Enumeraciones impertinentes

Le preguntan a John C. Wright, escritor de ciencia ficción recibido en la iglesia católica esta pascua pasada, sobre sus motivos para rezar a un dios; y le enumeran a modo de ejemplo distintas creencias (problemáticas, claro) de la Wikipedia:
– que lo finito de hecho puede comunicarse con lo infinito
– que lo infinito tiene interés en comunicarse con lo finito
– que la oración no influye en el destinatario pero modifica al orante
– que el destinatario desea y aprecia que el hombre le dirija oraciones
– que la oración sirve para ejercitar al hombre en la contemplación de la divinidad, por vía intelectual
– que la oración sirve para tener una experiencia directa de la divinidad
– que la oración afecta los fundamentos de la realidad sensible
– que la oración sirve para catalizar un cambio en el propio yo, o en las circunstancias propias, o en la de terceros beneficiarios
John contesta:
No termino de entender la pregunta; todas esas motivaciones están presentes en algún grado, pero todas resultan algo impertinentes.
Es como preguntar por qué hablas con tu mujer. Si te sientas a escribir una lista de razones, no te sonarán bien. «La creencia de que mi esposa recompensa los gestos seductores con favores sexuales» ; «La creencia de que accederá a hacerme un sandwich»; «La creencia de que las mujeres necesitan hablar mucho, mientas que uno se limita a escuchar», «La creencia de que mi mujer sabe dónde dejé los anteojos», «La creencia de que una relación adulta sana requiere comunicación verbal», «La creencia de que me vio con la camarera sobre las rodillas y planea asesinarme con un arpón y arrojar mi cuerpo al lago para simular un accidente de pesca»… Bueno, todos pueden ser buenos motivos para dirigirle la palabra a tu esposa, pero aunque todos lo fueran, aun así esa lista no sería el verdadero motivo por el cual hablas con ella. Hablas con tu esposa porque es tu esposa. Le rezas a Dios porque El es Dios…
Y sigue. Pero con esto basta, para ilustrar el punto, y para contratularnos (poniéndonos un poquito la camiseta, cómo no) por la adquisición *.
Y el planteo objetado, esa enumeración de la wikipedia, también sirve para ilustrar (a mis ojos al menos; y muy parcialmente) un modo de pensamiento, reduccionista tal vez, que me parece típico de los cientificistas, esa suficiencia pavota de los amigos del análisis y la claridad, y enemigos del misterio; y, de última y por lo mismo, del sentido común.
Y la respuesta es buen ejemplo del modo sensato de situarse ante esos planteos. Ojalá se viera un poco más de eso por acá.


* También es simpático el anuncio de la conversión, con las preguntas del neófito (« I have heard my whole life how corrupt and superstitious the Catholic Church is, so, now that I am in, where do I sign up? I’d like to start with Simony. Can I buy Church offices wholesale, and then sell them through retail outlets? What are the tax implications?» «When do I get access to the Vatican library of porn?») y el intercambio con Mark Shea.

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