Artículo 1:
Dios, ¿es o no es cuerpo?
lat
Objeciones por las que parece que Dios es cuerpo:
1. Cuerpo es lo que tiene tres dimensiones. Pero la Sagrada Escritura
atribuye a Dios tres dimensiones pues dice Job 11,8-9: Es más alto que
el cielo, ¿qué harás? Es más profundo que el infierno, ¿cómo lo
conocerás? Su medida tiene la longitud de la Tierra y la latitud del
mar. Por lo tanto, Dios es cuerpo.
2. Todo lo que tiene figura es cuerpo, pues la figura es una
cualidad con respecto a la cantidad. Dios parece que tiene figura,
según lo escrito en Gen 1,26: Hagamos al hombre a imagen y
semejanza nuestra. La figura también es llamada imagen según
aquello de Hebr 1,3: esplendor de gloria y figura de su
sustancia, esto es, imagen. Por lo tanto, Dios es
cuerpo.
3. Todo lo que tiene partes corpóreas es cuerpo. La
Sagrada Escritura atribuye a Dios partes corpóreas. Se dice en el
libro de Job 40,4: Si tienes brazo como Dios; y en el Sal
33,16: Los ojos de Dios miran a los justos; y en el 117,16: La derecha de Dios hizo proezas. Por lo tanto, Dios es
cuerpo.
4. Los cuerpos ocupan lugar. Y en la Escritura hay cosas que
ocupan lugar y que se atribuyen a Dios. Pues dice Is 6,1: Vi al
Señor sentado; y en 3,13: El Señor está de pie para juzgar.
Por lo tanto, Dios es cuerpo.
5. Nada puede ser punto de partida o de llegada de un
movimiento si no es cuerpo o algo corporal. Pero en la Escritura se
dice que Dios es el punto de llegada según el Sal 33,6: Llegad a El
y seréis iluminados; y punto de partida según Jer 17,13: Quienes se alejan de Ti verán escritos sus nombres en la tierra.
Por lo tanto, Dios es cuerpo.
Contra esto: está lo que dice Jn 4,24: Dios es Espíritu.
Respondo: En absoluto Dios no es cuerpo. Y esto
puede demostrarse de tres modos. 1) Porque ningún cuerpo mueve a otro
si, a su vez, no es movido, como se puede comprobar examinando cada
caso. Ha quedado demostrado (
q.2 a.3) que Dios es el primer motor no
movido. De donde se concluye que Dios no es cuerpo. 2) Es necesario
que el primero exista en acto y no en potencia. Pues, aun cuando en un
mismo ser que pasa de la potencia al acto, la potencia es
cronológicamente anterior al acto, bajo ningún concepto el acto es
posterior a la potencia; puesto que lo que está en potencia no pasa al
acto sino por un ser en acto. Ha quedado demostrado (
q.2 a.3) que Dios
es el primer ser. Por lo tanto, es imposible que en Dios algo esté en
potencia. No obstante, todo cuerpo está en potencia por cuanto todo lo
que es continuo en cuanto tal es divisible indefinidamente. Luego es
imposible que Dios sea cuerpo. 3) Como ha quedado demostrado (
q.2 a.3), Dios es el más noble entre todos los seres. Es imposible que
algún cuerpo sea el más noble entre todos los seres. Puesto que el
cuerpo o es vivo o no lo es, evidentemente un cuerpo vivo es más noble
que un cuerpo no vivo. No obstante, un cuerpo vivo no vive en cuanto
cuerpo, porque, de ser así, todo cuerpo sería viviente. Es necesario
que viva por otro, como, por ejemplo, nuestro cuerpo vive por nuestra
alma. Aquello por lo que vive un cuerpo es más digno que el cuerpo.
Por lo tanto, es imposible que Dios sea cuerpo.
A las objeciones:
1. Como se ha dicho
(
q.1 a.9), la Sagrada Escritura nos transmite lo espiritual y divino
bajo imágenes corporales. De ahí que, cuando atribuye a Dios una
triple dimensión lo hace designándole una cantidad virtual por su
semejanza a la cantidad corpórea. De este modo, por la profundidad se
designa la facultad que tiene de conocer lo oculto; por la altura, la
fuerza de su poder sobre todo; por la longitud, la duración de su
existir; por la latitud, su amor a todo. O, como dice Dionisio en el
c.9
De Div. Nom., por la profundidad de Dios hay
que entender lo inalcanzable de su esencia; por la longitud, el
despliegue de su fuerza que todo lo penetra; por la latitud, su
presencia en todas las cosas por cuanto todas las cosas existen bajo
su protección.
2. Se afirma que el hombre es
imagen de Dios no en cuanto cuerpo, sino en cuanto que el hombre
supera a los otros animales. De ahí que el Gen 1,26, después de decir:
Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, añade: para
que domine sobre los peces del mar, etc. El hombre supera a todos
los animales por su razón y entendimiento. De ahí que por su razón y
entendimiento, que no son corpóreos, el hombre está hecho a imagen de
Dios.
3. En la Escritura los miembros
del cuerpo se atribuyen a Dios por cuanto sus funciones tienen cierta
semejanza con las acciones divinas. Así como la función del ojo es
ver, al hablar del ojo de Dios se está designando la facultad que
tiene para verlo todo intelectualmente sin necesidad de los sentidos.
Lo mismo puede decirse de otros miembros.
4. Todo lo que ocupa lugar no se
atribuye a Dios más que por cierta semejanza. Así, se dice que está
sentado por su inmutabilidad y autoridad; y que está de pie por su
poder para someter cuanto se le oponga.
5. A Dios no se accede por pasos
corporales, estando como está en todas partes, sino por la mente y el
corazón. Del mismo modo se aleja uno de Él. Es así como el acercarse y
alejarse, bajo la semejanza del movimiento local, designan el afecto
espiritual.
Artículo 2:
En Dios, ¿hay o no hay composición de forma y de materia?
lat
Objeciones por las que parece que en Dios hay composición de forma y
de materia:
1. Todo lo que tiene alma está compuesto de materia y forma; puesto
que el alma es la forma del cuerpo. Pero la Escritura atribuye
existencia de alma en Dios, cuando en Heb 10,38 introduce a propósito
de la persona del Hijo: Mi justo vive de la fe, pero si se aparta
de mí no tendrá la complacencia de mi alma. Por lo tanto, Dios
está compuesto de materia y forma.
2. La ira, la alegría, etc., son pasiones propias de un ser
compuesto, tal como se dice en I De Anima. Pero
en la Escritura a Dios se le atribuyen estas cosas, pues dice el Sal
105,40: El Señor, airado, volcó su ira contra su pueblo. Por lo
tanto, Dios está compuesto de materia y forma.
3. La materia es el principio de individuación. Pero
Dios aparece como ser individual, pues su ser no se aplica a muchos.
Luego está compuesto de materia y forma.
Contra esto: todo compuesto de materia y forma es cuerpo. La cantidad
es una dimensión propia de la materia. Pero Dios no es cuerpo, como
quedó demostrado (
a.1). Por lo tanto, Dios no está compuesto de
materia y forma.
Respondo: Es imposible que Dios sea materia.
1)
Primero, porque la materia es lo que está en potencia. Pero
se ha demostrado (
a.1) que Dios es puro acto sin ningún tipo de
potencialidad. De ahí que sea imposible que Dios sea un compuesto de
materia y forma. 2)
Segundo, porque todo compuesto de materia y
forma es perfecto y bueno por su forma; de ahí que sea bueno por
participación, por cuanto la materia participa de la forma. Pero lo
que es bueno y óptimo, Dios, no es bueno por participación, puesto que
lo bueno por esencia es anterior a lo bueno por participación. De ahí
que sea imposible que Dios sea un compuesto de materia y forma. 3)
Tercero, porque todo el que actúa, lo hace por su forma. La
relación de un ser con su obrar está determinada por su relación con
la forma. Pero el ser que es el primero y que obra por su propia
naturaleza, también será el primero como forma y por su propia
naturaleza. Como quiera que Dios es el primer agente, por cuanto es la
primera causa eficiente, tal como se demostró (
q.2 a.3), se concluye
que es también por esencia su forma y no un compuesto de materia y
forma.
A las objeciones:
1. Atribuir alma a Dios se hace por
semejanza con el acto. Porque al querer algo nosotros, lo queremos por
nuestra alma; de ahí que se diga que algo complace el alma de Dios
porque es conforme a su voluntad.
2. Atribuir la ira y cosas
parecidas a Dios se hace por su semejanza con el efecto. Porque propio
de la ira es castigar; de ahí que su castigo sea llamado
metafóricamente ira.
3. Las formas que se dan en la
materia, se individualizan por la materia que, por ser primer sujeto y
fundamento, no puede ser de otro. La forma, por su parte, en cuanto
tal, a no ser que algo lo impida, sí puede darse en otros muchos. Pero
aquella forma que no se individualiza por la materia, sino que se
fundamenta en sí misma, se individualiza a sí misma no pudiéndose dar
en otro. Esta es la forma propia de Dios. De donde no se concluye que
tenga materia.
Artículo 3:
Dios, ¿es o no es lo mismo que su esencia o naturaleza?
lat
Objeciones por las que parece que Dios no es lo mismo que su esencia
o naturaleza:
1. Nada está en sí mismo. Pero la esencia o naturaleza de Dios, la
deidad, se dice que está en Dios. Por lo tanto, parece que Dios no es
lo mismo que su esencia o naturaleza.
2. El efecto se parece a su causa; porque el que obra hace lo semejante a sí mismo. Pero en las cosas creadas no es lo mismo el supuesto que su naturaleza; pues no es lo mismo el hombre que su humanidad. Por lo tanto, tampoco Dios es lo mismo que su deidad.
En cambio, de Dios se dice que es vida y no sólo que
es viviente, como queda claro en Jn 14,6: Yo soy el camino, la
verdad y la vida. De este modo, lo que es la vida para el
viviente, es la deidad para Dios. Por lo tanto, Dios es la misma
deidad.
Respondo: Dios es lo mismo que su esencia o
naturaleza. Para entender esto hay que saber que en las cosas
compuestas de materia y forma es necesario que se distingan la esencia
o naturaleza y el supuesto. Porque la esencia o naturaleza comprende
todo lo que entra en la definición de la especie. Así,
humanidad comprehende en sí misma lo que entra en la definición de
hombre. Pues, decir
este hombre es hombre, significa decir
humanidad, esto es, aquello por lo que el hombre es hombre. Pero
la materia individual, con todos los accidentes
propios de su individuación, no entra en la definición de la especie;
pues en la definición de hombre no entran esta carne o estos huesos, o
esta blancura o esta negrura, etc. De donde se sigue que esa carne y
esos huesos y otros accidentes que determinan una materia, no entran
en la definición de humanidad. Y, sin embargo, sí entran en lo que es
el hombre; de ahí que lo que es el hombre incluye algo que no incluye
la humanidad. Por eso no es totalmente idéntico hombre y humanidad,
sino que por humanidad hay que entender lo formal del hombre, pues los
principios que la definen son el aspecto formal con relación a la
materia que individualiza.
Así, pues, en aquellas cosas que no están compuestas de materia y
forma, en las cuales la individuación no se da por la materia propia,
esto es, por esta materia determinada, sino que se individualizan por
su misma forma, es necesario que la misma forma sea su principio
subsistente. De ahí que en ellas no haya diferencia entre supuesto y
naturaleza. De este modo, como Dios no es compuesto de materia y
forma, como quedó demostrado (a.2), es necesario que Dios sea su
deidad, su vida y cualquier otra cosa que en este sentido se diga de
Dios.
A las objeciones:
1. No podemos hablar de las cosas
simples sino como lo hacemos de las compuestas, que son la base de
nuestro conocimiento. Así, al hablar de Dios, hacemos uso de nombres
concretos para dar a entender su subsistencia, pues para nosotros no
subsisten más que los compuestos; o hacemos uso de nombres abstractos
para dar a entender su simplicidad. Por eso, cuando se dice que la
deidad, o la vida, o algo parecido están en Dios, tal distinción se
encuentra en nuestro modo de entender y no se debe a que haya una
distinción real.
2. Los efectos de Dios son imitación suya, no perfecta, sino limitada. Esto es así porque lo que es uno y simple no puede ser representado más que en formas
múltiples; al ser múltiples, son compuestas; y por ser compuestas no es lo mismo en ellas el supuesto que la naturaleza.
Artículo 4:
En Dios, ¿es o no es lo mismo su esencia y existencia?
lat
Objeciones por las que parece que en Dios no es lo mismo esencia y ser:
1. De ser así, nada se añadiría al ser divino. Como quiera que el ser
al que no se le añade nada no es más que el ser en abstracto aplicable
a todo, se sigue que Dios es el ser en abstracto aplicable a todo.
Pero esto es falso, según aquello de Sab 14,21: A leños y piedras
les impusieron aquel Nombre sublime. Por lo tanto, el ser
de Dios no es lo mismo que su esencia.
2. De Dios podemos saber
si es, como se dijo (
q.2 a.2). Pero no
qué es. Por lo tanto, no es lo mismo el
ser de Dios que su esencia o naturaleza, es decir,
lo que
es.
Contra esto: está lo que dice Hilario en VII De Trin.
El Ser en Dios no es un accidente, sino la verdad
subsistente. Lo que subsiste en Dios es su mismo
ser.
Respondo: Dios no es sólo su esencia, como
quedó demostrado (
a.3), sino también su existencia. Lo cual se puede
demostrar de muchas maneras. 1) Porque todo lo que se da en un ser y
no pertenece a su esencia, tiene que ser causado, bien por los
principios de su esencia, como ocurre con los accidentes de la
especie. Ejemplo: El poder reír es propio del hombre y brota de los
principios de su esencia. O bien por algo externo. Ejemplo: El calor
del agua está causado por el fuego. Si, pues, en un ser su existencia
es distinta a su esencia, es necesario que la existencia de dicho ser
esté causada por algo externo a él o por los principios propios de su
esencia. No obstante, es imposible que los propios principios de la
esencia de un ser causen su existencia, porque todo ser creado no es
causa de su propio existir; por eso, siendo distintas en él esencia y
existencia, la existencia tiene que ser causada por otro. Nada de todo
esto se puede aplicar a Dios, pues sostenemos que Dios es la primera
causa eficiente. Por lo tanto, es imposible que en
Dios una cosa sea su existencia y otra su esencia.
2) El ser es la actualidad de toda forma o naturaleza. De hecho, la bondad o la
humanidad no estarían en acto si no tuvieran lo que nosotros
entendemos por existir. Es necesario, pues, que entre la
existencia y esencia en un ser veamos la misma relación que hay entre
la potencia y el acto. Como quiera que en Dios nada es potencial, como
quedó demostrado (a.1), se deduce que en Él no hay distinción entre su
esencia y su existencia. Así, pues, su esencia es su
existencia.
3) Así como lo que tiene fuego y no es fuego es fuego por
participación, de la misma forma lo que tiene existencia y no es
existencia, es ser por participación. Por su parte, Dios es su
esencia, como quedó demostrado (a.3). Si, en cambio, no fuera su
propia existencia, sería ser por participación, no por esencia.
Tampoco sería el primer ser; y sostener esto es absurdo. Por lo tanto,
Dios es su propio existir y no sólo su esencia.
A las objeciones:
1. Algo a lo que no se añade nada
es una expresión que puede entenderse de dos maneras. Una,
cuando por naturaleza no se admite algo. Ejemplo: Propio del animal
irracional es que no tenga razón. Otra, cuando no se añade nada
a algo porque por naturaleza no hay por qué hacerlo. Ejemplo: El
animal en general no tiene razón porque no es de su naturaleza
tenerla, como tampoco no tenerla. El primer sentido expresado,
ser sin adición, corresponde al ser divino; el segundo, al ser
en general.
2. Ser puede tener dos
sentidos.
Uno, con el significado de existir;
otro, con
el significado de unión en una proposición, esto es, cuando el
entendimiento une el predicado con el sujeto. Con la primera acepción
de
ser no podemos conocer el ser de Dios, tampoco su esencia.
Pero con la
segunda acepción sí, pues sabemos que la
proposición que hacemos de Dios al decir
Dios existe, es
verdadera. Esto lo sabemos por sus efectos, como quedó dicho (
q.2 a.2).
Artículo 5:
Dios, ¿pertenece o no pertenece a algún género?
lat
Objeciones por las que parece que Dios pertenece a algún
género:
1. Sustancia es el ser que subsiste por sí mismo. Esto corresponde
sobre todo a Dios. Por lo tanto, Dios pertenece al género de la
sustancia.
2. Cada cosa se mide por algo de su género. Así, las
distancias por la longitud; las cantidades por el número. Pero Dios es
la medida de todas las sustancias, como demuestra el
Comentarista en X Metaphys. Por lo
tanto, Dios pertenece al género de la sustancia.
Contra esto: según nuestro entender, el género es anterior a su
contenido. Pero ni en la realidad ni en el entender algo es anterior a
Dios. Por lo tanto, Dios no pertenece a género alguno.
Respondo: Se pertenece a un género de dos
maneras. 1)
Una, propia y directamente, como las especies de un
género. 2)
Otra, por reducción, como los principios y las
privaciones. Por ejemplo, el punto y la unidad se reducen al género
de la cantidad como a su principio; o la ceguera, y toda privación
también, que se reduce al género del hábito. De ninguna de estas dos
maneras pertenece Dios a un género.
Hay tres razones que demuestran que Dios no puede ser especie de
género alguno. 1) La primera, porque la especie consta de
género y diferencia. La relación que hay entre aquello de lo que se
toma la diferencia que constituye la especie y aquello de lo que se
toma el género es siempre la misma a la que se da entre el acto y la
potencia. Así, al llamar al hombre animal racional, animal se
toma, por concreción, de la naturaleza sensitiva, puesto que por tener
naturaleza sensitiva se le llama a algo animal. Racional se
toma de la naturaleza intelectiva, puesto que por tener razón se le
llama a algo racional. Lo intelectivo se compara a lo sensitivo como
el acto a la potencia. Algo parecido sucede claramente con otras
cosas. Como quiera que en Dios no hay potencia que añadir al acto, es
imposible que pertenezca tanto a un género como a una especie. 2) La segunda, porque siendo Dios su propia esencia, como quedó
demostrado (a.4), si perteneciera a algún género, necesariamente el
género sería ser, ya que género significa esencia de una cosa,
pues está en aquello por lo que algo es lo que es. El Filósofo
en III Metaphys. demuestra que el ser no puede
tener género alguno, pues todo género tiene diferencias que no
pertenecen a su esencia, ya que no puede haber diferencia que no sea
ser, porque el no ser no puede ser diferencia. Se deduce de ahí
que Dios no pertenece a ningún género. 3) La tercera, porque
todas las cosas que pertenecen a un género, tienen en común la esencia
de dicho género, que es lo que se dice de aquello por lo que algo
es lo que es. En cambio, se diferencian en el ser, pues no es lo
mismo el ser del hombre que el ser del caballo, ni el ser de este
hombre, ni el ser de aquel hombre. Así, es necesario que en las cosas
de un mismo género se distinga el ser de aquello por lo que es lo
que es, es decir, la esencia. Como quedó demostrado (a.4), en Dios
no hay diferencia. De donde se sigue claramente que Dios no pertenece
a ningún género ni a especie alguna. Con todo esto queda patente que
no tiene género ni diferencia; tampoco definición ni demostración a no
ser por los efectos, porque la definición contiene género y
diferencia; y la definición es la base de la demostración. Que Dios
como principio no pertenece a género alguno por reducción, queda claro
por el hecho de que todo principio que se reduce a un género no va más
allá de dicho género; como el punto no es más que principio de la
cantidad continua, y la unidad lo es de la discreta. Dios es principio
de todo ser como se demostrará (q.44 a.1). De ahí que no pertenezca a
ningún género como principio.
A las objeciones:
1. La palabra sustancia no
significa solamente lo que subsiste por sí mismo, pues lo que es ser
en cuanto tal no es género, como se demostró. Sino que
significa la esencia a la que corresponde ser así, esto es, ser por sí
misma. Sin embargo, el ser no es su misma esencia. De este modo
queda claro que Dios no pertenece al género de la
sustancia.
2. Se habla de medida
proporcionada. Pero es necesario que tal medida sea homogénea a lo que
se mide. No obstante, Dios no es la medida proporcionada de algo y,
sin embargo, se dice que es la medida de todo, ya que cuanto más cerca
se está de El tanto mayor plenitud se tiene.
Artículo 6:
En Dios, ¿hay o no hay algo accidental?
lat
Objeciones por las que parece que en Dios hay algunos
accidentes:
1. La sustancia no es accidente de nada, como se dice en I Physic. Pues lo que en un ser es accidente, no puede
ser sustancia en otro; como se prueba que el calor no es la forma
sustancial del fuego porque en otros es accidente. Pero la sabiduría,
la virtud, y similares, que en nosotros son accidentes, se atribuyen a
Dios. Por lo tanto, en Dios son también accidentes.
2. En todo tipo de géneros hay un primero. Y muchos son los
géneros de accidentes. Si los primeros no están en Dios, habrá muchos
primeros fuera de El. Esto es incongruente.
Contra esto: todo accidente está en el sujeto. Pero Dios no puede ser
sujeto porque, como dice Boecio en el De Trin., la forma simple no puede ser sujeto. Por lo tanto, no puede
haber algo accidental en Dios.
Respondo: Después de lo establecido, queda
claro que en Dios no puede haber algo accidental. 1)
Primero,
porque la relación entre sujeto y accidente es la misma que hay entre
potencia y acto; pues el sujeto en cuanto al accidente de algún modo está
en acto. No obstante, estar en potencia es absolutamente inaplicable a
Dios, como queda claro por todo lo dicho (
q.3 a.1). 2)
Segundo,
porque Dios es su propio ser; y, como dice Boecio en
De
hebdomad.:
aun cuando lo que es admite tener
algo añadido, sin embargo, el mismo ser no lo admite; como, por
ejemplo, lo que es caliente puede tener como añadido algo no caliente,
como lo blanco; pero el calor en sí mismo no admite más que el calor.
3)
Tercero, porque todo lo que es, por naturaleza es anterior a
lo que es por accidente. Como quiera que Dios es absolutamente el
primer ser (
q.2 a.3), en El no puede haber nada por accidente. Ni
siquiera
los accidentes per se pueden darse en El, como el reír
es en el hombre accidente
per se. Porque este tipo de
accidentes son causados por el sujeto, pero en Dios nada puede ser
causado, ya que El es la causa primera. De donde se concluye que en
Dios no hay nada accidental.
A las objeciones:
1. La virtud y la sabiduría no se
aplican a Dios y a nosotros unívocamente, como se demostrará más
adelante (
q.13 a.5). Por lo que no se sigue que sean accidentes en
Dios como lo son en nosotros.
2. La sustancia es anterior a los
accidentes; los principios de los accidentes quedan reducidos a los de
la sustancia, que les son anteriores. Aunque Dios no es lo primero en
el género de la sustancia, sino lo primero por encima de todo
género y con respecto a todo ser.
Artículo 7:
Dios, ¿es o no es absolutamente simple?
lat
Objeciones por las que parece que Dios no es absolutamente
simple:
1. Todo lo que proviene de Dios, le imita. Del primer ser provienen
todos los seres; del primer bien, todos los bienes. Pero de todo lo
que proviene de Dios, nada es simple. Por lo tanto, Dios no es
absolutamente simple.
2. Todo lo mejor hay que atribuirlo a Dios. Pero para
nosotros lo compuesto es mejor que lo simple, como los cuerpos
compuestos son más perfectos que sus elementos y los elementos más que
sus partes. Por lo tanto, no puede decirse que Dios sea completamente
simple.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el VI De
Trin.: Dios es verdadera y absolutamente
simple.
Respondo: Dios es absolutamente simple, lo cual
puede demostrarse de muchas maneras. 1)
La primera, por todo lo
dicho anteriormente (
q.3). Como quiera que en Dios no hay composición
ni partes de cantidad porque no es cuerpo; ni hay composición de forma
y de materia, ni de naturaleza y supuesto, ni de género y diferencia,
ni de sujeto y accidente, queda claro que Dios no es compuesto de
ningún tipo, sino completamente simple. 2)
La segunda, porque
todo compuesto es posterior a sus componentes y dependiente de ellos.
En cambio, Dios es el primer ser, como quedó demostrado (
q.2 a.3).
3)
La tercera, porque todo compuesto tiene causa, pues donde
hay diversidad no se puede formar un todo si no es por una causa que
lo unifica. En cambio, Dios no tiene causa, ya que es la primera causa
eficiente, como quedó demostrado (
q.2 a.3). 4)
La cuarta,
porque en todo compuesto es necesario que haya potencia y acto, que en
Dios no existe; porque una parte es acto con respecto a otra, o, al
menos, todas las partes están como en potencia respecto del todo.
5)
La quinta, porque todo compuesto es algo que no puede
aplicarse a cada una de sus partes. Esto resulta evidente en todos los
seres de partes distintas; pues ninguna parte del hombre es hombre, o
una parte del pie es pie. En cambio, en todos los seres de partes
semejantes, puede decirse del todo lo que se dice de la parte, como es
aire la parte del aire, o es agua la parte del agua. Sin embargo puede
decirse algo del todo que no es aplicable a una de las partes. Pues si
el todo de agua mide metro y medio, lo dicho del todo
no es aplicable a su parte. Así, pues, en todo compuesto hay algo que
no es el mismo. Aunque esto puede decirse de lo que tiene forma, es
decir, que tenga algo que no es el mismo (así en lo blanco hay algo
que no pertenece a lo que se dice blanco), sin embargo, en la forma
nada le es extraño. Como quiera que Dios es la misma forma, o mejor,
el mismo ser, no puede ser compuesto en absoluto. Esto mismo lo
expresa Hilario en el VII
De Trinit. al
decir:
Dios, que es la fuerza, no contiene lo débil; El, que es la
luz, no admite la tiniebla.
A las objeciones:
1. Lo que proviene de Dios imita a
Dios como lo causado a la primera causa. Además, propio de lo causado
es que de algún modo sea compuesto; porque, al menos, su existencia es
distinta de
aquello por lo que es, como quedará demostrado
(
q.50 a.2).
2. Para nosotros, los compuestos
son mejores que los simples, porque la bondad perfecta de lo creado no
se encuentra en uno solo, sino entre muchos. Pero la perfección de la
bondad divina se encuentra en uno simple, como quedará demostrado (
q.4 a.2 ad 1).
Artículo 8:
Dios, ¿entra o no entra en la composición de los demás
seres?
lat
Objeciones por las que parece que Dios entra en la composición de los
demás seres:
1. Dice Dionisio en el c.4 de Cael. Hier.: La deidad, que está sobre el ser, es ser de todos. Pero el ser de
todos entra en la composición de cada uno. Por lo
tanto, Dios entra en la composición de los demás seres.
2. Dios es forma, pues como dice Agustín en el libro De
verbis Domini: La Palabra de Dios (que es
Dios) es una cierta forma no formada. Pero la forma es parte
del compuesto. Por lo tanto, Dios es parte de algún
compuesto.
3. Son idénticas aquellas cosas que existen y de ningún
modo se diferencian. Dios y la materia prima existen y de ningún modo
se diferencian. Luego son enteramente idénticas. Pero la materia prima
entra en la composición de las cosas. Luego también Dios. Prueba de la
proposición media: Las cosas que se diferencian, se diferencian por
tener cosas diferentes, por eso necesitan ser compuestos; es así que
Dios y la materia prima son absolutamente simples, luego de ningún
modo se diferencian.
Contra esto: está lo que dice Dionisio en el 2 c. De div.
Nom.: En Dios no hay tacto ni tiene nada en
común con lo que se puede mezclar. También dice en el libro De
Causis: La causa primera gobierna todas las
cosas sin mezclarse con ellas.
Respondo: Sobre lo que estamos tratando ha
habido tres errores. 1) Unos propusieron que Dios fuese el alma del
mundo como nos cuenta Agustín en el l.VII
De Civitate
Dei. A estos pertenecen también los que sostenían que
Dios era el alma del primer cielo. 2) Otros, por su parte, dijeron que
Dios era el principio formal de todo. Se atribuye esta opinión a los
almarianos. 3) El tercer error fue de David de Dinant, el cual,
torpemente, propuso que Dios fuese la materia prima. Pues bien, todo
esto es manifiestamente falso, ya que ni es posible que Dios entre de
algún modo en composición de algo, ni como principio formal ni como
principio material. En
primer lugar porque, ya lo dijimos (
q.2 a.3), Dios es la primera causa eficiente. Y la causa eficiente no
tiene con respecto a la forma del efecto el mismo número, sino sólo la
misma especie. Ejemplo: El ser humano engendra un ser humano. La
materia, por su parte, no tiene con respecto a la causa eficiente ni
el mismo número, ni la misma especie pues aquella está en potencia,
ésta en acto.
Segundo, como quiera que Dios es la primera causa
eficiente, le corresponde ser, en cuanto tal, el primer agente. Lo que
entra en composición con algo no es, en cuanto tal, el primer agente,
sino que lo es el compuesto. Ejemplo: La mano no hace algo, sino que
lo hace el hombre con la mano; o el fuego, que calienta por el calor.
Se sigue de ahí que Dios no puede ser parte de algo compuesto.
Tercero, porque ninguna parte del compuesto puede ser en absoluto
lo primero en los seres; tampoco lo puede ser la materia y la forma,
que son las primeras partes de los compuestos. Pues la materia está en
potencia, y la potencia, como quedó demostrado (
q.3 a.1) es siempre
posterior al acto. La forma que es parte del compuesto es forma
participada; de este modo, así como el que participa de algo es
posterior al que lo tiene por esencia, así también sucede al mismo
participado. Ejemplo: El fuego en lo que arde es posterior al fuego en
sí mismo. Como quedó demostrado ya (
q.2 a.3), Dios es absolutamente el
primer ser.
A las objeciones:
1. La deidad es ser de todo
efectiva y ejemplarmente, no por esencia.
2. La Palabra es la forma
ejemplar, no la forma que es parte del compuesto.
3. Las cosas simples no se
diferencian de otras simples con otras diferencias. Esto es algo
propio de los compuestos. Ejemplo: El hombre se diferencia del caballo
por las diferencias existentes entre racional e irracional. A su vez,
estas diferencias no se diferencian entre sí por otras diferencias.
Por eso no es correcto decir que se diferencian, sino que
son diversas. Como dice el Filósofo en X Metaphys., diverso significa diferencia
absoluta; diferente significa diferencia en algo. De este modo,
y ciñéndonos a las palabras, Dios y la materia prima no se
diferencian, sino que son diversos en cuanto tales. Por
consiguiente, no se sigue que sean lo mismo.