Artículo 1:
¿Es la modestia parte de la templanza?
lat
Objeciones por las que parece que la modestia no es parte de la
templanza.
1. Modestia se deriva de modo. Pero en todas las virtudes es
necesario un modo, ya que la virtud se ordena al bien, y el bien, como
dice San Agustín en De Natura Boni, consiste en
un modo, especie y orden. Luego la modestia es una virtud
general y no debe considerarse como parte de la templanza.
2. La mejor alabanza de la templanza parece ser el definirla
por cierta moderación. Ahora bien: esta palabra da origen a la
modestia. Luego la modestia coincide con la templanza y no es una
parte de ella.
3. Parece que la modestia se ocupa de la corrección del
prójimo, según se nos dice en 2 Tim 2,24-25:
Al siervo del Señor
no le conviene altercar, sino mostrarse manso con todos, pronto para
enseñar, sufrido, y con mansedumbre corregir a los adversarios.
Pero el corregir a los culpables es acto de la justicia o de la
caridad, como quedó dicho (
q.33 a.1). Luego parece que la modestia es
parte de la justicia más que de la templanza.
Contra esto: está el que Cicerón considera a la modestia
parte de la templanza.
Respondo: Como dijimos antes (
q.141 a.4;
q.157 a.3), la templanza aporta la moderación a una materia en la que es
sumamente difícil moderarse, cuales son las concupiscencias de los
deleites del tacto. Ahora bien: dondequiera que hay una virtud
centrada en lo que es más importante conviene que haya otra que se
ocupe de las materias que no lo son tanto, ya que conviene que la vida
humana esté regulada en todo con arreglo a las virtudes, así como ya
dijimos (
q.129 a.2;
q.134 a.3 ad 1) de la magnificencia, que se ocupa
de los grandes gastos, siendo necesaria, además, la liberalidad que
modere los gastos medianos, en los cuales no es tan difícil moderarse.
En nuestro caso, la virtud se llama modestia, y se agrega a la
templanza como a su virtud principal.
A las objeciones:
1. Los nombres comunes se aplican,
a veces, a las partes menos significativas, como, por ejemplo, el
nombre común de ángeles se aplica al orden más bajo de los
ángeles. Así también la palabra modo, que se observa, en
general, en toda virtud, se atribuye especialmente a la virtud que
impone el modo en las materias más pequeñas.
2. Algunas cosas necesitan la
templanza a causa de su vehemencia, al igual que la necesita el vino
fuerte; pero la moderación es necesaria en todas las cosas. Por eso la
templanza es necesaria en las pasiones vehementes, y la modestia en
las débiles.
3. La modestia se toma allí en un
sentido general, en cuanto que es necesaria en todas las
virtudes.
Artículo 2:
¿Se ocupa la modestia, únicamente, de las acciones
externas?
lat
Objeciones por las que parece que la modestia sólo se ocupa de las
acciones externas.
1. Los movimientos internos de las pasiones no pueden conocerse
externamente. Pero el Apóstol, en Flp 4,5, recomienda que nuestra modestia sea conocida de todos los hombres. Luego la modestia se
ocupa exclusivamente de las acciones externas.
2. Las virtudes que se ocupan de las pasiones se distinguen
de la virtud de la justicia, que se ocupa de las acciones externas.
Siendo la modestia una virtud única, si se ocupa de las acciones
externas no se ocupará de algunas pasiones internas.
3. Ninguna virtud específicamente una tiene por materia
las cosas del apetito, propias de las virtudes morales, y las que
pertenecen al conocimiento, que son propias de las virtudes
intelectuales; ni se ocupa tampoco, a la vez, de las cosas que
pertenecen al apetito irascible y al concupiscible. Luego si la
modestia es una sola virtud, no puede ocuparse de todo lo
dicho.
Contra esto: Está el hecho de que, en todos los objetos señalados,
conviene que se guarde un modo, el cual da nombre a la
modestia. Luego ésta se ocupa de todos ellos.
Respondo: Como ya hemos apuntado (
a.1), la
modestia se distingue de la templanza en que ésta modera los objetos
que son más difíciles de refrenar, mientras que la modestia modera los
objetos menos difíciles. Parece que algunos han hablado de la modestia
de diversos modos, pues siempre que encontraron una razón especial de
bien o de dificultad en moderar quitaron el objeto a la modestia y le
dejaron las cosas pequeñas. Es evidente, por otra parte, que el
refrenar los placeres del tacto presenta una dificultad especial, por
lo cual todos consideraron distintas a la templanza y la moderación.
Pero, además, Cicerón consideró que había un bien
especial en la moderación de las penas, y por eso apartó también la
clemencia de la modestia, dando a la modestia todos los demás objetos
que habían de ser moderados.
Parece que éstos son cuatro. Uno es el movimiento del ánimo hacia
alguna excelencia, al que modera la humildad. El segundo es el
deseo de las cosas del conocimiento, que es moderado por la estudiosidad y que se opone a la curiosidad. El tercero se
refiere a los movimientos y las acciones corporales, tratando de que
se hagan con decencia y honestidad tanto cuando se trata de obrar con
seriedad como en el juego. El cuarto se refiere al ornato externo,
como vestidos y objetos similares. Pero para cuidar de algunos de
ellos pusieron otros algunas virtudes especiales: Andrónico puso la mansedumbre, la simplicidad, la humildad y otras semejantes, de las cuales hablamos antes (q.143). Aristóteles puso también la eutrapelia, cuya materia son los deleites del juego. Todas ellas están comprendidas bajo la modestia según Cicerón. Conforme a esto, la modestia no sólo se ocupa de las acciones exteriores, sino también de las interiores.
A las objeciones:
1. El Apóstol habla de la modestia
en cuanto que se ocupa de los actos externos. Sin embargo, también la
moderación de lo interno puede darse a conocer mediante signos
externos.
2. Bajo la modestia están
comprendidas distintas virtudes, señaladas por varios autores. Por eso
puede admitirse que la modestia se ocupe de objetos que exigen
diversas virtudes. Sin embargo, no es tan grande la
diversidad entre las partes de la modestia entre sí como la que puede
haber entre la justicia, que se ocupa de los actos, y la templanza,
cuyo objeto son las pasiones, porque en las acciones y pasiones en las
que no se da una especial dificultad por parte de la materia, sino
sólo por parte de la moderación, no hay más que una virtud, a saber:
la que está relacionada con la moderación.
Con esto queda respondida la objeción tercera.