Artículo 1:
¿Asumió el Hijo de Dios la carne por medio del alma?
lat
Objeciones por las que parece que el Hijo de Dios no asumió la carne
por medio del alma.
1. El modo de unirse el Hijo de Dios con la naturaleza humana y sus
partes es más perfecto que el modo con que está presente en todas las
criaturas. Ahora bien, en éstas está presente de manera inmediata por
esencia, presencia y potencia. Luego, con mayor razón, el Hijo de Dios
está unido a la carne sin la mediación del alma.
2. El alma y la carne están unidas al Verbo de Dios en la
unidad de hipóstasis o persona. Pero el cuerpo pertenece
inmediatamente a la persona o hipóstasis, como le pertenece el alma.
Incluso parece que el cuerpo, por ser la materia, está más cercano a
la hipóstasis del hombre que el alma, por ser ésta su forma, porque el
principio de individuación, incluido en el nombre de hipóstasis,
parece ser la materia. Luego el Hijo de Dios no asumió la carne por
medio del alma.
3. Suprimido el medio, quedan separadas las partes que él
unía, como desaparecería el color del cuerpo quitada la superficie, ya
que por medio de ésta se hace presente el color en el cuerpo. Sin
embargo, separada el alma por la muerte, todavía permanece la unión
del Verbo con la carne, como quedará claro más abajo (
q.50 a.2). Por
consiguiente, el Verbo no se une a la carne por medio del
alma.
Contra esto: está lo que dice Agustín en la Epístola A.d Volusianum: La grandeza del poder divino unió consigo un alma
racional, y mediante ésta un cuerpo humano, y así asumió al hombre
íntegro mejorándolo.
Respondo: El medio se llama así por la relación
que guarda con el principio y con el fin. Por eso el medio incluye un
orden, como lo incluyen el principio y el fin. Y el orden es doble:
uno temporal, y otro de naturaleza. En el orden temporal no existe
medio alguno en el misterio de la encarnación, porque el Hijo de Dios
unió consigo simultáneamente a toda la naturaleza humana, como quedará
claro más adelante (
a.3.4).
El orden de naturaleza entre varias cosas puede entenderse de dos
maneras: una, de acuerdo con el grado de dignidad, como cuando decimos
que los ángeles están entre los hombres y Dios; otra, por razón de la
causalidad, como cuando hablamos de la existencia de una causa
intermedia entre la causa primera y el último efecto. Y este segundo
orden es, de algún modo, consecuencia del primero, pues, como dice
Dionisio en el c.13 del De Cael. Hier., Dios
actúa en las substancias más lejanas por medio de las que están más
próximas.
Por tanto, si tenemos en cuenta el grado de dignidad, es claro que el
alma se presenta como intermedia entre Dios y la carne. Y en este
sentido puede decirse que el Hijo de Dios unió la carne consigo por
medio del alma. Pero, si se atiende al orden de la causalidad, la
propia alma es de alguna manera causa de la unión de la carne con el
Hijo de Dios. La carne no es asumible más que por el orden que guarda
con el alma racional, que es la que la proporciona el
ser carne humana. Y ya hemos dicho antes que la naturaleza humana es
más apta para ser asumida que las demás naturalezas (q.4 a.1).
A las objeciones:
1. Entre las criaturas y Dios cabe
considerar un doble orden. Uno, el que mira a las criaturas en cuanto
causadas por Dios y dependientes de él como de principio de su ser. Y
así, debido a su poder infinito, Dios llega inmediatamente a todas las
cosas, creándolas y conservándolas. Y de este modo Dios está
inmediatamente en todos los seres por esencia, potencia y
presencia.
Otro, el que hace que las cosas reviertan a Dios como a su fin. Y en
este sentido existe un medio entre Dios y las criaturas, porque las
criaturas inferiores se relacionan con Dios mediante las superiores,
como dice Dionisio en el libro De Cael. Hier.. A
este orden pertenece la asunción de la naturaleza humana por el Verbo
de Dios, que es el término de la asunción. Y por eso se une a la carne
mediante el alma.
2. Si la hipóstasis del Verbo de
Dios estuviera constituida simplemente por la naturaleza humana, se
seguiría que el cuerpo estaría más cerca de la hipóstasis, por ser
materia, que, a su vez, es principio de individuación; así como el
alma, que es la forma específica, se relaciona más próximamente con la
naturaleza humana. Pero por ser la hipóstasis anterior y superior a la
naturaleza humana, tanto más próximo estará a la hipóstasis lo que en
la naturaleza humana sea más noble. Por eso el alma está más cerca del
Verbo de Dios que el cuerpo.
3. Nada se opone a que lo que es
causa de algo por razón de la aptitud y la conveniencia desaparezca,
sin que por lo mismo se disipe el efecto; porque, aunque un ser
dependa de otro en su génesis, una vez hecho realidad, ya no depende
de él. Como si la amistad entre algunos se hubiera debido a una
determinada circunstancia, aquélla no cesa porque ésta desaparezca; y
lo mismo, si la belleza fue causa de matrimonio, porque aquélla es
conveniente en la mujer para la unión conyugal, ésta no se rompe
porque aquélla desaparezca. De manera semejante, la unión del Verbo de
Dios con la carne perdura incluso después de la separación del
alma.
Artículo 2:
¿Asumió el Hijo de Dios el alma mediante el espíritu?
lat
Objeciones por las que parece que el Hijo de Dios no asumió el alma
mediante el espíritu.
1. Una misma realidad no puede ser medio entre ella misma y otra
cosa. Ahora bien, el espíritu o inteligencia no es algo esencialmente
distinto de la propia alma, como queda dicho en la
Primera
Parte (
q.77 a.1 ad 1). Luego el Hijo de Dios no asumió el alma por
medio del espíritu o inteligencia.
2. Aquello que hace de medio para la asunción parece más
apto para la misma. Pero el espíritu o inteligencia no es más apto
para la asunción que el alma, como es manifiesto al no ser asumibles
los espíritus angélicos, según se dijo más arriba (
q.4 a.1). Luego
parece que el Hijo de Dios no asumió el alma mediante el
espíritu.
3. Lo que es posterior es asumido por lo que es anterior.
Ahora bien, el alma designa la misma esencia, que es naturalmente
anterior a su potencia, como lo es la inteligencia. Parece, por tanto,
que el Hijo de Dios no asumió el alma por medio del espíritu o
inteligencia.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el libro De agone
christiano: La verdad invisible e inmutable
asumió el alma mediante el espíritu, y el cuerpo por medio del alma.
Respondo: Como ya se ha expuesto, se dice que
el Hijo de Dios asumió la carne mediante el alma tanto por razón de
orden de dignidad como por razón de la aptitud para la asunción. Y
estas dos cosas se encuentran si comparamos la inteligencia, llamada
espíritu, con las demás partes del alma. Pues el alma no es apta para
la asunción más que en cuanto es capaz de Dios, hecha a su imagen; y
esto se logra por la inteligencia, llamada espíritu, de acuerdo con Ef
4,23: Renovaos por el espíritu de vuestra mente.
Del mismo modo, también la inteligencia es la parte superior y más
noble del alma, y la más semejante a Dios. Y por eso, como dice el
Damasceno en el libro III, el Verbo de Dios se unió a
la carne por medio del entendimiento, pues la inteligencia es lo
más puro que hay en el alma; y el mismo Dios es inteligencia.
A las objeciones:
1. Aunque la inteligencia no se
distinga esencialmente del alma, se distingue, sin embargo, de las
otras partes del alma en cuanto potencia. Y bajo este aspecto le
compete la razón de medio.
2. Al espíritu angélico no le
falta aptitud para la asunción por carencia de dignidad, sino porque
su caída es irreparable; cosa que no puede decirse del espíritu
humano, como está claro por lo dicho en la Primera
Parte.
3. El alma entre la cual y el
Verbo de Dios se pone la inteligencia como medio no significa la
esencia del alma, que es común a todas las potencias, sino las
potencias inferiores, que son comunes a toda alma.
Artículo 3:
¿El alma de Cristo fue asumida por el Verbo antes que la
carne?
lat
Objeciones por las que parece que el alma de Cristo fue asumida por
el Verbo antes que la carne.
1. El Hijo de Dios asumió la carne por medio del alma, como queda
dicho (
a.1). Pero antes se llega al medio que al extremo. Luego el
Hijo de Dios asumió antes el alma que el cuerpo.
2. El alma de Cristo es más noble que los ángeles, según Sal
96,7:
Adoradle todos sus ángeles. Ahora bien, los ángeles
fueron creados desde el principio, como se dijo en la
Primera
Parte (
q.46 a.3). Luego también el alma de Cristo. Esta no fue
creada antes de ser asumida, pues dice el Damasceno, en el libro
III, que
el alma y el cuerpo de Cristo no tuvieron
jamás otra hipóstasis que la del Verbo. Parece, pues, que el alma
de Cristo fue asumida antes que la carne, la cual fue concebida en el
seno de la Virgen.
3. En Jn 1,14 se dice: Le vimos lleno de gracia y de
verdad; y en el v. 16 se añade: de su plenitud hemos recibido
todos, es decir, todos los fieles de cualquier tiempo, como expone
el Crisóstomo. Pero esto no sería posible si Cristo no
hubiese tenido la plenitud de gracia y de verdad antes de todos los
santos que existieron desde el principio del mundo, porque la causa no
es posterior al efecto. Existiendo, pues, la plenitud de gracia y de
verdad en el alma de Cristo en virtud de la unión con el Verbo, de
acuerdo con lo que se dice en el v.14: Vimos su gloria como la del
Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad, parece seguirse
que el alma de Cristo fue asumida por el Verbo desde el principio del
mundo.
Contra esto: está lo que dice el Damasceno en el libro IV: La inteligenda no se unió al Verbo de Dios, como falsamente
sostienen algunos, antes de la encarnadón en la Virgen, y a partir de
ese momento es llamado Cristo.
Respondo: Orígenes defendió que
todas las almas, incluso la de Cristo, fueron creadas desde el
principio. Pero esto es inadmisible, pues, si se admite que el alma de
Cristo fue creada en ese momento sin unirse inmediatamente al Verbo,
se seguiría que dicha alma hubiera tenido en algún tiempo subsistencia
propia sin el Verbo. Y de este modo, al ser asumida por el Verbo, o
bien la unión no se hubiera hecho según la subsistencia, o bien se
hubiera destruido la subsistencia anterior del alma.
Del mismo modo, es también inaceptable defender que tal alma hubiera
estado unida al Verbo desde el principio, encarnándose después en el
seno de la Virgen. En tal hipótesis, el alma de Cristo daría la
impresión de no ser de la misma naturaleza que las nuestras, que a la
vez son creadas e infundidas en los cuerpos. Por eso dice el papa
León, en la epístola Ad Iulianum, que su
carne no era de naturaleza distinta de la nuestra, ni le fue infundida
el alma de modo distinto que a los demás hombres.
A las objeciones:
1. Como se ha expuesto arriba (
a.1),
el alma de Cristo es medio en la unión de la carne con el Verbo según
el orden de la naturaleza. Pero de esto no se sigue que fuese medio en
el orden del tiempo.
2. Como enseña el papa León en la
misma Epístola, el alma de Cristo se distingue no
por la diversidad de naturaleza, sino por la sublimidad de la
virtud. Es de la misma naturaleza que nuestras almas, pero supera
incluso a los ángeles según la plenitud de gracia y de verdad
(Jn 1,14). El modo de la encarnación corresponde al alma de acuerdo
con su naturaleza. Por eso, al ser la forma del cuerpo, se sigue el
que sea creada a la vez que es infundida y unida al cuerpo. Esto no
atañe a los ángeles, por ser sustancias totalmente exentas de
cuerpos.
3. Todos los hombres participan de
la plenitud de Cristo por la fe que tienen en él, pues en Rom 3,22 se
dice que la justicia de Dios por la fe en Jesucristo llega a todos
y sobre todos los que creen en él. Como nosotros creemos en él en
cuanto encarnado, así también los antiguos creyeron en él en cuanto
que había de nacer, pues creemos teniendo el mismo espíritu,
como se dice en 2 Cor 4,13. Y la fe en Cristo tiene poder para
justificar por designio de la gracia de Dios, de acuerdo con Rom
4,5: Al que no trabaja, pero cree en el que justifica al impío, la
fe se le toma en cuenta como justida, de acuerdo con el designio de la
gracia de Dios. Por lo que, al ser eterno este designio, nada
impide que algunos sean justificados por la fe en Cristo aun antes de
que su alma estuviese repleta de gracia y de verdad.
Artículo 4:
¿Asumió el Verbo la carne de Cristo antes de que se uniese al
alma?
lat
Objeciones por las que parece que la carne de Cristo fue asumida por
el Verbo antes de que fuese unida al alma.
1. Dice Agustín en el libro De fide ad Petrum: Defiende firmemente, y no dudes en modo alguno, que la carne de
Cristo no fue concebida en el seno de la Virgen antes de ser asumida
por el Verbo. Pero parece que la carne de Cristo fue concebida
antes de ser unida al alma racional, pues, en el proceso generacional,
la disposición material es anterior a la forma perfectiva. Luego la
carne de Cristo fue asumida antes de ser unida al alma.
2. Como el alma es parte de la naturaleza humana, así lo es
también el cuerpo. Pero el alma humana, en Cristo, no tuvo un
principio de su ser distinto del que tiene en los demás hombres, como
consta por la autoridad del papa León antes citada
(
a.3). Parece, pues, que tampoco el cuerpo de Cristo tuvo un principio
de ser distinto del nuestro. Y en nosotros la carne es concebida antes
de que se le una el alma racional. Luego lo mismo sucedió en Cristo.
Y, de este modo, la carne fue asumida por el Verbo antes de que fuese
unida al alma.
3. Como se dice en el libro De causis, la causa primera influye más en el efecto, y se une a él antes que la causa segunda. Ahora bien, el alma de Cristo guarda con el Verbo la relación que tiene la causa segunda con la primera. Luego el Verbo se unió a la carne antes que el alma.
Contra esto: está lo que enseña el Damasceno en el libro
III: Al mismo tiempo la carne fue carne del Verbo
de Dios, al mismo tiempo fue carne animada, racional e
intelectual. Por tanto, la unión del Verbo con la carne no
precedió a la unión de ésta con el alma.
Respondo: La carne humana es asumible por el
Verbo gracias a la relación que guarda con el alma racional como con
su propia forma. Y tal relación no existe antes de que se una a ella
el alma racional, porque una materia se hace propia de una forma en el
momento en que recibe tal forma; por eso en el mismo instante en que
aparece la forma sustancial se termina la alteración. Y ésa es la
razón de que la carne no debió ser asumida antes de ser carne humana,
lo que aconteció al hacerse presente el alma racional. Así pues, como
el alma no fue asumida antes que la carne, porque va en contra de la
naturaleza del alma el existir antes de que se una al cuerpo, del
mismo modo la carne no debió ser asumida antes que el alma, porque la
carne no es humana antes de que tenga un alma racional.
A las objeciones:
1. La carne humana
recibe el ser por medio del alma. Y por eso no es carne
humana antes de que se le una el alma; sin embargo, puede ser una
disposición para convertirse en carne humana. Pero, en la concepción
de Cristo, el Espíritu Santo, por ser un agente de virtud infinita, en
un mismo instante dispuso la materia y la hizo perfecta.
2. La forma da la especie en acto;
en cambio, la materia, de suyo, está en potencia para la especie. Y
por eso iría contra la naturaleza de la forma preexistir a la
naturaleza específica, que se consuma por su unión con la materia; sin
embargo, no es contrario a la naturaleza de la materia el que
preexista a la naturaleza específica. Y de ahí que la diferencia
existente entre nuestro origen y el de Cristo, por ser nuestra carne
concebida antes de estar unida al alma —cosa que no sucede en
Cristo—, es conforme a lo que precede a la perfección de la
naturaleza; igual que nosotros somos concebidos por un semen viril, y
Cristo no lo es. En cambio, la diferencia en cuanto al origen del alma
se convertiría en una diferencia de naturaleza.
3. Puede interpretarse que el
Verbo de Dios se une a la carne antes que el alma, si se atiende al
modo común en que está presente en todas las criaturas por esencia,
presencia y potencia; pero esta prioridad no es de tiempo, sino de
naturaleza. Se entiende que la carne es primero un ser, a causa del
Verbo, que un ser animado, lo que le proviene del alma. Pero, en el
orden de las ideas, es preciso que la carne se una al alma antes que
al Verbo, porque de esta unión con el alma le viene a la carne la
aptitud para unirse al Verbo en la persona, especialmente porque la
persona sólo existe en la naturaleza racional.
Artículo 5:
¿Asumió el Hijo de Dios la naturaleza humana integra mediante sus
partes?
lat
Objeciones por las que parece que el Hijo de Dios asumió la
naturaleza humana total mediante sus partes.
1. Dice Agustín, en el libro De agone christiano, que la verdad invisible e inconmutable asumió el alma por medio del espíritu, el cuerpo por medio del alma, y así asumió al hombre total. Ahora bien, el espíritu, el alma y el cuerpo son partes del hombre total. Luego asumió el hombre total mediante sus partes.
2. El Hijo de Dios asumió la carne mediante el alma, porque
ésta es más semejante a Dios que el cuerpo. Pero las partes de la
naturaleza humana, por ser más simples que el todo, parecen más
semejantes a Aquel que es la misma simplicidad. Luego asumió el todo
mediante sus partes.
3. El todo resulta de la unión de las partes. Pero la
unión se concibe como el término de la asunción, mientras que las
partes se entiende que son anteriores a la asunción. Luego asumió el
todo por medio de las partes.
Contra esto: está lo que dice el Damasceno en el libro
III: En nuestro Señor Jesucristo no cabe considerar
las partes de las partes, sino los componentes inmediatos, esto es, la
deidad y la humanidad. Pero la humanidad es un todo, que se
compone de alma y cuerpo como de sus partes. Luego el Hijo de Dios
asumió las partes mediante el todo.
Respondo: Cuando en la asunción de la
encarnación se habla de medio, no se trata de un orden temporal,
porque se realizó a la vez la asunción del todo y la de las partes. Ya
queda demostrado (
a.3.4) que el alma y el cuerpo se unieron en un
mismo instante para constituir la naturaleza humana del Verbo. Y en
este caso se trata de un orden de naturaleza. De donde se sigue que lo
que es posterior en la naturaleza es asumido por lo que es
primero.
Una cosa es primera en la naturaleza de dos modos: uno, por parte del
agente; otro, por parte de la materia. Y estas dos causas existen
antes que el efecto. En lo que toca al agente, es absolutamente
primero lo que ocupa el primer puesto en su intención, aunque
relativamente es primero aquello por lo que comienza su operación; y
esto porque la intención precede a la operación. Por lo que se refiere
a la materia, es primero lo que existe antes en la
transformación de la materia.
En la encarnación es necesario atender principalísimamente al orden
por parte del agente, porque, como dice Agustín en la Epístola Ad
Volusianum, en estas cosas toda la razón de la
obra radica en el poder del agente. Y es claro que en la intención
del agente tiene prioridad lo completo respecto de lo incompleto y,
por consiguiente, el todo con relación a las partes. Por eso hay que
afirmar que el Verbo de Dios asumió las partes de la naturaleza humana
mediante el todo. Así como asumió el cuerpo por la relación que dice
al alma racional, así también asumió el cuerpo y el alma por la
relación que tienen con la naturaleza humana.
A las objeciones:
1. De las palabras citadas no se
sigue más que el Verbo, al asumir las partes de la naturaleza humana,
asumió toda la naturaleza humana. Y así, la asunción de las partes es
anterior en el orden de las ideas, pero no en el tiempo. Por el
contrario, la asunción de la naturaleza es lo primero en el orden de
la intención, lo que equivale a ser absolutamente lo primero, como
queda dicho (en el cuerpo del artículo).
2. Dios es simple en tal grado
que es también perfectísimo. Y por eso el todo es más semejante a Dios
que las partes, en cuanto que aquél es más perfecto.
3. La unión personal es el término
de la asunción; no, en cambio, la unión de la naturaleza, que resulta
de la unión de las partes.
Artículo 6:
¿Asumió el Hijo de Dios la naturaleza humana mediante la
gracia?
lat
Objeciones por las que parece que el Hijo de Dios asumió la
naturaleza humana por medio de la gracia.
1. Nosotros nos unimos a Dios por medio de la gracia. Pero la
naturaleza humana en Cristo estuvo supremamente unida. Luego tal unión
se hizo por medio de la gracia.
2. Así como el cuerpo vive por el alma, que es su
perfección, así también vive el alma por medio de la gracia. Ahora
bien, la naturaleza humana se hace apta para la unión por medio del
alma. Luego el Hijo de Dios asumió el alma mediante la
gracia.
3. Agustín, en el libro XV De Trin., dice que el Verbo encarnado es como nuestro verbo expresado en la
palabra. Ahora bien, nuestro verbo se une a la palabra mediante el
espíritu. Luego el Verbo de Dios se une a la carne por medio del
Espíritu Santo; y, de este modo, se une por medio de la gracia, que se
atribuye al Espíritu Santo, de acuerdo con 1 Cor 12,4: Hay
diversidad de gracias, pero uno mismo es el Espíritu.
Contra esto: está que la gracia es un accidente del alma, como se
demostró en la
Segunda Parte (
1-2 q.110 a.2 ad 2). Pero la
unión del Verbo con la naturaleza humana se hizo hipostáticamente y no
accidentalmente, como es claro por lo dicho antes (
q.2 a.6). Luego la
naturaleza humana no fue asumida mediante la gracia.
Respondo: Cristo tiene la gracia de unión y la
gracia habitual. Así pues, bajo ninguno de los dos aspectos puede
concebirse la gracia como medio en la asunción de la naturaleza
humana. Efectivamente, la gracia de unión es el mismo ser personal que
ha sido dado gratuitamente por Dios a la naturaleza humana en la
persona del Verbo, lo que representa el término de la asunción. Y la
gracia habitual, que pertenece a la santidad especial de tal hombre,
es un efecto de la unión, de acuerdo con Jn 1,14:
Vimos su gloria
como la del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad; lo
cual significa que, por el hecho de ser ese hombre el Unigénito del
Padre, como efecto de la unión tiene la plenitud de gracia y de
verdad.
Pero si por gracia se entiende la misma voluntad de Dios que hace o
dona algo gratuitamente, entonces la unión se hizo
mediante la gracia, no como medio, sino como causa
eficiente.
A las objeciones:
1. Nuestra unión con Dios se
realiza por medio de una operación, es a saber, en cuanto que le
conocemos y amamos. Y, por eso, tal unión se hace mediante la gracia
habitual, en cuanto que la operación perfecta procede de un hábito. En
cambio, la unión de la naturaleza humana con el Verbo de Dios se
realiza en su ser personal, lo cual no depende de ningún hábito, sino
inmediatamente de la misma naturaleza.
2. El alma es perfección
sustancial del cuerpo, mientras que la gracia es perfección accidental
del alma. Y por eso la gracia no puede ordenar el alma a la unión
personal, por no ser ésta accidental, como lo hace el alma con el
cuerpo.
3. Nuestro verbo interior se une
a la palabra por medio del espíritu no como medio formal, sino como
motor de la misma, pues del verbo interior procede el espíritu con que
se forma la palabra. Y, de manera semejante, del Verbo eterno procede
el Espíritu Santo, que formó el cuerpo de Cristo, como se verá luego
(
q.32 a.1). Pero de esto no se sigue que la gracia del Espíritu Santo
sea el medio formal en la unión de que hemos hablado.