Artículo 1:
¿Pueden existir muchos hábitos en una misma potencia?
lat
Objeciones por las que parece que en una misma potencia no pueden
existir muchos hábitos.
1. Cuando dos cosas tienen un mismo principio de distinción, al
multiplicarse una se multiplica también la otra. Pero las potencias y
los hábitos tienen el mismo principio de distinción, que son sus actos
y objetos. Por consiguiente, así se multiplican también, y, en
consecuencia, no pueden existir muchos hábitos en una misma
potencia.
2. La potencia es una fuerza simple. Pero en un sujeto simple no
pueden darse diversos accidentes, puesto que el sujeto es causa del
accidente, y de una cosa simple no se ve que pueda proceder sino una
sola cosa. Luego en una misma potencia no pueden existir muchos
hábitos.
3. Asi como el cuerpo es conformado por la figura, así la potencia se
conforma por el hábito. Pero un cuerpo no puede estar conformado
simultáneamente por diversas figuras. Luego tampoco una misma potencia
puede estar simultáneamente conformada por diversos hábitos. Por
consiguiente, en una misma potencia no pueden existir simultáneamente
muchos hábitos.
Contra esto: el entendimiento es una sola potencia, y, sin embargo, se
dan en él los hábitos de las diversas ciencias.
Respondo: Según se ha dicho anteriormente (
q.49 a.4), los hábitos son ciertas disposiciones de aquello que está en
potencia para algo, bien sea en orden a la naturaleza, bien sea en
orden a la operación o fin de la naturaleza. Si nos referimos a
aquellos hábitos que son disposiciones en orden a la naturaleza, es
manifiesto que puede haber muchos en el mismo sujeto, ya que las
partes de un mismo sujeto pueden tomarse de distinto modo, y según la
disposición de las mismas resultan los hábitos. Así, si tomamos los
humores del cuerpo humano, en cuanto dispuestos conforme a la
naturaleza humana, resulta el hábito o disposición de la salud; si
tomamos las partes semejantes, como los nervios, los huesos y las
carnes, su disposición en orden a la naturaleza nos da la fortaleza o
la debilidad; si nos fijamos en los miembros, como las manos, los pies
y demás, su disposición conveniente a la naturaleza constituye la
belleza. Y así se dan muchos hábitos o disposiciones en el mismo
sujeto.
Si hablamos de los hábitos que son disposiciones para la operación y
se dan propiamente en las potencias, entonces también ocurre que una
misma potencia tenga muchos hábitos. La razón de ello es que el sujeto
del hábito es la potencia pasiva, como se ha dicho anteriormente (q.51 a.2), pues la potencia puramente activa no es sujeto de hábito alguno,
según consta también por lo dicho (ibid.). Pero la potencia pasiva es
respecto del acto determinado de una especie lo que la materia
respecto de la forma, pues así como la materia se determina a una
forma por la acción de un agente, así también la potencia pasiva se
determina a un acto específico por la razón del objeto motivo. Por
eso, así como a una potencia pasiva pueden moverla muchos objetos, así
también una misma potencia pasiva puede ser sujeto de diversos
actos o perfecciones específicas. Mas como los hábitos
son cualidades o formas inherentes a la potencia que la inclinan a
determinados actos específicos, síguese de ahí que a una misma
potencia pueden pertenecer muchos hábitos lo mismo que le pertenecen
muchos actos específicamente distintos.
A las objeciones:
1. Así como en las cosas naturales
la diversidad de las especies se toma de la forma, mientras que la
diversidad de los géneros se toma de la materia, según se dice en el
libro V Metaphys. (pues son de diverso género las
cosas que tienen materia diversa), así también la diversidad genérica
de objetos origina la distinción de las potencias (de ahí que diga el
Filósofo, en el libro VI Ethic., que respecto
de las cosas que son genéricamente distintas tiene el alma partes
distintas), mientras que la diversidad de objetos específicos
origina la diversidad de actos específicos, y, consiguientemente, de
hábitos. Ahora bien, las cosas que son genéricamente diversas lo son
también específicamente, pero no viceversa. Por consiguiente, a las
diversas potencias corresponden actos específicamente diversos y
diversos hábitos, pero los diversos hábitos no pertenecen
necesariamente a diversas potencias, sino que pueden pertenecer a la
misma. Y así como hay géneros de géneros y especies de especies, así
también sucede que hay diversas especies de hábitos y de
potencias.
2. La potencia, aunque sea simple
en su esencia, es, sin embargo, múltiple en virtualidad, en cuanto que
se extiende a muchos actos específicamente diferentes. Por eso nada
impide que en una misma potencia se den muchos hábitos específicamente
diferentes.
3. El cuerpo es conformado por la
figura como por el término propio; pero el hábito no es terminación de
la potencia, sino disposición para el acto como a último término. Por
eso una potencia no puede tener simultáneamente muchos actos, a no ser
que uno esté comprendido en el otro, como un cuerpo no puede tener
muchas figuras, a no ser que una esté contenida en la otra, como el
triángulo en el tetrágono. No puede, pues, el entendimiento entender
actual y simultáneamente muchas cosas; sí puede, sin embargo, saber,
habitual y simultáneamente muchas cosas.
Artículo 2:
¿Se distinguen los hábitos por los objetos?
lat
Objeciones por las que parece que los hábitos no se distinguen por
los objetos.
1. Los contrarios son específicamente diferentes. Pero un mismo
hábito de ciencia es de los contrarios, como la medicina es de la
salud y de la enfermedad. Por tanto, los hábitos no se distinguen por
los objetos específicamente diferentes.
2. Las diversas ciencias son hábitos diversos. Pero una misma verdad
científica pertenece a diversas ciencias, como el demostrar que la
tierra es redonda pertenece a la filosofía natural y a la astrología,
según se dice en el libro II Physic. Luego los
hábitos no se distinguen por los objetos.
3. Un mismo acto tiene un mismo objeto. Pero un mismo acto puede
pertenecer a diversos hábitos virtuosos si se ordena a diversos fines,
como el dar dinero a uno pertenece a la caridad si se hace por Dios,
pero pertenece a la justicia si se hace por satisfacer una deuda.
Luego también el mismo objeto puede pertenecer a diversos hábitos. Por
consiguiente, la diversidad de los hábitos no corresponde a la
diversidad de objetos.
Contra esto: los actos difieren específicamente según la diversidad de
sus objetos, como se ha dicho anteriormente (
q.18 a.5). Pero los
hábitos son disposiciones para los actos. Luego también los hábitos se
distinguen según los diversos objetos.
Respondo: El hábito puede considerarse como
forma y como hábito. Por tanto, la distinción
específica de los hábitos puede atenderse, bien según el modo común de
distinguirse específicamente las formas, o bien según el modo propio
de distinguirse los hábitos. Las formas se distinguen entre sí según
los diversos principios activos, ya que todo agente produce lo que es
específicamente semejante a él. El hábito, en cambio, importa orden a
otra cosa; y todas las cosas que dicen orden a un término se
distinguen según la distinción de los términos de referencia.
Concretamente, el hábito es una disposición que dice orden a dos
términos, esto es, a la naturaleza y a la operación consiguiente a la
naturaleza.
Así, pues, los hábitos se distinguen específicamente según tres
criterios: uno, tomado de los principios activos de tales
disposiciones; otro, tomado de la naturaleza; y el tercero, tomado de
los objetos específicamente diferentes, conforme se explicará a
continuación (ad 1.2.3; a.3).
A las objeciones:
1. Tanto para la distinción de las
potencias como para la distinción de los hábitos no se toma el objeto
mismo materialmente, sino la razón del objeto específicamente, o
incluso genéricamente diferente. Y aunque las cosas contrarias
difieran específicamente en su realidad, las une la misma razón de
cognoscibilidad, ya que una se conoce por la otra. Por consiguiente,
en cuanto convienen en la misma razón de cognoscibilidad, pertenecen
al mismo hábito cognoscitivo.
2. La tierra sea redonda lo
demuestran tanto el naturalista como el astrólogo, pero por distintos
medios, pues el astrólogo lo demuestra valiéndose de medios
matemáticos, como de las figuras de los eclipses y de cosas así,
mientras que el naturalista lo hace usando medios naturales, como el
movimiento de las cosas pesadas hacia el centro o cosas semejantes.
Ahora bien, toda la fuerza de la demostración, que es el silogismo
que hace saber, según se dice en el libro I Poster., depende del medio que emplea. Por
consiguiente, los diversos medios de demostración son como los
diversos principios activos según los cuales se diversifican los
hábitos científicos.
3. Según dice el filósofo, en el
libro II
Physic. y en el libro VII
Ethic., el fin ejerce en las operaciones la función que
ejerce el principio en las demostraciones. Por eso la diversidad de
fines diversifica a las virtudes como la diversidad de principios
activos. Además, los mismos fines son objetos de los actos interiores,
que son los más propios de las virtudes, según consta por lo dicho
anteriormente (
q.18 a.6;
q.19 a.2 ad 1;
q.34 a.4).
Artículo 3:
¿Se distinguen los hábitos por el bien y el mal?
lat
Objeciones por las que parece que los hábitos no se distinguen por el
bien y el mal.
1. El bien y el mal son contrarios. Pero los contrarios pertenecen al
mismo hábito, según se ha dicho anteriormente (
a.2 ad 1). Luego los
hábitos no se distinguen según el bien y el mal.
2. El bien se convierte con el ser, y así, siendo común a todas las
cosas, no puede tomarse como diferencia de alguna especie, según
consta por el Filósofo, en el libro IV Topic. De
modo parecido tampoco el mal, al ser privación y no ser, puede ser
diferencia de ente alguno. Luego los hábitos no pueden distinguirse
específicamente por el bien y el mal.
3. Sobre un mismo objeto pueden versar diversos hábitos malos, como
versan sobre las concupiscencias la intemperancia y la insensibilidad;
y de modo parecido, también diversos hábitos buenos, como la virtud
humana y la virtud heroica o divina, según consta en el Filósofo, en
el libro VII Ethic. Luego los hábitos no se
distinguen por el bien y el mal.
Contra esto: el hábito bueno es contrario al hábito malo, como la
virtud al vicio. Pero las cosas contrarias son específicamente
diversas. Luego los hábitos difieren específicamente
según la diferencia del bien y el mal.
Respondo: Según queda dicho (
a.2), los hábitos
se distinguen específicamente no sólo por sus objetos y principios
activos, sino también en orden a la naturaleza. Y esto puede tener
lugar de dos modos. Uno, según la razón de conveniencia o
disconveniencia a la naturaleza. Así se distinguen específicamente el
hábito bueno y el hábito malo, pues es hábito bueno el que dispone
para el acto conveniente a la naturaleza del sujeto agente, mientras
que es hábito malo el que dispone para el acto no conveniente a esa
naturaleza, como los actos de las virtudes convienen a la naturaleza
humana, por ser conformes a la razón, mientras que los actos de los
vicios, por ser contrarios a la razón, se oponen a la naturaleza
humana. Así resulta manifiesto que los hábitos se distinguen
específicamente según la diferencia del bien y del
mal.
Otro modo de distinguirse los hábitos en orden a la naturaleza es que
mientras un hábito dispone para un acto conveniente a la naturaleza
inferior, otro dispone para un acto conveniente a la naturaleza
superior; y así la virtud humana, que dispone para el acto conveniente
a la naturaleza humana, se distingue de la virtud divina o heroica,
que dispone para el acto conveniente a una cierta naturaleza
superior.
A las objeciones:
1. Un mismo hábito puede alcanzar
objetos contrarios en cuanto que convienen en una razón. Sin embargo,
los hábitos contrarios nunca pueden ser de la misma especie, pues la
contrariedad de los hábitos es por razones contrarias. Y así se
distinguen los hábitos por el bien y el mal, esto es, en cuanto que un
hábito es bueno y otro es malo; no porque uno sea del bien y otro del
mal.
2. El bien que es común a todo ser
no es diferencia específica de hábito alguno, sino un bien
determinado, definido por la conveniencia a una determinada
naturaleza, que es la humana. De modo parecido, tampoco el mal, que es
diferencia constitutiva del hábito, es pura privación, sino algo
determinado que contraría a una determinada naturaleza.
3. Varios hábitos buenos que
versan sobre un mismo objeto específico se distinguen entre sí por la
diversa razón de conveniencia a distintas naturalezas, según queda
dicho (en sol.). Pero sobre un mismo objeto pueden versar varios
hábitos malos según los diversos modos de contrariedad a lo que es
conforme a la naturaleza, como a una misma virtud son contrarios
diversos vicios que versan sobre la misma materia.
Artículo 4:
¿Está constituido un mismo hábito por muchos hábitos?
lat
Objeciones por las que parece que un mismo hábito está constituido
por varios hábitos.
1. Aquello cuya generación no es simultánea, sino sucesiva, parece
que está constituida por muchas partes. Pero la generación del hábito
no es simultánea, sino que se realiza con la sucesión de muchos actos,
según se ha visto anteriormente (
q.51 a.3). Luego un mismo hábito está
constituido por muchos hábitos.
2. El todo está constituido por las partes. Ahora bien, a un mismo
hábito se le asignan muchas partes, como hace Tulio
Cicerón, que señala muchas partes en la fortaleza, en
la templanza y en otras virtudes. Luego un mismo hábito está
constituido por varios hábitos.
3. Sobre una sola conclusión puede darse ciencia actual y habitual.
Ahora bien, muchas conclusiones pertenecen a una misma ciencia
considerada en su totalidad, como la geometría o la
aritmética. Luego un mismo hábito está constituido
por muchos hábitos.
Contra esto: el hábito, por ser una cualidad, es forma simple. Pero
nada que es simple está constituido por muchas partes. Luego un mismo
hábito no está constituido por muchos hábitos.
Respondo: El hábito ordenado a la operación,
del cual tratamos principalmente ahora, es una perfección de la
potencia. Mas toda perfección es proporcional a su sujeto perfectible.
Por tanto, así como la potencia, siendo una, se extiende a muchos
objetos en cuanto que convienen en algo unitario, esto es, en una
razón común de objeto, así también el hábito se extiende a muchos
objetos en cuanto unificados en algo, a saber, en una razón especial
de objeto, o en una naturaleza o en un principio, según consta por lo
dicho (
a.2.3).
Por consiguiente, si consideramos el hábito por parte de los objetos
a los que se extiende, entonces veremos en él una cierta
multiplicidad. Pero como esa multiplicidad está ordenada a algo
unitario, a lo que mira principalmente el hábito, de ahí que el
hábito, aun cuando se extienda a muchos objetos, sea una cualidad
simple, no constituida por muchos hábitos, pues el mismo hábito no se
extiende a muchos objetos sino en orden a algo común que le da
unidad.
A las objeciones:
1. La sucesión en la generación del
hábito no tiene lugar porque se genere parte tras parte, sino porque
el sujeto no adquiere súbitamente una disposición estable y
difícilmente movible, y porque comenzando a estar primero de modo
imperfecto en el sujeto se va luego poco a poco afianzando. Es lo que
ocurre también con las demás cualidades.
2. Las partes que se asignan a
cada una de las virtudes cardinales no son las partes integrales que
constituyen un todo, sino partes subjetivas o potenciales, según se
verá más adelante (
q.57 a.6 ad 4;
2-2 q.48).
3. Aquel que mediante demostración
adquiere ciencia de una conclusión en una determinada disciplina
tiene, ciertamente, el hábito, pero imperfectamente. Al adquirir con
otra demostración ciencia de otra conclusión no adquiere un hábito
distinto, sino que el hábito ya existente se hace más perfecto al
extenderse a más objetos, ya que las conclusiones y demostraciones de
una ciencia están ordenadas y una deriva de la otra.