Engancharse

«Me enganché con el blog»…. «No me enganché con tal libro»…
Se usa bastante esa expresión coloquial; veo que yo mismo la he usado. Cosa local y efímera, supongo. Y, sin ser muy linda que digamos, me cuesta en este momento encontrar otra que diga lo mismo.

No la registra el DRAE en esta acepción. Es verdad que se parece mucho a una de ellas: «9. tr. coloq. Captar intensamente la atención de alguien. La novela me enganchó.«. La diferencia reside en poner el objeto directo como sujeto activo: «(Yo) me enganché con la novela».
Si esta nueva forma es menos justificable (la analogía con el «gancho» se diluye), y por eso mismo -sospecho- no tiene derecho a la supervivencia, por otro lado agrega un matiz importante, denotado por la misma gramática: cuando digo «me enganché con la novela», no soy un mero sujeto pasivo («la novela me enganchó» = «yo fui enganchado por la novela»); en cambio, estoy sugiriendo que el enganche no es responsabilidad exclusiva de la novela, que el lector tiene un papel activo, incluso que yo «debo» -acaso, si la novela lo merece- hacer un esfuerzo que no es sólo receptividad pasiva.
Un esfuerzo de atención, que implica una especie de entusiasmo y de buena voluntad… estética, si quieren, para dejarse seducir, para percibir y disfrutar lo bello, en cualquiera de sus grados.

No iré tan lejos como para decir que esa obligación es general, y que toda falta de seducción artística es -en parte al menos- culpa del receptor. No diré que hay que tratar de engancharse con todo. Pero no lo diré por una especie de pereza; y porque me resisto visceralmente a tener que admitir una obligación de intentar engancharme con «El regreso del Jedi» o «El quinto elemento» o …

Y ya se verán venir (uno es tan predecible…) la generalización: del arte al mundo, de la subcreación a la creación. Imagino, por ejemplo, que allá en el Juicio nos preguntaran cómo nos impresionaron las cosas creadas, y uno respondiera algo como… «¿La creación? ¿El mundo? Sí, qué se yo… tenía sus cosas lindas, no digo que no… pero, no sé, no llegué a engancharme con todo eso, viste…».
Se me hace que, digan lo que digan (y con toda razón) los ascéticos, eso no sería un punto a nuestro favor.

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