Eugenesia y afines

Copado ya el campo de batalla en los frentes de la homosexualidad (la idea de matrimonios gays que adoptan hijos ya casi ha dejado de perturbar), sexo funcional al placer, y procreación a la carta (aborto y anticoncepción, derechos de salud). Según veo, la pedofilia (incesto incluido) y la eugenesia son algunos de los próximos frentes.

Sobre la eugenesia en particular, me intriga -algún lector progresista acaso sabrá informarme- cuál es el grado de preocupación que el tema provoca en la gente de avanzada. Mi impresión es que «de eso no se habla»; una bandera que por ahora está guardada en el ropero (planchadita, planchadita); y que apenas conserva -cada vez más apagados- aromas nazis.
Veo por ejemplo que para los verborrágicos columnistas de Página 12 la palabra es casi tabú: contra 411 ocurrencias de la palabra «capitalismo«, 106 para «contaminación«, hay sólo una para eugenesia; y como verán (si gustan pasar a la sección «Placer» de nuestro diario comprometido con la lucha social), no cuenta. La palabra «transgénicos«, con su resonancias ecológicas, tiene mucho mas rating: 35 ocurrencias; es lógico, a los chicos de Greenpeace les preocupa mucho más la manipulación genética de los rabanitos que la de los hombres.
Aunque ahora veo que el buscador del diario no es muy completo: buscando en Google, encuentro otra mención; en una nota a favor del aborto, que dice al pasar:
Paradójicamente a principios del siglo XX, en la Argentina, quizá Miriam hubiera obtenido un permiso para abortar en nombre de la eugenesia y de una probable herencia degenerada.
¿Paradójicamente?
De todas maneras, y dejando a Página 12 a un lado, no imagino qué argumentos (no digo verbales: digo medulares, de los que hacen fuerza adentro, se sepan o no expresar) puede tener contra la eugenesia un progresista (en el sentido amplio de la palabra: aquellos que se alegran de los arriba mencionados campos de batalla ganados al enemigo oscurantista, digamos). No digo que no los tengan, me pregunto nomás. En todo caso, si hoy tienen algo, es de suponer que sus hijos difícilmente los tendrán.

¿Tendrían estos algo que oponer (racional o emocionalmente) al premio Nobel -descubridor de la hélice del ADN- , James Watson ? En el sitio de esta blogger yanqui relata su encuentro con el tipo, un poco obseso al parecer:
Watson me miró a los ojos y me dijo que él tenía motivos fundados para ser partidario que las mujeres puedan optar por abortar a sus hijos «enfermos», puesto que él mismo hubiera querido poder abortar a su propio hijo, que es discapacitado mental.
Continuó diciendo que «no era creyente«, de modo que estaba seguro de no tener reparos morales para matar a su hijo.
Los mismos sentimientos que había expresado en esta entrevista:
    Afirmando «No soy un sádico», el hombre que descubrió el ADN dijo que los padres, especialmente las madres, deberían tener derecho a veto sobre el nacimiento de sus hijos.
    «Siempre que uno pueda evitar que un chico seriamente enfermo nazca, es un bien para todos», dijo el Dr. Watson. «La mayoría de las madres no quieren tener monstruos…»
    Dice el doctor que nunca ha visto una alma en un tubo de ensayo.
Mi impresión es que los mentados progresistas simplemente no han sido educados sobre esta cuestión (ahora por ejemplo están demasiado ocupados en leer el ultimo artículo contra Bush -o la última película, o el último artículo sobre la última película), así que no pueden naturalemente tomar posición, ni a favor ni en contra.
Lo dicho: todavía no es una bandera masiva, sólo para iniciados-especialistas. Lo mismo que la pedofilia,especialidad de otros especialistas. Ya vendrá el tiempo de la divulgación, la pelea en el llano.

Cuando todo se desvanece, cuando ni siquiera sabemos si tiene sentido la palabra «hombre», o si tiene sentido ser hombre, al final de todo, sólo nos queda algo cierto: el placer. Y sólo queda un enemigo: el dolor.

Pero por lo más oscuro amanece, dicen.
Y en realidad no sabemos de dónde sopla el viento, ni adónde va.
Por suerte.

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