Archivo por meses: julio 2005

Parroquias y comunidades

Sospecho que voy a escribir poco esta semana.

Fray Nelson viene escribiendo una serie de posts ( 12345 … ) que vale la pena leer, sobre la vida de los sacerdotes y las familias, y sobre los conceptos de «parroquias» y «comunidades» que hoy, como se vienen entendiendo y practicando, no parecen alcanzar para llenar las necesidades de una vida cristiana en sociedad. Todo un temita…

… Seguir leyendo

GKC y GBS

Más sobre la conversión de Chesterton.
Uno de los aspectos del asunto que más me llama la atención, es la reacción de sus amigos del otro campo (Chesterton no tenía enemigos), sobre todo G. B. Shaw y Wells; los ateos/agnósticos.
Téngase en cuenta que no se trataba de una conversión desde el ateísmo, ni siquiera de un cambio ideológico; mirado desde afuera, habría que decir que sólo era un cristiano que cambia de denominación (de anglicano a católico), sin cambiar sustancialmente su visión general de las cosas y su discurso (sobradamente conocido, además). Uno diría que eso a lo sumo podría doler a un anglicano (a su esposa, a su madre…), pero para alguien de afuera, no debería hacer gran diferencia.
Y sin embargo, que yo sepa, las reacciones de dolor y rechazo más pronunciadas le llegaron de ese campo. Wells y Shaw, que tantas veces y tan cordialmente habían discutido con él, que tanto lo apreciaban y tanto conocían sus ideas, se sintieron como afrentados… una especie de escándalo, muy de notar.
Decía Wells:
Quiero a GKC, y odio el catolicismo de Belloc y Roma…. Si el catolicismo sigue consistiendo en recorrer el mundo dándole a la lengua, entonces no puede haber encontrado un portavoz mejor que G.K.C.
Pero me duele el catolicismo de G.K.C.
Y Shaw, al enterarse del paso dado, preguntó (con un enojo inhabitual en él) si Chesterton estaba borracho… «Mi querido G.K.C, ha ido ud. demasiado lejos», le escribió.

Curioso, aunque creo entenderlo. Me pongo en el lugar de ellos, y del otro lado imagino a un amigo querido (e intelectualmente apreciable) que mantiene opioniones fundamentalmente erróneas (por tirar un ejemplo a mano: sobre la sexualidad); podemos discutir con afecto, pero si en un momento el tipo pasa de la teoría a la acción, tenemos motivos para dolernos y escandalizarnos.
Claro que la analogía, de ser aplicable, supone que la conversión de Chesterton (y esa conversión, insisto: un simple «cambio de denominación», una mera oficialización -nominal/institucional- de una posición ya conocida), el solo acto de recibir los sacramentos de la Iglesia … eso es pasar de la teoría a los hechos.
Y así debe ser nomás.

Igual, me atajo: esto no lo estoy diciendo desde el «partido católico». Porque los católicos tendemos a gustar de estas historias, por dudosos motivos (vean cuánta rabia provoca la Iglesia católica, vean que es algo grande, no es una religión más, vean el odio del mundo enfocado sobre ella, y ella sola)…
No quiero hablar en esa clave ahora (y tal vez nunca).
Porque me simpatizan Wells y Shaw (sobre todo éste), en su relación con GCK; también en ese momento.

Pocos después de la conversión, cuando Chesterton estaba encarando la dirección de una nueva revista (G. K. C.’s. weekly), una de las personas a quien pedía consejo y colaboración era GBS. De ahí esta carta, que empieza con esa excusa y termina con el lamento por la conversión. Me atrae mucho, esa rara lucidez y sinceridad, combinadas con una ceguera tan fundamental. Y sobre todo el párrafo en el que cuenta su horror de imaginarse a GKC confesándose, me parece de lo más expresivo que he leído al respecto.

Cada persona (y cada partido) tiene los adversarios que se merece, digo yo, con mi habitual arbitrariedad.
Y si esto vale para GCK, también (relación simétrica) valdrá para Shaw.

… Seguir leyendo

Qué quiso decir Isaías

En mis tiempos escépticos (que en cierta manera se prolongan) me irritaban los argumentos apologéticos que agarraban profecías -por lo general bastante ambiguas- del Antiguo Testamento, y las veían cumplidas en Jesús (lo cual, encima, lo ponían como argumento para demostrar la verdad del cristianismo).

¿Realmente el profeta habrá querido decir eso, estaba pensando en Jesús?, dudaba yo.
Pasó el tiempo, y oscuramente fui entendiendo que la pregunta estaba mal planteada (y probablemente también el argumento del apologeta; en ese sentido, en rebelarse ante una exigencia fuera de lugar, mi espíritu anti-apologeta bien podría tener algo de razón…).
Aunque, aun hoy, me vería en apuros para si quisiera explicar cuál es manera justa de abordar la cuestión.
Esto de ETF puede ayudar.

Cioran y Borges

Una mezcla de simpatía y antipatía (fuertes ambas) me da este párrafo de Cioran refiriéndose a Borges. Sentimiento mixto que, según sospecho, podría extender a las personas de los nombrados.
Nunca me han atraído los espíritus confinados en una sola forma de cultura. Mi divisa ha sido siempre, y continúa siéndolo, no arraigarse, no pertenecer a ninguna comunidad. Vuelto hacia otros horizontes, he intentado siempre saber qué sucedía en todas partes. A los veinte años, los Balcanes no podían ofrecerme ya nada más.
Ese es el drama, pero también la ventaja de haber nacido en un medio «cultural» de segundo orden. Lo extranjero se había convertido en un dios para mí. De ahí esa sed de peregrinar a través de las literaturas y de las filosofías, de devorarlas con un ardor mórbido. Lo que sucede en el Este de Europa debe necesariamente suceder en los países de América Latina, y he observado que sus representantes están infinitamente más informados y son mucho más cultivados que los occidentales, irremediablemente provincianos. Ni en Francia ni en Inglaterra veía a nadie con una curiosidad comparable a la de Borges, una curiosidad llevada hasta la manía, hasta el vicio, y digo vicio porque, en materia de arte y de reflexión, todo lo que no degenere en fervor un poco perverso es superficial, es decir, irreal.
De acá, vía acá

Hay una gran verdad en eso, contaminada por un error funesto, me parece. Debería hacer el esfuerzo de dilucidarlo. Pero estar tarde, estoy cansado, y tengo sed de ver enésima vez algo de Miyazaki/Takahata… (Hablando de vicios y fervores…)
Pero a Cioran me propongo conocerlo, algún día.

Catecismo ilustrado

Según dicen, el nuevo «Compendio del Catecismo» que acaba de presentar el Papa incluye catorce imagénes; son reproducciones de pinturas antiguas y renacentistas (hay dos de El Greco, una de Fra Angelico, de van der Weyden, van Eyck; también algunas bizantinas y orientales), que ilustran los diferentes temas. Lo notable es que, al parecer, no se trata de meras ilustraciones propias de esa edición, sino que forman parte integral de compendio, y por lo tanto deben incluirse en todas las ediciones, y en su lugar.
Amy se pregunta cuál será la reacción de algunos católicos (catequistas y editores incluidos) al encontrar que la imagen que va al comienzo de la sección «Sacramentos» es esta.


[Veo que lo último ha resultado demasiado hermético; tal vez sea mejor así… Se trata de que es del tipo de imagen que ser puede ser usada (de hecho, sucede) por los que se oponen a la comunión en la mano; con cuánta razón y con cuánta prudencia, es otro cantar.]

La cebolla y el hilo de araña

Sobre la historia de la cebolla, acota Luis:
La historia es idéntica a una de Buda, sólo que con una araña, a la que un malvado le perdona la vida. El Buda entonces se asoma al pozo del infierno y con un hilo de la tela de la araña iza al condenado.
[La historia de la cebolla] es una cristianización de una enseñanza budista – paradójicamente no demasiado budista. Algo parecido a la vida de san Josafat, «traducción» acristianada en la Edad Media de la vida de Buda.
Creo además que en la historia del Buda queda muy claro el motivo que expresás respecto a por qué el condenado se sacude a los «colgados». Básicamente el apego (egoísmo) y el miedo a que se rompa el hilo de araña, una plástica metáfora del terrible desequilibrio entre las seguridades humanas y la gracia (o el Dharma, o el coso que tuvieran los budistas)
Por su parte, Francisco me recuerda otra leyenda religiosa, citada en el mismo «Los hermanos Karamazov»:
[De LHK] «Uno de tales poemas [traducidos y copiados en monasterios del S.XVI], sin duda traducido del griego, es «La Virgen entre los condenados», que nos ofrece escenas de una audacia dantesca. La Virgen visita el infierno, conducida por el arcángel San Miguel. La Virgen ve a los condenados y sus tormentos. Le llama la atención una categoría de pecadores muy interesante que está en un lago de fuego. Algunos se hunden en este lago y no vuelven a aparecer. «Éstos son los olvidados incluso por Dios»: he aquí una frase profunda y vigorosa. La Virgen, desconsolada, cae de rodillas ante el trono de Dios y pide gracia para todos los pecadores sin distinción que ha visto en el infierno. Su diálogo con Dios es interesantísimo. La Virgen implora, insiste, y cuando Dios le muestra los pies y las manos de su Hijo horadados por los clavos y le pregunta: « ¿Cómo puedo perdonar a esos verdugos?», la Virgen ordena a todos los santos, a todos los mártires y a todos los ángeles que se arrodillen como ella a imploren la gracia para todos los pecadores. Al fin consigue que cesen los tormentos todos los años desde el Viernes Santo a Pentecostés, y los condenados dan las gracias a Dios desde las profundidades del infierno y exclaman: «¡Señor, tu sentencia es justa!»»

[Dice Francisco:] Según el prólogo de un librillo de cuentos rusos que tengo, «Jozhdenie bogoroditsi po mukam» («peregrinación de la Virgen por los caminos del dolor»[?]), texto que ya figura en una lista de libros apócrifos del S.XII, es uno de los más populares hasta el S.XIX entre los escritos rusos de procedencia bizantina. El prólogo incluye un resumen que difiere en la fecha de inicio del descanso anual concedido a los condenados (Jueves Santo), e incluye un detallito: entre los condenados que causan la piedad de la Virgen hay obispos y reyes que no habían cumplido la voluntad divina. Agrega un dato significativo: Alexéi N. Tolstoi (no confundir con León T.)titula su epopeya de la revolución rusa «jozhdenie po mukam», «Peregrinación por los caminos del dolor» (es traducido en castellano como «Camino de abrojos», y también «Tinieblas y amanecer de Rusia»).

Wenders de nuevo

Me comentan algunos lectores sobre la «conversión o algo así» al cristianismo de Wim Wenders, cineasta citado aquí más de una vez; me dicen que la revista Ñ salió algo…
No sé, será lo que sea. La verdad es que yo soy por naturaleza un poco frío para esas cosas… quiero decir, no me entusiasmo fácilmente por la notica de que fulano (una figura pública; sobre todo un artista o intelectual que uno aprecia) se convirtió, a menos que uno tenga buenos motivos para confiar en la «firmeza» de su conversión, y de que esto es una especie de florecimiento o coronación de un camino, el final feliz de una busqueda de belleza/verdad.
Y no tengo a la vista, en este caso, esos motivos.
Ni siquiera estoy muy seguro de la calidad artística de Wenders, vea. Me gustó mucho Paris, Texas ; y me gustó (sin adverbio) Las alas del deseo; es todo. Y por lo que dicen los críticos, el tipo no ha envejecido bien (hace rato que no hace una película buena), y eso a mis ojos es un síntoma especialmente malo.
Pero todo esto es mi mera impresión, con poco fundamento sólido.

Acá hay una entrevista (en inglés) donde habla del tema religioso. Veo que proviene de familia católica, y hasta fantaseó con ser cura en la adolescencia. Pero después se apartó completamente (para dolor de su padre; católico devoto, al parecer; pero con quien no hablaba nunca de religión — todo un tema lo que dice al pasar: «nunca hablamos una sola palabra sobre Cristo – y tal vez esto sea algo propio de los católicos»). Volvió ahora al cristianismo, aunque «no era posible para mí volver a la Iglesia Católica, pero empecé a rezar de nuevo y a leer la Biblia». Hay otras detalles de interés en la entrevista.

Y bien, vaya a saber. Dios tiene sus caminos.

Casualmente, hoy encontré esta página con extractos de la película. Algunas cosas me impresionan mejor así, leídas que escuchadas.
… Seguir leyendo

La cebolla


En «Los hermanos Karamazov», Grushenka cuenta a Alioscha (aplicándoselo a sí misma) un relato tradicional ruso, sobre una mujer mala que va al infierno y su ángel que trata de salvarla, en gracia al único pequeño acto de virtud de la anciana: haber dado una cebolla a un mendigo.

Encontré (vía Ashakira) una ilustración de la historia de la cebolla, por un artista peruano, en cincuenta cuadros.

Copio abajo el texto de Dostoyevsky. En la web también se encuentra la leyenda en otras versiones.

Se me ocurre ahora pensar si la mujer se sacudió de encima a sus compañeros por simple egoísmo o más bien por temor (egoísta, sí) a que la cebolla se rompiese con tanto peso. Cálculo razonable y terreno; pero en esas regiones podemos sospechar que hay otras leyes, y acaso la cebolla resistiría mejor mientras más peso tuviera que arrastrar.
Y dejémoslo ahí, que no conviene manosear demasiado estas historias.

… Seguir leyendo

Ayer nomás

Acabo de ver otra de estudio Ghibli, esta no de Miyazaki sino de Takahata (el mismo de La tumba de las luciérnagas). En título original, es Omohide Poro Poro, que literalmente vendría a traducirse como «Recuerdos de lágrimas que caen», «Recuerdos que lagrimean»… o algo parecido (dicen, yo no me hago cargo). En inglés la tradujeron como «Only yesterday«, o sea, «Ayer nomás«, como la canción de Los Gatos…
Es también dibujo animado, pero en este caso no es para niños.

Naturalmente, yo no tengo desarrollada la capacidad de apreciar cine. Y, en general, disfruto demasiado de las cosas de segundo orden (como decíamos hace poco, y decía Wodehouse).
No puede ser justa mi apreciación; no puede ser que una película tan poco conocida sea tan buena… (sin contar con que es la primera impresión, menos confiable aún…).
Y aunque la llegue a ver diez veces (es muy probable) y me siga pareciendo igual de buena, y aunque no sea yo solo… igual, no puede ser. Me tengo que estar equivocando.

Vaya de todos modos este post, a modo de recuerdo y constancia; otra inesperada alegría que me ha traído el estudio Ghibli.