Artículo 1:
El alma sensitiva, ¿se transmite o no se transmite con el
semen?
lat
Objeciones por las que parece que el alma sensitiva no se transmite
con el semen, sino que ha sido creada por Dios:
1. Toda sustancia perfecta que no es compuesta de materia y de forma,
si comienza a ser, no es por generación, sino por creación, pues nada
se engendra a no ser partiendo de la materia. Pero el alma sensitiva
es una sustancia perfecta, ya que, de no ser así, no podría mover el
cuerpo, y por ser forma del cuerpo, no está compuesta de materia y de
forma. Por lo tanto, no empieza a existir por generación, sino por
creación.
2. La generación de los seres vivientes tiene su principio
en la potencia generativa, que es inferior al alma sensitiva, pues se
la enumera entre las potencias del alma vegetativa. Pero ninguna
potencia puede obrar sobre su especie. Por lo tanto, el alma sensitiva
no puede ser causada por la potencia generativa del
animal.
3. Quien engendra, engendra algo semejante a sí mismo. Y
así, es necesario que la forma de lo engendrado esté en acto en la
causa de la generación. Pero ni el alma sensitiva ni parte alguna de
ella están en la sustancia seminal en acto, porque ninguna parte del
alma sensitiva está sino en alguna parte del cuerpo, y en la sustancia
seminal no hay partícula alguna del cuerpo, porque no hay parte alguna
del cuerpo que no se haga de dicha sustancia y en virtud de la misma.
Por lo tanto, el alma sensitiva no es causada a partir del
semen.
4. Si en el semen hay algún principio activo del alma
sensitiva, éste o permanece o no una vez engendrado ya el animal. Pero
no puede permanecer, porque o se identificaría con el alma sensitiva
del animal engendrado, lo cual es imposible, porque así sería uno
mismo el que engendró y el engendrado, el que hace y lo hecho; o se
distinguiría de ello, lo cual también es imposible, porque quedó
demostrado (
q.76 a.4) que en un mismo animal no puede haber más que un
solo principio formal, que es una sola alma. También parece imposible
que no permanezca, pues en tal caso se daría un agente que obrase para
la corrupción del mismo. Esto es imposible. Por lo tanto, el alma
sensitiva no puede ser engendrada de la sustancia seminal.
Contra esto: la virtud del semen se relaciona con los animales de él
engendrados, como la virtud de los elementos materiales con los
animales que proceden de ellos. Ejemplo: Los originados a partir de la
descomposición. Pero las almas de estos animales son producidas a
partir de la virtud que hay en los elementos de que proceden. Se dice
en Gén 1,20: Produzcan las aguas reptiles vivientes. Por lo
tanto, también las almas de los animales que son engendrados a partir
del semen, son producidos a partir de la virtud que hay en
él.
Respondo: Algunos sostuvieron que las almas
sensitivas de los animales son creadas por Dios. Esta
afirmación sería admisible si el alma sensitiva fuera subsistente y le
correspondiera ser y obrar por sí misma. Pues, de este modo, como por
sí misma le correspondía al alma sensitiva ser y obrar, así también el
hacerse le sería debido a sí misma. Como, por otra parte, lo que es
simple y subsistente no puede ser hecho más que por creación, se
seguiría que el alma sensitiva llegaría a la existencia por
creación.
Partiendo de lo establecido (q.75 a.3), el fundamento de esta opinión
es falso. Pues si al alma sensitiva le correspondiera ser y obrar por
sí misma, al corromperse el cuerpo no se corrompería ella. Por lo
tanto, al no ser forma subsistente, en cuanto al ser, se encuentra en
las mismas circunstancias que las formas corpóreas,
a las que no se les debe el ser por sí mismas, sino que se dice que
existen por ellas sus compuestos subsistentes. Por lo tanto, a los
compuestos mismos es a los que se debe también el hacerse. Y porque lo
que engendra es semejante a lo engendrado, es necesario que por
naturaleza, tanto el alma sensitiva como las demás formas de su
índole, sean puestas en la existencia por algunos agentes corpóreos
que transmutan la materia de la potencia al acto por medio de alguna
virtud corpórea presente en ellos.
Ahora bien, cuanto mayor es la eficacia del agente, tanto mayor es la
distancia a la que llega su acción. Ejemplo: Cuanto más cálido es un
cuerpo, tanto más lejos calienta. De ahí que, como consecuencia, los
cuerpos inorgánicos, que son los ínfimos de la naturaleza, engendran
sus semejantes, pero no por medio alguno, sino por sí mismos, como por
sí mismo el fuego engendra fuego. Pero los cuerpos vivientes, al ser
de mayor virtud, para engendrar su semejante actúan con o sin
mediación. Sin mediación, en la función nutritiva, en la que la carne
engendra carne. Con mediación, en el acto de la generación, pues del
alma del que engendra se deriva cierta virtud activa que pasa a la
simiente del animal o de la planta, tal como del agente principal pasa
al instrumento cierta virtud motriz. Así como puede decirse
indistintamente que algo es movido por el instrumento o que lo es por
el agente principal, así también puede decirse indistintamente que el
alma del engendrado es causada por el alma del que engendra, o que lo
es por una virtud derivada de esta misma que se encuentra en la
sustancia seminal.
A las objeciones:
1. El alma sensitiva no es una
sustancia perfecta subsistente por sí misma. Esto ya lo hemos tratado
(
q.75 a.3), y no es necesario insistir en ello.
2. La potencia generativa no
solamente engendra por su propia virtud, sino por virtud de toda el
alma de la que es potencia. Por eso la virtud generativa de la planta
engendra una planta, y la virtud generativa del animal engendra un
animal. Pues cuanto el alma sea más perfecta, tanta mayor perfección
hay en lo engendrado.
3. La virtud activa existente en
el semen, derivada del alma del que engendra, es y obra como cierto
impulso del alma misma del que engendra. Tampoco es alma ni parte del
alma, a no ser virtualmente. Ejemplo: En la sierra o en el hacha no
está la forma de una cama, sino cierto impulso a tal forma. De este
modo, no es necesario que esta virtud activa tenga órgano alguno en
acto, sino que tal virtud estriba en el mismo espíritu vital
sustentado en el semen, que es espumoso, como lo indica su color
blanco. En este mismo espíritu hay cierto calor, debido a la misma
virtud de los cuerpos celestes, por la que obran también los agentes
inferiores para la especie, como dijimos (
q.115 a.3 ad 2). Por aunarse
en este espíritu la virtud del alma y la virtud celeste,
al hombre
lo engendran el hombre y el sol conjuntamente. El
calor hace las veces de instrumento para la virtud generativa, como
las hace también para la virtud nutritiva, según se dice en II
De
Anima.
4. En los animales perfectos, que
son engendrados por unión carnal de sexos, la virtud activa está en la
sustancia seminal del género masculino, según el Filósofo en el
libro De Generat. Animal. Mientras que la
materia del feto es lo suministrado por la hembra. En esta materia se
encuentra ya desde el principio el alma vegetativa, pero no obrando o
en acto segundo, sino en acto primero, tal como está el alma sensitiva
en los que duermen. Pero cuando comienza a tomar alimento, de hecho
está ya obrando. Esta materia, pues, se va alterando por la virtud
seminal activa hasta llegar a ser en acto alma sensitiva; pero no de
tal modo que la virtud que había en el semen se convierte en alma
sensitiva, en cuyo caso sería uno mismo el que engendra y el
engendrado, y esto se parecería más a la nutrición y al crecimiento
que a la generación, como anota el Filósofo.
Despues que por la virtud del principio activo que
había en el semen se produce en el engendrado el alma sensitiva en
cuanto a alguna parte principal, esta misma alma sensitiva de la prole
comienza ya a actuar para el complemento del propio cuerpo por la
nutrición y el crecimiento. Pero la virtud activa existente antes en
el semen, deja de existir al disolverse el semen y
desvanecerse el espíritu inherente a él. En esta desaparición no hay
inconveniente alguno, pues esta virtud no es agente principal, sino
instrumental; y la moción del instrumento cesa una vez que se ha
producido el efecto.
Artículo 2:
El alma intelectiva, ¿es o no es causada a partir del
semen?
lat
Objeciones por las que parece que el alma intelectiva es causada a
partir del semen:
1. Se dice en Gén 46,26: El total de almas que procedieron de
Jacob fue de sesenta y seis. Pero no pudieron proceder de él más
que por generación. Por lo tanto, el alma intelectiva es causada
seminalmente.
2. Quedó demostrado (
q.76 a.3), que en el hombre hay una
sola alma sustancialmente, que, a la vez, es intelectiva, sensitiva y
vegetativa. Pero el alma sensitiva se engendra del semen en el hombre
igual que en los otros animales. De ahí que no se comience
simultáneamente a ser animal y hombre, sino que antes se es animal
informado de alma sensitiva, como dice el Filósofo en
De Generat.
Animal. Por lo tanto, también el alma intelectiva es
causada a partir del semen.
3. Uno mismo es el agente de cuya acción son término la
forma y la materia; de no ser así, a partir de la materia y la forma
no se haría un ser de unidad absoluta. Pero el alma intelectiva es
forma del cuerpo humano que se hace por virtud del semen. Por lo
tanto, también el alma intelectiva es producida por virtud del
semen.
4. El hombre engendra lo semejante a sí en la especie.
Pero el constitutivo diferencial de la especie humana es el alma
racional. Por lo tanto, el alma racional procede del que
engendra.
5. No puede decirse que Dios coopera con los que pecan.
Pero, si las almas racionales fueran creadas por Dios, Dios cooperaría
a veces con los adúlteros, de cuya unión carnal ilícita algunas veces
se engendra prole. Por lo tanto, las almas racionales no son creadas
por Dios.
Contra esto: está lo que se dice en el libro De Eccles.
Dogmat.: Las almas racionales no se propagan por
generación.
Respondo: Es imposible que la virtud activa de
la materia llegue a producir un efecto inmaterial. Es evidente que el
principio intelectivo en el hombre es un principio que trasciende la
materia, pues tiene operaciones en las que no participa el cuerpo. Por
lo tanto, es imposible que la virtud seminal sea causa del principio
intelectivo.
Igualmente, la virtud seminal obra por virtud del alma del que
engendra, en cuanto que el alma del que engendra es forma de su
cuerpo, del que se sirve para obrar. Pero en las operaciones del
entendimiento no participa el cuerpo. Por lo tanto, la virtud del
principio intelectivo, en cuanto tal, no puede comunicarse al semen.
Por eso, el Filósofo, en el libro De Generat. Animal., dice: Sólo el entendimiento proviene de
fuera.
Igualmente, el alma intelectiva tiene operaciones vitales
incorpóreas, y es subsistente, como ya dijimos (q.75 a.2).
Consecuentemente, le compete por sí misma el ser y el hacerse. Por ser
sustancia inmaterial, no puede ser producida por generación, sino sólo
por creación divina. Por lo tanto, decir que el alma intelectiva es
producida por el que engendra, equivale a negar su subsistencia y a
admitir que se corrompe con el cuerpo. Por eso es
herético decir que el alma intelectiva se propaga por
generación.
A las objeciones:
1. Aquella autoridad, por
sinécdoque, toma la parte por el todo, es decir, el alma por
todo el hombre.
2. Algunos afirmaron
que las operaciones vitales del embrión no proceden del alma del mismo
embrión, sino del alma de la madre o de la virtud formativa que hay en
el semen. Ninguna de estas dos explicaciones es admisible, porque las
operaciones vitales, como sentir, nutrirse y desarrollarse no pueden
proceder de un principio extrínseco. Por lo tanto, hay que admitir que
el alma preexiste en el embrión, primero como nutritiva; después, como
sensitiva, y, por último, como intelectiva.
Otros dicen que sobre el alma vegetativa que es la primera en
existir, viene otra alma, la sensitiva, y sobre ésta otra, la
intelectiva. De tal modo que hay en el hombre tres almas, de las
cuales una es potencia de la otra. Esto lo rechazamos ya (q.76 a.3).
Otros sostienen que la misma alma, que al principio es
sólo vegetativa, después se convierte en sensitiva por la acción de
una virtud que hay en el semen; y, por último, esta misma alma se
convierte en intelectiva, no ya por virtud activa del semen, sino por
la virtud de un agente superior, es decir, Dios, que la alumbra desde
fuera. Esto es lo que quiso decir el Filósofo al afirmar que el
entendimiento procede de un principio extrínseco. Pero tampoco esto
puede admitirse. 1) En primer lugar, porque ninguna forma
sustancial es susceptible de más y menos, sino que añadirles
perfección es hacerlas cambiar de especie, como hace otra especie en
los números el simple añadido de la unidad. Además, no es posible que
una forma numéricamente idéntica pertenezca a diversas especies. 2) En segundo lugar, porque se seguiría que la generación del animal
sería un movimiento continuo, pasando gradualmente de lo imperfecto a
lo perfecto, como ocurre en la alteración. 3) En tercer lugar,
porque se tendría que la generación del hombre o del animal no sería
generación en sentido estricto, puesto que el sujeto de la generación
ya se daría en acto antes de la generación misma. Efectivamente, si en
la materia de la prole desde el principio hay alma vegetativa que
gradualmente va llegando hasta la perfección, siempre habrá adición de
perfección subsiguiente sin corrupción de la perfección precedente.
Esto va contra la naturaleza de la generación en sentido propio. 4) En cuarto lugar, porque lo que es causado por la acción de Dios, o
es algo subsistente, en cuyo caso será esencialmente distinto de la
forma preexistente, que no era subsistente, y así se vuelve a la
opinión de los que ponían varias almas en el cuerpo; o no es algo
subsistente, sino alguna perfección del alma preexistente, y de esto,
por necesidad, se sigue que el alma intelectiva se corrompa al
corromperse el cuerpo, lo cual es imposible.
Hay otro modo más de hablar sobre esta cuestión, que es el de
aquellos que proponen un único entendimiento para todos los hombres.
Esto fue ya rechazado (q.76 a.2).
Por lo tanto, hay que decir: La generación de un ser implica siempre
corrupción de otro, y, por eso, tanto en los hombres como en los otros
animales, al llegar una forma superior se corrompe la precedente, pero
de tal manera que en la forma siguiente queda todo lo que había en la
anterior más lo que ella trae de nuevo. De este modo, mediante
diversas generaciones y corrupciones se llega a la última forma
sustancial tanto en el hombre como en los otros animales. Esto resulta
evidente en los animales engendrados a partir de la descomposición.
Por lo tanto, hay que decir que el alma intelectiva es creada por Dios
al completarse la generación humana, y que esta alma es, a un mismo
tiempo, sensitiva y vegetativa, corrompiéndose las formas que le
preceden.
3. Este argumento es viable
tratándose de diversos agentes no coordinados entre
sí. Pero cuando hay muchos agentes coordinados, nada impide que la
virtud del agente superior se extienda hasta la última forma, mientras
que la virtud de cada agente inferior sólo se extiende a determinada
disposición de la materia. Ejemplo: En la generación del animal, la
virtud seminal dispone la materia, pero la virtud del alma es la que
da la forma. De todo lo establecido (
q.105 a.3;
q.110 a.1), resulta
evidente que toda la naturaleza corporal actúa como instrumento de la
virtud espiritual, principalmente de Dios. Por lo tanto, no hay
inconveniente en que la formación del cuerpo se haga por alguna virtud
corporal, en tanto que el alma intelectiva procede sólo de
Dios.
4. El hombre engendra lo semejante
a sí en cuanto que por la virtud de su sustancia seminal se dispone la
materia para la recepción del alma racional.
5. En la acción de los adúlteros,
lo que pertenece a la naturaleza, es bueno. A esto Dios coopera. Pero
lo que se refiere a un placer desordenado, es malo. A esto Dios no
coopera.
Artículo 3:
Todas las almas humanas, ¿fueron o no fueron creadas a un tiempo al
principio del mundo?
lat
Objeciones por las que parece que todas las almas humanas fueron
creadas a un tiempo al principio del mundo:
1. Se dice en Gén 2,2: Descansó Dios de todo lo hecho. Pero
esto no sería verdad si cada día creara nuevas almas. Por lo tanto,
todas las almas fueron creadas a un tiempo.
2. A la perfección del universo contribuyen de una manera
especial las sustancias espirituales. Así, pues, si las almas son
creadas al mismo tiempo que se forman los cuerpos, diariamente se
añadirían innumerables sustancias espirituales a la perfección del
universo, de lo cual se seguiría que el universo al principio fue
imperfecto. Esto va contra lo que se dice en Gén 2,2: Completó Dios
toda su obra.
3. El fin de las cosas se corresponde con su principio.
Pero el alma intelectiva permanece una vez destruido el cuerpo. Por lo
tanto, empezó a existir antes del cuerpo.
Contra esto: está lo que se dice en el libro De Eccl.
Dogmat.: El alma es creada juntamente con el
cuerpo.
Respondo: Algunos sostuvieron
que era accidental para el alma intelectiva estar unida al cuerpo,
afirmando que el alma racional era de idéntica condición que las otras
sustancias espirituales que no están ordenadas a unirse a los cuerpos.
Por eso afirmaron también que las almas de los hombres fueron creadas
al principio juntamente con los ángeles.
Pero esta opinión es falsa. 1) Primero, en cuanto a su raíz.
Si verdaderamente fuese accidental para el alma su unión con el
cuerpo, el hombre, que esencialmente resulta de esta unión, sería un
ser accidental, o bien el alma sola constituiría al hombre, lo cual es
falso, como quedó ya demostrado (q.75 a.4). También es falso que el
alma humana sea de la misma naturaleza que los ángeles, como lo
demuestra su diverso modo de entender. Pues ya se demostró (q.55 a.2; q.85 a.1) que el hombre entiende suministrándose de
los sentidos y recurriendo a imágenes sensibles como vimos (q.84 a.6.7; q.85 a.1). Esto hace necesario que el alma se una al cuerpo,
del que por necesidad se ha de servir para las operaciones del alma
sensitiva. Esta necesidad no la tiene el ángel.
2) Segundo, esta opinión es falsa en su misma hipótesis. Pues
si es natural al alma unirse al cuerpo, estar separada de él le será
contranatural, y sin él no podrá tener la perfección que exige su
naturaleza. No es condición de Dios dar comienzo a sus obras a partir
de cosas imperfectas y al margen de la naturaleza. Ejemplo: No hizo al
hombre sin manos o sin pies, que son partes naturales de él. Por lo
tanto, mucho menos había de hacer el alma sin el cuerpo.
Pero si alguien dijera que no es natural al alma unirse al cuerpo,
hay que buscar por qué las almas están unidas a los cuerpos. Se
responderá que es debido a la voluntad del alma misma o a alguna otra
causa. Si se dice que por voluntad del alma, nos encontramos con
muchos inconvenientes. En primer lugar, una voluntad así sería
irracional, al quererse unir al cuerpo sin necesidad de él, ya que, si
lo necesitase, le sería natural tal unión, porque la naturaleza no
falta en lo necesario. Además, no se ve razón
alguna para que el alma, creada desde el principio del mundo, ahora
quiera, después de tanto tiempo, unirse al cuerpo, siendo así que, por
ser una sustancia espiritual, está por encima del tiempo y es
independiente del movimiento de los cielos. Un tercer inconveniente de
dicha respuesta es que resultaría casual la unión de tal alma y tal
cuerpo, pues tal unión necesitaría el concurso de dos voluntades, a
saber: la del alma que se une y la del hombre que engendra. Por el
contrario, si se dice que el alma se une al cuerpo independientemente
de su voluntad y por exigencias ajenas a su naturaleza, esto no puede
ser sin la acción de una causa que violente al alma. Y entonces tal
unión resultaría para el alma penosa y triste. Esto sería caer en el
error de Orígenes, quien sostuvo que las almas se unían a los cuerpos
como pena por el pecado.
Por lo tanto, como quiera que todas estas suposiciones son
inadmisibles, hay que afirmar que las almas no son creadas con
anterioridad a la formación de los cuerpos, sino que son creadas en el
momento de ser infundidas en los cuerpos.
A las objeciones:
1. Dios cesó el día séptimo, no de
toda obra, pues se dice en Jn 5,17: Mi Padre sigue obrando
todavía, sino que cesó en la producción de nuevos géneros y
especies de cosas que no preexistieran en las primitivas obras. Las
almas que ahora se crean preexistían por la igualdad de especie en
estas primeras obras, entre las que fue creada el alma de
Adán.
2. A la perfección del universo
hay que añadir cotidianamente algo en cuanto al número de individuos,
aunque no según el número de especies.
3. Que el alma permanezca separada
del cuerpo es una consecuencia de la corrupción del cuerpo que siguió
al pecado. Pero no fue conveniente que comenzara la obra de Dios por
tal separación. Pues está escrito en Sab 1,13.16: Dios no hizo la
muerte; pero los impíos, con sus obras y palabras, la hicieron
llegar.