Sección 6: Prodigios de Jesús y misión de los discípulos
(Sep 28 - Abr 29)
Jesús se aparta de la gente, cruza el lago con sus discípulos y hace calmar
la tempestad en el lago
(Sep 28). Desembarca en Gerasa y arroja los demonios de un endemoniado ,
que entran en los cerdos; los lugareños temen a Jesús. Retorna pues
a Cafarnaúm, donde
resucita a la hija de Jairo y cura a la hemorroísa que toca su manto
(Oct 28). Es
rechazado en Nazareth (" Nadie es profeta en su tierra ").
|
# | La tempestad en el lago | |||
8:18 Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. 8:23 Subió a la barca y sus discípulos le siguieron. 8:24 De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido. 8:25 Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!» 8:26 Díceles: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. 8:27 Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?» |
4:35 Este día, al atardecer, les dice: «Pasemos a la otra orilla.» 4:36 Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con él. 4:37 En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. 4:38 El estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» 4:39 El, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. 4:40 Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?» 4:41 Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?» |
8:22 Sucedió que cierto día subió a una barca con sus discípulos, y les dijo: «Pasemos a la otra orilla del lago.» Y se hicieron a la mar. 8:23 Mientras ellos navegaban, se durmió. Se abatió sobre el lago una borrasca; se inundaba la barca y estaban en peligro. 8:24 Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo: «¡Maestro, Maestro, que perecemos!» El, habiéndose despertado, increpó al viento y al oleaje, que amainaron, y sobrevino la bonanza. 8:25 Entonces les dijo: «¿Dónde está vuestra fe?» Ellos, llenos de temor, se decían entre sí maravillados: «Pues ¿quién es éste, que impera a los vientos y al agua, y le obedecen?» |
||
# | El endemoniado de Gerasa | |||
8:28 Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que nadie era capaz de pasar por aquel camino. 8:29 Y se pusieron a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?» 8:30 Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo. 8:31 Y le suplicaban los demonios: «Si nos echas, mándanos a esa piara de puercos.» 8:32 El les dijo: «Id.» Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de pronto toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las aguas. 8:33 Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y también lo de los endemoniados. 8:34 Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en viéndole, le rogaron que se retirase de su término. |
5:1 Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos. 5:2 Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo 5:3 que moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tenerle atado ni siquiera con cadenas, 5:4 pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarle. 5:5 Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras. 5:6 Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante él 5:7 y gritó con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.» 5:8 Es que él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.» 5:9 Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» Le contesta: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos.» 5:10 Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región. 5:11 Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del monte; 5:12 y le suplicaron: «Envíanos a los puercos para que entremos en ellos.» 5:13 Y se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y entraron en los puercos, y la piara - unos 2.0000 se arrojó al mar de lo alto del precipicio y se fueron ahogando en el mar. 5:14 Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas; y salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido. 5:15 Llegan donde Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la Legión, sentado, vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor. 5:16 Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos. 5:17 Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término. 5:18 Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía estar con él. 5:19 Pero no se lo concedió, sino que le dijo: «Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti.» 5:20 El se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados. |
8:26 Arribaron a la región de los gerasenos, que está frente a Galilea. 8:27 Al saltar a tierra, vino de la ciudad a su encuentro un hombre, poseído por los demonios, y que hacía mucho tiempo que no llevaba vestido, ni moraba en una casa, sino en los sepulcros. 8:28 Al ver a Jesús, cayó ante él, gritando con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te suplico que no me atormentes.» 8:29 Es que él había mandado al espíritu inmundo que saliera de aquel hombre; pues en muchas ocasiones se apoderaba de él; le sujetaban con cadenas y grillos para custodiarle, pero rompiendo las ligaduras era empujado por el demonio al desierto. 8:30 Jesús le preguntó: «¿Cuál es tu nombre? «El contestó: «Legión»; porque habían entrado en él muchos demonios. 8:31 Y le suplicaban que no les mandara irse al abismo. 8:32 Había allí una gran piara de puercos que pacían en el monte; y le suplicaron que les permitiera entrar en ellos; y se lo permitió. 8:33 Salieron los demonios de aquel hombre y entraron en los puercos; y la piara se arrojó al lago de lo alto del precipicio, y se ahogó. 8:34 Viendo los porqueros lo que había pasado, huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas. 8:35 Salieron, pues, a ver lo que había ocurrido y, llegando donde Jesús, encontraron al hombre del que habían salido los demonios, sentado, vestido y en su sano juicio, a los pies de Jesús; y se llenaron de temor. 8:36 Los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado. 8:37 Entonces toda la gente del país de los gerasenos le rogaron que se alejara de ellos, porque estaban poseídos de gran temor. El, subiendo a la barca, regresó. 8:38 El hombre de quien habían salido los demonios, le pedía estar con él; pero le despidió, diciendo: 8:39 «Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho contigo.» Y fue por toda la ciudad proclamando todo lo que Jesús había hecho con él. |
||
# | Resurrección de la hija de Jairo y curación de la hemorroísa que toca su manto | |||
9:18 Así les estaba hablando, cuando se acercó un magistrado y se postró ante él diciendo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá.» 9:19 Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos. 9:20 En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto. 9:21 Pues se decía para sí: «Con sólo tocar su manto, me salvaré.» 9:22 Jesús se volvió, y al verla le dijo: «¡Animo!, hija, tu fe te ha salvado.» Y se salvó la mujer desde aquel momento. 9:23 Al llegar Jesús a casa del magistrado y ver a los flautistas y la gente alborotando, 9:24 decía: «¡Retiraos! La muchacha no ha muerto; está dormida.» Y se burlaban de él. 9:25 Mas, echada fuera la gente, entró él, la tomó de la mano, y la muchacha se levantó. 9:26 Y la noticia del suceso se divulgó por toda aquella comarca. |
5:21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar. 5:22 Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, 5:23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.» 5:24 Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía. 5:25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, 5:26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, 5:27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. 5:28 Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.» 5:29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. 5:30 Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?» 5:31 Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"» 5:32 Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. 5:33 Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 5:34 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad.» 5:35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?» 5:36 Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe.» 5:37 Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. 5:38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos. 5:39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida.» 5:40 Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. 5:41 Y tomando la mano de la niña, le dice: « Talitá kum », que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate.» 5:42 La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. 5:43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer. |
8:40 Cuando regresó Jesús, le recibió la muchedumbre, pues todos le estaban esperando. 8:41 Y he aquí que llegó un hombre, llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga, y cayendo a los pies de Jesús, le suplicaba entrara en su casa, 8:42 porque tenía una sola hija, de unos doce años, que estaba muriéndose. Mientras iba, las gentes le ahogaban. 8:43 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que no había podido ser curada por nadie, 8:44 se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, y al punto se le paró el flujo de sangre. 8:45 Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?» Como todos negasen, dijo Pedro: «Maestro, las gentes te aprietan y te oprimen.» 8:46 Pero Jesús dijo: «Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza ha salido de mí.» 8:47 Viéndose descubierta la mujer, se acercó temblorosa, y postrándose ante él, contó delante de todo el pueblo por qué razón le había tocado, y cómo al punto había sido curada. 8:48 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz.» 8:49 Estaba todavía hablando, cuando uno de casa del jefe de la sinagoga llega diciendo: «Tu hija está muerta. No molestes ya al Maestro.» 8:50 Jesús, que lo oyó, le dijo: «No temas; solamente ten fe y se salvará.» 8:51 Al llegar a la casa, no permitió entrar con él más que a Pedro, Juan y Santiago, al padre y a la madre de la niña. 8:52 Todos la lloraban y se lamentaban, pero él dijo: «No lloréis, no ha muerto; está dormida.» 8:53 Y se burlaban de él, pues sabían que estaba muerta. 8:54 El, tomándola de la mano, dijo en voz alta: «Niña, levántate.» 8:55 Retornó el espíritu a ella, y al punto se levantó; y él mandó que le dieran a ella de comer. 8:56 Sus padres quedaron estupefactos, y él les ordenó que a nadie dijeran lo que había pasado. |
||
# | Jesús rechazado en Nazareth | |||
13:53 Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de allí. 13:54 Viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? 13:55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? 13:56 Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?» 13:57 Y se escandalizaban a causa de él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio.» 13:58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe. |
6:1 Salió de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen. 6:2 Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? 6:3 ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él. 6:4 Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio.» 6:5 Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. 6:6 Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando. |
|||
# | Envío de los discípulos: | |||
# | a. "La mies es grande y los obreros pocos" | |||
9:35 Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando todo enfermedad y toda dolencia. 9:36 Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. 9:37 Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos. 9:38 Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.» |
||||
# | b. Modo del anuncio evangélico : "No toméis nada para el camino..." | |||
10:5 A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; 10:6 dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 10:7 Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. 10:8 Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. 10:9 No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas; 10:10 ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento. 10:11 «En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de quién hay en él digno, y quedaos allí hasta que salgáis. 10:12 Al entrar en la casa, saludadla. 10:13 Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna, vuestra paz se vuelva a vosotros. 10:14 Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras, salid de la casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies. 10:15 Yo os aseguro: el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad. 10:16 «Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. |
6:7 Y llama a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. 6:8 Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; 6:9 sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas.» 6:10 Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. 6:11 Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos.» |
9:1 Convocando a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades; 9:2 y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar. 9:3 Y les dijo: «No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno. 9:4 Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis de allí. 9:5 En cuanto a los que no os reciban, saliendo de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.» |
||
# | Jesús y los discípulos salen a predicar | |||
11:1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades. |
6:12 Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; 6:13 expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. |
9:6 Saliendo, pues, recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva y curando por todas partes. |
||
# | El degüello del Bautista: Herodes y la hija de Herodías | |||
14:3 Es que Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo. 14:4 Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla.» 14:5 Y aunque quería matarle, temió a la gente, porque le tenían por profeta. 14:6 Mas llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio de todos gustando tanto a Herodes, 14:7 que éste le prometió bajo juramento darle lo que pidiese. 14:8 Ella, instigada por su madre, «dame aquí, dijo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». 14:9 Entristecióse el rey, pero, a causa del juramento y de los comensales, ordenó que se le diese, 14:10 y envió a decapitar a Juan en la cárcel. 14:11 Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, la cual se la llevó a su madre. 14:12 Llegando después sus discípulos, recogieron el cadáver y lo sepultaron; y fueron a informar a Jesús. |
6:17 Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. 6:18 Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano.» 6:19 Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, 6:20 pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto. 6:21 Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. 6:22 Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré.» 6:23 Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino.» 6:24 Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?» Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista.» 6:25 Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.» 6:26 El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. 6:27 Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel 6:28 y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. 6:29 Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura. |
3:19 Pero Herodes, el tetrarca, reprendido por él a causa de Herodías, la mujer de su hermano, y a causa de todas las malas acciones que había hecho, 3:20 añadió a todas ellas la de encerrar a Juan en la cárcel. |
||
# | Superstición de Herodes | |||
14:1 En aquel tiempo se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús, 14:2 y dijo a sus criados: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.» |
6:14 Se enteró el rey Herodes, pues su nombre se había hecho célebre. Algunos decían: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.» 6:15 Otros decían: «Es Elías»; otros: «Es un profeta como los demás profetas.» 6:16 Al enterarse Herodes, dijo: «Aquel Juan, a quien yo decapité, ése ha resucitado.» |
9:7 Se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; 9:8 otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. 9:9 Herodes dijo: «A Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?» Y buscaba verle. |
||
# | Retorno de los Apóstoles y retiro a Betsaida | |||
6:30 Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. |
9:10 Cuando los apóstoles regresaron, le contaron cuanto habían hecho. Y él, tomándolos consigo, se retiró aparte, hacia una ciudad llamada Betsaida. |
|||
# | Primera multiplicación de los panes | |||
14:13 Al oírlo Jesús, se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar solitario. En cuanto lo supieron las gentes, salieron tras él viniendo a pie de las ciudades. 14:14 Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos. 14:15 Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: «El lugar está deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida.» 14:16 Mas Jesús les dijo: «No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer.» 14:17 Dícenle ellos: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.» 14:18 El dijo: «Traédmelos acá.» 14:19 Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. 14:20 Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. 14:21 Y los que habían comido eran unos 5.000 hombres, sin contar mujeres y niños. |
6:31 El, entonces, les dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.» Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. 6:32 Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. 6:33 Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. 6:34 Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. 6:35 Era ya una hora muy avanzada cuando se le acercaron sus discípulos y le dijeron: «El lugar está deshabitado y ya es hora avanzada. 6:36 Despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a comprarse de comer.» 6:37 El les contestó: «Dadles vosotros de comer.» Ellos le dicen: «¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?» 6:38 El les dice: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.» Después de haberse cerciorado, le dicen: «Cinco, y dos peces.» 6:39 Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos sobre la verde hierba. 6:40 Y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta. 6:41 Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los fueran sirviendo. También repartió entre todos los dos peces. 6:42 Comieron todos y se saciaron. 6:43 Y recogieron las sobras, doce canastos llenos y también lo de los peces. 6:44 Los que comieron los panes fueron 5.000 hombres. |
9:11 Pero las gentes lo supieron, y le siguieron; y él, acogiéndolas, les hablaba acerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados. 9:12 Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado.» 9:13 El les dijo: «Dadles vosotros de comer.» Pero ellos respondieron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente.» 9:14 Pues había como 5.000 hombres. El dijo a sus discípulos: «Haced que se acomoden por grupos de unos cincuenta.» 9:15 Lo hicieron así, e hicieron acomodarse a todos. 9:16 Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente. 9:17 Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos. |
6:1 Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, 6:2 y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. 6:3 Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. 6:4 Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. 6:5 Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: «¿Donde vamos a comprar panes para que coman éstos?» 6:6 Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. 6:7 Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco.» 6:8 Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: 6:9 «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?» 6:10 Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente.» Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000. 6:11 Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. 6:12 Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda.» 6:13 Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. |
|
# | Jesús huye de la multitud. Caminata sobre las aguas | |||
14:22 Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. 14:23 Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. 14:24 La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. 14:25 Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar. 14:26 Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. 14:27 Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Animo!, que soy yo; no temáis.» 14:28 Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas.» 14:29 «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. 14:30 Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!» 14:31 Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» 14:32 Subieron a la barca y amainó el viento. 14:33 Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios.» |
6:45 Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras él despedía a la gente. 6:46 Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar. 6:47 Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, en tierra. 6:48 Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo. 6:49 Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, 6:50 pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante, les habló, diciéndoles: «¡Animo!, que soy yo, no temáis.» 6:51 Subió entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos, 6:52 pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada. |
6:14 Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.» 6:15 Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo. 6:16 Al atardecer, bajaron sus discípulos a la orilla del mar, 6:17 y subiendo a una barca, se dirigían al otro lado del mar, a Cafarnaúm. Había ya oscurecido, y Jesús todavía no había venido donde ellos; 6:18 soplaba un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse. 6:19 Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo. 6:20 Pero él les dijo: «Soy yo. No temáis.» 6:21 Quisieron recogerle en la barca, pero en seguida la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían. |
||
# | Curaciones en Genesareth | |||
14:34 Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. 14:35 Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. 14:36 Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados. |
6:53 Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. 6:54 Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, 6:55 recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que él estaba. 6:56 Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados. |
|||
# | La promesa de la Eucaristía: | |||
# | a. Buscar el alimento eterno | |||
6:22 Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar, vio que allí no había más que una barca y que Jesús no había montado en la barca con sus discípulos, sino que los discípulos se habían marchado solos. 6:23 Pero llegaron barcas de Tiberíades cerca del lugar donde habían comido pan. 6:24 Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. 6:25 Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?» 6:26 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. 6:27 Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.» |
||||
# | b. Jesús, el pan bajado del cielo | |||
6:28 Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?» 6:29 Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado.» 6:30 Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? 6:31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer.» 6:32 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; 6:33 porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo.» 6:34 Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.» 6:35 Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. 6:36 Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. 6:37 Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; 6:38 porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 6:39 Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. 6:40 Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.» 6:41 Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» 6:42 Y decían: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?» 6:43 Jesús les respondió: «No murmuréis entre vosotros. 6:44 «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. 6:45 Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. 6:46 No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. 6:47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. |
||||
# | c."Mi carne es la verdadera comida y mi sangre la verdadera bebida" | |||
6:48 Yo soy el pan de la vida. 6:49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; 6:50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. 6:51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.» 6:52 Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» 6:53 Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 6:54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. 6:55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. 6:56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. 6:57 Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. 6:58 Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.» 6:59 Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm. |
||||
# | d. Escándalo de fariseos y discípulos "Duro es este lenguaje..." | |||
6:60 Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?» 6:61 Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza? 6:62 ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?... 6:63 «El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. 6:64 «Pero hay entre vosotros algunos que no creen.» Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. 6:65 Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.» 6:66 Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. 6:67 Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?» 6:68 Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, 6:69 y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.» 6:70 Jesús les respondió: «¿No os he elegido yo a vosotros, los Doce? Y uno de vosotros es un diablo.» 6:71 Hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, porque éste le iba a entregar, uno de los Doce. |
||||
# | Tercera Pascua: Jesús permanece en Galilea | |||
7:1 Después de esto, Jesús andaba por Galilea, y no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle. |
||||
# | Jesús critica a los fariseos | |||
# | a. A los fariseos | |||
15:1 Entonces se acercan a Jesús algunos fariseos y escribas venidos de Jerusalén, y le dicen: 15:2 «¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los antepasados?; pues no se lavan las manos a la hora de comer.» 15:3 El les respondió: «Y vosotros, ¿por qué traspasáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? 15:4 Porque Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. 15:5 Pero vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: "Lo que de mí podrías recibir como ayuda es ofrenda", 15:6 ése no tendrá que honrar a su padre y a su madre. Así habéis anulado la Palabra de Dios por vuestra tradición. 15:7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo: 15:8 Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 15:9 En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.» |
7:1 Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. 7:2 Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, 7:3 - es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, 7:4 y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas -. 7:5 Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?» 7:6 El les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 7:7 En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres. 7:8 Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres.» 7:9 Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! 7:10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero vosotros decís: 7:11 Si uno dice a su padre o a su madre: "Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán - es decir: ofrenda -", 7:12 ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, 7:13 anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas.» |
|||
# | b. Al pueblo | |||
15:10 Luego llamó a la gente y les dijo: «Oíd y entended. 15:11 No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.» |
7:14 Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended. 7:15 Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. 7:16 Quien tenga oídos para oír, que oiga.» |
|||
# | c. A los discípulos: "Ciegos guías de ciegos" | |||
15:12 Entonces se acercan los discípulos y le dicen: «¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oír tu palabra?» 15:13 El les respondió: «Toda planta que no haya plantado mi Padre del cielo será arrancada de raíz. 15:14 Dejadlos: son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo.» |
||||
# | "Lo que sale de adentro es lo que mancha al hombre" | |||
15:15 Tomando Pedro la palabra, le dijo: «Explícanos la parábola.» 15:16 El dijo: «¿También vosotros estáis todavía sin inteligencia? 15:17 ¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca pasa al vientre y luego se echa al excusado? 15:18 En cambio lo que sale de la boca viene de dentro del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. 15:19 Porque del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. 15:20 Eso es lo que contamina al hombre; que el comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.» |
7:17 Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola. 7:18 El les dijo: «¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, 7:19 pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado?» - así declaraba puros todos los alimentos -. 7:20 Y decía: «Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. 7:21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, 7:22 adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. 7:23 Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre.» |