Cuentos escolares : Shields' y la copa de cricket

Shields' y la copa de cricket (Shields' and the Cricket Cup)

Cuento. Publicado por primera vez en Captain, junio de 1905; reimpreso en The Swoop! and Other Stories.

Traducción: Diego Seguí, 2009.

¿Hasta dónde se puede llegar para ganar, por una vez en la vida, la copa entre residencias?

Casi todos los cuentos y novelas escolares tratan en mayor o menor medida de los deportes, especialmente rugby, cricket y boxeo. En este caso la presencia del cricket es tan pronunciada que dificulta la lectura (y la traducción) para quienes sabemos poco o nada de ese juego. La sencillez del argumento, por una parte, ayuda a seguir la trama, pero por la otra hace que quede muy poco de interés fuera de lo que tiene que ver con los partidos en sí.

El protagonista en este caso es Clephane, de breve aparición en El bate de oro; vemos también al capitán Henfrey, que desempeñaba un papel similar en El extra de Jackson, y una fugaz aparición del propio Jackson.

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Shields' y la copa de cricket

La copa de cricket entre residencias de Wrykyn se ha visto en ocasiones en las más extrañas vitrinas. El talento tiene un modo particular de brotar en medio de un partido entre residencias. Hombres del final de la cola* salen anotando cincuenta, y bowlers que jamás habían derribado un wicket* salvo en las nets*Área de práctica de cricket. sacan a expertos del primer once, con lanzamientos que rebotan dos veces y luego salen disparados. Así que a nadie sorprende demasiado que de vez en cuando no sea el favorito, o incluso el segundo o tercer favorito, quien se quede con la copa. Pero todo tiene un límite. Y en Wrykyn el límite estaba en Shields'. Y sin embargo, como mostraremos a continuación, Shields' ganó una vez la copa. Y fue un año en que Donaldson's tenía a cuatro del primer once y Dexter's a tres.

En la Escuela, Shields' ocupaba una posición única. Brillaba por su completa falta de aspectos destacables. Había otras residencias que eran holgazanas, o indisciplinadas, o ambas cosas, pero aun la peor de ellas hacía algo. Shields' nunca hacía nada. Esto tal vez se debiese hasta cierto punto a Mr. Shields. Así como es el maestro, así es la residencia. Era el profesor menos destacable del claustro. Estaba a cargo de un curso diminuto de la escuela junior, donde los infantes serios se debatían con las sencillas oraciones en latín del manual de alguien, y los más depravados tiraban astutamente bolas de papel y tinta a otros compañeros o al techo. Luego de clases, Mr. Shields batía los campos en derredor con una botella de salmuera, en busca de renacuajos y otra caza mayor, que luego transfería a sus cristales y examinaba con un microscopio hasta altas horas de la noche. Lo curioso del asunto era que su residencia nunca era revoltosa. Tal vez veían a su maestro como a un no combatiente, alguien a quien no sería justo o juego limpio molestar. En cualquier caso, reinaba en el sitio una calma extraña; y este espíritu parecía impregnar la vida pública de los shielditas. Nunca decían gran cosa, ni hacían gran cosa, y eran muy inofensivos. Por regla general apenas era posible saber dónde estaban.

A esta morada de comedores de loto llegó Clephane, hasta entonces day boy*Estudiantes no internos, es decir, que asisten al colegio sólo de día., por causa de la partida de sus padres hacia la India. Clephane quería ir a Donaldson's. Incluso llegó a manifestarlo así. Y sus expresiones al enterarse de que iba a pasar su último curso escolar en una residencia que nunca había producido siquiera un miembro del Seis de Gimnasia estuvieron al borde de faltar a sus deberes filiales. Aparentemente, su padre había conocido a Mr. Shields en una cena en la ciudad, un hecho al que parecía atribuir una importancia mística. La crítica de Clephane a esta actitud mental fue de tal naturaleza que llevó a su padre a dirigirse a él como "Archibald" en vez de "Archie".

La cosa, sin embargo, estaba hecha, y Clephane mostró su sentido común dándose cuenta del hecho, y ocupando su activa mente en descubrir el mejor modo de hacer soportable la vida en Shields'. La fortuna lo había favorecido enviando a la residencia a otro day boy, un tal Mansfield. Hasta entonces Clephane no había sido íntimo suyo, aunque ambos eran miembros del segundo once; pero en Shields' formaron una alianza inmediata. Y a su debido tiempo (o un poco después) comenzaron los partidos entre residencias. Henfrey de Day's, capitán de cricket de Wrykyn, encontró a Clephane en las nets en cuanto hubo terminado el sorteo de oponentes.

–Justo la persona que quería ver –dijo Henfrey–.Me imagino que serás capitán de Shields', Clephane. Bueno, sunpogo que os vais a retirar como de costumbre, ¿no?

En las cinco últimas temporadas aquella lamentable residencia ni siquiera había llegado a poner un equipo en el campo de juego.

–Más os valdrá –dijo Henfrey–; no tenemos demasiado tiempo. Aquel partido con el equipo de Paget nos ha descalabrado el calendario. Deberíamos haber empezado los partidos entre residencias hace una semana.

–¡Retirarnos! –dijo Clephane–. ¡Ya te gustaría que lo hiciéramos! Mi muy estimado, vamos a ganar la copa.

–No hace falta que trates de hacerte el gracioso, pedazo de asno –se quejó Henfrey–, que ya estamos muy apretados. En ese caso vamos a tener que cerrar la primera ronda en los primeros innings*Turno de bateo.. Es decir, sólo podemos darle un día a cada uno; si no terminan, el ganador del primer innings se queda con el partido. Más os valdría retiraros.

–Eso es problema vuestro. Con vuestra organización de porquería habéis amontonado los partidos entre residencias los últimos diez días del curso, y ahora venís y esperáis que venda a un excelente equipo como es Shields' para evitar las consecuencias de vuestro descuido. Palabra, Henfrey, has caído realmente bajo esta vez. En otra época Henfrey era un joven agradable, pero pareciera que se ha estado juntando con malas compañías. Está muy cambiado. Evitadlo, si podéis. Déjame, Henfrey; he menester estar solo.

–Pero no podéis reunir un equipo.

–¡Reunir un equipo! Tal vez no lo sepas, pero la mitad de la residencia está comiéndose los codos de agonía, porque no podemos hallar sitio para todos. Shields nos da soirées de stump-cricket*Modalidad de juego para dos o tres personas. en su estudio, después del prep*Horario de estudio, normalmente por la tarde.. Un punto si le das a la bola, dos si la mandas dentro de la pecera, tres si destrozas el microscopio.

–Bueno –dijo Henfrey, de mal modo–, si queréis meteros en la farsa de jugar una ronda y hacer el papel de idiotas, tendréis que esperar un poco. Tenéis libre la primera.

Clephane comunicó las noticias a Mansfield después del té.

–He ido y he metido a la residencia en una buena –dijo, sustrayendo los versos latinos que estaba copiando su amigo y sentándose sobre ellos para asegurarse de contar con toda su atención–. Quería anotarme un punto con Henfrey, pues son escasos los gustos que me doy, y le dije que Shields' se iba a presentar. Así que estamos anotados para jugar la segunda ronda entre residencias. Quedamos libres en la primera. Imagínate la que se armaría si podemos hacer algo. Tenemos que formar un equipo. Si no, será Henfrey quien se anote el punto. ¿Quién crees que está para jugar?

Mansfield reflexionó un momento.

–Bueno, supongo que todos juegan – dijo lentamente–, si puedes llamar a eso "jugar". Lo que quiero decir es que aquí el cricket es obligatorio, de modo que supongo que todos han tenido un innings o dos una que otra vez, en la división ochenta o algo así. Pero si quieres rompedores de records yo no confiaría demasiado en Shields'.

–Para nada. Lo único que quiero es poner un equipo completo en el campo. A menudo me he preguntado qué se siente entrar primero y seguir lanzando todo el rato, sin que te cambien.

–En eso no tendrás problemas –dijo Mansfield–. Me imagino que el fuerte de Shields' en lanzamiento es el grub* lento, a juzgar por el aspecto de estos tipos. Pero para armar un equipo será mejor que vayas a ver a Wilkins. Como head*Alumno senior a cargo de una residencia. de la residencia probablemente se considera capitán de cricket.

Mas Wilkins tenía una idea mucho más modesta de su propia posición. La idea de conducir una feliz banda de cricketeros de Shields' al campo aparentemente presentaba pocos atractivos para él. Pero al menos entregó una lista de miembros de la residencia, y ayudó a elegir a un equipo verdaderamente representativo. Y dado que los detalles de los equipos históricos son siempre bienvenidos, podemos decir que los promedios iban de 3,005 a 8,14. Este último era del propio Wilkins, y él hubiese sido el primero en admitir que se había visto significativamente incrementado por una contribución de diecinueve en un solo innings de quinta división.

De modo que se eligió el equipo, y Clephane salió al día siguiente, luego de las clases, para darle un poco de práctica de campo. Para su sorpresa el fielding* no fue tan desastroso como podría haberse esperado. Todas las pelotas fáciles fueron debidamente capturadas, y también una o dos de las difíciles. El día que aparecieran en público un desempeño como ése bastaría para decepcionar a Henfrey y borrarle del rostro la sonrisa sarcástica. Un fiasco en el bateo no es ni la mitad de ridículo que un fielding maníaco.

Mientras tanto, se había jugado ya la primera ronda de los partidos entre residencias, y no estaría mal en este punto describir las posiciones de las residencias rivales y sus perspectivas. En primer lugar, había sólo cuatro equipos verdaderamente en carrera por la copa: Day's (capitaneado por el temible Henfrey); Spence's, que tenía a Jackson, quien ese curso ya estaba una cabeza y dos hombros por encima de los demás bateadores del primer quince (acababa de cerrar la temporada escolar con un promedio de 51,3); Donaldson's; y Dexter's. El resto de los equipos de residencias estaban compuestos principalmente por cola.

Ahora bien, este poderoso cuarteto se había visto disminuido después de la primera ronda por el hecho de que a Donaldson's le había tocado Dexter's, y había caído por un par de wickets.

En la segunda ronda a Shields' le tocó Appleby's, un equipo modesto. Como el espacio en el campo de deportes de Wrykyn era un problema, con tres partidos entre residencias que se jugaban al mismo tiempo, los hombres de Clephane pelearon su primera batalla en un terreno irregular, en un rincón oscuro. Dado que el capitán de cricket disponía en estas cuestiones, Henfrey naturalmente había elegido el mejor trozo de césped para Day's vs. Dexter's. La parte del terreno que estaba consagrada a los partidos del segundo once se asignó a Spence's vs. Residencia Central. El público ocioso dividió su atención entre los dos juegos principales, y no prestó atención al combate a muerte que se desarrollaba en el extremo más lejano del campo. Con lo cual se perdió un buen momento de amena diversión.

No sin razón digo que fue un combate a muerte. Clephane había ganado su gorra de segundo como lanzador rápido. No había logrado entrar al primer once porque se lo consideraba demasiado errático. Poned estos dos hechos juntos, y empezaréis a sospechar que los hombres de Appleby fueron víctima de macabras acciones en aquel solitario rincón del prado.

El pitch* no era de los buenos. Como muestra del arte de un jardinero, no era más que un esbozo de amateur; le faltaba terminación. Clephane ganó el sorteo, echó un rápido vistazo al desparejo césped, y decidió batear primero. No era probable que el uso pudiese mejorar el wicket.

Comenzaron bateando él y Mansfield. Se paró tres pies fuera de su sitio y golpeó. Recibió las cuatro primera pelotas con un full pitch*. Las dos últimas, debido a a una pasion por la variedad por parte del lanzador, fueron long hops*. Al final del over* el tanteador marcaba veinticuatro puntos para Shields'. Mansfield siguió la misma táctica. Cuando cayó el primer wicket el tablero indicaba setenta. Las filas del equipo de la residencia fueron invadidas por un espíritu de entusiasmo marcial. Jóvenes mansos con anteojos saltaban de su sitio y anotaban de a cuatro. Cuando terminó el innings, se había derramado sangre (de un dedo lastimado) pero el total era de ciento dos.

Entonces Clephane fue hasta la Tienda de la escuela para buscar un helado de vainilla. Dijo que un helado de vainilla era lo indicado para hacer sus lanzamientos, por así decirlo, más endemoniados. Tomó dos.

Cuando lanzó su primera pelota, fue fácil ver que había cierta verdad en el informe de las razones por las cuales se lo había incluido en el segundo once y se lo había excluido del primero. El bateador observó débilmente: –Pero, ¡oye! –y retrocedió a square leg*. La pelota se remontó por encima de la cabeza del wicket-keep y salió hacia el límite. El lanzador sonrió, complacido, y dijo que recién se estaba calentando el brazo.

La segunda pelota aterrizó de lleno en el muslo derecho del bateador. La tercera también fue un full pitch, pero esta vez en la punta del stump* central, que hizo trizas. Con profunda satisfacción el bateador cojeó hasta los árboles y se sentó.

–Que pruebe algún otro –dijo amablemente.

Appleby's hizo veintiocho en ese innings.

Más tarde atribuyeron su derrota por un innings y cincuenta y tres carreras al hecho de que sólo se pudo convencer a siete de sus miembros a acudir a los wickets en la segunda ronda.

–Así que os las habéis arreglado para ganar un partido –gruñó Henfrey–. Hubiese querido estar ahí.

–Según me han contado –dijo Clephane–, bien podrías haber estado.

Lo cual extrajo varios improperios de Henfrey, pues esa tarde había cosechado un "huevo"*, y había perdido un catch cantado; cosas ambas que lo mortificaban, aunque Day's había barrido limpiamente a Dexter's.

–Bueno –dijo al fin–, ahora estáis en la semifinal, quién lo hubiese pensado. Más os valdrá jugar ahora contra Spence's. ¿Cuándo queréis que sea?

–Henfrey –dijo Clephane–, tengo un semblante diáfano, abierto e infantil, pero no nací ayer. Queréis quitaros del camino sin problemas a un rival peligroso, y por eso ponéis a Shields' a que destroce a Spence's. No, Henfrey. No tengo ganas de ser tu marioneta. Dejaremos que la suerte decida quién juega con quién. Aquí viene Jackson. Echemos una moneda cada uno.

Y cuando las monedas cayeron, había dos cecas y una sola cara; y la cara era la de la moneda de Clephane.

–Así que ya veis –le dijo a Henfrey–, Shields' está en la final. No me extraña que me hayas pedido que nos retiráramos.

Quisiera que esta historia terminase con la vívida descripción de un final ajustado. Teniendo en cuenta que Day's venció a Spence's, y que por lo tanto encontró a Shields' en la final, ése hubiese sido ciertamente un cierre de lo más artístico. Henfrey en el bate... Clephane lanzando... un tanto para empatar, dos para ganar, en el último wicket. ¡Sale la pelota disparada hacia arriba! ¡¡El chico va a atraparla!! La manotea. La pelota cae al suelo. Todo ha terminado. Pero... ¡mirad! ¡Con un esfuerzo supremo...! Y así.

La verdadera conclusión, a su modo, fue sensacional, pero no tan excitante.

El partido entre Day's y Shields' se abrió de modo más bien convencional. Day's bateó primero, e hizo doscientos cincuenta. Henfrey solo marcó con su bate setenta y seis, y hubo algunos de treinta. Para Shields', Clephane y Mansfield hicieron su defensa habitual del primer wicket, y el resto llevó el total hasta noventa y ocho. En este punto Henfrey introdujo una variante en los usos y costumbres. El partido estaba pactado a tres días. De hecho, debido a la velocidad con que se habían jugado los otros encuentros, ahora podía durar cuatro días, si era necesario. Por lo tanto, la prosecución del encuentro quedaba a elección del equipo que llevaba la delantera. Henfrey y su equipo no vieron qué podría tener de malo pasar otro agradable rato bateando, antes de derrotar al oponente por segunda vez y hacerse con la copa. De modo que entraron de nuevo y anotaron otros doscientos cincuenta odd*, y Shields' tendría que hacer cuatrocientos doce para ganar.

A la mañana siguiente del segundo innings de Day's, un fag*Estudiante de los cursos inferiores que hace de sirviente para otro de los cursos superiores. de Day's llevó a Clephane un mensaje de Henfrey. Al parecer, Henfrey estaba en cama. Solicitaba que Clephane fuese a verlo a la hora del almuerzo. La entrevista duró quince minutos. Luego Clephane salió corriendo de la residencia y se precipitó hacia Shields' en busca de Mansfield.

–Oye, ¿te has enterado? –gritó.

–¿Qué pasa?

–Imagínate, todo el equipo de Day's salvo dos de los pequeños está en cama. Enfermos. ¿Quiere decir que no te has enterado? Pensaron que ya se habían asegurado la copa de residencias, así que todo el equipo salvo un par de chicos (fags, tú sabes) lo celebraron con una fiesta en el estudio de Henfrey. Algún imbécil fue y compró una tarta de conejo en mal estado, y ahora están planchados. No es grave, pero no van a poder levantarse por uno o dos días.

–Pero ¿qué pasa con el partido?

–Oh, sigue en pie. Se lo dejé en claro. Pueden poner a suplentes.

Mansfield parecía pensativo.

–Pero, digo yo –dijo–, no sería muy limpio, ¿no? ¿No deberíamos esperarlos, o algo así?

–¡Limpio! Mi muy estimado, no se puede juzgar un caso como éste según los patrones ordinarios. No podemos arruinar la cargada más grande del siglo sólo porque no es jugar limpio. ¡Piensa en lo que sería: que Shields' ganase la copa! La escuela se seguirá riendo durante años. ¿Por qué quieres robarle así un placer a la gente?

–Oh, está bien –dijo Mansfield.

–Además, piensa en el efecto que tendrá sobre la moral de la residencia. Puede llegar a convertirse en la residencia más fuerte de Wrykyn. Incluso Shields mismo puede volverse deportista. No podemos dejar pasar esta oportunidad.

La noticia cundió por la escuela, y Clephane y Mansfield abrieron su segundo innings ante los intentos más bien confusos de Maese Royce y Maese Tibbit, de la Escuela Junior, ante numerosos y atentos espectadores.

Los dos jugaron con cautela al principio, pero en cuanto hubieron cogido el tranquillo a los lanzamientos (que no eran muy complejos) comenzaron a repartir golpes y las carreras empezaron a llegar con bastante velocidad. A los cincuenta Tibbit, que oficiaba de capitán en lugar de Henfrey, convocó a su joven amigo Todby, que estaba en short leg*, y le dio instrucciones para "probar" en el lanzamiento.

Fue en ese momento que Clephane se interpuso educadamente. Las leyes del cricket, señaló, permitían a los suplentes hacer fielding, pero no lanzar. Debía por lo tanto solicitar al amigo Todby que volviese a su anterior esfera de influencia, donde (añadió con cortesía) era un perfecto demonio.

–Pero maldita sea –dijo Maese Tibbit, quien (¡ay!) era afecto al uso de expresiones fuertes–, Royce y yo no podemos batear todo el condenado tiempo.

–Me temo que tendréis que hacerlo –dijo Clephane, con el tono amable del doctor que trata de calmar a un paciente refractario–. Por supuesto, puedes descansar cuando quieras tirando unos grubs.

–¡Oh, maldición! –dijo Maese Tibbit.

Poco después Clephane alcanzó su primera centena.

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El partido terminó ya avanzada la tarde siguiente, con victoria de Shields' por nueve wickets, y según los testigos la escena que tuvo lugar en la Tienda de la Escuela cuando Royce y Tibbit llegaron para ahogar sus penas y humedecer sus secas gargantas con ginger-beer fue algo muy fuera de lo común.

La hoja de puntuación también fue algo no acostumbrado. Los trescientos uno de Clephane (no*Not out, es decir, que no ha perdido su wicket.) están calificados en el Wrykyniano como una "exhibición magistral de bateo firme y a la vez agresivo". No nos ha llegado noticia de cómo lo describió Henfrey.

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