Mayo 2009 Archives

–¿Ha mirado este texto, Dunstable? –quiso saber.

Existía una respuesta consuetudinaria a esta pregunta.

–Sí, señor.

La ética de una public school no exige que se responda fielmente al espíritu de una pregunta. Lo único que merece nuestra atención es la letra de la misma. Dunstable había mirado la lección. La estaba mirando en ese mismo momento. Los profesores deberían practicar el hábito de hablar con precisión. Hubo un cierto curso en Harrow que solía pasar caminando varias veces sobre una copia de cierto autor latino a la mañana, antes de clase. Luego podían decir con toda veracidad que "la habían repasado" . No es un caso aislado.

Otra vez con retraso, nuestro cuento semanal nos trae a Dunstable y Linton, jóvenes emprendedores que por raro que parezca se dedican al Monopolio de versos.

Charteris

Luego de clases, Mr. Shields batía los campos en derredor con una botella de salmuera, en busca de renacuajos y otra caza mayor, que luego transfería a sus cristales y examinaba con un microscopio hasta altas horas de la noche. Lo curioso del asunto era que su residencia nunca era revoltosa. Tal vez veían a su maestro como a un no combatiente, alguien a quien no sería justo o juego limpio molestar. En cualquier caso, reinaba en el sitio una calma extraña; y este espíritu parecía impregnar la vida pública de los shielditas. Nunca decían gran cosa, ni hacían gran cosa, y eran muy inofensivos. Por regla general apenas era posible saber dónde estaban.

A esta morada de comedores de loto llegó Clephane...

En nuestro (demorado) cuento semanal, Shields' y la copa de cricket, seremos testigos de los entretelones de un histórico torneo de cricket entre residencias de Wrykyn.

Charteris

La cuestión era que Mr. Day, su maestro de residencia, un hombre no manchado por vicios en otros aspectos de su vida privada, coleccionaba autógrafos. Y Mr. Day se había portado bien con Dunstable en diversas ocasiones en el pasado, y Dunstable, que no dudaba en castigar el mal comportamiento de los profesores, deseaba igualmente recompensar y alentar cualquier rasgo valioso que pudieran exhibir.

¿Qué hará Dunstable para premiar a su profesor por buen comportamiento? Entérese leyendo nuestro cuento semanal, Los cazadores de autógrafos.

Charteris

–Bueno, la cosa comenzó con un hombre galopando e insistiendo en que usted estaba dentro del taxi. Era un tipo con el aspecto del así era yo de un anuncio de medicina para adelgazar, y los modales de un chimpancé de cola ensortijada.

La chica asintió.

–Entonces era Percy. Sabía que no me equivocaba.

–¿Percy?

–Ése es su nombre.

–Tenía que serlo. Hubiese apostado.

George Bevan conoce al fin lo que es el amor, y en consecuencia parte en tren rumbo a Belpher, mientras un consejo familiar interroga a Maud, en los siguientes tres capitulos de nuestro apasionante folletín Una damisela en apuros.

Lord Belpher

–¿Te importa si me llevo este Agamemnón por un par de horas? Me he dejado el mío en la escuela, y tenemos que preparar un coro tremendamente difícil para mañana.

–Oh, no hay problema –dijo Dixon–. Una obra espléndida, ¿no crees?

–No está mal. Personalmente prefiero La tía de Charlie. Pero es cuestión de gustos.

El de esta semana es un cuento sencillo, donde Trevor y Clowes emprenden La reforma del estudio dieciséis.

Charteris
Actualizamos el listado de libros en español, con imágenes de las portadas.