Ahora debemos estudiar la intención (q.8 intr). Y acerca de
esto se plantean cinco problemas:
Artículo 1:
La intención, ¿es acto del entendimiento o de la voluntad?
lat
Objeciones por las que parece que la intención es un acto del
entendimiento y no de la voluntad.
1. Se dice en Mt 6,22: Si tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo
resplandecerá; donde ojo significa intención, como dice Agustín en
el libro De serm. Dom. in monte. Pero el ojo,
por ser el instrumento de la visión, significa potencia aprehensiva.
Luego la intención no es acto de la potencia apetitiva, sino de la
aprehensiva.
2. Además, en el mismo lugar dice Agustín que el Señor llama luz a la
intención, cuando dice (Mt 6,23): Si la luz que hay en ti es
tiniebla, etc. Pero la luz pertenece al conocimiento. Luego
también la intención.
3. Además, la intención designa cierta ordenación al fin. Pero
ordenar es propio de la razón. Luego la intención no pertenece a la
voluntad, sino a la razón.
4. Además, el acto de la voluntad sólo es del fin y de lo que es para
el fin. Pero el acto de la voluntad, respecto al fin, se le llama
voluntad o fruición; respecto a lo que es para el fin, elección; y de
ambas cosas se diferencia la intención. Luego la intención no es acto
de la voluntad.
Contra esto: está lo que dice Agustín, en XI De Trin., que la intención de la voluntad une el cuerpo visto con la vista, y también, la especie que está en la memoria con la agudeza de alma que medita interiormente. Por consiguiente, la intención es acto de la voluntad.
Respondo: La intención, como su mismo nombre
indica, significa tender hacia algo. Ahora bien, tiende hacia
algo tanto la acción de lo que mueve como el movimiento del móvil.
Pero que el movimiento del móvil tienda hacia algo, procede de la
acción de lo que mueve. Por consiguiente, la intención en primer lugar
y principalmente pertenece a lo que mueve hacia el fin; por eso
decimos que el arquitecto, y todo el que da órdenes, mueve a los demás
con sus determinaciones hacia lo que él mismo tiende. Ahora bien, la
voluntad mueve todas las demás fuerzas del alma hacia el fin, como se
mostró antes (q.9 a.1). Luego es claro que la intención es propiamente
un acto de la voluntad.
A las objeciones:
1. Se llama ojo a la intención
metafóricamente, no porque pertenezca al conocimiento, sino porque
presupone el conocimiento mediante el cual se propone a la voluntad el
fin hacia el que mueve; del mismo modo que mediante los ojos prevemos
el lugar hacia donde debemos dirigirnos corporalmente.
2. Se llama luz a la intención,
porque es clara para el que la tiene. Por eso también se llaman
tinieblas las obras, porque el hombre sabe qué intenta, pero no sabe
qué se sigue de una obra, como Agustín explica en el mismo
lugar.
3. La voluntad, ciertamente, no
ordena, sino que tiende hacia algo según el orden de la razón. Por eso
la palabra intención designa el acto de la voluntad después de
presuponer la ordenación de la razón que ordena algo al
fin.
4. La intención es acto de la
voluntad respecto al fin. Pero la voluntad mira el fin de tres modos.
Uno, absolutamente, y así se la llama voluntad, por cuanto
queremos de un modo absoluto; por ejemplo, la salud, o si hay algo de
estas características. En el segundo modo se considera el fin en
cuanto se descansa en él, y así mira al fin la fruición. En el
tercer modo se considera el fin como término de algo que se ordena a
ese fin, y así es como la intención mira el fin. Pues no se
dice que tendemos a la salud sólo porque la queremos, sino porque
queremos llegar a ella mediante alguna otra cosa.
Artículo 2:
La intención, ¿es sólo del fin último?
lat
Objeciones por las que parece que la intención es sólo del fin
último.
1. Se dice en el libro Sententiarum, de Próspero: La intención del corazón es el clamor a Dios. Pero Dios es el
último fin del corazón humano. Luego la intención siempre mira el
último fin.
2. Además, la intención mira el fin en cuanto que es término, como se
dijo (a.1 ad 4). Pero el término tiene razón de último. Luego la
intención siempre mira el último fin.
3. Además, la intención mira el fin, como la fruición. Pero la
fruición es siempre del fin último. Luego también la
intención.
Contra esto: el fin último de las voluntades humanas es uno solo, es
decir, la bienaventuranza, como se dijo (q.1 a.7). Por tanto, si la
intención fuera sólo del último fin, los hombres no tendrían
intenciones diversas. Lo que, evidentemente, es falso.
Respondo: Como se señaló (a.1 ad 4), la
intención mira el fin como término del movimiento de la voluntad.
Ahora bien, en un movimiento puede considerarse el término de dos
modos: uno, como el término último mismo en el que se descansa, que es
término de todo el movimiento; el otro, como algo medio, que es
principio de una parte del movimiento y fin o término de otra. Por
ejemplo: en el movimiento que va de A a C pasando por B, C es el
término último, mientras que B es término también, aunque no último. Y
de ambos términos puede ser la intención. Por eso, aunque siempre sea
del fin, no es necesario que sea siempre del fin último.
A las objeciones:
1. Se considera la intención del
corazón como clamor a Dios, no porque Dios sea siempre el objeto de la
intención, sino porque es conocedor de la intención. O porque, cuando
oramos, dirigimos nuestra intención a Dios, y esta intención tiene,
ciertamente, fuerza de clamor.
2. El término tiene razón de
último, pero no siempre de último respecto del todo, sino que a veces
lo es respecto de una parte.
3. La fruición implica quietud en
el fin, y esto pertenece sólo al fin último. Pero la intención implica
movimiento hacia el fin, mas no quietud. Por consiguiente, no hay
semejanza.
Artículo 3:
¿Puede uno tender a dos cosas a la vez?
lat
Objeciones por las que parece que uno no puede tender a muchas cosas
a la vez.
1. Dice Agustín en el libro De serm. Dom. in monte que un hombre no puede tender a la vez hacia Dios y hacia la comodidad corporal. Luego, por la misma razón, hacia ningún otro par de cosas.
2. Además, la intención designa el movimiento de la voluntad hacia el
término. Pero un solo movimiento no puede tener muchos términos desde
una parte. Luego la voluntad no puede tender a la vez hacia muchas
cosas.
3. Además, la intención presupone un acto de la razón o del
entendimiento. Pero, según el Filósofo, no sucede
que se entiendan a la vez muchas cosas. Luego tampoco sucede que
se tienda a la vez hacia muchas.
Contra esto: el arte imita a la naturaleza. Pero la naturaleza de un
solo instrumento tiende a dos utilidades: Por ejemplo, la lengua se
ordena tanto al gusto como a la locución, según se dice en el II
De anima. Luego, por la misma razón, el arte o
la razón puede ordenar a la vez una sola cosa a dos fines. Y así, uno
puede tender a la vez a muchas cosas.
Respondo: Dos cosas se pueden entender de dos
modos: como ordenadas entre sí o como no ordenadas entre sí. Y, si
estuvieran ordenadas entre sí, es claro, por lo antes expuesto, que un
hombre puede tender a la vez a muchas cosas; pues la intención no es
sólo del fin último, como se dijo (a.2), sino también de un fin
intermedio. Efectivamente, uno tiende a la vez al fin próximo y al
último; por ejemplo, a la elaboración de la medicina y a la
salud.
Si se entienden las dos cosas como no ordenadas entre sí, incluso así un hombre puede tender a muchas cosas a la vez. Esto es claro porque el hombre puede escoger una cosa en vez de otra, porque una es mejor que otra, pero entre las distintas condiciones por las que una cosa es mejor que otra, una de ellas es valer para muchas cosas; por eso puede escoger una cosa en vez de otra, porque vale para muchas cosas. Y así claramente el hombre tiende a la vez a muchas cosas.
A las objeciones:
1. Agustín entiende
que el hombre no puede tender a la vez hacia Dios y hacia la comodidad
corporal, como hacia fines últimos; porque, como se demostró (q.1 a.5), un hombre no puede tener muchos fines últimos.
2. Un solo movimiento, desde una
parte, puede tener muchos términos, si uno se ordena a otro; pero si
no se ordenan entre sí, desde una parte un solo movimiento no puede
tener dos términos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que lo que no
es uno según la realidad, puede ser considerado como uno según la
razón. Pero la intención es el movimiento hacia algo, ordenado
previamente en la razón, como se dijo (a.1 ad 3). Por consiguiente,
distintas cosas en la realidad pueden ser consideradas como un solo
término de la intención, por cuanto son una sola cosa según la razón:
bien porque dos de ellas concurren a integrar una unidad, como para la
salud concurren el calor y el frío medidos, bien porque algunas están
comprendidas en una unidad común, que puede ser lo que se intenta. Por
ejemplo: la adquisición de vino y de vestido están comprendidas en el
lucro, como en algo común; por consiguiente, nada impide que quien
busca el lucro, busque también estas dos cosas.
Artículo 4:
La intención del fin, ¿es el mismo acto que la voluntad de lo que es
para el fin?
lat
Objeciones por las que parece que la intención del fin no es el mismo
movimiento que la voluntad de lo que es para el fin.
1. Dice Agustín, en el XI De Trin., que la
voluntad de ver la ventana tiene como fin la visión de la ventana; y
es distinta la voluntad de ver a los transeúntes a través de la
ventana. Pero pertenece a la intención que yo quiera ver a los
transeúntes a través de la ventana, y a la voluntad de lo que es
para el fin, que yo quiera ver la ventana. Luego son distintos el
movimiento de la voluntad que es intención del fin y la voluntad de lo
que es para el fin.
2. Además, los actos se distinguen según los objetos. Pero el fin y
lo que es para el fin son objetos diversos. Luego el movimiento de la
voluntad que es intención del fin es distinto de la voluntad de lo que
es para el fin.
3. Además, la voluntad de lo que es para el fin se llama elección.
Pero no es lo mismo la elección que la intención. Luego no es el mismo
movimiento la intención del fin que la voluntad de lo que es para el
fin.
Contra esto: lo que es para el fin se relaciona con el fin como lo
medio con el término. Pero, en las cosas naturales, es el mismo
movimiento el que pasa por el medio hasta el término. Luego también en
las cosas voluntarias es el mismo movimiento la intención del fin que
la voluntad de lo que es para el fin.
Respondo: Puede considerarse de dos modos el
movimiento de la voluntad hasta el fin y hasta lo que es para el fin.
Uno, si se considera que la voluntad se dirige hacia cada una de las
dos cosas de un modo absoluto y separadamente. Y así hay absolutamente
dos movimientos de la voluntad hacia cada cosa. El segundo modo, si se
considera que la voluntad se dirige hacia lo que es para el fin, por
el fin. Y así, el movimiento de la voluntad que tiende al fin y a lo
que es para el fin es uno solo y el mismo en cuanto al sujeto. Pues
cuando digo: quiero la medicina por la salud, no expreso más
que un solo movimiento de la voluntad. Y la razón de esto es que el fin es la razón de querer lo que es para el fin. Efectivamente, el
mismo acto recae sobre el objeto y sobre la razón del objeto; por
ejemplo, es la misma la visión del color y la de la luz, como se dijo
(q.8 a.3 ad 2). Y es parecido al entendimiento, pues si se considera
absolutamente el principio y la conclusión, la consideración de uno y
otra es diversa, pero al asentir a la conclusión por los principios,
hay sólo un acto del entendimiento.
A las objeciones:
1. Agustín habla de la visión de la
ventana y de la visión de los transeúntes a través de la ventana, en
cuanto que la voluntad se dirige a cada una de las dos cosas
absolutamente.
2. El fin, en cuanto que es una
cosa concreta, es un objeto de la voluntad distinto de lo que es para
el fin; pero en cuanto es razón de querer lo que es para el fin, es un
solo objeto y el mismo.
3. El movimiento que es uno solo
en cuanto al sujeto, puede diferenciarse con la razón según el
principio y el fin, como una subida y una bajada, según se dice en el
III Physic. Así, pues, en cuanto que el
movimiento de la voluntad se dirige a lo que es para el fin, porque se
ordena al fin, es elección. En cambio, el movimiento de la voluntad
que se dirige al fin, en la medida en que se consigue mediante lo que
es para el fin, se llama intención. La prueba de esto es que puede
haber intención incluso antes de determinar lo que es para el fin, que
lo decide la elección.
Artículo 5:
¿Conviene la intención a los animales brutos?
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Objeciones por las que parece que los animales brutos tienden al
fin.
1. En las cosas que carecen de conocimiento, la naturaleza dista más
de la naturaleza racional que de la sensitiva, que hay en los animales
brutos. Pero la naturaleza tiende al fin, incluso en lo que carece de
conocimiento, como se demuestra en II Physic.
Luego mucho más tienden al fin los animales brutos.
2. Además, la intención es del fin lo mismo que la fruición. Pero la
fruición conviene a los animales brutos, como se dijo (q.11 a.2).
Luego también la intención.
3. Además, tender al fin es propio de lo que obra por un fin, pues no
es otra cosa que dirigirse a algo. Pero los animales brutos obran por
un fin, pues el animal se mueve a buscar comida o a cosas por el
estilo. Luego los animales brutos tienden al fin.
Contra esto: la intención del fin implica ordenación de algo al fin, lo
que es propio de la razón. Por tanto, dado que los animales brutos no
tienen razón, parece que no tienden al fin.
Respondo: Como se señaló (a.1), la intención es
tender hacia algo, lo que, ciertamente, pertenece tanto a lo que mueve
como a lo que es movido. Por tanto, puesto que se dice que tiende al
fin lo que es movido hacia el fin por otro, también se dice que tiende
al fin la naturaleza, como movida a su fin por Dios, igual que una
flecha por el arquero. Y de este modo también los animales brutos
tienden al fin, por cuanto los mueve a algo el instinto natural. Un
modo distinto de dirigirse al fin es el de lo que mueve, es decir, en
cuanto ordena el movimiento de algo, de sí mismo o de otro, hasta el
fin. Esto es exclusivo de la razón; por consiguiente, los animales
brutos no tienden al fin de este modo, y esto es propia y
principalmente la intención, como se dijo (a.1).
A las objeciones:
1. Este argumento concluye en la
medida que se trata de la intención de lo que es movido al
fin.
2. La fruición no implica una
ordenación a algo, como la intención; sino el descanso absoluto en el
fin.
3. Los animales brutos se mueven
al fin no considerando que con su movimiento pueden conseguir el fin,
y en esto consiste propiamente la intención, sino que, deseando el fin
con instinto natural, son movidos al fin como por otro, lo mismo que
las demás cosas que se mueven naturalmente.