Sección 3: Primera misión galilea
(Dic 27 - Mar 28)
Viajando de Judea a Galilea,
en Samaria,
tiene lugar la conversación
con la samaritana, en el pozo de Sicar
(Dic 27),
tras lo cual
Jesús permanece dos días predicando a los samaritanos. |
# | Breve estadía en Samaria | |||
# | Jesús y la samaritana, en el pozo de Sicar | |||
4:1 Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de los fariseos que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan - 4:2 aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos -, 4:3 abandonó Judea y volvió a Galilea. 4:4 Tenía que pasar por Samaria. 4:5 Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. 4:6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. 4:7 Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.» 4:8 Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: 4:9 «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) 4:10 Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.» 4:11 Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? 4:12 ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» 4:13 Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; 4:14 pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.» 4:15 Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.» 4:16 El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá.» 4:17 Respondió la mujer: «No tengo marido.» Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido, 4:18 porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad.» 4:19 Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta. 4:20 Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.» 4:21 Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 4:22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. 4:23 Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. 4:24 Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad.» 4:25 Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo.» 4:26 Jesús le dice: «Yo soy, el que te está hablando.» |
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# | Jesús y los discípulos: la verdadera comida | |||
4:27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?» o «¿Qué hablas con ella?» 4:28 La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: 4:29 «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?» 4:30 Salieron de la ciudad e iban donde él. 4:31 Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: «Rabbí, come.» 4:32 Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis.» 4:33 Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de comer?» 4:34 Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra. 4:35 ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. Ya 4:36 el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador. 4:37 Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador: 4:38 yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga.» |
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# | Jesús permanece dos días predicando a los samaritanos | |||
4:39 Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho.» 4:40 Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. 4:41 Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, 4:42 y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.» |
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# | Jesús comienza su primera misión en Galilea | |||
4:12 Cuando oyó que Juan había sido encarcelado, se retiró a Galilea. 4:17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos llega.» |
1:14 Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: 1:15 «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.» |
4:14 Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región. 4:15 El iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos. |
4:43 Pasados los dos días, partió de allí para Galilea. 4:44 Pues Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima en su patria. 4:45 Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. |
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# | Curación a distancia del hijo del oficial de Cafarnaúm | |||
4:46 Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm. 4:47 Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir. 4:48 Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis.» 4:49 Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo.» 4:50 Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive.» Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. 4:51 Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. 4:52 El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.» 4:53 El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia. 4:54 Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea. |
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# | Jesús enseña en la sinagoga de Nazareth: sus compatriotas intentan matarlo | |||
4:16 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. 4:17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: 4:18 El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos 4:19 y proclamar un año de gracia del Señor. 4:20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. 4:21 Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.» 4:22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?» 4:23 El les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria.» 4:24 Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria.» 4:25 «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; 4:26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. 4:27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.» 4:28 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; 4:29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. 4:30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó. |
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# | Jesús se instala en Cafarnaúm | |||
4:13 Y dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; 4:14 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: 4:15 ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! 4:16 El pueblo asentado en tinieblas ha visto gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido. |
4:31 Bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. |
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# | Llamado a los "pescadores de hombres" | |||
4:18 Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, 4:19 y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» 4:20 Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. 4:21 Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago hijo de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. 4:22 Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron. |
1:16 Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. 1:17 Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres.» 1:18 Al instante, dejando las redes, le siguieron. 1:19 Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; 1:20 y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él. |
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# | Curaciones | |||
# | Curación de un endemoniado en la sinagoga de Cafarnaúm | |||
1:21 Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. 1:22 Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. 1:23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: 1:24 «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.» 1:25 Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.» 1:26 Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. 1:27 Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.» 1:28 Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea. |
4:32 Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. 4:33 Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: 4:34 «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.» 4:35 Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él.» Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. 4:36 Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen.» 4:37 Y su fama se extendió por todos los lugares de la región. |
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# | Curación de la suegra de Pedro | |||
8:14 Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. 8:15 Le tocó la mano y la fiebre la dejó; y se levantó y se puso a servirle. |
1:29 Cuando salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. 1:30 La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella. 1:31 Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles. |
4:38 Saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella. 4:39 Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles. |
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# | Otras curaciones esa misma tarde | |||
8:16 Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; él expulsó a los espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos, 8:17 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades. |
1:32 Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; 1:33 la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. 1:34 Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían. |
4:40 A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y, poniendo él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. 4:41 Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él, conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo. |
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# | Sale de Cafarnaúm | |||
1:35 De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración. 1:36 Simón y sus compañeros fueron en su busca; 1:37 al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan.» 1:38 El les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido.» |
4:42 Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando donde él, trataban de retenerle para que no les dejara. 4:43 Pero él les dijo: «También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado.» |
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# | Misiones de Jesús por Galilea | |||
4:23 Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 4:24 Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los pacientes afilgidos de enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó. 4:25 Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán. |
1:39 Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios. |
4:44 E iba predicando por las sinagogas de Judea. |
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# | Prédica desde el bote de Pedro | |||
5:1 Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, 5:2 cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. 5:3 Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. |
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# | La Pesca Milagrosa | |||
5:4 Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.» 5:5 Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.» 5:6 Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. 5:7 Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. 5:8 Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.» 5:9 Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. 5:10 Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.» 5:11 Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron. |
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# | Más curaciones | |||
# | Curación de un leproso | |||
8:1 Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre. 8:2 En esto, un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme.» 8:3 El extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al instante quedó limpio de su lepra. 8:4 Y Jesús le dice: «Mira, no se los digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio. |
1:40 Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme.» 1:41 Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio.» 1:42 Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio. 1:43 Le despidió al instante prohibiéndole severamente: 1:44 «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio.» 1:45 Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes. |
5:12 Y sucedió que, estando en una ciudad, se presentó un hombre cubierto de lepra que, al ver a Jesús, se echó rostro en tierra, y le rogó diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme.» 5:13 El extendió la mano, le tocó, y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al instante le desapareció la lepra. 5:14 Y él le ordenó que no se lo dijera a nadie. Y añadió: «Vete, muéstrate al sacerdote y haz la ofrenda por tu purificación como prescribió Moisés para que les sirva de testimonio.» 5:15 Su fama se extendía cada vez más y una numerosa multitud afluía para oírle y ser curados de sus enfermedades. 5:16 Pero él se retiraba a los lugares solitarios, donde oraba. |
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# | Curación de un tullido | |||
9:1 Subiendo a la barca, pasó a la otra orilla y vino a su ciudad. 9:2 En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡ Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados.» 9:3 Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Este está blasfemando.» 9:4 Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados te son perdonados", o decir: 9:5 "Levántate y anda"? 9:6 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice entonces al paralítico -: "Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".» 9:7 El se levantó y se fue a su casa. 9:8 Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres. |
2:1 Entró de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. 2:2 Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la Palabra. 2:3 Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. 2:4 Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. 2:5 Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.» 2:6 Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: 2:7 «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?» 2:8 Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? 2:9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate, toma tu camilla y anda?" 2:10 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice al paralítico -: 2:11 "A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa."» 2:12 Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.» |
5:17 Un día que estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones. 5:18 En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y trataban de introducirle, para ponerle delante de él. 5:19 Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús. 5:20 Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados te quedan perdonados.» 5:21 Los escribas y fariseos empezaron a pensar: «¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?» 5:22 Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? 5:23 ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados te quedan perdonados", o decir: "Levántate y anda"? 5:24 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados, - dijo al paralítico -: "A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".» 5:25 Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios. 5:26 El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Y llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto cosas increíbles.» |
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# | Llamada a Mateo | |||
9:9 Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» El se levantó y le siguió. 9:10 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. 9:11 Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?» 9:12 Mas él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. 9:13 Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.» |
2:13 Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a él, y él les enseñaba. 2:14 Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» El se levantó y le siguió. 2:15 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. 2:16 Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: «¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?» 2:17 Al oír esto Jesús, les dice: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.» |
5:27 Después de esto, salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» 5:28 El, dejándolo todo, se levantó y le siguió. 5:29 Leví le ofreció en su casa un gran banquete. Había un gran número de publicanos, y de otros que estaban a la mesa con ellos. 5:30 Los fariseos y sus escribas murmuraban diciendo a los discípulos: «¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?» 5:31 Les respondió Jesús: «No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal. 5:32 No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores.» |
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# | La cuestión del ayuno. Vinos nuevos en odres nuevos | |||
9:14 Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?» 9:15 Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán. 9:16 Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor. 9:17 Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo, los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder; sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan.» |
2:18 Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le dicen: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?» 2:19 Jesús les dijo: «¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar. 2:20 Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán, en aquel día. 2:21 Nadie cose un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, pues de otro modo, lo añadido tira de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón peor. 2:22 Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino reventaría los pellejos y se echaría a perder tanto el vino como los pellejos: sino que el vino nuevo, en pellejos nuevos. |
5:33 Ellos le dijeron: «Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y recitan oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben.» 5:34 Jesús les dijo: «¿Podéis acaso hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? 5:35 Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán en aquellos días.» 5:36 Les dijo también una parábola: «Nadie rompe un vestido nuevo para echar un remiendo a uno viejo; de otro modo, desgarraría el nuevo, y al viejo no le iría el remiendo del nuevo. 5:37 «Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino nuevo reventaría los pellejos, el vino se derramaría, y los pellejos se echarían a perder; 5:38 sino que el vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos. 5:39 Nadie, después de beber el vino añejo, quiere del nuevo porque dice: «El añejo es el bueno.» |