersburgo, al cabo de unos quince días, recordé de pronto de la escena. Me acordé y me sentí invadido al punto por una vergüenza tal, que las lágrimas me corrieron literalmente por las mejillas. Estuve atormentado por aquello toda la tarde, toda la noche, y aún lo estoy un poco ahora. Al principio me resultaba imposible comprender cómo había podido yo caer tan bajo, y sobre todo cómo había podido olvidar aquel incidente, no estar avergonzado, no estar corroído por el arrepentimiento. Solamente ahora he comprendido a qué se debía aquello: la culpa era de la «idea».

En una palabra, llegué a esta conclusión: cuando se tiene en el espíritu una cosa fija, perpetua, poderosa, por la que se está enteramente ocupado, uno se distancia del mundo, se sumerge en la soledad, y todos los acontecimientos exteriores no hacen más que resbalar, sin tocarnos en lo esencial. Incluso las impresiones se perciben confusamente. Además, y sobre todo, siempre se tiene una excusa. ¡Cuánto he podido atormentar a mi madre en esa época! ¡Cómo abandonaba vergonzosamente a mi hermana! «¡Bah!, yo tengo mi «idea», el resto no cuenta.» He aquí lo que me decía a mí mismo. Me podían ofender, incluso cruelmente: yo me iba sin más ni más y me decía en seguida: «Bah, soy un asco, pero tengo mi «idea», y ellos no saben nada de eso.»

La «idea» me consolaba en la vergüenza y en la nulidad; todas mis infamias parecían refugiarse bajo mi «idea»; ella lo hacía todo más fácil, pero al mismo tiempo oscurecía todo delante de mí. Y, por supuesto, una aprehensión tan pobre de los sucesos y de las cosas no puede menos que perjudicar a la «idea» misma, sin hablar de todo lo demás…

F. Dostoievsky – El adolescente (1.5.4)

Se me ocurre ahora que también el catolicismo (el cristianismo, la religión) puede —y suele— ser tal «idea».

Y que, en este registro, lo de «Bah, soy un asco, pero tengo mi «idea»» no anda lejos de aquella mala lectura de «llevar un tesoro en vasija de barro».

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