Artículo 1:
¿Puede corromperse el hábito?
lat
Objeciones por las que parece que el hábito no puede
corromperse.
1. El hábito viene a ser como una naturaleza en el sujeto; de ahí que
las operaciones del hábito resulten deleitables. Pero la naturaleza no
se corrompe mientras perdure el sujeto propio. Luego tampoco puede
corromperse el hábito mientras permanezca el sujeto.
2. Cualquier corrupción de la forma se realiza, o bien por la
corrupción del sujeto, o por la acción de su contrario, como
desaparece la enfermedad al desaparecer el animal o al sobrevenir la
salud. Pero la ciencia, que es un hábito, no puede corromperse por la
corrupción del sujeto, ya que el entendimiento, que es su
sujeto, es una sustancia y no se corrompe, según se dice en el
libro I De anima; como tampoco puede corromperla
su contrario, pues las especies inteligibles no son contrarias entre
sí, conforme se dice en el libro VII Metaphys.
Luego el hábito de la ciencia no puede corromperse de ningún
modo.
3. Toda corrupción entraña movimiento. Pero el hábito de la ciencia,
que reside en el alma, no puede corromperse por el movimiento que sea
de la propia alma, ya que el alma no se mueve de por sí, aunque se
mueva accidentalmente en razón del movimiento del cuerpo. Ahora bien,
no parece que transmutación corporal alguna pueda corromper las
especies inteligibles que residen en el entendimiento, ya que el
entendimiento sustenta por sí las especies sin el concurso del cuerpo.
Por eso se dice que ni la vejez ni la muerte corrompen los hábitos.
Luego no puede corromperse la ciencia, y, en consecuencia, tampoco el
hábito de la virtud, que también reside en el alma racional, y las
virtudes son más estables que las ciencias, según dice el Filósofo
en el libro I Ethic.
Contra esto: dice el Filósofo, en el libro De longitudine et
brevitate vitae, que la ciencia se pierde por el
olvido y por la decepción. Asimismo, uno pierde el hábito de la
virtud pecando. Y según se dice, en el libro II Ethic., las virtudes se engendran y se corrompen
por actos contrarios.
Respondo: Una forma se corrompe directamente en
sí por la acción de su contrario; e indirectamente, por la corrupción
de su sujeto. Por consiguiente, si se dan hábitos cuyo sujeto es
corruptible, y cuya causa admite contrario, pueden corromperse de
ambos modos, como es evidente en el caso de los hábitos corporales de
la salud y de la enfermedad. Pero los hábitos, cuyo sujeto es
incorruptible, no pueden corromperse indirectamente. No obstante, hay
algunos hábitos que, aunque residan principalmente en un sujeto
incorruptible, su sujeto secundario es corruptible, como es el caso
del hábito de ciencia, que reside principalmente en el entendimiento
posible, pero tiene por sujeto secundario las
facultades sensitivo-cognoscitivas, según se ha dicho anteriormente
(
q.50 a.3 ad 3). Por consiguiente, el hábito de ciencia no puede
corromperse indirectamente por parte del entendimiento posible, sino
tan sólo por parte de las facultades inferiores sensitivas.
Hay que examinar entonces si estos hábitos pueden corromperse por sí
mismos. Si hay, pues, algún hábito que admite contrario, bien en sí
mismo, o por parte de su causa, podrá corromperse por sí mismo; pero
si no admite contrario, no podrá corromperse por sí mismo. Ahora bien,
es manifiesto que la especie inteligible existente en el entendimiento
posible, no tiene contrario; como tampoco tiene contrario el
entendimiento agente, que es su causa. Por consiguiente, si se da
algún hábito en el entendimiento posible causado inmediatamente por el
entendimiento agente, tal hábito es incorruptible tanto de por sí como
indirectamente. Y así son los hábitos de los primeros principios,
tanto especulativos como prácticos, que no pueden perderse ni por
olvido ni por error, según dice el Filósofo en el libro VI
Ethic., de la prudencia, que no se pierde por
olvido. Pero en el entendimiento posible se da algún hábito
causado por la razón, esto es, el hábito de las conclusiones, que se
llama ciencia, cuya causa puede tener contrario de dos modos: Uno, por
parte de las mismas proposiciones de las que procede el razonamiento,
como a la proposición el bien es bien le es contraria esta
otra: el bien no es bien, conforme dice el Filósofo en el libro
II Periherm. De otro modo, en cuanto al mismo
proceso racional, al modo como el silogismo sofístico se opone al
silogismo dialéctico o demostrativo. Así, pues, es claro que por un
falso razonamiento puede corromperse el hábito de una opinión
verdadera e incluso el hábito de ciencia. Por eso dice el Filósofo, en
el lugar citado (sed cont.), que la decepción es corrupción de la
ciencia.
En cuanto a las virtudes, unas son intelectuales, y residen en la
misma razón, según se dice en el libro VI Ethic., y para ellas vale lo dicho sobre la ciencia y la opinión. Otras, que
son las virtudes morales, pertenecen a la parte apetitiva del alma; y
lo que se diga de ellas vale también para los vicios opuestos. Ahora
bien, los hábitos de la parte apetitiva son engendrados debido a que
la razón es capaz de mover la parte apetitiva. De ahí que tanto el
hábito de la virtud como el del vicio pueda corromperse por el juicio
de la razón al mover en sentido contrario de cualquier modo que sea,
es decir, por ignorancia, por pasión o por elección.
A las objeciones:
1. Según se dice en el libro VII Ethic., aunque el hábito se asemeje a la
naturaleza, sin embargo, no llega a identificarse con ella. Y por eso,
mientras la naturaleza de una cosa es inseparable de ella, el hábito
es separable con dificultad.
2. Si bien las especies
inteligibles no tienen contrario, sí lo pueden tener las proposiciones
y el proceso del razonamiento, según queda dicho.
3. La ciencia no puede perderse
por el movimiento corporal, en cuanto a la raíz misma del hábito, pero
sí en cuanto a lo que puede impedir su acto, en la medida en que el
entendimiento necesita para su acto de las facultades sensitivas, en
las que puede darse impedimento, debido a la transmutación corporal.
Mas por el movimiento intelectual de la razón sí puede corromperse el
hábito de ciencia, incluso en cuanto a la raíz misma del hábito. Y de
modo parecido puede corromperse también el hábito de virtud. Sin
embargo, decir que las virtudes son más estables que las
ciencias, debe entenderse, no por parte del sujeto
o de la causa, sino por parte del acto, ya que el ejercicio de las
virtudes es continuo durante toda la vida, mientras que no lo es el
ejercicio de las ciencias.
Artículo 2:
¿Puede disminuir el hábito?
lat
Objeciones por las que parece que el hábito no puede
disminuir.
1. El hábito es una cualidad y forma simple. Ahora bien, lo que es
simple o se tiene todo o se pierde todo. Luego el hábito, aunque pueda
corromperse, no puede disminuir.
2. Todo lo que se predica del accidente, le conviene o por sí mismo o
en razón de su sujeto. Pero el hábito no aumenta y disminuye por sí
mismo, porque de ello se seguiría que una especie se predicaría de sus
individuos en diversos grados, y si pudiese disminuir según la
participación en el sujeto, se seguiría que el hábito tendría algo
propio que no le es común a él y al sujeto. Pero la forma que tiene
algo propio al margen de su sujeto es una forma separable, según se
dice en el libro I De anima. De donde se
seguiría que el hábito es una forma separable, lo cual es
imposible.
3. La noción y naturaleza del hábito, como la de cualquier accidente,
consiste en su concreción al sujeto. De ahí que todo accidente se
defina por el sujeto. Por consiguiente, si el hábito de por sí no
aumenta ni disminuye, tampoco podrá disminuir en razón de su
concreción al sujeto. Así que no disminuirá de ningún
modo.
Contra esto: es el mismo el sujeto que experimenta movimientos
contrarios. Ahora bien, siendo el aumento y la disminución movimientos
contrarios, dado que el hábito puede aumentar, parece que también
podrá disminuir.
Respondo: Según consta por lo dicho
anteriormente (
q.52 a.1), los hábitos disminuyen, lo mismo que
aumentan, de dos modos. Y así como es la misma la causa que los
engendra y la que les hace crecer, también es la misma la causa que
los corrompe y les hace disminuir, pues la disminución del hábito es
cierto camino hacia la corrupción, como, por el contrario, la
generación del hábito es cierto fundamento de su crecimiento.
A las objeciones:
1. El hábito, en sí mismo
considerado, es una forma simple, y en este sentido no admite
disminución; pero sí según el diverso modo de participación, que
procede de la indeterminación de la potencia del sujeto que lo
participa, lo cual puede participar una forma de diversos modos, o
extenderse a más o menos objetos.
2. El argumento tendría valor en
el supuesto de que la misma esencia del hábito no disminuyese en modo
alguno. Pero no es esto lo que decimos, sino que cierta disminución de
la esencia del hábito no procede del mismo hábito, sino del sujeto que
lo participa.
3. El accidente, de cualquier modo
que se exprese, importa esencialmente dependencia del sujeto, aunque
de distinto modo. Efectivamente, el accidente expresado en abstracto,
importa una relación al sujeto, que comienza en el accidente y termina
en el sujeto, como se expresa la blancura diciendo que es
aquello
por lo que algo es blanco. Y por eso en la definición del
accidente abstracto no se pone el sujeto como primera parte de la
definición, que es el género, sino como segunda, que es la diferencia;
y así decimos que la chatedad es la
curvatura de la nariz. Mas,
expresado en concreto, la relación empieza en el sujeto y termina en
el accidente, y así se dice que blanco es
lo que tiene
blancura. De ahí que en la definición del accidente así
considerado se ponga el sujeto como género, que es la primera parte de
la definición, y así decimos que
chata es la nariz curva. Por
consiguiente, lo que compete a los accidentes por parte del sujeto y
no por parte de la misma naturaleza del accidente, no se atribuye al
accidente en abstracto, sino en concreto. Y tal es el aumento y
disminución de ciertos accidentes. Por eso el más y el menos no se
dice de la blancura, sino de lo blanco. Y lo mismo sucede en los
hábitos y otras cualidades, teniendo en cuenta que algunos hábitos
aumentan y disminuyen por algún modo de adición, según consta por lo
dicho anteriormente (
q.52 a.2).
Artículo 3:
¿Se corrompe o disminuye el hábito por la sola cesación del
acto?
lat
Objeciones por las que parece que el hábito no se corrompe o
disminuye por la sola cesación del acto.
1. Los hábitos son más estables que las cualidades pasibles, según
consta por lo dicho anteriormente (
q.49 a.2 ad 3;
q.50 a.1). Pero las
cualidades pasibles no se corrompen ni disminuyen por la sola cesación
del acto, pues la blancura no disminuye por no impresionar a la vista
ni el calor por no calentar. Luego tampoco los hábitos disminuyen o se
corrompen por la cesación de su acto.
2. La corrupción y la disminución son ciertas mutaciones. Ahora bien,
nada se transmuta si no es por alguna causa eficiente. Por tanto,
puesto que la cesación del acto no supone causa eficiente alguna, no
parece que la disminución o corrupción del hábito pueda deberse a la
cesación del acto.
3. Los hábitos de ciencia y de virtud residen en el alma intelectiva,
que está por encima del tiempo. Ahora bien, las cosas que están por
encima del tiempo no se corrompen ni disminuyen por la prolongación
del tiempo. Luego estos hábitos tampoco se corrompen o disminuyen por
la prolongación del tiempo, al permanecer un largo tiempo sin
ejercitarlos.
Contra esto: dice el Filósofo, en el libro De longitudine et
brevitate vitas, que no sólo el error, sino
también el olvido es corrupción de la ciencia; y en el
libro VIII Ethic. dice que la incomunicación
disuelve muchas amistades. Y por la misma razón disminuyen o se
pierden otros hábitos virtuosos por la cesación de su
acto.
Respondo: Según se dice en el libro VIII
Physic., una cosa puede mover de dos modos: uno,
por sí misma, que es la que mueve por razón de la propia forma, como
hace el fuego al calentar; otro, accidentalmente, como ocurre al
remover el impedimento. Y en este segundo sentido, la cesación del
acto causa la corrupción o disminución de los hábitos al remover el
acto que impedia las causas inducentes a la corrupción o disminución
del hábito. Efectivamente, según se ha dicho (
a.1), los hábitos se
corrompen o disminuyen directamente por la acción contraria. Por
consiguiente, cuando las causas contrarias a cualquier clase de
hábitos, que deben ser impedidas por el acto propio del hábito, actúan
por algún tiempo, tales hábitos disminuyen o se pierden totalmente,
debido a la prolongada cesación del acto, como es patente tanto en el
caso de la ciencia como en el de la virtud. Pues es manifiesto que el
hábito de la virtud moral facilita al hombre la elección del medio en
las operaciones y pasiones. Pero si uno no ejercita el hábito de la
virtud en la moderación de las pasiones y operaciones propias,
necesariamente le sobrevendrán muchas pasiones y operaciones al margen
del modo de la virtud, debido a la inclinación del apetito sensitivo y
de otros móviles exteriores, y, en consecuencia, se corrompe o
disminuye la virtud por la cesación del acto. Y cosa semejante ocurre
con los hábitos intelectuales, por los cuales el hombre está expedito
para juzgar rectamente sobre lo imaginado. Porque cuando el hombre
cesa en el ejercicio del hábito intelectual surgen imaginaciones
extrañas que, a veces, inducen a juzgar contrariamente, de modo que si
no son cortadas o reprimidas por el ejercicio frecuente del hábito
intelectual, se hace el hombre menos apto para juzgar rectamente y, a
veces, se predispone para todo lo contrario. Así, por la cesación del
acto, disminuye o hasta se pierde el hábito intelectual.
A las objeciones:
1. Incluso el calor desaparecería
al cesar de calentar, si por ello aumentase el frío, que es su
contrario.
2. La cesación del acto mueve a la
corrupción o disminución por vía de remoción de obstáculos, según
queda explicado en la solución.
3. La parte intelectiva del alma
está, de suyo, por encima del tiempo; pero la parte
sensitiva está sometida al tiempo. Por eso se altera con el correr del
tiempo, tanto en las pasiones de la parte apetitiva como en las
facultades aprehensivas. De ahí que diga el Filósofo, en el libro IV
Physic., que el tiempo es causa del
olvido.