La presencia del resucitado

Otra de Bruckberger:
Tu comportamiento durante los cuarenta días que siguieron a tu resurrección muestra bien el estilo que pueden adoptar tus milagros para fortificar a tus fieles oprimidos. Una discreción indefinida que parece indiferencia, hasta ausencia, luego una brusquedad y de pronto una presencia que aporta con ella su propia evidencia, inaccesible para aquellos que no te aman por sobre todas las cosas.
Corresponde a cada uno de nosotros rehacer tu peregrinaje terrestre, toca a cada uno de nosotros estar fatigado del camino como tú lo estuviste, de sudar la sangre de la angustia, de cargar el fardo y de morir solo, fuera de las murallas, manteniendo el puño cerrado sobre tu promesa que está más allá del tiempo.

Eres tú quien dijo:
«No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros.
«Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros me veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis.

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