Artículo 1:
El ser uno, ¿añade o no añade algo al ser?
lat
Objeciones por las que parece que el ser uno añade algo al
ser:
1. Todo lo que está en un género determinado proviene de añadir algo
al ser que envuelve todos los géneros. Pero el uno pertenece a un
género determinado ya que es principio numérico, que pertenece a la
especie de la cantidad. Luego el uno añade algo al
ser.
2. Lo que divide algo común se convierte en algo añadido.
Pero el ser se divide en uno y muchos. Luego el uno añade algo al
ser.
3. Si el uno no añade nada al ser, es lo mismo decir uno y ser. Decir ser ser es una tautología. También
sería tautología decir ser uno, lo cual es falso. Luego el uno
añade algo al ser.
Contra esto: está lo que dice Dionisio en el último c. De Div.
Nom.: Nada de lo existente existe sin participar
del uno. Esto no sería así si el uno añadiera algo al ser
restringiéndolo. Luego el uno nada añade al ser.
Respondo: El uno no añade al ser cosa alguna,
tan sólo la negación de división, pues uno no significa más que ser
indiviso. De ahí que uno sea lo mismo que ser, ya que todo ser o es
simple o es compuesto. Si simple, es indiviso en acto y en potencia.
Si compuesto, no llega a tener ser más que cuando sus componentes
pasan de separados a unidos formando el compuesto. Por lo cual resulta
evidente que el ser de cualquier cosa consiste en la indivisión. Por
eso cualquier cosa conserva su ser en la medida en que conserva su
unidad.
A las objeciones:
1. Algunos, por
confundir el uno idéntico al ser con el uno principio numérico,
provocaron posturas contrarias. Pues Pitágoras y Platón, comprobando que el uno idéntico al ser nada añade al ser, sino que
sólo significa su misma sustancia indivisa, estimaron que lo mismo
sucedía con el uno como principio numérico. Como quiera que el número
está compuesto de unidades, creyeron que los números eran las
sustancias de todas las cosas.
Por su parte, Avicena, considerando que el uno como
principio numérico añade algo a la sustancia del ser (en caso
contrario el número compuesto de unidades no sería una de las especies
de la cantidad), creyó que el uno idéntico al ser añadía algo a su
sustancia, como lo blanco al hombre. Pero esto es evidentemente falso,
porque cualquier cosa es una por su sustancia. Si lo fuese por algo
distinto a ella, como quiera que este algo es también uno, si fuese
uno por otro, se entraría en un proceso infinito. Por eso hay que
mantener lo primero.
Así, pues, hay que decir que el uno idéntico al ser nada añade al
ser, pero el uno como principio numérico sí añade algo por pertenecer
al género de la cantidad.
2. Nada impide que lo dividido en
un modo sea indiviso en otro. Ejemplo: Lo dividido por el número es
indiviso en la especie. Así, algo puede ser uno en un modo y ser
muchos en otro. Sin embargo, es así si se trata de un ser
absolutamente indiviso, bien por su esencia, aun cuando por sus
elementos no esenciales esté dividido como es el caso de lo que es un
sujeto por su sustancia y múltiple por sus accidentes; bien porque es
indiviso en acto y dividido en potencia, como es el caso de lo que es
uno en cuanto al todo y múltiple en cuanto a las partes. De este modo
será absolutamente uno y múltiple de algún modo. En cambio, si tomamos
un ser que en algún modo es indiviso y absolutamente dividido, como es
el caso de lo que está dividido por su esencia y es indiviso porque
así lo aprehende nuestro entendimiento por su principio o causa,
entonces será absolutamente múltiple y uno en algún modo, como es el
caso de lo que es múltiple en el número y uno en la especie, o uno en
el principio.
Así, pues, el ser se divide en uno y múltiple; uno en sentido
absoluto y múltiple en cierto modo. Pues esta multiplicidad no estaría
contenida, en el ser si de algún modo no estuviera contenida en el
uno. Dice Dionisio en el último c. De Div. Nom.: No hay multiplicidad que no participe de la unidad; pues lo
múltiple por las partes es uno por el todo; lo múltiple por los
accidentes es uno por el sujeto; lo múltiple por el número es uno por
la especie; lo múltiple por la especie es uno por el género; lo múltiple por las derivaciones es uno por el principio.
3. No hay tautología en el
decir ser uno, pues el uno añade algo conceptual al
ser.
Artículo 2:
¿Hay o no hay oposición entre el uno y lo múltiple?
lat
Objeciones por las que parece que el uno y lo múltiple no se
oponen:
1. Entre realidades opuestas no se atribuye a una lo de la otra. Pero
todo lo múltiple es en cierto modo uno, como se dijo (
a.1 ad 2). Luego
el uno no se opone a lo múltiple.
2. Entre realidades opuestas, el compuesto de una no entra
en el compuesto de la otra. Pero el uno forma parte de lo múltiple.
Luego no se opone a lo múltiple.
3. El uno se opone a uno. Pero lo mucho se opone a poco.
Luego el uno no se opone a lo múltiple.
4. Si el uno se opone a lo múltiple, se le opondrá como
lo indiviso a lo dividido; y así se le opone como la privación al
haber. Esto, no obstante, parece incongruente, pues se seguiría que el
uno sería posterior a lo múltiple y se definiría por
él; cuando en realidad lo múltiple se define por el uno. De este modo
se entraría en un proceso indefinido, lo cual es incongruente. Luego
no hay oposición entre el uno y lo múltiple.
Contra esto: se afirma: Son opuestas aquellas realidades que tienen
conceptos opuestos. Pero la razón del uno está en su indivisibilidad;
y la razón de lo múltiple, en su división. Luego hay oposición entre
el uno y lo múltiple.
Respondo: El uno se opone a lo múltiple, pero
de diversas maneras. Pues el uno, como principio del número, se opone
a lo múltiple, que es número, como la medida a lo medido; pues el uno
tiene razón de primera medida, y el número es lo múltiple medido por
el uno, como consta en el X Metaphys. En cambio,
el uno idéntico al ser se opone a lo múltiple por razón de privación,
como lo indiviso a lo dividido.
A las objeciones:
1. Ninguna privación anula
totalmente al ser, porque la privación es negación en el sujeto, según
el Filósofo. Sin embargo, toda privación quita algo al
ser. Así, en el ser, por razón de su universalidad, sucede que toda
privación está fundamentada en él mismo, cosa que no sucede con las
privaciones de las formas especiales, como la vista, la blancura y
similares. Y lo que se dice del ser se dice también del uno y del
bueno, que son idénticos al ser, pues la privación de lo bueno se
fundamenta en algún bien, de la misma forma que la pérdida de unidad
se fundamenta en algún uno. De ahí que lo múltiple sea un cierto uno,
lo malo un cierto bien y el no ser un cierto ser. Sin embargo, como
realidades opuestas no se atribuye a una lo de la otra, porque lo que
en una se da absolutamente, en la otra se da en cierto modo. Así, lo
que en cierto modo es ser, como el ser en potencia, en acto es
absolutamente no ser; lo que es absolutamente en el género de la
sustancia, es de algún modo no ser en lo accidental; lo que de algún
modo es bueno, es malo absolutamente. Asimismo, lo que es uno
absolutamente, es múltiple en cierto modo, y viceversa.
2. Hay dos tipos de totalidad. La
totalidad homogénea, compuesta de partes semejantes; y la totalidad
heterogénea, compuesta de partes distintas. La primera totalidad está
compuesta de partes que tienen la naturaleza de la totalidad. Ejemplo:
Cada parte del agua es agua. Así lo continuo está constituido por sus
partes. En la segunda totalidad, la heterogénea, cualquier parte
carece de la forma de la totalidad. Ejemplo: Ninguna parte de una casa
es casa, ninguna parte del hombre es hombre. Esta totalidad es lo
múltiple. Por tanto, en cuanto que las partes de lo múltiple no tienen
su misma forma, lo múltiple se compone de unidades, como una casa se
compone de partes que no son casas; pero no porque las unidades
constituyan lo múltiple por ser indivisas, pues precisamente por ser
indiviso lo uno se opone a lo múltiple; sino por lo que tienen de
entidad, al igual que las partes que constituyen una casa lo hacen
porque son determinados cuerpos, no porque no sean
casas.
3. Lo múltiple puede ser entendido
de dos maneras. Una, absolutamente, y en este sentido se opone
al uno. Otra, en cuanto contiene un exceso, y en este sentido
se opone a poco. En el primer sentido, dos ya son muchos; pero no en
el segundo sentido.
4. El uno se opone a lo múltiple
por privación en cuanto que el concepto de muchos implica división. De
ahí que sea necesario que la división esté antes en la unidad, no
absolutamente, sino en nuestra aprehensión. Pues captamos lo simple
por lo compuesto. Así, definimos el punto como lo que no tiene
partes, o como principio de la línea. Pero lo múltiple,
también conceptualmente, se capta a partir del uno, pues no captamos
las cosas indivisas como algo múltiple, sino que a cada una le
atribuimos unidad. Así, el uno entra en la definición de lo múltiple;
pero lo múltiple no entra en la definición del uno. La división la
entendemos primariamente como negación del ser, pues
lo primero que concebimos es el ser. Después
distinguimos un ser de otro ser y, así, en un segundo momento,
conceptualizamos la división; luego, la unidad; por
último, lo múltiple.
Artículo 3:
Dios, ¿es o no es uno?
lat
Objeciones por las que parece que Dios no es uno:
1. Dice 1 Cor 8,5: Muchos son los dioses y muchos los
señores.
2. Más aún. El uno, principio numérico, no puede ser atribuido
a Dios, pues a Dios no se le atribuye ninguna cantidad. Tampoco al uno
idéntico al ser se le puede atribuir, porque implica privación, y toda
privación es imperfección, no aplicable a Dios. Luego no se puede
decir que Dios sea uno.
Contra esto: está lo que dice Dt 6,4: Escucha, Israel, el Señor tu
Dios es uno.
Respondo: Dios es uno. Se demuestra de tres
maneras. 1)
Primera, por su simplicidad. Es evidente que
aquello por lo cual algo es
esta cosa, de ningún modo es
transmisible a muchos. Ejemplo: Aquello por lo que Sócrates es hombre,
se puede decir de muchos; pero aquello por lo que es
este
hombre, sólo se puede decir de uno. Si aquello por lo que Sócrates
es hombre fuera también aquello por lo que es
este hombre, así
como no puede haber muchos Sócrates, así tampoco podría haber muchos
hombres. Esto es lo que le corresponde a Dios, pues el mismo Dios es
su naturaleza, como quedó demostrado (
q.3 a.3). Por lo cual Dios y
este Dios son el mismo. Así, pues, resulta imposible que haya muchos
Dioses. 2)
Segunda, por la infinitud de su perfección. Quedó
demostrado (
q.4 a.2) que Dios contiene en sí mismo toda la perfección
del ser. Si hubiera muchos dioses, entre ellos debería haber
diferencia. Algo le correspondería a uno que no tendría otro. Y si
este algo fuese la privación, no sería absolutamente perfecto. Y si
este algo fuese la perfección, a otro le faltaría. Luego es imposible
que haya muchos dioses. De ahí que los antiguos filósofos, impulsados
por esta misma verdad, al establecer un principio infinito,
establecieron un solo principio. 3)
Tercera, por la unidad del
mundo. Todo lo existente esta íntimamente ordenado, ya que unas cosas
sirven a las otras. Las cosas diversas no convergerían en un orden a
no ser que fueran ordenadas por uno. Pues lo múltiple se coordina
mejor dentro del orden que establece uno al que establecen muchos ya
que el uno es causa de unidad, mientras que lo múltiple lo es sólo
accidentalmente, esto es, en cuanto de algún modo es uno. Así pues,
como quiera que aquello que es primero es, en cuanto tal, lo más
perfecto y no accidentalmente, es necesario que lo primero a lo que se
reduce todo en un orden sea uno solo. Y esto es Dios.
A las objeciones:
1. Se habla de muchos dioses por
referencia al error de aquellos que daban culto a muchos dioses, pues
sostenían que los planetas y otras estrellas, o también las distintas
partes del mundo eran dioses. De ahí que el texto aquel siga diciendo
(v.6): Para nosotros no hay más que un Dios,
etc.
2. El uno, en cuanto principio de
número, no es atribuible a Dios, sólo a lo que tiene su ser en la
materia. Pues el uno que es principio numérico, es del género
matemático, que tiene su ser en la materia, si bien se conceptualiza
partiendo de la abstracción de la materia. Por su parte, el uno que es
idéntico al ser es metafórico, que, en cuanto tal, no depende de la
materia. Y aunque en Dios no hay ningún tipo de privación, sin
embargo, por nuestro modo de entender, no le conocemos más que
haciendo uso de la privación y de la negación. De ahí que nada impida
que se atribuyan a Dios realidades privativas, como, por ejemplo,
llamándole incorpóreo, infinito. De la misma manera se dice que Dios
es uno.
Artículo 4:
Dios, ¿es o no es uno en grado sumo?
lat
Objeciones por las que parece que Dios no es uno en grado
sumo:
1. Se dice uno a la privación de división. Pero esa privación no
admite el más y el menos. Luego no puede decirse que Dios sea uno más
que cualquier otra cosa que sea uno.
2. Parece que nada hay más indivisible que aquello que es
indivisible en acto y en potencia, como el punto y la unidad. Pero se
dice que algo es tanto más uno cuanto más indivisible es. Luego Dios no
es uno más que la unidad y el punto.
3. Lo que es bueno por esencia es bueno en grado sumo;
por tanto, lo que es uno por esencia es uno en grado sumo. Pero todo
ser es uno por esencia, como nos consta por el Filósofo en IV Metaphys. Luego todo ser es uno en grado
sumo. Así, pues, Dios no es uno más que otros seres.
Contra esto: está lo que dice Bernardo: Entre todos
los seres que son uno, la cúspide la ocupa la unidad de la divina
Trinidad.
Respondo: Como quiera que el uno es el ser
indiviso, para que algo sea uno en grado sumo es necesario que sea ser
e indiviso en grado sumo. Ser ambas cosas le corresponde a Dios. El es
ser en grado sumo, pues su ser no está determinado por una naturaleza
que lo reciba, sino que es el mismo ser subsistente y por nada
determinado. También es el más indiviso en cuanto que no se divide en
acto y en potencia, ya que no admite ningún tipo de división puesto
que es absolutamente simple, como quedó demostrado (
q.3 a.7). Por todo
lo cual resulta evidente que Dios es uno en grado sumo.
A las objeciones:
1. Aun cuando la privación en
cuanto tal no admite más y menos, sin embargo, en la medida en que su
contrario sea mayor o menor, se dice que la privación es mayor o
menor. Por eso, en la medida en que un ser está más dividido o es más
divisible, o lo esté menos, o de ningún modo sea divisible, decimos
que es uno más, menos, o en grado sumo.
2. Ni el punto ni la unidad,
principio numérico, son seres en grado sumo, porque no tienen ser si
no es en algún sujeto. Por eso, ninguno es uno en grado sumo. Ya que,
así como el sujeto no es uno en grado sumo por la diversidad existente
entre accidente y sujeto, así tampoco el accidente.
3. Aun cuando todo ser sea uno por
su sustancia, sin embargo, no todas las sustancias causan de igual
modo la unidad, porque la sustancia de algunos está compuesta de
muchos elementos, y la de otros, en cambio, no.