Artículo 1:
¿Consiste el bautismo en la misma ablución?
lat
Objeciones por las que parece que el bautismo no consiste en la misma
ablución.
1. La ablución corporal pasa, mientras que el bautismo permanece.
Luego el bautismo no consiste en la ablución, sino que es más bien regeneración y sello y custodia e iluminación, como dice San Juan
Damasceno en el IV libro ».
2. Dice Hugo de San Víctor que el bautismo es
el agua santificada por la palabra de Dios para borrar los pecados.
Pero el agua no es la ablución, sino que la ablución es un uso del
agua.
3. Dice San Agustín en Super lo.: Cae la palabra sobre el elemento y se hace el sacramento. Pero el
elemento es la misma agua. Luego el bautismo es la misma agua, y no la
ablución.
Contra esto: se dice en Eclo 34,30: Quien se lava por haber tocado un
muerto, y de nuevo vuelve a tocarle, ¿para qué le aprovecha su
ablución? Parece, pues, que el bautismo es la misma ablución o
lavado.
Respondo: En el sacramento del bautismo hay que
distinguir tres cosas: lo que es
sacramentum tantum, lo que
es
res et sacramentum y lo que es
res tantum. Pues bien, el
sacramentum tantum es el
elemento visible y externo, signo del efecto interior: en eso consiste
la noción de sacramento. Pero lo que exteriormente impresiona los
sentidos es el agua y su uso, que es la ablución. Por eso algunos
opinaron que el sacramento es el agua, como parecen decir las palabras
de Hugo de San Víctor, quien define el sacramento en
general diciendo que es un elemento
material, y, al hablar de la definición del bautismo en
concreto, dice que es el
agua.
Puesto que los sacramentos de la nueva ley producen una cierta
santificación, para que haya sacramento deberá producirse una
santificación. Ahora bien, en el agua esta santificación no se
produce, sino que en ella tiene lugar una virtud instrumental de
santificación no permanente, sino fluyendo hacia el hombre, que es el
sujeto de la verdadera santificación. Por lo que el sacramento no se
realiza en el agua, sino en la aplicación del agua al hombre, que es
la ablución. Por eso el Maestro, en 3 dist. IV Sent. c.l, dice
que el bautismo es la ablución exterior del cuerpo realizada con
las palabras prescritas.
La res et sacramentum es el carácter bautismal, que es la cosa
significada por la ablución exterior y es el signo sacramental de la
justificación interior. Y la res tantum es esta justificación
interior, o sea, es la cosa significada sin que ella sea
signo.
A las objeciones:
1. En el bautismo permanecen lo que
es
sacramentum et res, esto es, el carácter, y lo que es
res
tantum, o sea, la justificación interior. El carácter, sin
embargo, permanece indeleblemente, como se ha dicho ya (
q.63 a.5),
mientras que la justificación permanece de modo que se puede perder.
San Juan Damasceno, por tanto, definió el bautismo no como un rito
externo, que es el
sacramentum tantum, sino como una realidad
interna, utilizando dos denominaciones que se refieren al carácter:
sello y
custodia. Y esto porque el carácter, que se llama
sello, custodia, de suyo, el alma en el bien. Y aplica también dos
denominaciones al último efecto del sacramento: la de
regeneración, porque el hombre por el bautismo comienza la nueva
vida de justicia, y la de
iluminación, que pertenece
especialmente a la fe con la que el hombre recibe la vida sacramental,
conforme a las palabras de Heb 2,4:
el justo vive de la fe. El
bautismo, en efecto, es una profesión de fe. Por eso se le denomina
sacramento de la fe.
De modo semejante, Dionisio definió el bautismo con relación a los
otros sacramentos diciendo en II De Eccl. Hier.
que es un cierto principio que dispone nuestras almas para la
oportuna recepción de las acciones sagradas prescritas para
nosotros. Y también lo define con relación a la gloria celestial,
que es el fin común de los sacramentos, diciendo que es camino que
nos lleva al descanso celestial. Y lo define, además, con relación
al principio de la vida espiritual, con estas palabras: Transmisión
de nuestra sagrada y divinísima regeneración.
2. Ya hemos dicho (c.) que no se
puede seguir la opinión de Hugo de San Víctor en este punto. Puede, no
obstante, decirse que el bautismo es el agua considerando que el agua
es el principio material del bautismo, en cuyo caso sería una
denominación causal.
3. Cayendo la palabra sobre el
elemento se hace el sacramento, pero no en el elemento, sino en el
hombre, a quien se aplica el elemento con la ablución. Y esto es lo
que significan las palabras que acompañan al elemento cuando se
dice: Yo te bautizo, etc..
Artículo 2:
¿Fue instituido el bautismo después de la pasión?
lat
Objeciones por las que parece que el bautismo fue instituido después
de la pasión de Cristo.
1. La causa es anterior al efecto. Pero la pasión de Cristo opera en
los sacramentos de la nueva ley. Luego la pasión de Cristo es anterior
a los sacramentos de la nueva ley. Y muy especialmente a la
institución del bautismo, puesto que dice el Apóstol en Rom 6,3: Los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos
sido bautizados en su muerte.
2. Aún más: los sacramentos de la nueva ley reciben su
eficacia del mandato de Cristo. Pero Cristo dio a sus discípulos el
mandato de bautizar cuando, después de su pasión y resurrección, les
dijo: Id y enseñad a todas las gentes bautizándolas en el nombre
del Padre, etc., como se dice en Mt 28,19. Luego parece que el
bautismo fue instituido después de la pasión de Cristo.
3. Como hemos dicho ya (
q.65 a.4), el bautismo es un
sacramento necesario. Y así vemos cómo desde el momento de su
institución los hombres han sido obligados a bautizarse. Pero antes de
la pasión de Cristo los hombres no tenían obligación de bautizarse, ya
que todavía estaba en vigor la circuncisión, que fue reemplazada por
el bautismo. Luego parece que el bautismo no fue instituido antes de
la pasión de Cristo.
Contra esto: dice San Agustín en un Sermón De Epiphania: Desde el momento en que Cristo se sumergió en el agua, el agua borra los pecados de todos. Pero esto sucedió antes de su pasión. Luego el bautismo fue instituido antes de la pasión de Cristo.
Respondo: Como ya se ha dicho más arriba (
q.62 a.1), los sacramentos tienen el poder de conferir la gracia por su
institución, de donde se deduce que el momento de la institución de un
sacramento es cuando recibe el poder de producir su efecto. Pero el
bautismo recibió este poder cuando Cristo fue bautizado. Luego en
aquel momento quedó instituido el bautismo como sacramento.
Sin embargo, la obligación de bautizarse fue impuesta a los hombres
después de la pasión y resurrección, sea porque en la pasión de Cristo
acabaron los sacramentos prefigurativos, a los que reemplazó el
bautismo y los otros sacramentos de la nueva ley, sea también porque
el hombre queda configurado por el bautismo a la pasión y resurrección
de Cristo en cuanto muere al pecado y comienza una nueva vida de
justicia. Por eso, fue preciso que Cristo padeciese y resucitase antes
de imponer a los hombres la necesidad de configurarse a su muerte y
resurrección.
A las objeciones:
1. También antes de la pasión de
Cristo el bautismo recibía su eficacia de la pasión de Cristo en
cuanto la prefiguraba, pero de distinto modo que los sacramentos de la
antigua ley. Porque éstos eran solamente figuras. El bautismo, sin
embargo, recibía la virtud de justificar del mismo Cristo, virtud que
también hacía salvífica la pasión de Cristo.
2. No era conveniente que Cristo,
venido para abolir las figuras cumplidas en él, coartase a los hombres
con muchas de estas figuras. Por eso, antes de su pasión no impuso
como precepto el bautismo, que ya estaba instituido, sino que quiso
habituar a los hombres a recibirlo, y especialmente al pueblo judío,
para el que todos los acontecimientos eran prefigurativos, como dice
San Agustín en IV Contra Faustum. Pero después
de la pasión y resurrección impuso como precepto la necesidad del
bautismo no sólo a los judíos, sino también a los gentiles, cuando
dijo: Id, enseñad a todas las gentes.
3. Los sacramentos no son
obligatorios hasta que se imponen bajo precepto. Lo cual, como hemos
dicho antes (in c. y ad 2), no tuvo lugar antes de la pasión. Porque
las palabras del Señor a Nicodemo según Jn 3,5: El que no nazca del
agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios, parecen
referirse más al futuro que al presente.
Artículo 3:
¿Es el agua la materia propia del bautismo?
lat
Objeciones por las que parece que el agua no es la materia propia del
bautismo.
1. El bautismo, según Dionisio y San Juan
Damasceno, tiene una fuerza iluminativa. Pero iluminar
es propio sobre todo del fuego. Luego el bautismo debe hacerse más con
fuego que con agua, teniendo en cuenta especialmente que Juan el
Bautista, preanunciando el bautismo de Cristo en Mt 3,11, afirmó: El os bautizará con Espíritu y con fuego.
2. En el bautismo se quiere significar el lavado de los
pecados. Pero hay muchas cosas que sirven para lavar, además del agua,
como el vino, el aceite y otras semejantes. Luego también con estas
cosas se puede bautizar. Luego el agua no es la materia propia del
bautismo.
3. Los sacramentos de la Iglesia brotaron del costado de
Cristo suspendido en la cruz, como se dijo más arriba (q.62 a.5 s.q.).
Pero de allí brotó no solamente agua, sino también sangre. Luego
parece que también pueda bautizarse con sangre. Lo cual sería
congruente con el efecto del bautismo, porque se dice en Ap 1,5: Nos lavó de nuestros pecados con su sangre.
4. Dicen San Agustín y San
Beda que Cristo con el contacto de su carne purísima
confirió a las aguas fuerza regeneradora y purificadera. Pero no
todas las aguas están en comunicación con el agua del Jordán, que es
la que Cristo tocó con su cuerpo. Luego parece que no se puede
bautizar con cualquier agua. En cuyo caso el agua, en cuanto tal, no
es la materia propia del bautismo.
5. Si el agua en cuanto tal fuese la materia propia del
bautismo, no se necesitaría hacer ninguna cosa más con ella para
bautizar. Pero en la celebración del bautismo solemne se exorciza y se
bendice el agua que se va a utilizar en el bautismo. Luego parece que
el agua en cuanto tal no es la materia propia del bautismo.
Contra esto: el Señor dice en Jn 3,5: El que no nazca del agua y del
Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
Respondo: Por institución divina el agua es
materia propia del bautismo. Y las conveniencias para ello son varias.
En primer lugar, por la naturaleza misma del bautismo que es
regeneración para la vida espiritual, función que está muy de acuerdo
con el agua. De hecho, los gérmenes de todos los vivientes, tanto de
plantas como de animales, son húmedos y compuestos de agua. Por lo
que, basados en esto, algunos filósofos sostuvieron que el agua es el
principio de todas las cosas.
En segundo lugar, por los efectos del bautismo, que son afines a las
propiedades del agua. La cual, porque es húmeda, lava, lo cual es
conveniente para significar y causar la ablución de los pecados. Por
su frescura mitiga el exceso de calor, por lo que es apta para
significar la mitigación del ardor y de la concupiscencia. Por su
transparencia es permeable a la luz, y esto es muy armonizable con el
bautismo, que es sacramento de la fe.
En tercer lugar, porque es apta para representar los misterios de
Cristo por los que somos justificados. Porque, como dice San Juan
Crisóstomo comentando las palabras de Jn 3,5: El que
no nazca, etc., Sumergiéndonos la cabeza en el agua, como si fuese
un sepulcro, el hombre viejo es sepultado y
ocultado en el fondo, para emerger el hombre nuevo.
En cuarto lugar, porque siendo tan común y tan abundante es una
materia apta para la necesidad de este sacramento, ya que puede
encontrarse fácilmente en cualquier sitio.
A las objeciones:
1. Iluminar pertenece al poder
activo del fuego. Ahora bien, quien se bautiza no se convierte en un
agente de luz, sino que es iluminado por la fe, que nace de
escuchar la palabra, como se dice en Rom 10,17. Y por eso es más
apta el agua para el bautismo que el fuego.
En la frase El os bautizará con Espíritu Santo y con fuego,
por fuego puede entenderse, como dice San Jerónimo, el Espíritu
Santo, quien, según Act 2,3, apareció sobre los discípulos en forma de
lenguas de fuego. Puede entenderse también por fuego,
según San Juan Crisóstomo en Super Matth., la
tribulación, porque la tribulación purifica de los pecados y disminuye
la concupiscencia, o porque a los bautizados en el Espíritu Santo
sólo les resta la consumación en el fuego del juicio, como dice
San Hilario en Super Matth..
2. El vino y el aceite no se
utilizan comúnmente para la ablución como el agua. Ni lavan con la
misma perfección, porque después de lavar con ellos queda un mal olor
que no queda con el agua. Además de que esos elementos no son tan
comunes ni tan abundantes como el agua.
3. Del costado de Cristo brotó
agua para lavar y sangre para redimir. Por eso, a la sangre le
corresponde el sacramento de la Eucaristía, y al agua, el sacramento
del bautismo. El bautismo, sin embargo, recibe su fuerza purificadora
de la sangre de Cristo.
4. La virtud de Cristo ha sido
comunicada a todas las aguas no porque éstas estén en contacto con las
del Jordán, sino por la semejanza específica. De hecho, dice San
Agustín en un Sermón De Epiphania: La
bendición que fluyó del bautismo del Salvador invadió, como un río
espiritual, el curso de todas las aguas y los manantiales de todas las
fuentes.
5. La bendición que se hace del
agua no es necesaria para el bautismo, sino que pertenece a una cierta
solemnidad que mueve a la devoción de los fieles e impide que la
astucia del demonio obstaculice el efecto del bautismo.
Artículo 4:
¿Se requiere para el bautismo que el agua esté limpia?
lat
Objeciones por las que parece que no se requiere agua limpia para el
bautismo.
1. El agua que solemos tener a mano no es pura, y esto se constata
especialmente en el agua del mar, con la que se mezclan tantos
elementos terrestres, como dice el Filósofo en II Meteorol.. Sin embargo, con esta agua se puede
bautizar. Luego no se requiere agua limpia y pura para el
bautismo.
2. En la celebración solemne del bautismo se mezcla crisma
con el agua. Pero esto es suficiente para que el agua no sea pura y
limpia. Luego no se requiere para el bautismo agua pura y
limpia.
3. El agua que brotó del costado de Cristo pendiente de la
cruz era signo del bautismo, como se ha dicho ya (
a.3 ad 3). Pero
aquélla no parece que fuese agua pura, porque en un cuerpo mixto, cual
era el cuerpo de Cristo, los elementos no se encuentran en estado
simple. Luego parece que no se requiere agua pura y limpia para el
bautismo.
4. La lejía no parece que sea agua pura, ya que tiene
propiedades contrarias a las del agua, como son la de calentar y
secar. Sin embargo, parece que con la lejía se puede bautizar; como se
puede bautizar con aguas termales que atraviesan capas sulfurosas, así
también se puede bautizar con lejía filtrada a través de cenizas.
Luego parece que no se requiere agua limpia para bautizar.
5. El agua de rosas se obtiene por destilación de rosas,
como las aguas químicas se obtienen por destilación de algunos
cuerpos. Pero con estas aguas parece que se puede bautizar, como con
el agua de lluvia que se obtiene por la condensación del vapor. Y
puesto que estas aguas no son puras y limpias, no parece que para
bautizar se requiera el agua pura y limpia.
Contra esto: la materia propia del bautismo, como se ha dicho (
a.3), es
el agua. Pero solamente el agua limpia es verdaderamente agua. Luego
para bautizar se necesita agua pura y limpia.
Respondo: El agua puede perder su pureza y
limpieza de dos maneras: por mezcla con otro cuerpo y por alteración.
Y tanto la una como la otra pueden acontecer artificial o
naturalmente. Las obras realizadas artificialmente, sin embargo,
tienen menos poder que las realizadas por la naturaleza. Porque la
naturaleza da la forma sustancial, mientras que artificialmente eso no
se puede hacer, sino que todas las formas artificiales
son accidentales, a no ser que se ponga en contacto el propio agente
con la propia materia, como es el caso del fuego y del combustible. De
este modo algunos consiguen producir por putrefacción algunos
animales.
Así pues, cualquier transmutación operada artificialmente en el agua,
sea por mezcla o alteración, no cambia la naturaleza del agua. Por
tanto, con esta agua se puede bautizar, a no ser que se mezcle
artificialmente tan poca cantidad de agua con otro cuerpo, que el
resultado sea más otra cosa que agua, como es el caso del lodo, que es
más tierra que agua, o el caso del vino aguado, que es más vino que
agua.
La transmutación natural, sin embargo, a veces destruye la naturaleza
del agua, y esto ocurre cuando el agua entra a formar parte sustancial
de un cuerpo mixto, como sucede con el agua convertida en jugo de uva,
que es vino, y no tiene ya naturaleza de agua. Otras veces, no
obstante, esta transmutación natural no destruye la naturaleza del
agua, ya se haga por alteración —como ocurre con el agua calentada
por el sol—, ya se haga por mezcla —como sucede con el agua del río
enturbiada por partículas de tierra—. Hay que decir, por tanto, que
se puede bautizar con toda clase de agua, con la condición de que la
alteración que se produzca en ella no destruya su naturaleza de
agua.
A las objeciones:
1. La transmutación producida en el
agua del mar y en otras aguas que están a nuestro alcance, no es tanta
que destruya la naturaleza del agua. Por eso, con estas aguas se puede
bautizar.
2. La mezcla con el crisma no
destruye la naturaleza del agua, como tampoco la destruye la cocción
de la carne o materias similares en ella, a no ser que se disuelva en
ella tal cantidad de los cuerpos cocidos, que el resultante sea más
otra sustancia que agua, lo cual podrá verificarse por su espesura.
Pero si de este líquido espeso se pudiera obtener agua fluida, con
esta agua se puede bautizar, como también se puede bautizar con el
agua obtenida del lodo, aunque con el lodo no se puede
bautizar.
3. El agua que brotó del costado
de Cristo pendiente de la cruz no fue un humor flemático, como algunos
dijeron. Con tal humor, en realidad, no se podría
bautizar, como tampoco se podría con la sangre de un animal, o con
vino, o con un líquido extraído de una planta. Aquello fue un agua
pura, que brotó milagrosamente del cuerpo ya muerto junto con la
sangre para demostrar, contra los errores de los maniqueos, la
realidad del cuerpo del Señor. El agua, en efecto, que es uno de los
cuatro elementos, demostraba que el cuerpo de Cristo estaba compuesto
por los cuatro elementos; y la sangre demostraba que estaba compuesto
por los cuatro humores.
4. Con lejía o con aguas
sulfurosas se puede bautizar, porque tales aguas no entran a formar
parte natural o artificial de cuerpos mixtos, sino que solamente
reciben una cierta alteración por pasar por otros cuerpos.
5. El agua de rosas es un líquido
exprimido de las rosas. Por eso no se puede bautizar con ella, y, por
la misma razón, tampoco con líquidos químicos, como el vino. Pero no
está en el mismo caso el agua de lluvia, producida en su mayor parte
por condensación del vapor de agua, y en la que casi nada subsiste del
líquido de los cuerpos mixtos. Por otra parte, estos líquidos así
extraídos por proceso natural, que es más fuerte que el artificial, se
transforman en verdadera agua, cosa que artificialmente no se puede
hacer. El agua de lluvia, por tanto, no retiene ninguna propiedad del
cuerpo mixto. Lo cual no se puede afirmar del agua de rosas ni de las
aguas químicas.
Artículo 5:
¿Es ésta la forma adecuada del bautismo:yo te bautizo en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo?
lat
Objeciones por las que parece que la forma adecuada del bautismo no
es yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo.
1. Una acción debe atribuirse más al agente principal que al ministro
de esa acción. Ahora bien, en el sacramento el ministro actúa en
calidad de instrumento, como se ha dicho más arriba (
q.64 a.1); y
el agente principal del bautismo es Cristo, como se
dice en Jn 1,33:
Aquel sobre quien veas que desciende y permanece
el Espíritu Santo ése es quien bautiza. Luego es inadecuado que el
ministro diga:
Yo te bautizo. Además de que la palabra bautizo,
de suyo, presupone
el yo, en cuyo caso este pronombre es
superfluo.
2. No hace falta que quien hace una cosa diga que hace esa
cosa, como quien enseña no hace falta que diga yo os enseño.
Ahora bien, el Señor transmitió conjuntamente el precepto de bautizar
y el de enseñar cuando dijo en Mt 28,19: Id, enseñad a todas las
gentes, etc. Luego no hace falta que en la forma del bautismo se
mencione el acto de bautizar.
3. Quien recibe el bautismo a veces no entiende las
palabras, como, por ej., si es sordo o es un niño. Pero es inútil
dirigirle a él la palabra, según aquello de Eclo 32,6: Cuando no se
te escucha no te extiendas en palabras. Luego inadecuadamente se
dicejo te bautizo, dirigiéndose al bautizado.
4. Puede acontecer que simultáneamente sean varios los
bautizandos y varios también los ministros, como es el caso de los
Apóstoles, que bautizaron en un solo día tres mil, y en otro, cinco
mil, como se dice en Act. 2,41 y 4,4. No debe, por tanto, ir la forma
del bautismo en singular: Yo te bautizo, sino que se puede
decir: Nosotros os bautizamos.
5. El bautismo recibe su poder de la pasión de Cristo. Pero la
santificación del bautismo viene de la forma. Luego parece que en la
forma del bautismo deberá hacerse mención de la pasión de
Cristo.
6. El nombre designa la propiedad de una cosa. Pero las propiedades
personales de las divinas personas son tres, como se ha dicho en la
Primera Parte (
q.32 a.3). Luego no se debe decir
en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, sino
en los
nombres.
7. La persona del Padre puede ser designada no sólo con el
nombre de Padre, sino también con el nombre de Innascible y Genitor. El Hijo, con el nombre de Verbo,
Imagen y Engendrado. Y el Espíritu Santo, con el nombre
de Don, Amor y Procedente. Luego parece que utilizando
estos nombres también se puede bautizar.
Contra esto: el Señor dice en Mt 28,19: Id y enseñad a todas las
gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo.
Respondo: La consagración del bautismo se
realiza por su forma, según las palabras de Ef 5,26: Purificándola
mediante el baño del agua con la palabra de vida. Y San Agustín
dice en el IV De Único Baptismo que el bautismo
es reconocido como sagrado por las palabras evangélicas. Por eso es
conveniente que en la forma del bautismo se mencione su causa. Pero
esta causa es doble: una, principal, y de la que el bautismo recibe su
poder, la santa Trinidad; otra, instrumental, o sea, el ministro que
realiza externamente el sacramento. Y por eso, de ambas debe hacerse
mención en la forma. Al ministro se alude con las palabras yo te
bautizo; y a la causa principal, cuando se dice en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Por tanto, la forma del
bautismo: Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo es una forma adecuada.
A las objeciones:
1. La acción se atribuye al
instrumento como agente inmediato, y al agente principal como
principio en virtud del cual el instrumento actúa. Por eso, en la
forma del bautismo se designa adecuadamente al ministro ejerciendo el
acto del bautismo con las palabras yo
te bautizo, y el mismo
Señor atribuye a los ministros el acto de bautizar cuando dice:
bautizándoles, etc.; y se designa la causa principal, como
principio en virtud del cual el instrumento actúa, con las
palabras:
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Porque Cristo no bautiza sin el Padre y el Espíritu
Santo.
Los griegos, sin embargo, no atribuyen el acto del bautismo a los
ministros para evitar el error antiguo, que atribuía la virtud del
bautismo a los bautizadores, cuando decían: Yo soy de Pablo, y yo,
de Cefas (1 Cor 1,12). Y por eso dicen: Sea bautizado tal
siervo de Cristo en el nombre del Padre, etc. Con esta fórmula se
confiere el sacramento, ya que expresa el acto realizado por el
ministro con la invocación de la Trinidad.
El pronombre yo que se añade en la forma nuestra no atañe a la
sustancia de la forma, sino que se usa para intensificar la
expresión.
2. Puesto que la ablución de un
hombre con agua puede hacerse por diversas razones, es necesario que
las palabras de la forma expresen el fin concreto de esa ablución. Mas
para esto no bastan las palabras en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo, porque todas las cosas
debemos hacerlas en su nombre, como se enseña en Col 3,17. Por tanto,
si no se expresa el acto del bautismo con la forma nuestra o con la
forma de los griegos, no se realiza el sacramento, como advierte
Alejandro III: Si alguien sumergiese tres veces en
el agua a un niño en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén. Y no dijera: yo te bautizo en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén, el niño no quedaría
bautizado.
3. Las palabras que se emplean en
las formas de los sacramentos no se destinan sólo a significar, sino
también a causar efecto, ya que tienen la eficacia de aquella
palabra por la que todas las cosas han sido hechas (jn 1,3).
Este es el motivo de dirigirlas no sólo a los hombres, sino también a
las creaturas insensibles, como cuando se dice: Yo te exorcizo,
creatura.
4. Varios ministros no pueden
bautizar simultáneamente a una misma persona porque las acciones se
multiplican según la multiplicación de los agentes, si cada uno de
ellos ejecuta su acción de manera integral. Y así, si se juntasen dos
ministros, uno de los cuales fuese completamente mudo, y el otro
completamente manco, no podrían bautizar conjuntamente, pronunciando
uno las palabras y el otro realizando las acciones.
Pueden, sin embargo, si la necesidad lo exige, varias personas ser
bautizadas simultáneamente porque ninguno de ellos recibe más que un
bautismo. Pero entonces será necesario decir yo os bautizo.
Esto, en realidad, no hace variar la forma, porque os
equivale a te y te. Pero cuando se dice nosotros no se
sobreentiende yo y yo, sino yo y tú, y esto sí
que hace variar la forma.
Igualmente se cambiaría la forma si se dijera yo me bautizo.
Por eso, nadie puede bautizarse a sí mismo. Y por esto también, Cristo
quiso ser bautizado por Juan, como se lee en las Decretales.
5. La pasión de Cristo es causa
principal con respecto al ministro, pero es causa instrumental con
respecto a la santa Trinidad. Y por eso se menciona la Trinidad en
lugar de la pasión de Cristo.
6. Aunque son tres los nombres
personales de las tres personas, es único su nombre esencial. Ahora
bien, la virtud divina que actúa en el bautismo pertenece a la
esencia. Y por eso se dice en el nombre, y no en los
nombres.
7. De la misma manera que se
utiliza agua en el bautismo porque es el líquido más usado para lavar,
así para mencionar a las tres personas en la forma bautismal se
utilizan los nombres más comúnmente usados para designar a las
personas en una lengua. Y con otros nombres no se realizaría el
sacramento.
Artículo 6:
¿Se puede bautizar en el nombre de Cristo?
lat
Objeciones por las que parece que en el nombre de Cristo se puede
bautizar.
1. En Ef 4,5 se dice que hay una sola fe y un solo
bautismo. Pero en Act 8,12 se dice que en nombre de Jesucristo
se bautizaban hombres y mujeres. Luego también ahora se puede
bautizar en el nombre de Cristo.
2. Dice San Ambrosio: Si nombras a Cristo
indicas también al Padre que le ungió, y al Hijo que recibió la unción
y al Espíritu Santo con el que fue ungido. Pero en el nombre de la
Trinidad se puede bautizar. Luego en el nombre de Cristo
también.
3. El papa Nicolás I, respondiendo a una consulta de los
búlgaros, dice: Quienes fueron bautizados en el
nombre de la Santa Trinidad o tan sólo en el nombre de Cristo, como se
lee en los Hechos de los Apóstoles, no deben ser rebautizados, pues,
como dice San Ambrosio, las dos fórmulas son idénticas.
Ahora bien, habrían sido rebautizados si no hubiesen
recibido el sacramento del bautismo con la segunda fórmula. Luego se
puede bautizar en el nombre de Cristo con esta forma: Yo te bautizo
en el nombre de Cristo.
Contra esto: dice el papa Pelagio II al obispo Gaudencio: Si quienes viven cerca de tu amado territorio confiesan haber
recibido el bautismo sólo en el nombre del Señor, los bautizarás al
venir a la fe católica, sin ningún género de dudas, en el nombre de la
santa Trinidad. Y Dídimo en II De Spiritu Sancto escribe: Si hubiera alguno tan insensato que, al bautizar, omitiese cualquiera de los nombres anteriormente dichos, o sea, de las personas, no bautizaría en realidad.
Respondo: Como ya se ha dicho anteriormente
(
q.64 a.3), los sacramentos tienen eficacia por la institución de
Cristo. Por tanto, si se omite alguno de los elementos establecidos
por él para cada sacramento, ese sacramento pierde su eficacia, a no
ser que lo dispense el que ha vinculado su poder a los sacramentos.
Ahora bien, Cristo estableció que se diese el bautismo con la
invocación de la Trinidad (Mt 28,19). Por consiguiente, todo lo que
falte de la plena invocación de la Trinidad destruye la integridad del
bautismo.
Y no vale decir que el nombre de una persona supone el de la otra,
como el nombre del Padre supone al Hijo; o que quien nombre una
persona puede tener fe verdadera en las tres. Porque el sacramento, de
la misma manera que requiere una materia sensible, requiere también
una forma sensible. Por consiguiente, no es suficiente la nominación
implícita, o la fe en la Trinidad, para la realización del sacramento,
si la Trinidad no se hace explícita con las palabras sensibles. Por
eso, también en el bautismo de Cristo, donde tuvo origen la santidad
de nuestro bautismo, estuvo presente la Trinidad de forma sensible: el
Padre en la voz, el Hijo en la naturaleza humana, el Espíritu Santo en
la paloma.
A las objeciones:
1. Por una especial revelación de
Cristo, los Apóstoles bautizaban en la Iglesia primitiva en el nombre
de Cristo, para que el nombre de Cristo, que era odioso a los judíos y
a los gentiles (1 Cor 1,23), llegase a ser honrado por el hecho de que
se daba el Espíritu Santo en el bautismo, invocando su
nombre.
2. San Ambrosio da la razón por la
que fue conveniente esa dispensa en la Iglesia primitiva, o sea,
porque en el nombre de Cristo se entendía toda la Trinidad. De esta
manera se salvaba, al menos con una integridad conceptual, la forma
que Cristo nos dio en el evangelio.
3. El papa San Nicolás fundamenta
su decisión en los textos de las dos primeras objeciones. Por lo que
la respuesta se encuentra en las dos primeras soluciones.
Artículo 7:
¿Es necesaria para el bautismo la inmersión en el
agua?
lat
Objeciones por las que parece que la inmersión en el agua es
necesaria en el bautismo.
1. En Ef 4,5 se dice: Una sola fe, un solo bautismo. Pero en
muchos sitios el modo común de bautizar es la inmersión. Luego parece
que no pueda haber bautismo sin inmersión.
2. Dice el Apóstol en Rom 6,3-4: Los que hemos sido
bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte: hemos
sido, pues, sepultados con él en la muerte por el bautismo. Pero
esto tiene lugar por la inmersión, porque dice San Juan
Crisóstomo, comentando Jn 3,5: El que no nazca del
agua y del Espíritu Santo, sumergiéndonos la cabeza en el agua, como
si fuera un sepulcro, el hombre viejo es sepultado y ocultado en el
fondo, para emerger el hombre nuevo. Luego parece que la inmersión
es necesaria en el bautismo.
3. Si se pudiese bautizar sin la inmersión de todo el
cuerpo, se seguiría que, por la misma razón, sería suficiente derramar
agua sobre cualquier parte del cuerpo. Pero esto no parece adecuado,
porque el pecado original, contra el que se da principalmente el
bautismo, no está en una sola parte del cuerpo. Luego parece que, para
el bautismo, se requiere la inmersión y que no es suficiente la sola
aspersión.
Contra esto: se dice en Heb 10,22: Acerquémonos con sincero corazón,
en plenitud de fe, purificados los corazones de toda
conciencia mala y lavados los cuerpos con agua pura.
Respondo: En el sacramento del bautismo se
utiliza el agua para lavar el cuerpo y significar la ablución interior
de los pecados. Ahora bien, la ablución con agua se puede hacer no
sólo con la inmersión, sino también con la aspersión o la infusión.
Por eso, aunque sea más seguro el bautismo de inmersión, que es el más
común, puede, sin embargo, hacerse también el bautismo de aspersión o
el de infusión, conforme a lo que se dice en Ez 36,25: Derramaré
sobre vosotros agua pura. Y consta que San Lorenzo bautizaba de
esta forma. Éste bautismo se utiliza sobre todo en
casos de necesidad, o porque hay un gran número de bautizandos, como
es el caso de Act 2,41 y 4,4, donde se dice que en un solo día
aceptaron la fe tres mil, y en otro, cinco mil. Pero, a veces, puede
hacerse necesario este bautismo por falta de agua, por debilidad del
ministro, incapaz de sostener al bautizando, o por debilidad del
bautizando, al que pudiera amenazar la muerte con la
inmersión'.
A las objeciones:
1. Los hechos accidentales no hacen
variar la sustancia de las cosas. Ahora bien, lo sustancial en el
bautismo es la ablución corporal con agua, por lo que al bautismo se
le llama lavado en Ef 5,26: Purificándola con el lavado del
agua con la palabra de vida. Pero que la ablución se haga de un
modo o de otro es accidental en el bautismo. Por eso tal diversidad no
destruye la unidad del bautismo.
2. La inmersión expresa más
claramente la imagen de la sepultura de Cristo, por lo que este modo
de bautizar es más común y más laudable. Pero también los otros modos
de bautizar expresan esa imagen, aunque no tan claramente, porque,
como quiera que se haga la ablución, el cuerpo del hombre o una parte
de él permanece bajo el agua, como el cuerpo de Cristo permaneció bajo
la tierra.
3. La parte principal del cuerpo,
en lo que se refiere a los miembros exteriores, es la cabeza, donde
radican todos los sentidos interiores y exteriores. Por eso, si no se
puede derramar agua en todo el cuerpo, debido a la escasez de agua o
por cualquier otra causa, debe derramarse sobre la cabeza, que es
donde se manifiesta el principio de la vida animal.
Y aunque el pecado original se transmite por los miembros que sirven
para la generación, no hay razón para preferir la aspersión de estos
miembros en lugar de la cabeza, porque el bautismo no impide la
transmisión del pecado original a la prole a través de la generación,
sino que el bautismo libera al alma de la mancha y del reato en que
incurre. Por consiguiente, debe lavarse principalmente la parte del
cuerpo en que se manifiestan las operaciones del alma.
En la antigua ley, sin embargo, se aplicaba el remedio contra el
pecado original en el miembro de la generación, ya que entonces, aquel
que había de destruir el pecado original, había de nacer del linaje de
Abrahán, y la fe en él estaba representada por la circuncisión, como
se dice en Rom 4,11.
Artículo 8:
¿Es necesaria la trina inmersión en el bautismo?
lat
Objeciones por las que parece que la trina inmersión es necesaria en
el bautismo.
1. Dice San Agustín en un Sermón De Symbolo ad
Baptizatos: Sabia fue la trina inmersión que os
hicieron porque habéis recibido el bautismo en nombre de la Santísima
Trinidad. Sabia ha sido la trina inmersión porque habéis recibido el
bautismo en nombre de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos al
tercer día. Porque aquella inmersión repetida tres veces es el tipo de
la sepultura del Señor por la que os habéis consepultado con Cristo en
el bautismo. Pero ambas cosas parecen necesarias en el bautismo, o
sea, la significación de las tres Personas y la configuración con la
sepultura de Cristo. Luego parece que la triple inmersión es necesaria
en el bautismo.
2. Los sacramentos tienen eficacia por el mandato de Cristo.
Pero la trina inmersión es un mandato de Cristo. Escribe,
efectivamente, el papa Pelagio II al obispo Gaudencio y
le dice así: Es precepto evangélico, dado por el mismo Señor, Dios
y Salvador nuestro Jesucristo, que todos sean bautizados en el nombre
de la Trinidad y con la trina inmersión. Luego, de la misma manera
que es necesario bautizar en el nombre de la Trinidad, así también
parece que es necesario bautizar con la trina inmersión.
3. Si la triple inmersión no es necesaria en el bautismo,
uno queda ya bautizado en la primera. Ahora bien, si se le añade una
segunda y una tercera, se le bautizará dos o tres veces, lo cual es
inadmisible. Luego no es suficiente una inmersión para el bautismo,
sino que la triple parece necesaria.
Contra esto: escribe San Gregorio Magno al obispo San
Leandro: De ningún modo se puede desaprobar el uso de bautizar
sumergiendo al niño tres veces o una sola vez porque con las tres
inmersiones se puede significar la Trinidad de Personas, y con una, la
unidad de la divinidad.
Respondo: Como ya se ha dicho más arriba (
a.7 ad 1), para el bautismo se requiere, de suyo, la ablución con agua,
que es indispensable para el sacramento. El modo de la ablución, sin
embargo, es cosa secundaria. Por tanto, apoyados en la citada (s.c.)
autoridad de San Gregorio, cabe decir que, de suyo, es lícito bautizar
de los dos modos, o sea, con una o tres inmersiones. Porque la única
inmersión significa la única muerte de Cristo y la unidad divina,
mientras que la triple inmersión significa los tres días de la
sepultura de Cristo y también la Trinidad de Personas.
Pero, por causas diversas, la disciplina de la Iglesia unas veces ha
establecido un modo, y otras, otro. Así, puesto que en la Iglesia
naciente algunos interpretaban erróneamente la Trinidad —pensando que
Cristo era puro hombre, y que no debía ser llamado Hijo de Dios o
Dios, a no ser por sus méritos contraídos principalmente en su
muerte—, no bautizaban en nombre de la Trinidad, sino en la
conmemoración de la muerte de Cristo y con una sola inmersión. Lo cual
fue reprobado por la Iglesia primitiva. Por lo que se lee en Canonibus Apostolorum (XLIX): Si un presbítero o un
obispo no practica la trina inmersión, sino que sumerge una sola
vez en el bautismo, dado por algunos —se dice en
conmemoración de la muerte del Señor, sea anatema. Porque no nos ha
dicho el Señor: bautizad en mi muerte, sino en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo.
Más tarde se extendió el error de ciertos cismáticos y herejes, que
rebautizaban, como cuenta San Agustín de los donatistas en Super
Io.. Por eso, para combatir este error, se
estableció en el Concilio de Toledo que se hiciese una
sola inmersión: Para evitar el escándalo del cisma o la práctica de
los herejes, mantengamos en el bautismo una sola inmersión-.
Pero, desaparecido ese motivo, comúnmente se observa en el bautismo
la triple inmersión. Y por eso, pecaría gravemente quien bautizase de
otro modo por no atenerse al rito de la Iglesia. El bautismo, no
obstante, sería válido.
A las objeciones:
1. La Trinidad actúa en el bautismo
como agente principal. Ahora bien, la impronta del agente sobre el
efecto se realiza a través de la forma, y no a través de la materia.
Por eso, la significación de la Trinidad se hace en el bautismo con
las palabras de la forma. Y no es necesario significar la Trinidad en
el uso de la materia, sino que se hace para clarificar el
significado.
De modo semejante, también la muerte de Cristo queda suficientemente
significada en la única inmersión. Los tres días de la sepultura, sin
embargo, no fueron necesarios para nuestra salvación, pues aunque
hubiese permanecido sepultado o muerto un solo día, habría sido
suficiente para realizar nuestra redención. Pero aquellos tres días
tienen la función de manifestar la realidad de su muerte, como se dijo
más arriba (q.53 a.2).
Por consiguiente, la trina inmersión no es necesaria en el sacramento
ni por parte de la Trinidad ni por parte de la pasión
de Cristo.
2. El papa Pelagio II entiende que
la triple inmersión es un mandato de Cristo por analogía con el
mandato de bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo (Mt 28,19). Pero ya hemos visto (ad 1) que una cosa
es la función de la forma y otra el uso de la materia.
3. Ya se ha dicho antes (
q.64 a.8)
que en el bautismo se requiere la intención. Por tanto, el ministro
que intenta dar un solo bautismo con triple inmersión, realiza un solo
bautismo. Por eso dice San Jerónimo en
Super Epistolam ad Phil.: Aunque a una persona se la bautice tres
veces, o sea, sea sumergida tres veces
por el misterio de la
Trinidad, el bautismo, sin embargo, es uno.
Pero si el ministro intentase dar un bautismo a cada una de las
inmersiones repitiendo las palabras de la forma en cada inmersión,
pecaría al pretender bautizar, de suyo, varias veces.
Artículo 9:
¿Se puede reiterar el bautismo?
lat
Objeciones por las que parece que el bautismo se puede
reiterar.
1. El bautismo ha sido instituido para la remisión de los pecados.
Pero los pecados se repiten. Luego mucho más debe repetirse el
bautismo, porque la misericordia de Cristo trasciende la culpa del
hombre.
2. San Juan Bautista fue muy elogiado por Cristo cuando dijo
de él, según Mt 11,11: Entre los nacidos de mujer nunca surgió uno
más grande que Juan el Bautista. Pero los bautizados por Juan eran
otra vez rebautizados, pues en Act 19,1-7 se dice que Pablo bautizó a
los que habían recibido el bautismo de Juan. Luego con mayor razón
deben ser rebautizados los bautizados por herejes y por
pecadores.
3. En el Concilio de Nicea se establece: Quienes se
pasaren a la Iglesia católica de los Paulianistas y
Catafrigios deben ser bautizados. Pero los demás herejes parece
ser que se encuentran en el mismo caso. Luego los bautizados por los
herejes deben ser rebautizados.
4. El bautismo es necesario para la salvación. Pero de
algunos se duda a veces si están bautizados o no. Luego a éstos se les
debe rebautizar.
5. La Eucaristía es un sacramento más importante que el
bautismo, como se dijo ya (
q.65 a.3). Pero la Eucaristía se puede
repetir. Luego con mayor razón el bautismo.
Contra esto: se dice en Ef 4,5: Una sola fe, un solo
bautismo.
Respondo: El bautismo no se puede repetir. En
primer lugar, porque el bautismo es una regeneración espiritual en el
sentido de que uno muere a la vida anterior y comienza una nueva. Por
lo que se dice en Jn 3,5:
El que no nazca del agua y del Espíritu
no puede ver el reino de Dios. Pero cada cual no tiene más que una
generación. Y, por tanto, el bautismo no se puede repetir, como
tampoco se puede repetir la generación carnal. Por eso dice San
Agustín comentando las palabras de Jn 3,4:
¿Acaso
puede el hombre entrar de nuevo en el seno de su madre y nacer?: Tú
debes entender el nacimiento espiritual del modo que Nicodemo entendió
el nacimiento carnal. De la misma manera que en el útero no se puede
volver a entrar, así tampoco el bautismo se puede repetir.
En segundo lugar, porque somos bautizados en la muerte de Cristo (Rom
6,3), por lo que morimos al pecado y resucitamos a una vida nueva.
Ahora bien, Cristo ha muerto una sola vez (Ib. v.6). Y, por
tanto, tampoco el bautismo se puede repetir. Por eso, dice Heb. 6,6
contra los que querían rebautizar: Crucifican por su parte de
nuevo al Hijo de Dios. Y añade la Glosa: La
única muerte de Cristo ha consagrado un único bautismo.
En tercer lugar, porque el bautismo imprime carácter, que es
indeleble, y se confiere con una cierta consagración. Por lo que, de
la misma manera que otras consagraciones no se repiten en la Iglesia,
tampoco se ha de repetir el bautismo. Y esto es lo que dice San
Agustín en II Contra Epistolam Parmeniani, que el
carácter militar no se repite, y que el sacramento de Cristo no
queda menos grabado que esta marca corporal, ya que vemos que ni
siquiera los apóstatas lo pierden, pues cuando se arrepienten y
vuelven no se les bautiza de nuevo.
En cuarto lugar, porque el bautismo se da principalmente contra el
pecado original. Por lo que, de la misma manera que el pecado original
no se repite, tampoco el bautismo se repite. Por eso se dice en Rom
5,18: Como el delito de uno solo trajo sobre todos los hombres la
condena, así la justicia de uno solo trajo sobre todos los hombres la
justificación que da la vida.
A las objeciones:
1. El bautismo, como ya se ha dicho
anteriormente (
a.2 ad 1), opera en virtud de la pasión de Cristo. Por
tanto, de la misma manera que los pecados posteriores a la pasión de
Cristo no aumentan el poder de ésta, tampoco anulan el bautismo de tal
manera que haga falta repetirlo, sino que al sobrevenir la penitencia,
desaparece el pecado que impedía el efecto del bautismo.
2. Dice San Agustín
comentando las palabras de Jn 1,33: Pero yo no lo conocía,
que quien ha recibido el bautismo de Juan es rebautizado, pero
quien lo ha recibido de un homicida no es rebautizado. Es que Juan dio
su propio bautismo, mientras que el homicida dio el bautismo de
Cristo, un sacramento tan santo que no se mancha ni aunque lo
administre un homicida.
3. Los paulianistas y catafrigios
no bautizaban en nombre de la Trinidad. Por eso decía San Gregorio
Magno escribiendo al obispo Quirico: Los herejes que
como los bonosianos y catafrigios —cuya opinión sostenían también
los paulianistas— no bautizan en nombre de la Trinidad, pues los
primeros no creen que Cristo sea Dios —pensando que es mero
hombre—,y los segundos —los catafrigios— creen
perversamente que el Espíritu Santo es un mero hombre, o sea,
Montano; todos éstos, cuando se convierten a la Santa Iglesia,
reciben el bautismo, porque no era bautismo lo que, viviendo en el
error, habían recibido sin invocar el nombre de la santa Trinidad.
Por el contrario, como se dice en Regulis Ecclesiasticis, los bautizados por herejes que
confieren el bautismo con la profesión de la santa Trinidad, si se
pasan a la fe católica, admítaseles como bautizados.
4. Dice una Decretal de
Alejandro III: Aquellos de quienes se duda si están
bautizados, bautíceseles anteponiendo estas palabras: «Si estás
bautizado no te bautizo, pero si no estás bautizado, yo te bautizo»,
etcétera. Porque no parece que se repita lo que no se sabe si está
hecho.
5. Tanto el sacramento del bautismo
como el de la Eucaristía representan la muerte y la pasión del Señor.
Pero de modo distinto. Porque en el bautismo se conmemora la muerte de
Cristo en cuanto que el hombre muere con Cristo para ser regenerado a
una vida nueva. Pero en el sacramento de la Eucaristía se conmemora la
muerte de Cristo en cuanto que el mismo Cristo inmolado se nos ofrece
a nosotros como banquete pascual, conforme a las palabras de 1 Cor
5,7-8: Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado. Así que
comamos. Y, puesto que el hombre nace una sola vez y se alimenta
muchas veces, el bautismo se recibe una sola vez, y muchas la
Eucaristía.
Artículo 10:
¿Es adecuado el rito utilizado por la Iglesia en el
bautismo?
lat
Objeciones por las que parece que el rito utilizado por la Iglesia
para bautizar no es adecuado.
1. Dice San Juan Crisóstomo: Nunca habrían podido
perdonar las aguas del bautismo los pecados de los creyentes si no
hubiesen sido santificadas con el contacto del cuerpo del Señor.
Pero este contacto tuvo lugar en el bautismo de Cristo, que se
conmemora en la fiesta de la Epifanía. Luego el bautismo solemne
debería celebrarse en la fiesta de la Epifanía, más
que en la Vigilia Pascual y de Pentecostés.
2. Para cada sacramento debería utilizarse una sola materia.
Ahora bien, el bautismo se administra con agua. Luego parece impropio
que al bautizando se le unja dos veces con óleo santo: primero en el
pecho, después en la espalda, y una tercera vez con el crisma en la
cabeza.
3. En Cristo Jesús no hay hombre ni mujer (Gal
3,28), ni bárbaro ni escita (Col 3,11), y por la misma razón,
tampoco otras diferencias semejantes. Mucho menos, pues, la diversidad
de vestidos tendrá ningún valor en la fe de Cristo. Luego no se ve la
razón para entregar a los bautizados la vestidura blanca.
4. El bautismo se puede celebrar sin los ritos
anteriormente citados. Luego parece que son superfluos y que no hay
razón para que la Iglesia los haya establecido en el
bautismo.
Contra esto: la Iglesia está gobernada por el Espíritu Santo, que nada
hace sin que tenga explicación.
Respondo: En el sacramento del bautismo algunos
ritos son indispensables, y otros sirven para dar cierta solemnidad al
sacramento. En el sacramento es indispensable la forma que designa la
causa principal del sacramento; y el ministro, que es causa
instrumental; y el uso de la materia, o sea, la ablución con agua, que
designa el efecto principal del sacramento. Todo lo demás que la
Iglesia ha establecido en el rito del bautismo pertenece, más bien, a
una cierta solemnidad del sacramento.
Estas ceremonias se añaden al sacramento por tres razones. Primera,
para excitar la devoción de los fieles y la reverencia hacia el
sacramento. Porque si la ablución se hiciese sin solemnidad alguna,
fácilmente algunos pensarían que se trata de una ablución
ordinaria.
Segunda, para instrucción de los fieles. Porque a los sencillos, que
carecen de cultura, hay que instruirles a base de signos sensibles. Y
porque acerca del bautismo es conveniente conocer, además del efecto
principal del sacramento, algunas otras cosas, por eso fueron éstas
representadas por signos sensibles.
Tercera, para impedir con oraciones, bendiciones y cosas semejantes
que el poder del demonio obstaculice el efecto del
sacramento.
A las objeciones:
1. Cristo en la Epifanía fue
bautizado con el bautismo de Juan, como se ha dicho anteriormente
(
q.39 a.2), con cuyo bautismo no se bautizan los fieles, sino con el
bautismo de Cristo. Este bautismo recibe su eficacia de la pasión de
Cristo, según se dice en Rom 6,3:
Los que hemos sido bautizados en
Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte; y del Espíritu
Santo, según se dice en Jn 3,5:
Quien no nazca del agua y del
Espíritu. Por eso, el bautismo solemne se administra en la
Iglesia: ya sea en la Vigilia Pascual, cuando se conmemora la
sepultura y la resurrección del Señor, por lo que también el Señor dio
a los discípulos el mandato de bautizar después de la resurrección,
como se dice en Mt 28,19; ya sea en la Vigilia de Pentecostés, cuando
se comienza a celebrar la solemnidad del Espíritu Santo. Y por esto se
lee que en el mismo día de Pentecostés, en que habían recibido el
Espíritu Santo, los Apóstoles bautizaron a tres mil hombres (Act
2,41).
2. El uso del agua en el bautismo
pertenece a la sustancia del sacramento, mientras que el uso del óleo
y del crisma contribuye a una cierta solemnidad. Porque al bautizando
se le unge con óleo en el pecho y en la espalda
como si fuese un
atleta de Dios, porque así se hacía a los púgiles, según dice San
Ambrosio en el libro I
De Sacramentis. O, como
dice Inocencio III en una
Decretal De Sacra Unctione:
Al bautizando se le unge en el pecho para que reciba el don del Espíritu Santo, rechace el error y la ignorancia, y reciba la verdadera fe, porque el justo vive de la fe. Y se le unge en la espalda para que se revista de la gracia del Espíritu Santo, se despoje de la negligencia y la indolencia, y se ejercite en las buenas obras, de modo que por el sacramento de la fe tenga limpieza de pensamientos en el pecho, y fortaleza para las fatigas en la espalda.
Y después del bautismo, como dice Rábano, seguidamente el sacerdote le signa en la cabeza con el sagrado crisma
acompañado de una oración para que se haga partícipe del reino de
Cristo, y Cristo pueda llamarle cristiano. O, como dice San
Ambrosio, se derrama el ungüento en la
cabeza porque el juicio del sabio está en la cabeza (Eclo
2,14), de tal manera que así esté preparado para dar cuenta de su
fe a todo el que se la pida.
3. Al bautizando se le da la
vestidura blanca no para prohibirle utilizar otra, sino como signo de
la resurrección gloriosa, para la que el hombre ha sido regenerado por
el bautismo, y como signo de la pureza de vida que después del
bautismo deberá observar, conforme a las palabras de Rom 6,4: Caminemos en una vida nueva.
4. Las cosas que pertenecen a la
solemnidad del sacramento, aunque no sean indispensables, no son
superfluas, porque, como ya hemos dicho antes (c.), contribuyen a la
perfección del sacramento.
Artículo 11:
¿Es adecuada la distinción entre bautismo de agua, de sangre y de
deseo?
lat
Objeciones por las que parece que la distinción entre bautismo de agua, de sangre y de deseo, o sea, de Espíritu
Santo, no es adecuada.
1. El Apóstol dice en Ef 4,5: Una sola fe, un solo bautismo.
Pero no hay más que una sola fe. Luego no debe haber tres
bautismos.
2. El bautismo es un sacramento, como se ha dicho más arriba
(
q.65 a.1). Pero sólo el bautismo de agua es sacramento. Luego no
deben admitirse los otros dos bautismos.
3. San Juan Damasceno en su IV libro
enumera otras muchas especies de bautismo. Luego no deben admitirse
solamente tres.
Contra esto: la Glosa, comentando las palabras de
Heb 6,2: la instrucción sobre los bautismos, dice: utiliza
el plural porque hay un bautismo de agua, de penitencia y de
sangre.
Respondo: Como ya se ha dicho anteriormente
(
a.2 ad 1;
a.9 ad 1;
q.62 a.5), el bautismo de agua recibe su eficacia
de la pasión de Cristo —a la que uno queda configurado por el
bautismo-y del Espíritu Santo como de la causa primera. Y, aunque el
efecto dependa de la causa primera, ésta, sin embargo, sobrepasa el
efecto y no depende de él. Y por eso, sin recibir el bautismo de agua,
alguien puede recibir el efecto sacramental de la pasión de Cristo
configurándose a ella mediante el sufrimiento por Cristo. Por lo que
se dice en Ap 7,14:
Estos son los que vienen de la gran tribulación
y han lavado sus túnicas y las han blanqueado en la sangre del
cordero.
Y por la misma razón, uno puede conseguir el efecto del bautismo por
virtud del Espíritu Santo no sólo sin el bautismo de agua, sino
también sin el bautismo de sangre, por cuanto su corazón es movido por
el Espíritu Santo a creer en Dios, a amarle y a arrepentirse de sus
pecados, por lo que también se le llama bautismo de penitencia.
De él se dice en Is 4,4: Cuando el Señor haya lavado la inmundicia
de la hija de Sión, y haya limpiado la sangre de Jerusalén del
interior de ella con espíritu de justicia y ardor.
Así pues, a cualquiera de estas dos modalidades de bautismo se la
llama bautismo por hacer las veces del bautismo. Por lo que dice San
Agustín en IV De único Baptismo parvulorum: Que el martirio hace en ocasiones las veces del bautismo, lo argumenta
con fuerza San Cipriano de aquel ladrón no bautizado a quien se le
dijo: «Hoy estarás conmigo en el paraíso». Y yo, considerando esto
bien, llego a la conclusión de que no sólo el sufrimiento por el
nombre de Cristo puede suplir la falta del bautismo, sino también la
fe y la conversión del corazón, si por falta de tiempo no se puede
celebrar el sacramento del bautismo.
A las objeciones:
1. Los otros dos bautismos quedan
incluidos en el bautismo de agua, que recibe su eficacia de la pasión
de Cristo y del Espíritu Santo. Luego por esto no se destruye la
unidad del bautismo.
2. Como ya se dijo más arriba
(
q.60 a.1), el sacramento pertenece a la categoría de
los signos. Pero los otros dos convienen con el bautismo de agua no
porque sean signos, sino en el efecto del bautismo. Y por eso no son
sacramentos.
3. San Juan Damasceno habla de
cosas que son figuras del bautismo, como el diluvio, que fue
signo de nuestro bautismo en lo que se refiere a la salvación de los
fieles en la Iglesia, pues entonces unos pocos fueron salvados en el
Arca, como se dice en 1 Pe 3,20. Habla también del paso del mar
Rojo, que significa nuestro bautismo, por la liberación de la
servidumbre del pecado. Por lo que el Apóstol dice en 1 Cor 10,20
que todos fueron bautizados en la nube y en el mar. Habla
igualmente de las diversas abluciones que se hacían en la antigua
ley, y que prefiguraban nuestro bautismo, por lo que tiene de
purificación de los pecados. Y habla también del bautismo de
Juan, que fue una preparación para nuestro bautismo.
Artículo 12:
¿Es el bautismo de sangre el más importante de los tres
bautismos?
lat
Objeciones por las que parece que el bautismo de sangre no es el más
importante de los tres bautismos.
1. El bautismo de agua imprime carácter. Lo cual no hace el bautismo
de sangre. Luego el bautismo de sangre no es más importante que el de
agua.
2. El bautismo de sangre es ineficaz sin el bautismo de
deseo que se obtiene por la caridad, pues se dice en 1 Cor 13,3: Si
entregase mi cuerpo a las llamas y no tengo caridad, nada me
aprovecha. Pero el bautismo de deseo vale sin el bautismo de
sangre, pues no solamente los mártires se salvan. Luego el bautismo de
sangre no es el más importante.
3. Como el bautismo de agua recibe su eficacia de la
pasión de Cristo, a la cual corresponde, según lo dicho (
a.11), el
bautismo de sangre, así la pasión de Cristo recibe su eficacia del
Espíritu Santo, según se dice en Heb 9,14:
La sangre de Cristo,
quien a través del Espíritu Santo se ofreció a sí mismo por nosotros,
purificará nuestra conciencia de las obras muertas. Luego el
bautismo de deseo es más importante que el bautismo de sangre. Luego
el bautismo de sangre no es el más importante.
Contra esto: dice San Agustín Ad Fortunatum,
comparando los bautismos entre sí: El bautizado confiesa su fe ante
el sacerdote, el mártir, ante el perseguidor. Aquél, después de su
confesión, es rociado con agua; éste, con sangre. El primero, por la
imposición de manos del Pontífice, recibe el Espíritu Santo. El
segundo queda convertido en templo del Espíritu Santo.
Respondo: Como acabamos de decir (
a.11), el
derramamiento de la sangre por Cristo y la acción interior del
Espíritu Santo se llaman bautismos en cuanto que producen el efecto
del bautismo de agua. Ahora bien, el bautismo de agua recibe su
eficacia de la pasión de Cristo y del Espíritu Santo, como se ha dicho
(ib). Cierto que estas dos causas actúan en cualquiera de los tres
bautismos, pero de modo más excelente en el bautismo de sangre. Porque
la pasión de Cristo actúa en el bautismo de agua por una
representación figurativa; en el bautismo de deseo o de penitencia,
por un afecto ardiente; pero en el bautismo de sangre actúa por
imitación de la misma realidad. De modo semejante, también la virtud
del Espíritu Santo actúa en el bautismo de agua por una virtud
latente; en el bautismo de penitencia, por una conmoción del corazón;
pero en el bautismo de sangre, por un intensísimo impulso de amor y
afecto, según las palabras de Jn 15,13:
Nadie tiene más amor que el
que da la vida por sus amigos.
A las objeciones:
1. El carácter es
res et
sacramentum (
a.1). Pero no hemos dicho que el bautismo de sangre
sea más importante como sacramento, sino por el efecto del
sacramento.
2. La efusión de sangre no tiene
sentido de bautismo si no va acompañada de la caridad. Por lo que
queda claro que el bautismo de sangre incluye el bautismo de deseo, y
no al contrario. Y esto demuestra que es superior.
3. Como se acaba de decir (c.), el
bautismo de sangre es superior no sólo por su semejanza con la pasión
de Cristo, sino también por el influjo del Espíritu
Santo.