Artículo 1:
La multitud y diversificación de las cosas, ¿proviene o no proviene
de Dios?
lat
Objeciones por las que parece que la multitud o diversificación de
las cosas no proviene de Dios:
1. Lo uno siempre produce uno. Pero Dios es uno en grado sumo, tal
como se demostró anteriormente (
q.11 a.4). Por lo tanto no produce más
que un efecto.
2. Lo imitado se parece a su ejemplar. Pero Dios es la causa
ejemplar de su efecto, tal como se dijo anteriormente (
q.44 a.3). Por
lo tanto, como quiera que Dios es uno, su efecto será sólo uno y no
distinto.
3. Lo que se ordena al fin es proporcionado al fin. Pero
el fin de la criatura es uno, esto es, la bondad divina, como se
demostró anteriormente (
q.44 a.4). Por lo tanto, el efecto de Dios no
es más que uno.
Contra esto: está lo que se dice en Gen 1,4-7: Dios distinguió la luz
de las tinieblas y dividió aguas de aguas. Por lo tanto, la
distinción y diversificación de las cosas proviene de
Dios.
Respondo: La causa de diversificación de las
cosas, algunos la determinaron de forma múltiple. Pues algunos la
atribuyeron a la materia, bien aislada, bien en unión con el agente.
Demócrito y todos los antiguos naturalistas, la
atribuyeron a la materia, no admitiendo más causa que la material. La
diversificación de las cosas era debida al azar, según el movimiento
de la materia. Anaxágoras la atribuyó a la materia
juntamente con el agente, e introdujo el entendimiento como agente de
la diversificación, separando lo que estaba unido con la
materia.
Pero esto no es sostenible por dos motivos: 1) Primero,
porque, como se ha demostrado anteriormente (q.44 a.2), la misma
materia ha sido creada por Dios. Por lo tanto, es necesario que la
diversificación que se da a partir de la materia se reduzca a una
causa superior. 2) Segundo, porque la materia tiene su razón de
ser en la forma, no al revés. Así, la diversificación de las cosas es
debida a las formas propias. Por lo tanto, la diversificación en las
cosas no se da por la materia, sino, más bien, al contrario, en la
materia creada está la deformidad para que pudiera ser adaptada a
diversas formas.
Otros, en cambio, atribuyeron la diversificación de las cosas a
agentes secundarios. Así Avicena, el cual dijo que
Dios, conociéndose, produce la inteligencia primera, en la cual, por
no ser su propio ser, necesariamente entra la composición de potencia
y acto, como quedará claro más adelante (q.50 a.2 ad 3). Así, pues, la
primera inteligencia, en cuanto que conoce la causa primera, produce
la inteligencia segunda. En cuanto que se conoce estando en potencia,
produjo el cuerpo del cielo al que mueve. En cuanto que se conoce
estando en acto, produjo el alma del cielo.
Pero esto no es sostenible por dos motivos: 1) Primero, porque
como quedó demostrado anteriormente (q.15 a.5), crear sólo le
corresponde a Dios. Por lo tanto, aquellas cosas que no pueden existir
más que por creación, no pueden ser producidas más que por Dios. Estas
cosas son todas aquellas que no están sometidas a generación y
corrupción. 2) Segundo, porque según esta opinión, la totalidad de las cosas no provendría de la intención del primer agente, sino de la convergencia de muchas causas agentes. Esto es lo que decimos que proviene por casualidad. Así, pues, la perfección del universo, que consiste en la diversidad de las cosas, se debería a la casualidad. Esto es imposible.
Por lo tanto, hay que decir: La diversificación y la multitud de las
cosas proviene de la intención del primer agente, que es Dios. Pues
produjo las cosas en su ser por su bondad, que comunicó a las
criaturas, y para representarla en ellas. Y como quiera
que esta bondad no podía ser representada correctamente por una sola
criatura, produjo muchas y diversas a fin de que lo que faltaba a cada
una para representar la bondad divina fuera suplido por las otras.
Pues la bondad que en Dios se da de forma total y uniforme, en las
criaturas se da de forma múltiple y dividida. Por lo tanto, el que más
perfectamente participa de la bondad divina y la representa, es todo
el universo más que cualquier otra criatura. Y porque la causa de la
diversificación de las cosas se debe a la sabiduría divina, Moisés
dice que las cosas han sido hechas distintas en la Palabra de Dios,
que es la concepción de la sabiduría. Esto es lo que se dice en Gen
1,3-4: Dijo Dios: Hágase la luz. Y separó la luz de las
tinieblas.
A las objeciones:
1. El agente natural obra por la
misma forma por la que existe y que no es más que una sola. Por eso no
produce más que un efecto. Pero el agente voluntario, como es Dios,
tal como se demostró anteriormente (
q.19 a.4), obra por una forma
concebida. Así, pues, como quiera que conocer muchas cosas no
contradice la unidad y simplicidad de Dios, tal como dijimos
anteriormente (
q.15 a.2), Dios, aun cuando sea uno, puede hacer muchas
cosas.
2. Aquella objeción sería viable
si se tratara de algo imitado que representara perfectamente el
ejemplar. De ser así, lo imitado no podría multiplicarse más que
materialmente. Por eso, la imagen increada, que es perfecta, sólo es
una. Pero ninguna criatura representa perfectamente el prototipo, que
es la esencia divina. De este modo puede ser representada por muchos.
Sin embargo, y en cuanto que las ideas son llamadas ejemplares, a la
pluralidad de cosas le corresponde en la mente divina una pluralidad
de ideas.
3. En las ciencias especulativas,
el medio de demostración que prueba perfectamente la conclusión es uno
sólo. Pero los medios probables son muchos. Igualmente, en las
ciencias operativas, cuando aquello que se ordena a un fin se adecúa
perfectamente, no necesita otro. Pero la criatura no está relacionada
de esta forma con su fin, que es Dios. Por lo tanto, fue necesario
multiplicar las criaturas.
Artículo 2:
La desigualdad de las cosas, ¿se debe o no se debe a
Dios?
lat
Objeciones por las que parece que la desigualdad de las cosas no se
debe a Dios:
1. A lo óptimo hay que atribuirle cosas óptimas. Pero entre las cosas
óptimas, una no es mayor que otra. Por lo tanto, a Dios, que es lo
óptimo, le corresponde hacer todas las cosas igual.
2. Como se dice en V Metaphys., la
igualdad es efecto de la unidad. Pero Dios es uno.
Por lo tanto, hizo todas las cosas iguales.
3. Es de justicia distribuir desigualmente entre seres
desiguales. Pero Dios es justo en todas sus obras. Por lo tanto, como
quiera que en su operación por la que comunica el ser a las cosas no
se presupone ninguna desigualdad, parece que hizo todas las cosas
iguales.
Contra esto: está lo que se dice en Ecl 33,7-8: Porque un día sigue a
otro siendo distinto, mientras que la luz año tras año se debe al sol.
Su diferencia se debe a la ciencia del Señor.
Respondo: Orígenes, queriendo
rechazar la opinión de aquellos que atribuían la distinción de las
cosas a partir de la contrariedad de los principios del bien y del
mal, sostuvo que todas las cosas habían sido creadas por Dios iguales
en el principio. Pues dijo que Dios primero creó las criaturas
racionales solamente, y las hizo todas iguales. En dichas cosas surgió
la desigualdad por el libre albedrío, pues unas se orientaron hacia
Dios de forma más o menos perfecta, mientras que otras se alejaron de
El también más o menos. Así, pues, aquellas criaturas que por su libre
albedrío se orientaron a Dios, fueron promovidas a los diversos
órdenes de los ángeles según la diversidad de méritos. Pero aquellas
que se alejaron de Dios, fueron condenadas a vivir en diversos cuerpos
según la diversidad del pecado. Dijo que ésta es la causa de la
creación y de la diversidad de los cuerpos.
Pero según esto, la totalidad de las criaturas corporales no se
debería a la bondad de Dios, que se comunica a las criaturas, sino que
sería el castigo del pecado. Esto va contra lo que dice Gen. 1,31: Vio Dios todo lo que había hecho, y era bueno. Y como dice Agustín
en XI De civ. Dei: ¿Quién puede decir
torpemente que este sol que nosotros vemos y que en este mundo es
único no se deba a la armonía de la belleza o a la conservación de las
cosas corporales que Dios como creador quiso poner, sino que, más
bien, se debe a que un alma había pecado? De ser así, si cien
almas hubieran pecado, en este mundo habría cien soles.
De este modo hay que decir: Así como la sabiduría de Dios es la causa
de la diversificación de las cosas, también lo es de su desigualdad.
Esto se demuestra de la siguiente manera. Hay una doble
diversificación en las cosas: 1) Una, formal, que es la que se
da en aquellas cosas que se diferencian en la especie. 2) Otra,
material, que se da en aquellas cosas que se diferencian solamente en
el número. Como quiera que la materia se debe a la forma, la
diversificación material se debe a la formal. De ahí que nosotros
podamos observar que en las cosas incorruptibles no hay más que un
individuo de una especie, porque la especie se conserva de modo
suficiente en uno solo. No obstante, en los seres sometidos a
generación y corrupción, hay muchos individuos de una especie para
conservar la especie. De lo cual se deduce que, principalmente, hay
una diversificación formal más que material. La diversificación formal
requiere siempre desigualdad porque, como se dice en VIII Metaphys., las formas de las cosas son como los números, en
los cuales las especies varían según el aumento o disminución de la
unidad. Por eso, en las cosas naturales, parece que las especies están
ordenadas escalonadamente. Así, los compuestos
son más perfectos que sus elementos, y las plantas más que
los minerales, y los animales más que las plantas, y
los hombres más que los otros animales. Así, en cada uno de ellos se
encuentra una especie más perfecta que la de los otros. Por lo tanto,
así como la sabiduría divina es causa de la diversificación de las
cosas por la perfección del universo, así también es causa de la
desigualdad. Pues el universo no sería perfecto si en las cosas no
hubiera más que un grado de bondad.
A las objeciones:
1. A un agente óptimo le
corresponde producir todo su efecto de forma óptima.
Sin embargo, no en el sentido de que cada una de las partes del todo
que hace sea absolutamente óptima, sino que es óptima en cuanto
proporcionada al todo. Ejemplo: Si toda la perfección del animal
estuviera en el ojo, que es una parte, se anularía la bondad que tiene
todo el animal. Así pues, Dios hizo todo el universo óptimo,
atendiendo al modo de ser de las criaturas, no a cada una en
particular, sino en cuanto una es mejor que otra. Así, de cada una de
las criaturas se dice en Gen 1,4: Vio Dios que la luz era
buena. Lo mismo se dice de las demás cosas. Pero de todas en
conjunto se dice (v.31): Vio Dios todo lo que había hecho, y era
bueno.
2. Lo primero que surge de la
unidad es la igualdad. Después, la multiplicidad. Así, del Padre, a
quien se le apropia la unidad, tal como dice Agustín,
procede el Hijo, a quien se le apropia la igualdad. Después, la
criatura a la que le corresponde la desigualdad. Sin embargo, también
las criaturas participan de cierta igualdad, esto es, la igualdad de
proporción.
3. Aquel argumento es el que movió
a Orígenes, pero no es viable más que en la retribución
de los premios, pues la desigualdad de premios se deberá a la
desigualdad de méritos. Pero en la constitución de las cosas no hay
desigualdad de las partes provocada por una desigualdad previa tanto
de los méritos como de la disposición de la materia. Sino que es
debida a la perfección del todo. Esto es observable en las obras
artísticas. Ejemplo: El techo no es distinto de los fundamentos porque
esté hecho de materia distinta, sino porque la perfección de la casa
se debe a las diversas partes para las cuales el arquitecto necesita
un material diverso, e incluso el arquitecto la haría si fuera
posible.
Artículo 3:
¿Hay o no hay un solo mundo?
lat
Objeciones por las que parece que no hay un solo mundo, sino
muchos:
1. Como dice Agustín en el libro
Octoginta trium
quaest., no es correcto decir que Dios creó las
cosas sin un motivo. Pues por lo mismo que creó un solo mundo, pudo
crear muchos. Pues su poder no está limitado para hacer un solo mundo,
sino que es infinito su poder, como quedó demostrado anteriormente
(
q.25 a.2). Por lo tanto, Dios hizo muchos mundos.
2. La naturaleza hace siempre lo que es mejor. Con mucha más
razón lo hace Dios. Pero hubiera sido mejor la existencia de muchos
mundos a la de uno sólo, porque muchas cosas buenas son mejores que
pocas buenas. Por lo tanto, Dios hizo muchos
mundos.
3. Todo lo que tiene forma en la materia puede
multiplicarse según el número, permaneciendo en la misma especie,
porque la multiplicación numérica se hace a partir de la materia. Pero
el mundo tiene forma en la materia. Pues así como cuando digo hombre
indico la forma, cuando digo este hombre indico la forma en la
materia; así también, cuando digo mundo se indica la forma, y
cuando se dice este mundo, se indica la forma en la materia.
Por lo tanto, nada impide que haya muchos mundos.
Contra esto: está lo que se dice en Jn 1,10: El mundo ha sido hecho
por El. Ahí mundo está en singular, indicando la existencia
de un solo mundo.
Respondo: La armonía existente en las cosas
creadas por Dios manifiesta la unidad del mundo. Pues se dice que en
este mundo hay unidad y armonía en cuanto que unas cosas están
ordenadas a otras. Todas las cosas que provienen de Dios, están
ordenadas entre sí y también al mismo Dios, como se dijo anteriormente
(
q.11 a.3;
q.21 a.1 ad 3). Por lo tanto, es necesario que todas las
cosas converjan hacia un solo mundo. El hecho de que algunos
sostuvieran la existencia de muchos mundos se debe a que establecieron
que la causa del mundo no se debía a una sabiduría que todo lo
ordenaba, sino a la casualidad. Es el caso de Demócrito, que dijo que
este mundo y otros muchos han sido hechos a partir de la concurrencia
de los átomos.
A las objeciones:
1. Esta es la razón por la cual el
mundo es uno: Porque todas las cosas se deben armonizar en un solo
orden y orientarse a un mismo fin. Por lo cual, Aristóteles, en XII Metaphys., partiendo de la armonía que se da en
las cosas, llegó a la conclusión de la unidad del Dios que las
gobierna. Y Platón, a partir de la unidad ejemplar, prueba la unidad
del mundo como algo imitado.
2. Ningún agente busca la
pluralidad material como fin, porque la multitud material no tiene un
final concreto, sino que, en cuanto tal, tiende hacia lo indefinido. Y
lo indefinido contradice el mismo concepto de fin. Cuando se dice que
la existencia de muchos mundos es mejor que la existencia de uno solo,
se está haciendo referencia a la multitud material. Pero esto que se
considera como lo mejor no está en la intención de Dios. Porque, por
lo mismo que se dice que podía haber hecho dos mundos, sería mejor que
se dijera que podía haber hecho tres. Y así indefinidamente.
3. El mundo está constituido por
toda su materia. Pues no es posible que haya otra tierra más que ésta,
porque cualquier otra tierra, donde quiera que estuviera, por
naturaleza sería atraída hacia este centro. Lo mismo se puede decir de
todos los otros cuerpos que son partes del mundo.