Experimento pensado

1. Confeccione ud. una obra plástica que plasme un sentimiento de odio antijudío, de manera intencionadamente revulsiva. Por ejemplo: dibújese un judío con rostro afilado y mirada codiciosa juntando billetes y exprimiendo solapadamente a las naciones del mundo. O una obra burlesca que coquetee con el exterminio nazi.
2. Cuélguele al resultado el sustantivo «arte» y el adjetivo «polémico«.
3. Repita los pasos anteriores las veces que sea necesario (o más).
4. Intente conseguir un espacio para exponer en un lugar importante dentro de la cultura de Buenos Aires.
5. Intente lograr que los neutrales medios argentinos reporten neutralmente el hecho. Y que califique cualquier eventual protesta como «una protesta aislada de sectores judíos extremos» (puesto que la exposición cuenta con la advertencia de que «puede herir ciertas sensibilidades»).
6. Intente convencer a los críticos de que su obra es valiente al «meterse con» la versión oficial de la historia y «contraatacar las motivaciones hegemónicas» de los medios.
7. Finalmente, y sobre todo: intente usted, no sólo ya zafar de ser acusado de infringir las leyes anti-discriminación religiosa, no sólo ya zafar de que lo escupan y lo «escrachen», sino lograr el «contundente apoyo» de las autoridades de nuestra Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora la Virgen María de los Buenos Aires, desde Ibarra para abajo, con asistencia incluida del secretario de Cultura porteño, Gustavo López.

(Para el que no lo sepa, en física se llama «experimento pensado» al que no es necesario, o posible, o conveniente hacer en realidad, pero cuyos resultados pueden ser previsibles y/o instructivos de imaginar).

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