Gambitos

Mariano Grondona intenta poner su típico toque de pimienta cultural a una insípida nota de política local, y preludia explicando:
En el juego del ajedrez, cuando alguien hace una movida que promete a su rival una ganancia sólo aparente porque ha preparado, por detrás de ella, una combinación ganadora, a esta iniciativa inesperada y engañosa se la llama gambito. Si el rival acepta el gambito irreflexivamente, perderá por no haber advertido a tiempo que le habían tendido una trampa.
Sigue un poco de etimología… uno de sus lugares comunes, al punto que burlarse de eso es ya otro lugar común. Yo no me burlaré, puesto que en realidad me gustan las etimologías; y, en este caso, me gustó aprender que gambito comparte la raíz con gamba y gambeta. Pero si la etimología está bien, la definición está rotundamente mal. Esa definición corresponde más bien a un sacrificio aparente, a una celada; recurso de ajedrecista bisoño (diría Grau), indigno en general de jugadores que se respeten. Sin embargo, como puede comprobarse, muchas de las partidas de los grandes maestros comienzan con gambitos («Gambito de Dama», «Gambito escocés», «Gambito Marshall»). Extraño sería que en esos niveles se tendieran celadas, tan conocidas además como para tener nombres establecidos.
En verdad, en la jerga del ajedrez, «gambito» es un sacrificio de material (generalmente pequeño: un peón) que sucede en la apertura (fase temprana del juego) y que, por lo mismo, es conocido por todos. No hay nada inesperado ni engañoso: la desventaja material se compensa por otro lado (posición, espacio, tiempos), y los dos jugadores lo tienen claro. Y por lo general la compensación es razonable, y es jugable para ambos bandos, sea que se acepte el gambito o se rechace (de otra manera, el gambito no tendría el honor de un nombre, y de ser practicado en los altos niveles).
Con haberle preguntado a un ajedrecista cualquiera… o siquiera al DRAE

Digamos, de paso, y para poner un toque de pimienta cultural a este insípido post, que también Chesterton parece hacerse una idea equivocada de lo que es un gambito. En La esfera y la cruz, relatando el comienzo de un duelo de espadas…
…his hand made a sharp movement to his hip and his sword shone in the moon. As old chess-players open every game with established gambits, they opened with a thrust and parry, orthodox and even frankly ineffectual…
Al menos Chesterton sabe que un gambito se presenta al comienzo de la partida, y que no tiene nada de «inesperado o engañoso». Pero —si no lo leo mal— parece que le gusta imaginar también una celada, en la que no espera que el adversario caiga, pero que se practicaría por una especie de rito deportivo, casi a modo de saludo o precalentamiento, sin mucha justificación racional u objetiva. Como creo haber explicado ya, de esto hay poco o nada, en realidad. Y —si uds. quieren— lamentablemente.

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