La razón, la videncia, y otros privilegios

Como ya hemos notado alguna vez, la antropología católica -en particular, dentro de la teología tomista- puede sonar algo racionalista a los oídos de muchos, católicos incluidos. También algo de lo que decía el Papa, sobre el Logos y la sabiduría griega… Y cuando uno se entera de que Tomás dice que es «por la razón y el entendimiento … que somos hechos a la imagen de Dios», entiendo que haya motivos para ponerse algo nerviosos. No nos ocuparemos ahora de los motivos anticristianos; del lado cristiano, uno podría preguntarse si esto equivale a hacer de la razón la esencia del hombre, o del alma [*]… y uno podría legítimamente dudar de esta preeminencia y aun sospechar de una desviación teológica, fomentada por los mismos intelectuales que quieren llevar el agua para su molino. ¿Y la emoción?, preguntará uno; ¿y la mística? ¿no está esas cosas por encima de la razón? ¿Acaso se llega a Dios por la razón? ¿Acaso Jesús nos mandó a estudiar filosofía? ¿Acaso no dio preeminencia a los necios de este mundo frente a los sabios? Y finalmente, decir que la razón es lo que constituye la esencia y la dignidad última de la persona humana, ¿no equivale a decir que las personas más intelectuales son superiores ? ¿qué queda pues para los ignorantes, para los mogólicos?

Mejor que responder la objeción, (acaso no pueda responderse, acaso sea válida; o acaso esto sea parte de la respuesta), me gusta agarrar los dos lados de la disputa y ponerlos, como ante un espejo, frente a una objeción análoga … en algún sentido. Y que acaso, en algún sentido, ayude a pensarla:

— Yo sólo creo lo que veo. Uno hombre sabio sólo puede creer lo que ve.
— ¿Y qué hay de los ciegos?


[* De paso, digamos que todo esto no es mucho más que una caricatura de la antropología tomista. Para Tomás ni el alma es la esencia del hombre, ni el intelecto es la esencia del alma ]

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