Archivo por meses: septiembre 2004

Las ciencias y lo real

Hoy se cree que cualquier alumno de la escuela primaria sabe más que Pitágoras, porque repite dócilmente que la tierra gira alrededor del sol.
Pero, en realidad, no mira ya las estrellas.
Ese sol del que se le habla en clase no tiene, para él, ninguna relación con el sol que ve.
Lo dice Simone Weil, citada en ens.

El texto tiene, en su profundidad, distintos niveles. Se me ocurre que en alguno de ellos, puede ser ilustrado (con alguna trivialidad tal vez) por un personaje de una novela de Unamuno; creo que en «Amor y pedagogía«.
Un cientificista ingenuo y fanático, que iba caminando un día con su hijo en una noche fría. El niño le dice «¡Papá, tengo frío!«, y el hombre le responde, con énfasis: «El frío no existe, hijo«. El chico termina entonces de convencerse de lo que estaba sospechando: que su papá era un tonto.
Naturalmente, él no sabía todo lo que la ciencia moderna (vulgarizada?) había enseñado a su padre: que el calor era una forma de energía (agitación molecular), y que en este plano (o si prefieren: en este «modelo» del universo) el frío no es algo que tenga una sustancia. Igual, es claro que era el chico el que estaba en la verdad: él realmente tenía frío, y su padre realmente era un tonto.

Y no hará falta decir (y menos después de haberlo traído para ilustrar lo de Simone Weil) que esto es una especie de parábola, y que se trata de otros fríos más crónicos y de otros cientificistas menos groseros. Pero, por las dudas…

Rasgos paulinos

Nuevo blog de un converso amigo con credo propio (que suscribo, por cierto). Promete. Veremos.

Otro amigo (también católico, pero no converso) me decía hace poco que los conversos tienden tendemos a un discurso «paulino»… la referencia constante (explícita o no) a la propia conversión, la evocación arrepentida de aquellos tiempos de ceguera, etc.
En el peor de los casos, esto podría resultar en una especie de impudicia religiosa, en presuntuosidad, en egolatría.
En el mejor de los casos, esto podría resultar en… en San Pablo, sin ir más lejos.
Quien, sin ir más lejos, escribió esto que se leyó hoy en misa:
…Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! […] ¿No saben que en el estadio todos corren, pero uno solo gana el premio? Corran, entonces, de manera que lo ganen. Los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible.
Así, yo corro, pero no sin saber adonde; peleo, no como el que da golpes en el aire. Al contrario, castigo mi cuerpo y lo tengo sometido, no sea que, después de haber predicado a los demás, yo mismo quede descalificado.

Escrituras y lectores

Suele darse entre los católicos lectores (quiero decir, aquellos que gustan de los libros y suelen leer bastante) una especie de sentimiento de culpa por dedicar poco tiempo -comparativamente- a la lectura de la Biblia.
(Lo comparto, en alguna medida).

Steven y Tom dicen lo suyo al respecto en sus blogs.

Sin descartar que algunas culpas puede ser reales y no meros escrúpulos (yo, por ejemplo, tiendo a menospreciar demasiado el Antiguo Testamento; al menos una buena parte), coincido con Tom: la relación de un cristiano con la Biblia debería estar en otro plano que la relación con «un libro que se lee».
El asunto es que no deberíamos decirnos «En cuanto lector, yo debería estar leyendo las Escrituras», sino, «En cuanto cristiano, debería estar con las Escrituras».
No leemos la Biblia en lugar de leer algún otro libro. […]

Tengo muchos libros que quiero leer, muchos libros que quiero haber leído, otros que quiero releer alguna vez, y unos pocos que quiero releer periódicamente. La Biblia es el único libro que quiero estar leyendo.
Bien. (Sólo espero que nadie que la expresión «estar leyendo» acá equivale al —para decirlo matematicamente— límite de «releer periódicamente» para el período entre lecturas tendiendo a cero. Es otra cosa).

Dos observaciones más.
Uno: Pienso en la persona que intenta acercarse —a tientas, sin ayuda y tal vez con algo de temor, dudas o desconfianza— al cristianismo … «leyendo la Biblia». Creo -en mi pequeña experiencia- que es un caso bastante frecuente, y me da un poco de pena… (me lo imagino intentando sobrevivir al Levítico, por ejemplo, haciendo fuerza para encontrar «algo» en esas páginas…). Tal vez sea pequeñez de miras, o de confianza. Pero me cuesta creer que sea buen camino de entrada. Claro que mis caminos no son los únicos caminos (ni siquiera los mejores, seguramente).

Dos: Recuerdo algo que leí de Castellani, hace mucho tiempo. Decía que, por más grande que fuera la Suma Teológica (por ejemplo), era un libro; mientras que los evangelios son otra cosa: Al fin y al cabo (decía Castellani … viejo y castigado) me doy cuenta de que «necesito» leer el evangelio, que me habla; no tengo esa necesidad con la Suma o con cualquier libro.
Yo estaba descubriendo por el lado libresco ese mundo nuevo y enorme (Castellani incluido), y la patrística y la Suma… Y la verdad es que no quedé muy convencido de la sinceridad del cura…
Ahora sí lo creo; y me alegra poder creerlo.

Archivo

Por fin pude armarme un sistema de navegación de los post archivados a mi gusto. Acá. (O en el link que dice «Archivo» en la barra lateral.
«Por fin» digo yo, nomás -probablemente el único que echaba de menos esto… Faltan pulir algunas cosas, pero ya está. Enseguida meteremos un buscador (Google no me ha levantado la excomunión…) y tal vez alguna otra cosita.

Ciencia y religión

Un artículo (en inglés) en Cristianity Today sobre el debate entre evolucionistas ateos y antievolucionistas cristianos (sobre todo los propugnadores del «Diseño Inteligente»); demasiado calor y poca honestidad intelectual, dice el autor.
A mí nunca me interesó mucho la cuestión (no digo que no sea interesante, claro está).
Me gustó este post (Great IDea). Porque recuerda un punto que a mí me importa más (que el problema no es tanto conciliar el evolucionismo con el creacionismo, sino más bien conciliar con la creación del hombre y la Caída) y para lo cual el «Diseño Inteligente» no parece ayudar demasiado. Y porque el tipo es honesto: reconoce que tiene respuestas satisfactorias.

Y como para hacer rabiar a tantos apologetas de poca honestidad intelectual que uno encuentra (en el catolicismo hispano sobre todo), demasiado predispuestos a creer todo dato que los favorezca y a descreer de los contrarios…. un estudio estadístico sobre las creencias religiosas de los científicos a lo largo del siglo XX. Los resultados indican un descenso pronunciado de los creyentes, que serían menos del 10% a finales de siglo.
Para tomar con pinzas, como casi todas estas estadísticas. Pero no me extrañaría. También me pregunto si estos resultados serán exclusivos del ambiente científico… me gustaría saber si existen estudios similares entre -por ejemplo- los artistas, los periodistas…

Santos

De una carta de Leon Bloy a un sacerdote (1912).
…Sin embargo, veo en su carta una línea que no apruebo.
«Yo no tengo el alma de un santo«, dice, hablando de usted mismo. ¡Y es al autor de «Exégesis de lugares comunes» a quien le dice usted esto!
Pues bien : yo le contesto con certeza que tengo el alma de un santo; que mi casero, que es un odioso burgués, y mi panadero y mi almacenero que son tal vez horrendos canallas, todos tienen almas de santos y están llamados todos, como usted, como yo o como San Francisco o San Pablo a la Vida eterna y rescatados al mismo precio, magno precio empti estis. No existe hombre alguno que no sea un santo… virtualmente, y el pecado o los pecados, incluso los más horrendos, no son sino el accidente y en nada alteran la sustancia.

He ahí, a mi juicio, el verdadero punto de vista. Cuando voy al café a leer diarios innobles o estúpidos, miro a mi alrededor a los parroquianos, veo su alegría torpe, escucho sus imbecilidades o sus blasfemias y me digo que estoy allí entre almas inmortales que se ignoran, almas hechas para la adoración eterna de la Santísima Trinidad tan preciosas como los espíritus angélicos; y a veces lloro, no de compasión sino de amor, pensando que todas ellas, sea cual fuere su presente ceguera y cualesquiera sean los gestos aparentes de los cuerpos, irán a pesar de todo, invenciblemente, a Dios, que es su fin necesario.

¡ Ah, si se supiera cuán bello es esto! Pero usted sí lo sabe, y debería enseñármelo, si yo no lo supiera. ¡Qué pobres cristianos somos! Hemos recibido el Sacramento del Bautismo, el de la Confirmación, el del Orden en algunos casos … ¡y a pesar de todo ello carecemos de carácter!

Hay una forma engañosa de humildad, que se asemeja a la ingratitud. Nosotros hemos sido hechos santos por Nuestro Señor Jesucristo, y no nos atrevemos a creer y a decir firmemente que somos santos…

Carrizo

[Sólo para argentinos]
Era yo muy joven cuando algún erudito columnista de la revista Humor me hizo saber que Antonio Carrizo era un fascista. No recuerdo a qué venía el calificativo (inapelable, claro está)… pero eran los tiempos de euforia democrática (’83 o algo así) y esas cosas no se discutían.
Yo mismo (lo he dicho alguna vez) leía la revista Humor como una Biblia o poco menos, así que supongo que lo creí. Pero también es probable que, aun creyéndolo, me haya quedado un fondo de duda… un comienzo del resquebrajamiento de esa -y otras- autoridades intelectuales. Hay mentiras que se tragan pero que no se digieren.

Pero dejemos que los muertos entierren a sus muertos. Lo que yo quería decir es esto:

  • Mañana martes a las 19:00 hay un pequeño homenaje a Antonio Carrizo en el bar de Avenida Corrientes y Maipú.
  • Carrizo es uno de las poquísimas personas que puedo escuchar en los medios argentinos sin que me cause la impresión de estar oyendo a un cadáver parlante. Ni un santo ni un sabio ni un genio: uno que está vivo, nomás.
  • Estos días está en radio Rivadavia (AM) de Lunes a Viernes a las 21.
  • La Pasión de Juana de Arco

    Vi hace poco esta película de Dreyer de 1928, muy famosa entre los cinéfilos. Yo estoy lejos de serlo, y he visto muy pocas películas mudas. Pero … en verdad, impresiona.
    Igual que la película de Bresson, (también muy buena; no confundir con la de Luc Besson, no tan buena) abarca solamente el proceso y su muerte en la hoguera. Película hecha de rostros, inolvidables algunos… curiosamente el blanco y negro pareciera ser más efectivo para distinguir los detalles faciales (verdad es que la película está llena de primeros planos).

    El guión, al parecer, traza un paralelo con la pasión de Cristo: hay detalles como una especie de corona y cetro que le ponen a modo de burla, un juez que la escupe, una mujer que se acerca a darle agua camino a la hoguera… y hasta una sangría (medicinal). No sé cuánto tienen de histórico estos detalles.

    Un par de curiosidades (trivia): Cuando vi la sangría, me impresionó el realismo -para la época…-. Después encontré que más que realista fue real (con un extra, eso sí).

    Y la otra curiosidad es para aquellos con berretines culturosos-literarios.
    A ver si alguien adivina quién es este actor que interpreta al religioso joven, de pelo oscuro y pómulos salientes, uno de los pocos buenos de la película, y que al final sostiene el crucifijo para que Juana lo contemple al morir quemada (ayuda: recordar el país y la época; y apuntar más por el lado del teatro y la literatura que del cine).

    Aprentando el link, la solución, al pie de una galería de imágenes que capturé de la película. … Seguir leyendo

    Los valores que nos identifican como pueblo irreligioso

    Busco en Google, y no encuentro mucho más que esto:
    Dice una gacetilla de música tradicional mexicana que …
    … el concierto de Mexicalia resulta una experiencia muy recomendable ya que revitaliza los valores que nos identifican como pueblo con una cultura y expresiones propias, muchísimo más allá del cliché, gracias a su sonido atractivo e innovador…
    Por su lado el Centro Cultural Cidreño explica que …
    … el ya tradicional Festival de la Paloma Sabanera … tiene como propósito concientizar a la ciudadanía para preservar a esta especie de Ave en peligro de extinción y continuar con nuestras costumbres y valores que nos identifican como pueblo.
    Y también la Hebraica (centro cultural social y deportivo) invita a…
    …el programa Arajim (Valores) comprende varios espacios de encuentro para la formación, la información y la vivencia judaica a través de la trasmisión de los valores que nos identifican como pueblo. En una atmósfera abierta, participativa, secular y no formal …
    Echando el resto, la «oración oficial del Congreso Eucarístico» invoca:
    Padre Dios, que nos diste a tu Hijo Jesús, para que su presencia eucarística fuera el alimento de los valores que nos identifican como pueblo…
    Yo, la verdad, no sabía que Dios nos había dado a su Hijo para eso.
    Y además, la frasecita tiene su razón de ser en los otros tres casos (se trata de cultura, al fin y al cabo). En un Congreso Eucarístico … «no me cierra», qué quiere que le diga.

    La frase sí me cierra (y ni me extraña ni me alegra) con este sermón de este obispo.

    … La Argentina […] está exigiendo a la Iglesia celebrar la Eucaristía para promover una conciencia ciudadana en la corresponsabilidad comunitaria, solidaria, creativa, comprometida en la vida digna de quién habite este bendito territorio…
    Que un país pueda exigir algo a la Iglesia (en el sentido propio de la palabra) es por lo menos dudoso. Que pueda exigirle una manera de celebrar la Eucaristía, es ridículo. Y que este obispo (haciendose portavoz, de paso, de «lo que la Argentina le pide a la Iglesia») mezcle la Eucaristía con todos los cliches de esa retórica activista imbécil [y «utopía», «desafío»], etc… es para llorar.
    Pero es lo que hay. Esos, supongo, deben ser los valores que nos identifican como pueblo.

    Dedicatoria

    Escribió Leon Bloy, como dedicatoria de uno de sus libros, para Geoges Auric:
    Algunas veces, al releer este libro, me da la impresión de que hice algo grande.
    Tal vez sólo se trate de la ilusión de un mísero que confunde sus propias lágrimas con la Vía Láctea.

    Noche breve y mala posada

    Es un dicho en verso, popular pero no mucho, que escuché varias veces en boca de mis padres:
    Así es la vida:
    cortita, pero jodida.
    (Uno dice el primer verso como exclamación-suspiro aislado; el segundo viene solo, convocado irresistiblemente por la rima y el metro).

    Recuerdo que me extrañaba ese «pero», que parecía asumir que la brevedad de la vida fuera una especie de consuelo frente a su penosidad. ¿Cortita pero jodida ?…
    Para mi mente infantil, los dos adjetivos eran malos: un «y» en lugar del «pero» hubiera sido más lógico… O «Cortita y para peor jodida».

    Aparte de la consistencia interna, tampoco me quedaba claro que el dicho fuera veraz. Yo no veía que la vida fuera jodida; y mucho menos cortita. Aunque, oscuramente, presuponía que la misma vida poco a poco me iba a ir convenciendo (todavía lo sigo presuponiendo, pero esa es otra historia).

    Recuerdo también que un par de veces mi papá, tras pronunciar la frase, (como si de pronto hubiera tomado conciencia de lo que estaba diciendo, y yo oyendo) se sintió obligado a agregar una correción… rectificadora y optimista: «Nah, mentira… qué va a ser jodida la vida, la vida es linda…»

    Cuatro siglos antes, Santa Teresa decía a sus hijas que nuestra vida sobre la tierra es «una noche en una mala posada«.
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    El único necesario

    No viene mal, cada tanto, recordar cosas muy conocidas.
    Como esta oración/poema de Santa Teresa:
    Nada te turbe,
    nada te espante;
    todo se pasa,
    Dios no se muda.
    La pacïencia
    todo lo alcanza.
    Quien a Dios tiene,
    nada le falta.
    Solo Dios basta.

    Veo acá una versión de los de Taizé, con música y con traducción al inglés. Me hace gracia la traducción (beatle … mejorada) del último verso: «All you need is God«.

    Existe también una poesía en forma de glosa sobre los versos, atribuida a la misma Teresa.