Artículo 1:
¿Usar es un acto de la voluntad?
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Objeciones por las que parece que usar no es un acto de la
voluntad.
1. Dice Agustín, en el I De doctr. christ.,
que usar es dirigir lo que está a nuestra disposición a conseguir
algo. Pero dirigir una cosa a otra es propio de la razón, a la que
compete ordenar y relacionar. Luego usar es un acto de la razón, no de
la voluntad.
2. Además, dice el Damasceno que el hombre efectúa
un ímpetu para la operación, y se llama ímpetu; después usa, y se
llama uso. Pero la operación pertenece a la potencia ejecutiva, el
acto de la voluntad, en cambio, no sigue al acto de la potencia
ejecutiva, sino que la ejecución es lo último. Luego el uso no es acto
de la voluntad.
3. Además, dice Agustín, en el libro Octoginta trium
quaest.: Todo lo que ha sido hecho, ha sido
hecho para uso del hombre, porque la razón, que ha sido dada a los
hombres, usa todo juzgando. Pero juzgar las cosas creadas por Dios
pertenece a la razón especulativa, que parece totalmente separada de
la voluntad, que es el principio de los actos humanos. Luego usar no
es acto de la voluntad.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el X De Trin.: Usar es tomar algo en la facultad de la voluntad.
Respondo: El uso de una cosa implica su
aplicación a alguna operación; por eso la operación a la que se aplica
una cosa se llama también su uso; por ejemplo: cabalgar es usar el
caballo, y golpear es usar el bastón. Ahora bien, a una operación
aplicamos tanto los principios interiores del obrar, es decir, las
potencias del alma o los miembros del cuerpo, como el entendimiento
para entender y el ojo para ver; como también las cosas exteriores,
por ejemplo, el bastón para golpear. Pero es claro que sólo aplicamos
las cosas exteriores mediante los principios intrínsecos, que son las
potencias del alma o los hábitos de las potencias, o los órganos, que
son los miembros del cuerpo. Por otra parte, se ha demostrado antes
(
q.9 a.1) que la voluntad es la que mueve las potencias del alma a sus
actos; y esto es aplicarlas a la operación. Por consiguiente, es claro
que usar pertenece en primer lugar y principalmente a la voluntad,
como a lo primero que mueve; pertenece a la razón, como a lo que
dirige, y, como a lo que ejecuta, a las demás potencias, que se
relacionan con la voluntad, que las aplica a obrar, como instrumentos
con el agente principal. Pero la acción no se atribuye propiamente al
instrumento, sino al agente principal, como la construcción al
constructor, no a los instrumentos. Por consiguiente, es claro que
usar es propiamente un acto de la voluntad.
A las objeciones:
1. Ciertamente, la razón relaciona
una cosa con otra, pero la voluntad se dirige a lo que ha sido
relacionado por la razón. Y en este sentido se dice
que usar es relacionar una cosa con otra.
2. El Damasceno habla del uso en
cuanto pertenece a las potencias ejecutivas.
3. También es la voluntad la que
aplica la misma razón especulativa a la obra de entender y juzgar. Y
por eso se dice que el entendimiento especulativo usa, como movido por
la voluntad, igual que las otras potencias ejecutivas.
Artículo 2:
¿Conviene el uso a los animales brutos?
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Objeciones por las que parece que usar conviene a los animales
brutos.
1. Disfrutar es más noble que usar, porque
usamos lo que referimos
a otra cosa; de ésta hay que disfrutar, como dice Agustín en el
X
De Trin. Pero los animales brutos disfrutan,
como se dijo más arriba (
q.11 a.2). Luego con más motivo les conviene
usar.
2. Además, aplicar los miembros a obrar es usar los miembros. Pero
los animales brutos aplican los miembros a hacer algo; por ejemplo:
los pies para andar, los cuernos para golpear. Luego a los animales
brutos les conviene usar.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el libro Octoginta trium
quaest.: Sólo puede usar una cosa el animal que
participa de la razón.
Respondo: Usar es aplicar un principio de la
acción a la acción, como se dijo (
a.1), así consentir es aplicar el
movimiento apetitivo a desear algo, como se dijo (
q.15 a.1ss). Ahora
bien, aplicar una cosa a otra sólo es propio de quien tiene arbitrio
sobre la cosa, y esto es exclusivo de quien sabe relacionar una cosa
con otra, lo que pertenece a la razón. Por consiguiente, sólo el
animal racional consiente y usa.
A las objeciones:
1. Disfrutar comporta un movimiento
absoluto del apetito hacia lo apetecible; en cambio, usar comporta el
movimiento del apetito hacia una cosa en orden a otra. Por tanto, si
se compara el usar y el disfrutar en cuanto al objeto, entonces
disfrutar es más noble que usar, porque lo que es absolutamente
apetecible es mejor que lo que sólo es apetecible en orden a otra
cosa. Pero si se comparan en cuanto a la fuerza aprehensiva
precedente, requiere mayor nobleza el uso, porque ordenar es propio de
la razón, mientras que conocer algo de un modo absoluto pueden hacerlo
incluso los sentidos.
2. Los animales hacen algo
mediante sus miembros por instinto de la naturaleza, no porque
conozcan el orden de los miembros a las operaciones. Por eso no se
dice propiamente que apliquen sus miembros a obrar, ni que utilicen
sus miembros.
Artículo 3:
¿Puede haber uso del último fin?
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Objeciones por las que parece que puede haber uso del último
fin.
1. Dice Agustín en el X De Trin.: Todo el
que disfruta, usa. Pero uno disfruta del último fin. Luego uno usa
el último fin.
2. Además, usar es tomar algo en la facultad de la voluntad,
como se dice en el mismo lugar. Pero la voluntad nada
toma más que el último fin. Luego puede haber uso del último
fin.
3. Además, dice Hilario, en el II De Trin.,
que la eternidad está en el Padre, la especie en la Imagen, es
decir, en el Hijo, y el uso en el Don, es decir, en el Espíritu
Santo. Pero el Espíritu Santo, por ser Dios, es el último fin. Luego
se usa el último fin.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el libro Octoginta trium
quaest.: De Dios nadie usa rectamente, sino
disfruta. Pero sólo Dios es el último fin. Luego no se puede usar
el último fin.
Respondo: Usar comporta aplicar una cosa a
otra, como se dijo (
a.1). Pero lo que se aplica a otra
cosa entra en la razón de lo que es para el fin. Por
tanto, siempre se usa lo que es para el fin. Por eso también las cosas
que se acomodan al fin se llaman
útiles, y la misma utilidad a
veces se llama uso.
Pero hay que tener en cuenta que se habla del último fin de dos
modos, pues, como ya se dijo (q.1 a.8; q.2 a.7), porque unas veces se
llama fin a la cosa y otras a su consecución o posesión, por ejemplo,
el fin del avaro es el dinero o la posesión del dinero, es claro que,
hablando absolutamente, el fin último es la cosa misma, pues la
posesión del dinero sólo es buena por el bien del dinero. Pero, en
cuanto a este caso, la consecución del dinero es el fin último, porque
el avaro sólo busca el dinero para poseerlo. Por consiguiente,
hablando con propiedad y absolutamente, un hombre disfruta del dinero
en cuanto establece en él su último fin, pero se dice que lo usa, en
cuanto que lo ordena a su posesión.
A las objeciones:
1. Agustín está hablando del uso en
general, en cuanto que implica orden de fin a la fruición misma del
fin, y es esta fruición lo que uno busca en el fin.
2. El fin se toma en la facultad
de la voluntad, para que ésta descanse en él. Por eso el descanso
mismo en el fin, que es la fruición, se llama uso del fin. Pero lo que
es para el fin se toma en la facultad de la voluntad no sólo en orden
al uso de lo que es para el fin, sino también en orden a la otra cosa,
en la que descansa la voluntad.
3. En las palabras de Hilario, uso
significa el descanso en el último fin, del mismo modo que se dice,
hablando en general, que uno usa el fin para obtenerlo, como se dijo
(
a.3). Por eso dice Agustín en el VI
De Trin.
que
él llama uso a aquel amor, delectación, felicidad o
bienaventuranza.
Artículo 4:
El uso, ¿precede a la elección?
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Objeciones por las que parece que el uso precede a la
elección.
1. Después de la elección sólo queda la ejecución. Pero el uso, por
pertenecer a la voluntad, precede a la ejecución. Luego precede
también a la elección.
2. Además, lo absoluto es anterior a lo relativo. Por consiguiente,
lo menos relativo es anterior a lo más relativo. Pero la elección
implica dos relaciones: una de lo que se elige con el fin, y otra con
aquello entre lo que se elige; en cambio, el uso implica una sola
relación con el fin. Luego es anterior a la elección.
3. Además, la voluntad usa las otras potencias, porque las mueve.
Pero la voluntad se mueve también a sí misma, como se dijo (
q.9 a.3).
Luego también se usa a sí misma cuando se aplica a obrar. Pero esto lo
hace cuando consiente. Luego hay uso en el mismo consentimiento. Pero
el consentimiento precede a la elección, como se dijo (
q.15 a.3).
Luego también el uso.
Contra esto: está lo que dice el Damasceno, que después de la elección, la voluntad impulsa a la operación y después
usa. Luego el uso sigue a la elección.
Respondo: La voluntad guarda una doble relación
con lo querido. Una, en la medida que lo querido está en quien lo
quiere, por una proporción u orden con lo querido. Por eso también se
dice que las cosas que son naturalmente proporcionadas a un fin, lo
desean naturalmente. Pero tener así el fin, es tenerlo
imperfectamente. Por otra parte, todo lo imperfecto tiende a la
perfección. Por eso, tanto el apetito natural como el voluntario
tienden a tener realmente el fin mismo, es decir, a tenerlo
perfectamente. Y ésta es la segunda relación de la voluntad con lo
querido.
Ahora bien, no sólo se quiere el fin, sino también lo que es para el
fin. Y lo último que pertenece a la
primera relación de la voluntad, respecto a lo que es para el fin, es
la elección, pues en ella se cumple la proporción de la voluntad para
querer completamente lo que es para el fin. Pero el uso ya pertenece a
la segunda relación de la voluntad, por la que tiende a conseguir la
cosa querida. Por consiguiente, es claro que el uso sigue a la
elección si se entiende el uso en cuanto que la voluntad usa la
potencia ejecutiva moviéndola. Pero, porque la voluntad también mueve
de algún modo a la razón y la usa, puede entenderse como uso de lo que
es para el fin, en la medida que está en la consideración de la razón
que lo relaciona con el fin. De este modo, el uso precede a la
elección.
A las objeciones:
1. La moción, con que la voluntad
mueve a ejecutar, precede a la ejecución de la obra, pero es posterior
a la elección. Y así, como el uso pertenece a esta moción de la
voluntad, está en el medio entre la elección y la ejecución.
2. Lo que es relativo por su
propia esencia es posterior de un modo absoluto, pero a lo que se
atribuyen relaciones no es necesario que sea posterior. Al contrario,
cuanto más primera es una causa, más relaciones tiene con muchos
efectos.
3. La elección precede al uso, si
se refiere a él. Pero nada impide que el uso de una cosa preceda a la
elección de otra. Y porque los actos de la voluntad se reflejan sobre
sí mismos, en todo acto de la voluntad se puede encontrar tanto el
consentimiento como la elección y el uso; por ejemplo: si se dice que
la voluntad consiente en elegir y consiente en consentir, y se usa a
sí misma para consentir y elegir. Y siempre estos actos ordenados a lo
que es primero, son primeros.