Pasamos ahora a estudiar las partes subjetivas de la templanza.
Trataremos, en primer lugar, de las que se ocupan de los deleites de
la comida, y después, de las que se ocupan de los placeres venéreos
(q.151). En el primer punto nos ocuparemos de la abstinencia, que se
ocupa de la comida y la bebida, y de la sobriedad (q.149), que se
ocupa especialmente de la bebida. En cuanto a la abstinencia, hemos de
considerar tres cosas: la abstinencia en sí misma; su acto propio, que
es el ayuno (q.147), y, en tercer lugar, el vicio opuesto a ella, la
gula (q.148).
Acerca de la abstinencia en sí misma se plantean dos cuestiones:
Artículo 1:
¿Es la abstinencia una virtud?
lat
Objeciones por las que parece que la abstinencia no es
virtud.
1. El Apóstol dice en 1 Cor 4,20: Que no está en las palabras el
reino de Dios, sino en la virtud. Ahora bien: el reino de Dios no
consiste en la abstinencia, puesto que el mismo Apóstol dice en Rom
4,17: El reino de Dios no es comida y bebida. Y la Glosa dice al respecto que la justicia no
consiste en comer ni en no comer. Luego la abstinencia no es
virtud.
2. San Agustín dice, en X Confess.,
dirigiéndose a Dios: Me enseñaste a tomar los alimentos como
medicamentos. Pero el moderar los medicamentos no es propio de la
abstinencia, sino del arte de la medicina. Luego, por paralelismo, el
moderar los alimentos, que es propio de la abstinencia, no es acto de
una virtud, sino de un arte.
3. Toda virtud se mantiene en el justo medio, como
leemos en II Ethic.. Pero no parece que la
abstinencia se mantenga en el justo medio, sino en un defecto, como
indica su mismo nombre. Por tanto, la abstinencia no es una
virtud.
4. Ninguna virtud excluye a otra. Ahora bien: la
abstinencia excluye a la paciencia, pues dice San Gregorio, en su
Pastoral: la impaciencia, la mayor parte de
las veces, aparta de la tranquilidad las mentes de los que practican
la abstinencia. Y dice también que a veces el vicio de la
soberbia penetra los pensamientos de los que se abstienen, y así
aleja la humildad. Luego la abstinencia no es una virtud.
Contra esto: está lo que leemos en 2 Pe 1,5-6: Habéis de poner todo
empeño por mostrar en vuestra fe virtud, en la virtud ciencia, en la
ciencia abstinencia. La abstinencia se enumera entre las virtudes.
Luego la abstinencia es virtud.
Respondo: La abstinencia, por su mismo nombre,
indica sustracción de alimento. Por ello, podemos tomar el nombre de
abstinencia en dos sentidos. En primer lugar, en cuanto que indica una
sustracción total de alimento, y tomada así no indica virtud ni acto
virtuoso, sino algo indiferente. En segundo lugar, puede tomarse en
cuanto que está regulada por la razón, y entonces significa el hábito
o el acto virtuoso. Esto es lo que significa el texto de San Pedro (2
Pe 1,5), en el que se dice que la ciencia debe manifestar la
abstinencia, es decir, que el hombre debe abstenerse del alimento en
la medida de lo conveniente, conforme a las exigencias de los
hombres con los que vive y de su propia persona, además de la
necesidad de su salud.
A las objeciones:
1. Ni el uso ni la privación de
alimento, considerados en sí mismos, pertenecen al reino de Dios,
porque dice el Apóstol en 1 Cor 8,8: Pero no es la comida la que
nos hace aceptos a Dios, y ni por abstenernos escasearemos ni por
comer abundaremos. Pero ambos pertenecen al reino
de Dios si se realizan razonablemente bajo el impulso de la fe y del
amor de Dios.
2. La moderación de alimentos en
cantidad y calidad es algo que toca a la medicina si se mira con
relación a la salud del cuerpo. Pero si la consideramos en cuanto a
sus disposiciones interiores, en relación con el bien de la razón,
pertenece a la abstinencia. Por ello dice San
Agustín en su obra De Quaest. Evang.: En orden
a la virtud no importa en modo alguno qué alimentos o qué cantidad
se toma, mientras el hombre lo haga en conformidad con los hombres con
los que vive y con su propia persona y según las exigencias de su
propia salud, sino con qué facilidad y serenidad de ánimo sabe el
hombre privarse de ellos cuando es conveniente o necesario.
3. Es propio de la templanza
frenar los deleites que atraen al alma hacia ellos de un modo
excesivo, de igual modo que a la fortaleza pertenece el fortalecer al
alma contra los temores que pueden apartarnos del bien de la razón.
Por eso, así como la alabanza de la fortaleza consiste en un cierto
exceso, que da nombre a todas las partes de la fortaleza, así la
alabanza de la templanza consiste en un cierto defecto que da nombre,
igualmente, a todas sus partes. De ahí que la abstinencia, en cuanto
que es parte de la templanza, tiene nombre de defecto y, sin embargo,
se mantiene en el justo medio, en cuanto que se conforma a la recta
razón.
4. Esos vicios se derivan de la
abstinencia en que ésta no obedece a la recta razón. En efecto, la
recta razón nos manda practicar la abstinencia en la medida en que
conviene, es decir, con alegría de espíritu, y por un motivo
conveniente, es decir, por la gloria de Dios, no por la propia
gloria.
Artículo 2:
¿Es la abstinencia una virtud especial?
lat
Objeciones por las que parece que la abstinencia no es una virtud
especial.
1. Toda virtud es laudable por sí misma. Pero la abstinencia no lo
es, puesto que dice San Gregorio en su Pastoral: La virtud de la abstinencia no se alaba sino en orden a otras
virtudes. Luego la abstinencia no es una virtud
especial.
2. Dice San Agustín, en De Fide ad Petrum, que los santos se abstienen de la comida y de la bebida, no porque alguna criatura de Dios sea mala, sino únicamente para castigar al cuerpo. Ahora bien: esto es propio de la castidad, como su mismo nombre indica. Por tanto, la abstinencia no es una virtud distinta de la castidad.
3. Así como el hombre debe contentarse con una
alimentación moderada, también debe conformarse con un vestido
moderado, conforme a lo que leemos en 1 Tim 6,8: En teniendo con
qué alimentamos y con qué cubrirnos, estemos con eso contentos.
Pero la moderación en el vestido no es una virtud especial. Luego
tampoco lo es la abstinencia, que se ocupa de moderar el
alimento.
Contra esto: está el testimonio de Macrobio, que
considera a la abstinencia como una parte especial de la
templanza.
Respondo: Como ya dijimos antes (q.123 a.12; q.136 a.1; q.141 a.3), la virtud moral guarda el bien de la razón
contra los ataques de las pasiones. Por ello, dondequiera que haya una
razón especial por la que una pasión aparte del bien de la razón, allí
debe existir una virtud especial. Ahora bien: los placeres de los
alimentos pueden apartar al hombre del bien de la razón de un doble
modo: bien por la fuerza de los placeres o bien por la necesidad de
los alimentos, puesto que el hombre los necesita para
conservar su vida, que es el objeto más deseado por él. Por
consiguiente, la abstinencia es una virtud especial.
A las objeciones:
1. Conviene que las virtudes se
relacionen entre sí, como ya dijimos (1-2 q.65 a.1). Por eso, una
virtud es ayudada y valorada por otra, como la justicia por la
fortaleza. De este modo es alabada la virtud de la abstinencia por
otras virtudes.
2. Mediante la abstinencia se
castiga el cuerpo no sólo contra los ataques de la lujuria, sino
también contra los de la gula, porque, al practicar la abstinencia, el
hombre se hace más fuerte para vencer los ataques de la gula, que son
tanto más fuertes cuanto más cede a ellos el hombre. Y no es obstáculo
para que sea virtud especial el hecho de que colabore con la castidad,
ya que una virtud ayuda a otra.
3. El uso del vestido es
artificial, mientras que el uso de los alimentos es una exigencia de
la naturaleza. Por eso es necesaria una virtud especial cuyo objeto
sea moderar los alimentos, con preferencia al vestido.