Silencio

De los sermones de Kierkegaard, sobre «Los lirios del campo y las aves del cielo»:
… ¿Y qué es lo que expresa el silencio del lirio y del pájaro? Expresa el respeto de Dios, que es El quien dictamina, que sólo a El competen la sabiduría y la inteligencia. Y cabalmente, porque este silencio es respeto de Dios y, en cuanto puede serlo en la naturaleza, adoración, por eso es un silencio tan solemne. Y porque este silencio es tan solemne, por eso cabalmente se capta a Dios en la naturaleza. ¿Cómo iba a ser de otra manera, si todo está callado por respeto hacia El? Aunque Dios no hable, ese callar de todo por respeto hacia El, nos hace el efecto de que nos está hablando.
En cambio, lo que ningún poeta puede ayudarte a aprender de ese silencio allá afuera, junto al lirio y el pájaro, lo que solamente el Evangelio puede enseñarte, es que hay seriedad -que tiene que haberla- en la exigencia de que el pájaro y el lirio sean tus maestros, de que tú tienes que imitarlos, aprender de ellos con toda seriedad a hacerte tan silencioso como ellos.
Y precisamente la seriedad consiste -si se entiende de una manera auténtica, no al modo del poeta soñador, el poeta que deja que la naturaleza sueñe a su alrededor- en esto: que tú allá afuera, junto al lirio y al pájaro, sientas que estás delante de Dios; cosa que frecuentemente se olvida por completo al hablar y dialogar con los demás hombres.

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