Los dos filos de un voto

Elrond despide a los nueve miembros de la Comunidad del Anillo, que inician su peligroso viaje hacia Mordor:
—… Cuanto más avancéis, menos fácil será volveros atrás; pero no quedáis obligados por ningún lazo o juramento a ir más allá de vuestra voluntad. Pues no conocéis aún la fortaleza de vuestros corazones, y no podéis prever lo que cada uno encontrará en el camino.

—Desleal es aquel que se despide cuando el camino se oscurece —dijo Gimli.

—Quizá —dijo Elrond—, pero no jure que caminará en la noche quien no ha visto el ocaso.

— Sin embargo, un juramento puede dar fuerzas a un corazón vacilante.

O quebrarlo —dijo Elrond—. ¡No mirés demasiado adelante! ¡Pero partid con buen ánimo!…

(El Señor de los Anillos – II.3)
Yo siempre vi este diálogo como el complemento a lo que dice Chesterton (siempre cargando un poco las tintas él, por más que sean bellas y potentes tintas), sobre la virtud del juramento -en su caso, se trata especialmente del voto matrimonial, como recuerda recuerda Juan Ignacio.

El voto como un arma de doble filo… voto , en general, en el sentido tradicional de juramento, promesa, compromiso formal y solemne -frecuentemente público- a hacer algo.

Por ejemplo, y sin ir más lejos… continuaré el tema en otro post, mañana; sin falta. Es un voto.

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