Extrañezas

Y bien, sí; lo del miércoles pasado era una especie de broma, y no muy buena. Pero no sin intención. Al modo de una «reducción al absurdo» (¿Cómo es en latín, Jeeves? Reductio ad absurdum, señor. Gracias, Jeeves) de esas argumentaciones tradicionalistas…
Puesto que, si me preguntan, creo en la verdad de la frase de Castell-kegaard, de hacer las cosas difíciles (aunque él hablaba de «cristianismo», mejor que de «religión»); y sin embargo no creo que esas dificultades que los terroristas litúrgicos nos infligen a los de sensibilidad tradicional tengan nada de meritorio o de útil. Habría, pues, aquí una pequeña contradicción o dificultad, que estos expertos libelistas solventarán con desdén, pero que a mí me pareció algo ejemplar; pues en verdad creo que usan esas grandes frases como slogans de partido, con mala conciencia y poca inteligencia. Y la respuesta final de mi imaginario interlocutor (la dificultad se refiere «a los otros») pretende ser una caricatura, exagerada pero, creo, reconocible. En todo caso, pienso que no les vendría mal a estas personas preguntarse (sin apurarse a «exteriorizar» la respuesta, ni siquiera en la imaginación; la interioridad era también una de las preocupaciones de Kierkegaard) en qué sentido el cristianismo debería ser o hacerse difícil para nosotros.
Y, copiando la retórica de aquel corresponsal que se extrañaba de que yo —habiendo leído a Castellani— pareciera no ver ciertas cosas… a mí me extraña que esta derecha no parezca ver o pensar nada por el estilo.

Y me extrañan muchas otras cosas semejantes. Me extraña por ejemplo…

…que habiendo ellos leído a Castellani, den tantísima más importancia a los abusos liturgicos que al fariseismo. Que no estén dispuestos a aprender de él que el punto por el cual la barca de la Iglesia amenaza naufragio no es por la custodia del dogma (ni la liturgia!) sino la falta de caridad. Que las preocupaciones de Castellani por las misas sin horizontalidad (feligreses que no se conocen y van simplemente a «comprar sacramentos») no les toque nada.

…que citando —si no leyendo— a Kierkegaard no se les ocurra plantearse si su militancia cristiana, tan mezclada de pasiones sociopolíticas y de imágenes más o menos fantásticas de una cristiandad pujante pasada, se moverá en el plano estético, ético o religioso.

… que leyendo muchos de ellos a Tolkien no atisben ningún reflejo de sí mismos en la tristeza y la rebeldía de los elfos; en la tentación de Galadriel (y de Gandalf); por no hablar del mismo Saruman, su crispación y rebelión ante el advenimiento de la gente pequeña… y su mano dura en la Comarca.

…que leyendo y citando tanto a Chesterton, no sospechen en sus propias obsesiones (y en sus costumbres de regocijarse/aplaudir/citar selectivamente los fragmentos del evangelio y del magisterio) algún síntoma del hereje que por aferrarse a su porción de la verdad termina apartándose de la Verdad. Y que no se les pegue ni un poquito de la elegancia intelectual de GKC, de su buena disposición a dialogar con los del otro lado, y ganarse su estima y respeto.

…que conociendo las disputas de los fariseos con Jesús no vean ni un atisbo de reflejo en sus razonamientos, en sus aporías, en su integrismo, en impaciencia y en su anhelo (más o menos secreto) de una mano dura que venga a poner orden en este mundo de hombres-niños despreciables, revoltosos, maleducados e incorregibles. Que no les mueva un pelo el paralelo entre sus planteos y los planteos (y los modos, intelectuales y afectivos) de los fariseos … cambiando a Moisés por Pío IX, a tal ley por tal dogma.

…que sabiendo con quienes andaba Jesucristo en su vida pública, en sus panfletos militantes les guste tanto apelar una y otra al proverbio «Dime con quién andas…», juzgando a los herejes por proximidades (Fulano es amigo de Mengano. Mengano es hereje. Ergo, Fulano es hereje).

…que conociendo la historia, no vean ejemplos en el pasado de conservadores fosilizados que ven en todo cambio una agresión al pasado; infinitos casos de obcecaciones y resentimientos demasiado similares a los suyos, completamente ortogonales a la fe católica. Que esto no les lleve en ningún caso a intentar ubicarse a sí mismos, a relativizar lo que es relativo en sus propias ansiedades.

….que declarándose tan «fieles» al magisterio hagan oidos sordos a los papas posteriores a Pío XII. Que escuchen y lean al magisterio católico contemporáneo (desde el CV2) en clave de sospecha, con la actitud de juez en lugar de fiel y discípulo.

…que teniendo tan presente en su manera de concebir al hombre su naturaleza caída, no se les ocurra vislumbrar en sus propias pasiones la mancha del pecado original.

…que habiendo leído y recordando tan a menudo aquello de San Pablo, de los falsos maestros «que halagan los oídos», no se les ocurra preguntarse si ellos mismos no tienen sed de halagos; si su catolicismo no está tentado de buscar consuelos más nefastos que los sensuales. Y que no se les ocurra ni siquiera considerar si la imagen paulina no podría aplicarse a -digamos- esas publicaciones panfletarias de la derecha católica; o a la predicación de Mons. M. Lefebvre.

…que teniendo tanta desconfianza ante el abuso de la palabra amor, que sabiendo que los amores humanos no son de por sí sagrados sino que deben ser ordenados para no degenerar en pasiones inútiles, estériles y venenosas, no se les ocurra aplicar ese conocimiento a su amor por la Iglesia; por no hablar de su amor por la patria, o por la misa tridentina.

…que teniendo ojo tan penetrante para discernir causas y efctos, y para señalar los abundantes frutos malos del CV2 (y la ausencia de buenos), tanta inclinación a armar árboles genealógicos de herejías y sirvientes de Satanás, tanta seguridad de juicio para aplicar a los siglos pasados y actuales el versículo del árbol y los frutos, a ellos no les produzca la más mínima zozobra repasar la dudosa productividad de sus excelentes árboles. Que manoseen y trivialicen así la sentencia evangélica, como una piedra de toque mágica que pudiera aplicarse a instituciones y concilios, en lo externo, sin purificarse el corazón, con sólo leer los diarios; ¿a alguno se le ocurrió recopilar los «buenos frutos» de -digamos- la Suma Teológica?

…que quejándose tanto de los curas progresistas que prefieren dedicar sus sermones a temas triviales de actualidad en lugar del evangelio, a hablar de sociología en lugar de religión, ellos, en sus blogs, revistas o charlas, muestren tan poco interés visible en meditar el evangelio, en estudiarlo y actualizarlo, y sí en cambio tanto afán de publicar escándalos, denunciar herejes y cumplir su cuota de militancia (propaganda) citando letra muerta y devoción apolillada.

…que reconociéndose tan lejos del amor a Dios de los santos, y al mismo tiempo tan celosos del honor del crucificado, y repudiando con tanta energía el abuso del cristiano mistongo que se atrave a llamar cruces a sus pequeñas incomodidades -aceptadas porque no tiene otra-, ellos no tengan complejos para llamar puro amor (a la Iglesia o a la Patria) a sus pasiones, en considerarlas afines (o aun idénticas) al amor a Dios, y en asimilar sus frustraciones-sufrimientos-resentimientos al dolor redentor (amor crucificado…; y he leído a alguno que pretendía adjudicar a los sufridos fieles… tradicionalistas el dolor de la mujer del Apocalipsis, la que gime con dolores de parto)

…que repudiando con tanta energía la concepción herética protestante de la salvación por la sola fe, muestren en sus protestas y excomuniones una concepción de lo que significa «ser cristiano» que lo asimila a una aquiescencia intelectual a una serie de proposiciones; que les resulte más central el Denzinger que el evangelio, vamos.

…que repudiando con tanta energía las concepciones fatalistas o materialistas de la historia (sea en su versión marxista-sociológica, en la mecanicista-cientificista) que despoja al hombre del libre albedrío y niega su dignidad de criatura espiritual, ellos acentúen tanto —al modo jansenista— la condición caída de la naturaleza humana y la influencia demoníaca sobre las sociedades, haciendo de la Gracia algo extrínseco —y prácticamente excepcional—, concibiendo el obrar del hombre según líneas fatalistas, y, de hecho, negando la palabra de Cristo: «el viento sopla donde quiere».
(«La libertad religiosa engendra fatalmente el indiferentismo de los individuos» Mons. Lefebvre )

…que lamentando tanto que el catolicismo esté prácticamente proscripto de los medios y la cultura contemporánea, y denunciando con tanta energía la usurpación cultural llevada a cabo por las siniestras fuerzas del laicismo/comunismo/progresismo/masonería/etc (y según los siniestros planes de Gramsci), evidencien tan poco interés en juzgar la calidad, fecundidad y tolerancia de la cultura católica (en lo intelectual y en lo artístico… por no hablar de lo religioso) en los tiempos en que tuvo la sartén por el mango.

…que siendo tan severos, en el plano estético, con las fealdades modernas que se ven frecuentemente en la iglesia (mal gusto musical, arquitectónico, plástico, oral, devocional), sean tan indulgentes con las fealdades antiguas.

…que siguiendo a un salvador que llama a dar la otra mejilla, que se entrega en la cruz sin defenderse ante sus acusadores, que reprende a Pedro cuando éste se niega a aceptar la humillación del maestro… les escandalice tanto cualquier gesto lejanamente similar de la Iglesia institucional (desde un mea culpa, hasta sentarse a comer con publicanos y prostitutas) porque atentan contra su dignidad, da pasto a los enemigos, escandaliza a los débiles en la fe y entristece a los amigos fieles.


Continuará (Terminará, espero).

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