Artículo 1:
Crear, ¿es o no es hacer algo de la nada?
lat
Objeciones por las que parece que crear no es hacer algo de la
nada:
1. Dice Agustín en Contra Adversarium Legis et
Prophetarum: Hacer es producir lo que en
absoluto no existía. En cambio, crear es establecer algún orden en
algo sacándolo de lo que ya existía.
2. Más aún. La categoría de la acción y del movimiento se
analiza a partir de los términos. Es de más categoría la acción que
procede del bien para el bien y del ser para el ser que lo que procede
de la nada para algo. Pero parece que la creación es la acción de más
categoría y la primera entre todas las acciones. Por lo tanto, no es
proceder de la nada a algo, sino del ser al ser.
3. La preposición a partir de implica una
relación causal sobre todo en lo referido a lo material, como cuando
decimos que la estatua está hecha de bronce. Pero nada no puede
ser materia del ser ni de ningún modo su causa. Por lo tanto, crear no
es hacer algo a partir de la nada.
Contra esto: está lo que sobre aquello del Gen 1,1: En el principio
creó Dios el cielo, etc., dice la Glosa: Crear
es hacer algo a partir de la nada.
Respondo: Como se dijo anteriormente (
q.44 a.2), no sólo hay que analizar el origen de un ser particular de otro
particular, sino también el origen de todo ser de la causa universal,
que es Dios. Este origen lo llamamos creación. Lo que se origina por
emanación particular no se presupone en tal emanación; como al
engendrarse un hombre, antes no era tal hombre, sino que de no hombre
se hace hombre, y blanco de no blanco. Por eso, si se considera la
emanación de todo el ser universal en relación con su primer
principio, es imposible presuponer algún ser en tal emanación. Pero
la
nada es igual a la negación de todo ser. Por lo tanto, como
la generación del hombre se hace a partir del no ser que es no hombre,
así también la creación, que es emanación de todo el ser, se hace a
partir del
no ser que es la
nada.
A las objeciones:
1. Agustín utiliza equívocamente el
término creación, como se dice que son creadas aquellas cosas que se
transforman en algo mejor, como cuando se dice que alguien es creado
obispo. Aquí no hablamos de la creación en este sentido, sino en el
sentido que hemos dado.
2. Los cambios se especifican y
dignifican no por su punto de partida, sino por el de llegada. Por lo
tanto, tanto más perfecta y principal será la mutación cuanto más lo
sea su punto de llegada, aunque el punto de partida sea más
imperfecto. Así como la generación en sentido absoluto es de más
categoría y principal que la alteración, puesto que la forma
sustancial es de más categoría que la forma accidental, sin embargo,
la privación de la forma sustancial, que es el punto de partida en la
generación, es más imperfecta que su contrario, que es el punto de
partida de la alteración. De forma parecida, la creación es más
perfecta y principal que la generación y la alteración, porque el
punto de llegada es toda su sustancia. Lo que se entiende como punto
de partida es, sin más, el no ser.
3. Cuando se dice
que algo es hecho a partir de la nada, la
preposición a partir de no indica causa material, sino tan sólo
orden; como cuando decimos que el mediodía se hace de la mañana que no
indica más que después de la mañana viene el mediodía. Pero hay que
tener presente que la preposición a partir de puede incluir
negación cuando digo nada, o también puede estar incluida en ella. Si
se toma incluyendo la negación, entonces permanece el orden, y se
indicará el orden de sucesión entre lo que es y el no ser. En cambio,
si la negación incluye la preposición, entonces se niega el orden, y
su sentido sería: Se hace de la nada, esto es, no está hecho de algo;
es como cuando se dice que uno habla de nada porque no habla de algo.
Ambos sentidos son aplicables cuando se dice que algo se hace a partir
de la nada. En el primer sentido, la preposición a partir de
indica orden; en el segundo, implica relación de causa material, la
cual es negada.
Artículo 2:
Dios, ¿puede o no puede crear algo?
lat
Objeciones por las que parece que Dios no puede crear
algo:
1. Según el Filósofo en I Physic., los antiguos
filósofos admitieron como una verdad de sentido común
que de nada nada se hace. Pero el poder de Dios no llega hasta lo que
es contrario a los primeros principios; por ejemplo a hacer que el
todo no sea mayor que la parte o que la afirmación y la negación sean
las dos verdaderas a la vez. Por lo tanto, Dios no puede hacer algo a
partir de la nada, esto es, no puede crear.
2. Si crear es hacer algo a partir de la nada, ser creado es
ser hecho algo. Pero todo ser hecho es ser cambiado. Por lo tanto, la
creación es un cambio. Pero todo cambio exige un sujeto como se deduce
de la definición de movimiento, ya que el movimiento es el acto de
lo que existe en potencia. Por lo tanto, es
imposible que algo sea hecho por Dios a partir de la
nada.
3. Lo que es hecho es necesario que en algún tiempo
fuera hecho. Pero no puede decirse que lo que es creado se esté
haciendo y sea hecho al mismo tiempo, porque en los seres permanentes
lo que se hace no está hecho y lo que está hecho ya existe. Por lo
tanto, a un mismo tiempo sería y no sería. Luego, si se hace algo, el
hacerlo debe preceder al estar hecho. Pero esto no es posible a no ser
que preexista el sujeto en el cual se dé el mismo hacer. Por lo tanto,
es imposible hacer algo a partir de la nada.
4. No se puede rebasar una distancia infinita. Pero entre
el ser y la nada hay una distancia infinita. Por lo tanto, no es
posible hacer algo a partir de la nada.
Contra esto: está lo que se dice en Gen 1,1: En el principio creó
Dios el cielo y la tierra.
Respondo: No sólo no es imposible que algo sea
creado por Dios, sino que es necesario decir que todo lo creado ha
sido hecho por Dios, como se deduce de lo establecido (
q.44 a.1). Pues
todo el que hace algo de algo, aquello de que lo hace se presupone a
su acción y no es producido por la misma acción. Así
es como actúa el artista con las cosas naturales, la madera y el
bronce que no son producidas por la acción artística, sino por la
naturaleza. Incluso la misma naturaleza produce las cosas naturales en
lo que se refiere a la forma, pero presupone la materia. Por lo tanto,
si Dios no obrase más que presuponiendo alguna materia, dicha materia
no sería producida por El. Quedó demostrado anteriormente (
q.44 a.1.2), que nada puede haber en los seres que no proceda de Dios, que es
la causa universal de todo ser. Por lo tanto, es necesario afirmar que
Dios produce las cosas en su ser a partir de la nada.
A las objeciones:
1. Como hemos dicho anteriormente
(
q.44 a.2), los antiguos filósofos sólo se fijaron en la producción de
efectos particulares por causas particulares, las cuales
necesariamente presuponen algo anterior a su acción. En este sentido,
era opinión común entre ellos que nada se hace a partir de la nada.
Sin embargo, esto no se da en el origen de las cosas procedentes del
principio universal.
2. La creación no es un cambio más
que en nuestro modo de entender. Pues propio del cambio
es que un mismo sujeto tenga un modo distinto de ser antes y después
del cambio. A veces dicho sujeto es un mismo ser en acto que cambia
accidentalmente, esto es lo que ocurre en los cambios cuantitativos,
cualitativos y de lugar; a veces es el mismo ser en potencia el que cambia, como en el cambio sustancial
cuyo sujeto es la materia. Pero en la creación, por la cual todo el
ser de la cosa creada toma realidad, no se puede suponer algo
permanente en distintos estados antes y después a no ser sólo según
nuestro modo de entender, es decir, en cuanto que nos representamos
primero la cosa creada como no existiendo y después como ya existente.
Pero, como a la acción y a la pasión le es común el mismo ser del
movimiento y se diferencian sólo en cuanto a las distintas relaciones,
tal como se dice en III Physic., es necesario
que, si anulamos el movimiento, no queden más que esas diversas
relaciones entre el creador y lo creado. No obstante, puesto que el
modo que tenemos de expresarnos sigue al modo de entender, expresamos
la creación refiriéndonos al cambio, y por eso decimos que crear es
hacer algo a partir de la nada; si bien las palabras hacer y ser hecho
son más adecuadas que cambiar y ser cambiado, porque hacer y ser hecho
indican la relación causa-efecto y efecto-causa implicando el cambio
sólo como una consecuencia.
3. En aquellas cosas que son
hechas sin movimiento, estar haciendo y ser hecho es algo simultáneo,
ya sea la acción final de un movimiento como en la iluminación (pues a
un tiempo algo está iluminándose y es iluminado), o bien no sea la
acción final de ningún movimiento, como lo es el pensamiento, que a la
vez se está formando y está formado. En tales casos, lo que se está
haciendo ya es. Pero al decir que está hecho, se indica que lo es por
otro y que antes no era. Por lo tanto, como la creación se da sin
movimiento, a un tiempo se está creando y está ya creado.
4. Aquella objeción
se debe a que equivocadamente se imagina que entre la nada y el ser
hay algún medio infinito. Esto es evidentemente falso. El origen de
esta falsa afirmación consiste en concebir la creación como un cierto
cambio entre dos extremos existentes.
Artículo 3:
La creación, ¿es o no es algo en la criatura?
lat
Objeciones por las que parece que la creación no es algo en la
criatura:
1. Así como la creación pasiva se atribuye a la criatura, así también
la creación activa se atribuye al creador. Pero la creación activa no
es algo en el creador porque, de ser así, se seguiría que en Dios
habría algo temporal. Por lo tanto, la creación pasiva no es algo en
la criatura.
2. Nada es medio entre el creador y la criatura. Pero la
creación es designada como un medio entre ambos, pues no es el
creador, ya que no es eterna y tampoco es la criatura, porque exigiría
otra creación por la que tal criatura fuera creada; y así
indefinidamente. Por lo tanto, la creación no es algo en la
criatura.
3. Si la creación es algo distinto de la sustancia
creada, es necesario que sea un accidente suyo. Todo accidente está en
el sujeto. Por lo tanto, lo creado serían el sujeto de la creación. De
este modo, el sujeto y el término de la creación serían lo mismo. Lo
cual es imposible, porque el sujeto es anterior al accidente y
conserva el accidente. El término es posterior a la acción y a la
pasión de la que es término. Además, una vez que existe el término,
desaparecen la acción y la pasión. Así, pues, la misma creación no es
algo.
Contra esto: ser hecho sustancialmente es más que ser hecho sólo en
cuanto a la forma sustancial o accidental. Pero la generación absoluta
o relativa, es decir, según la forma sustancial o accidental, es algo
en lo generado. Por lo tanto, con mayor razón la creación, con la cual
se produce algo en cuanto a todo su ser, es algo en lo
creado.
Respondo: La creación es algo en lo creado sólo en cuanto a la relación. Porque lo que es creado no es hecho por movimiento o por cambio. Pues lo que es hecho por movimiento o por cambio se hace a partir de algo preexistente; lo cual se da en las producciones particulares de algunos seres, pero esto no se da en la producción de todo ser por la causa universal de todos los seres, que es Dios. Por lo tanto, Dios produce las cosas sin movimiento cuando las crea. Ahora bien, anulado el movimiento en la acción y en la pasión en ellas, no queda más que la relación, tal como acabamos de decir (
a.2 ad 2). Por lo tanto, la creación en la criatura no es más que una relación real con el creador como principio de su ser; del mismo modo que en la pasión que se da con movimiento está incluida la relación con el principio de dicho movimiento.
A las objeciones:
1. La creación activa indica la
acción divina, que es la misma esencia de Dios relacionada con la
criatura. Pero esta relación de Dios con la criatura no es real, sino
sólo de razón. En cambio, la relación de la criatura con Dios es real,
tal como dijimos anteriormente al tratar sobre los nombres divinos
(
q.13 a.7).
2. Al expresar la creación como
cambio, tal como se dijo (
a.2 ad 2), por mediar de
algún modo el cambio entre el que mueve y lo movido, concebimos la
creación como algo intermedio entre el creador y la criatura. Sin
embargo, la creación pasiva está en la criatura y es criatura. Luego
no es necesario que sea creada por otra creación distinta, porque las
relaciones, al incluir en su misma esencia orden con otro, no van
referidas a él más que por sí mismas, tal como dijimos anteriormente
al tratar sobre la igualdad de Personas (
q.42 a.2 ad 4).
3. La creación indicada como
cambio, por término tiene a la criatura; entendida como relación, tal
como es en realidad, tiene por sujeto a la criatura, que es anterior a
ella, como el sujeto es anterior al accidente. Sin embargo, la
relación tiene cierta razón de prioridad respecto de lo creado en lo
que se refiere al objeto que es el principio de la criatura. Sin
embargo, no es necesario que, aun cuando la criatura exista, se diga
que ha sido creada, porque la creación implica relación de la criatura
con el creador con novedad o comienzo en su existir.
Artículo 4:
Ser creado, ¿es o no es propio de los seres compuestos y
subsistentes?
lat
Objeciones por las que parece que ser creado no es propio de los
seres compuestos y subsistentes:
1. En el libro De Causis, se dice: La
primera de las cosas creadas es el ser. Pero el ser de las cosas
creadas no es subsistente. Por lo tanto, la creación no es algo propio
sobre lo subsistente y compuesto.
2. Lo creado lo es a partir de la nada. Pero los seres
compuestos no provienen de la nada, sino de sus componentes. Por lo
tanto, a los seres compuestos no les corresponde el ser
creados.
3. Por la primera emanación se produce lo que se supone
en la segunda, como por la generación natural se produce el ser
natural que se supone en la obra artística. Pero lo que se supone en
la generación natural es la materia. Por lo tanto, la materia es
propiamente lo que se crea, no el compuesto.
Contra esto: está lo que se dice en Gen 1,1: En el principio creó
Dios el cielo y la tierra. Pero el cielo y la tierra son cosas
compuestas subsistentes. Por lo tanto, a éstos les corresponde
propiamente la creación.
Respondo: Como se ha dicho (
a.2 ad 2), ser
creado es un modo de ser hecho. Pero el hacerse está ordenado al ser
de la cosa. Por lo tanto, ser hechos y ser creados les corresponde
propiamente a aquellos seres a los que les corresponde el ser. Estos
son propiamente los seres subsistentes, bien sean simples, como las
sustancias separadas, bien sean compuestos, como las sustancias
materiales. Pues el ser le corresponde propiamente al que tiene ser
propio y que subsiste en él. Pero las formas y los accidentes y cosas
parecidas no se dice que sean seres en sí mismos, sino en cuanto que
otra cosa es tal cosa por ellos, como se dice que la blancura existe
en cuanto que algún sujeto es blanco por ella. Por eso, según el
Filósofo, el accidente más que ser en sí mismo es
llamado ser de otro ser. Por lo tanto, así como los
accidentes y las formas que no subsisten son más bien coexistentes que
seres, así, propiamente deben ser llamados concreados que creados.
Así, pues, propiamente, creados lo son los seres subsistentes.
A las objeciones:
1. Cuando se dice que la primera de
las cosas creadas es el ser, la palabra
ser no indica la
sustancia creada, sino el aspecto bajo el cual se considera el objeto
creado. Se dice que algo es creado en cuanto que es
ser, no en cuanto que es tal ser. Puesto que como se dijo
anteriormente (
a.1.), la creación es producción de todo el ser por el
ser universal. Esta manera de hablar es parecida a la que usamos al
decir que el color es el primer objeto visible, aun cuando lo que
propiamente se ve es lo
coloreado.
2. La creación del ser compuesto
no consiste en formarlo a partir de sus principios preexistentes, sino
en crear a un tiempo el compuesto y sus componentes sacándolos de la
nada.
3. Aquel argumento no prueba que
la materia haya sido creada aisladamente, sino que la materia no
existe sin ser creada. Pues la creación es la producción de todo el
ser y no sólo de la materia.
Artículo 5:
Crear, ¿es o no es propio sólo de Dios?
lat
Objeciones por las que parece que crear no es algo propio sólo de
Dios:
1. Según el Filósofo, perfecto es aquello capaz
de producir algo semejante a sí mismo. Pero las criaturas inmateriales
son más perfectas que las materiales, y éstas producen semejantes
suyos, como el fuego produce fuego y el hombre engendra al hombre. Por
lo tanto, la sustancia inmaterial puede producir otra sustancia
semejante a sí misma. Ahora bien, la sustancia inmaterial no puede ser
producida más que por creación, porque no tiene materia a partir de la
cual sea hecha. Por lo tanto, alguna criatura puede
crear.
2. Cuanta más resistencia hay por parte de lo hecho, tanto
mayor poder se necesita en el agente. Pero más resiste el contrario
que la nada. Por lo tanto, se requiere mayor poder para hacer algo a
partir de su contrario, lo cual lo hacen las criaturas, que para hacer
algo a partir de la nada. Luego con mayor razón pueden hacer esto las
criaturas;
3. El poder de un agente se puede valorar por la medida
de lo que hace. Pero el ser creado es finito, como se dijo
anteriormente al tratar sobre la infinitud de Dios (
q.5). Por lo
tanto, para producir algo por creación no se requiere más que un poder
finito. Pero tener poder finito no va contra la naturaleza de la
criatura. Luego no es imposible que la criatura cree.
Contra esto: está lo que dice Agustín en III De Trin.: Ni los ángeles buenos ni los ángeles malos pueden ser creadores. Por lo tanto, mucho menos las otras criaturas.
Respondo: Partiendo de lo dicho (
a.1;
q.44 a.1), a primera vista parece bastante evidente que crear no es más que
una acción que sólo le corresponde a Dios. Pues es necesario que los
efectos más universales sean reducidos a causas más universales y
principales. Entre todos los efectos, el más universal
es el mismo ser. Por lo tanto, es
necesario que sea efecto propio de la causa primera y universal, que
es Dios. Por eso también se dice en el libro
De
Causis que ni la inteligencia o el alma dan el ser
a no ser en cuanto que actúan por acción divina. Ahora bien, producir
el ser absolutamente, no en cuanto éste o tal ser, es lo que
constituye la creación en cuanto tal. Por lo tanto es evidente que la
creación es acción propia del mismo Dios.
Sin embargo, se da el caso de que un ser pueda participar de la
acción exclusiva de otro, no por su propio poder, sino como
instrumento, en cuanto que obra por poder ajeno, como el aire puede
calentar y encender por el poder del fuego. Así algunos opinaron que,
aun cuando la creación sea acción propia de la causa universal, sin
embargo, alguna de las causas inferiores puede crear en cuanto que
obra por poder de la causa primera. Así, Avicena
sostuvo que la primera sustancia separada, creada por Dios, crea
después otra y la sustancia del orbe y su alma, y que la sustancia del
orbe crea la materia de los cuerpos inferiores. Asimismo, el Maestro
en 5 d. IV Sent. dice que Dios puede comunicar a
alguna criatura poder creador, de forma que pueda crear por función,
no por propio poder.
Pero esto es imposible. Porque la causa segunda instrumental no
participa en la acción de la causa superior a no ser en cuanto que
aquella, por alguna virtud suya, lo dispone. Pues si no
contribuyese nada con su propio poder, la causa principal haría un uso
inútil de ella y no sería necesario elegir determinados instrumentos
para determinadas acciones. Podemos observar que la sierra, al cortar
la madera, cosa que hace por su forma dentada, produce la forma del
banco, que es el efecto propio del carpintero como causa principal.
Ahora bien, al crear, el efecto propio de Dios es algo que se supone
anterior a toda otra acción, es decir, al ser en absoluto. Por lo
tanto, ninguna causa puede obrar dispositiva e instrumentalmente en la
producción de este efecto, ya que en la creación no se presupone
ninguna materia que pueda disponerse por el agente instrumental. Así,
pues, es imposible que el crear corresponda a alguna criatura ni por
virtud propia ni instrumentalmente o por función.
De modo especial, es incongruente afirmar que un cuerpo pueda crear,
puesto que si un cuerpo no obra más que por contacto y movimiento,
todo cuerpo exige para su acción algo preexistente que se pueda tocar
y mover, lo cual va contra el concepto mismo de creación.
A las objeciones:
1. Algunos seres perfectos que
participan de una naturaleza, producen otros seres semejantes a sí
mismos. Pero al hacer esto no producen de forma absoluta y total dicha
naturaleza, sino que la comunican a otro ser. Ejemplo: No es posible
que un hombre en concreto produzca absolutamente la naturaleza humana,
porque, de hacerlo, sería causa de sí mismo. Sólo hace que la
naturaleza humana se reproduzca en otro hombre concreto engendrado, y
para esto supone con anterioridad a lo que hace una materia
determinada a partir de la cual se hace un hombre concreto. Ahora
bien, así como el hombre participa de la naturaleza
humana, así también todo ser creado participa de la naturaleza del
ser, porque sólo Dios es su ser, como dijimos anteriormente (q.7 a.1 at.3). Por lo tanto, ningún ser creado puede producir absolutamente
otro ser, sino sólo en cuanto que causa el ser en tal sujeto. Para
esto es necesario que lo que hace que tal sujeto sea este ser
concreto, sea anterior a la acción con la cual el agente hace algo
semejante a sí mismo. Ahora bien, en las sustancias inmateriales, no
es posible presuponer algo por lo que sean tales individualmente,
porque, al ser formas subsistentes, se individualizan por la misma
forma que les da el ser. Por lo tanto, la sustancia inmaterial no
puede producir otra sustancia inmaterial idéntica en cuanto al ser
sustancial, si bien puede hacer un semejante suyo en cuanto a alguna
perfección accidental. Los ángeles superiores iluminan a los
inferiores, como dice Dionisio. Igualmente, a los
seres celestes se les atribuye cierta paternidad por lo que se deduce
de las palabras del Apóstol en Ef 3,15: Dios Padre, de quien recibe
su nombre toda paternidad en el cielo y en la tierra. De todo esto
resulta evidente también que ningún ser creado puede producir otro sin
presuponer algo. Esto va contra el concepto mismo de
creación.
2. Como se dice en I Physic., de lo contrario se hace algo por
accidente. Directamente algo se hace de otra cosa que ya es tal en
potencia. El contrario resiste efectivamente al agente en cuanto que
impide que lo que está en potencia pase a acto, que es lo que intenta
el agente. Ejemplo: El fuego intenta hacer el agua a como es él,
caliente, pero encuentra resistencia en la forma y disposiciones
contrarias del agua. Por dicha forma y disposiciones, la potencia del
agua para ser caliente en acto está obstaculizada. Cuanto más atada
esté dicha potencia, tanto mayor deberá ser el poder del agente para
pasarla a acto. De ahí que se necesite mayor poder por parte del
agente cuando no hay potencia alguna. Por lo tanto, se requiere mayor
poder para hacer una cosa a partir de la nada que para hacerla a
partir de su contraria.
3. El poder del agente no se ha de
medir sólo a partir de la sustancia de lo que se hace, sino también
del modo como se hace. Ejemplo: Un calor muy intenso, no sólo calienta
más, sino también más pronto. De ahí que, aun cuando producir un
efecto finito no indique poder infinito, sin embargo producirlo a
partir de la nada demuestra un poder infinito. Esto resulta evidente
por todo lo dicho (ad 2). Pues si se requiere tanto mayor poder en el
agente cuanto más lejos está del acto la potencia pasiva, es necesario
que el poder del agente creador, que no supone ninguna potencia
positiva, sea infinito. Porque así como no hay ninguna proporción
entre el no ser y el ser, así tampoco la hay entre la negación de toda
potencia y la potencia. Así, pues, como quiera que ninguna criatura
tiene una potencia infinita, como se demostró anteriormente (
q.7 a.2),
es evidente que ninguna criatura puede crear.
Artículo 6:
Crear, ¿es o no es algo propio de alguna persona divina?
lat
Objeciones por las que parece que crear es algo propio de alguna
Persona:
1. Lo que es antes es causa de lo que viene después. Lo perfecto, de
lo imperfecto. Pero la procesión de la persona divina es anterior a la
de la criatura, y es también más perfecta, pues la persona divina
procede en perfecta semejanza de su principio, mientras que la
criatura lo hace de forma imperfecta. Por lo tanto, las procesiones de
las divinas personas son causa de la procesión de las cosas. Y, así,
crear es propio de la persona.
2. Las personas divinas no se diferencian entre sí más que
por sus procesiones y relaciones. Así, pues, lo que se atribuye como
diferencia a las divinas personas, les corresponde en
cuanto a sus procesiones y relaciones. Pero la
causalidad de las criaturas se atribuye de forma distinta a cada una
de las personas. Pues en el Símbolo de la fe,
al Padre se atribuye el ser Creador de todo lo visible y de lo
invisible; al Hijo se le atribuye que todas las cosas han sido hechas
por El; al Espíritu Santo se le atribuye el ser Señor y Vivificador.
Por lo tanto, la causalidad de las criaturas les corresponde a las
personas en cuanto a las procesiones y relaciones.
3. Si se dice que la causalidad de la criatura responde
a algún atributo esencial que se apropia a alguna persona, esto no
parece suficiente. Porque cualquiera de los efectos divinos es causado
por cualquier atributo esencial, esto es, el poder, la bondad y la
sabiduría; de modo que no pertenece más a uno que a otro. Por lo
tanto, no debería atribuirse algún modo concreto de causalidad a una
persona más que a las otras, a no ser que se distinguiera en la
creación por las relaciones y las procesiones.
Contra esto: está lo que dice Dionisio en el c.2 De Div.
Nom.; Todo lo referente a lo que puede ser
causado, es común a toda la Trinidad.
Respondo: Crear es propiamente causar o
producir el ser de las cosas. Como todo agente hace algo semejante a
sí mismo, el principio de la acción puede ser observado a partir del
efecto de la acción. Ejemplo: El fuego produce fuego. De este modo
crear le corresponde a Dios por su mismo ser, que es su esencia, y que
es común a las tres Personas. Por lo tanto, crear no es propio de
alguna persona, sino común a toda la Trinidad.
Sin embargo, las personas divinas en cuanto a la creación de las
cosas tienen una causalidad según el modo de su procedencia. Pues,
como se ha demostrado anteriormente (q.14 a.8; q.19 a.4), al tratar
sobre la ciencia y la voluntad de Dios, Dios es causa de las cosas por
su entendimiento y voluntad, como el artista lo es de sus obras. El
artista obra según lo concebido en su entendimiento y por el amor de
su voluntad hacia algo con lo que se relacione. Asimismo el Padre Dios
ha producido las criaturas por su Palabra, que es el Hijo, y por su
Amor, que es el Espíritu Santo. De este modo, las procesiones de las
Personas son las razones de la producción de las criaturas, en cuanto
que incluyen los atributos esenciales, que son la ciencia y la
voluntad.
A las objeciones:
1. Las procesiones de las personas
divinas son causa de la creación tal como hemos dicho.
2. Así como la naturaleza divina,
aun cuando sea común a las tres personas, sin embargo, hay en ellas un
determinado orden, en cuanto que el Hijo la recibe del Padre, y el
Espíritu Santo la recibe del Padre y del Hijo, así también el poder
crear, aunque sea común a las tres personas, les corresponde con un
determinado orden. Pues el Hijo lo tiene del Padre, y el Espíritu
Santo del Padre y del Hijo. Por eso, ser Creador, se atribuye el Padre
como a quien no tiene el poder por otro. Del Hijo se dice que por El
han sido hechas todas las cosas, en cuanto tiene el mismo poder, pero
por otro; pues la preposición
por indica una mediación, o sea,
un principio que tiene principio. Pero al Espíritu Santo, que tiene el
mismo poder por los otros dos, se le atribuye el que gobierne y
vivifique lo que ha sido creado por el Padre a través del Hijo.
También puede tomarse esta atribución en relación con los atributos
esenciales. Pues, como dijimos anteriormente (
q.39 a.8), al Padre se
le apropia el poder, que se manifiesta sobre todo en la creación,
atribuyéndole por tal motivo al Padre el ser Creador. Al Hijo se le
apropia la sabiduría, por la que actúa el agente por medio del
entendimiento, y por eso se dice del Hijo que es por quien todo ha
sido hecho. Al Espíritu Santo se le apropia la bondad, a la que
pertenece el gobierno de las cosas orientándolas a sus debidos fines y
la vivificación. Pues la vida consiste en un cierto movimiento
interior, y el primer motor es el fin y la bondad.
3. Aun cuando cada uno de los
efectos de Dios proceda de cualquiera de sus atributos, sin embargo,
cada uno de los efectos se reduce a aquel atributo con el que
tiene mayor conveniencia. De este modo, el orden de
las cosas, a la sabiduría. La justificación del pecador, a la
misericordia y a la bondad, que se difunde sobreabundantemente. Por su
parte, la creación, que es la producción de la misma sustancia de la
cosa, al poder.
Artículo 7:
¿Es o no es necesario encontrar en las criaturas algún vestigio
trinitario?
lat
Objeciones por las que parece que no es necesario encontrar en las
criaturas algún vestigio trinitario:
1. Cada ser puede ser investigado por sus propios vestigios. Pero la
trinidad de las personas no puede ser investigada a partir de las
criaturas, tal como hemos sostenido anteriormente (
q.32 a.1). Por lo
tanto, en las criaturas no hay vestigios de la Trinidad.
2. Todo lo que hay en las criaturas ha sido creado. Así
pues, si el vestigio de la Trinidad se encuentra en las criaturas
según algunas de sus propiedades, y todo lo creado tiene algún
vestigio de la Trinidad, es necesario que en cada una de ellas se
encuentre también el vestigio de la Trinidad. Y así
indefinidamente.
3. El efecto no representa más que a su causa. Pero la
causalidad de las criaturas corresponde a la naturaleza común y no a
las relaciones con las cuales las Personas se distinguen y enumeran.
Por lo tanto, en las criaturas no se encuentra el vestigio de la
Trinidad, sino solamente el de la unidad de la esencia.
Contra esto: está lo que dice Agustín en VI De Trin.: El vestigio de la Trinidad aparece en las criaturas.
Respondo: Todo efecto representa algo de su
causa, aunque de diversa manera. Pues algún efecto representa sólo la
causalidad de la causa y no su forma. Ejemplo: El humo al fuego. Tal
representación se llama representación del
vestigio; pues el
vestigio evoca el paso de algo transeúnte, sin especificar cuál es.
Por otra parte, otro efecto representa a la causa en cuanto a la
semejanza de su forma. Ejemplo: Un fuego a otro fuego; a Mercurio, su
estatua. Esta es la representación de la
imagen.
Las procesiones de las personas divinas se conciben como actos del
entendimiento, tal como hemos dicho anteriormente (q.27). Pues el Hijo
procede como Palabra del entendimiento, y el Espíritu Santo como Amor
de la voluntad. Así, pues, en las criaturas racionales, con
entendimiento y voluntad, se encuentra la representación de la
Trinidad a modo de imagen, en cuanto que se encuentra en ellas la
palabra concebida y el amor.
Pero en todas las criaturas se encuentra la representación de la
Trinidad a modo de vestigio, en cuanto que en cada una de ellas hay
algo que es necesario reducir a las personas divinas como a su causa.
Pues cada criatura subsiste en su ser y tiene la forma con la que está
determinada en una especie y tiene alguna relación con algo. Así,
pues, cada una de ellas es una sustancia creada que representa a su
causa y su principio y, de este modo, evoca la persona del Padre, que
es principio sin principio. En cuanto que tiene una forma y pertenece
a una especie determinada, representa a la Palabra, tal como la forma
de la obra artística procede de la concepción del artista. Y en cuanto
que está ordenada, representa al Espíritu Santo, en cuanto que es
Amor; porque la ordenación del efecto a algo procede de la voluntad
del creador.
Por esto, Agustín en VI De Trin. dice que el
vestigio de la Trinidad se encuentra en cada criatura en cuanto que
cada una es algo, y en cuanto está formada
en alguna especie y en cuanto que tiene un
cierto orden. A esto mismo se reducen aquellos tres términos que
menciona Sab 11,20: Número, peso, medida. Pues la medida se
refiere al ser de la cosa limitada por sus principios. El número, a la
especie. El peso al orden. También se reducen a esto los tres términos
mencionados por Agustín: El modo, la especie, el
orden. También lo que él dice en el libro Octoginta trium
quaest. Aquello por lo que subsiste, por lo que
se distingue, por lo que se relaciona. Pues algo subsiste por su
sustancia, se distingue por su forma y se relaciona por el orden.
Resulta fácil reducir a esto mismo todo aquello que se dice en este
sentido.
A las objeciones:
1. La representación a modo de
vestigio responde a la relación con la apropiación. Así, tal como
hemos dicho (sol.; q.32 a.1 ad 1), por las criaturas se puede acceder
al conocimiento de la trinidad de las divinas personas.
2. La criatura es propiamente algo
subsistente en la que se pueden encontrar las tres características
dichas anteriormente. No es necesario que en cada una de las
propiedades de la criatura se encuentren aquellas tres
características. Pero por ellas se atribuye el vestigio al ser
subsistente.
3. Como acabamos de decir (
a.6),
las procesiones de las personas son causa y razón de la creación de
algún modo.
Artículo 8:
La creación, ¿está o no está mezclada con las obras de naturaleza y
voluntad?
lat
Objeciones por las que parece que la creación está mezclada con las
obras de naturaleza y voluntad:
1. En cualquier operación de la naturaleza y del arte, se produce alguna forma. Pero no se produce a partir de algo porque
no tiene la materia como parte propia. Por lo tanto, se produce a
partir de la nada. De este modo, en cualquier operación de la
naturaleza y del arte hay creación.
2. El efecto no es superior a su causa. Pero en las cosas
naturales no se encuentra algún agente a no ser la forma accidental,
activa o pasiva. Por lo tanto, por la operación de la naturaleza no se
produce la forma sustancial. Así, pues, debe ser por
creación.
3. La naturaleza hace algo semejante a sí misma. Pero en
la naturaleza se encuentran seres que no son semejantes a quienes los
engendran, como resulta evidente en los animales originados por la
putrefacción. Por lo tanto, su forma les viene no por la naturaleza,
sino por la creación. Lo mismo puede decirse de otras
cosas.
4. Lo que no es creado no es criatura. Así, pues, si la
creación no interviene en aquello que se origina por la naturaleza, se
sigue que lo que es por naturaleza no es criatura. Esto es
herético.
Contra esto: está lo que Agustín establece en Super Gen. ad.
litt.: Hay que distinguir la obra de la
propagación, que es obra de la naturaleza, de la obra de la
creación.
Respondo: al problema. Esta duda aparece debido
a las formas. Pues algunos establecieron que las formas
no empiezan por acción de la naturaleza, sino que existían
anteriormente en la materia como algo latente. Esto lo encontramos en
aquellos que, al desconocer la materia, no llegaban a distinguir entre
potencia y acto. Pues, porque las formas preexisten
potencialmente en la materia, sostuvieron que las
formas preexisten absolutamente.
Por su parte, otros sostuvieron que las formas eran
causadas, a modo de creación, por un agente separado. Al suponer esto,
la creación se mezclaba con cualquier acción de la naturaleza. Esto se
encuentra en aquellos que desconocían las formas. Pues no tenían
presente que la forma natural del cuerpo no es subsistente, sino
aquello por lo que algo es. De este modo, como ser hecho y ser creado
propiamente no le corresponde más que a la realidad subsistente, como
hemos dicho anteriormente (a.4), a las formas no le corresponde ni ser
hechas ni ser creadas, sino ser concreadas.
Propiamente lo que es producido por el agente natural es el
compuesto, que está hecho a partir de la materia. De ahí que en las
obras de la naturaleza no se mezcla la creación, sino que se
presupone.
A las objeciones:
1. Las formas empiezan a existir en
acto al hacerse los compuestos, no porque ellas mismas sean hechas de
forma directa, sino de forma accidental sólo.
2. Las cualidades activas obran en
la naturaleza por el poder de las formas sustanciales. De este modo,
el agente natural no sólo produce algo semejante a sí mismo en la
cualidad, sino también en la especie.
3. Para la generación de los
animales imperfectos es suficiente el agente universal, que es poder
celeste, al cual se asemejan no en la especie, sino por una cierta
analogía. Tampoco es necesario decir que sus formas
sean creadas por un agente separado. Para la generación de los
animales perfectos, en cambio, no es suficiente el agente universal,
sino que se necesita un agente propio, que es un generante
unívoco.
4. La operación de la naturaleza
presupone los principios creados. Por eso, todo lo producido por la
naturaleza es llamado criatura.