Artículo 1:
Dios, ¿es o no es evidente por sí mismo?
lat
Objeciones por las que parece que Dios es evidente por sí mismo:
1. Se dice que son evidentes por sí mismas, aquellas cosas cuyo
conocimiento nos es connatural, por ejemplo, los primeros principios.
Pero, como dice el Damasceno al inicio de su libro, el conocimiento de que Dios existe está impreso en todos por
naturaleza. Por lo tanto, Dios es evidente por sí mismo.
2. Se dice que son evidentes por sí mismas aquellas cosas
que, al decir su nombre, inmediatamente son identificadas. Esto, el
Filósofo en I Poster lo atribuye a los primeros
principios de demostración. Por ejemplo, una vez sabido lo que es todo
y lo que es parte, inmediatamente se sabe que el todo es mayor que su
parte. Por eso, una vez comprendido lo que significa este nombre, Dios, inmediatamente se concluye que Dios existe. Si con este
nombre se da a entender lo más inmenso que se puede comprender, más
inmenso es lo que se da en la realidad y en el entendimiento que lo
que se da sólo en el entendimiento. Como quiera que comprendido lo que
significa este nombre, Dios, inmediatamente está en el
entendimiento, habrá que concluir que también está en la realidad. Por
lo tanto, Dios es evidente por sí mismo.
3. Que existe la verdad es evidente por sí mismo, puesto
que quien niega que la verdad existe está diciendo que la verdad
existe; pues si la verdad no existe, es verdadero que la verdad no
existe. Pero para que algo sea verdadero, es necesario que exista la
verdad. Dios es la misma verdad. Jn 14,6: Yo soy el camino, la
verdad y la vida. Por lo tanto, que Dios existe es evidente por sí mismo.
Contra esto: Nadie puede pensar lo contrario de lo que es evidente por
sí mismo, tal como consta en el Filósofo, IV Metaphys. y I Poster. cuando trata los primeros principios de la demostración. Sin embargo, pensar lo contrario de que Dios existe, sí puede hacerse, según aquello del Sal 52,1: Dice el necio en su interior: Dios no existe. Por lo tanto, que Dios existe no es evidente por sí mismo.
Respondo: La evidencia de algo puede ser de dos
modos. Uno, en sí misma y no para nosotros; otro, en sí misma y para
nosotros. Así, una proposición es evidente por sí misma cuando el
predicado está incluido en el concepto del sujeto, como
el hombre
es animal, ya que el predicado
animal está incluido en el
concepto de hombre. De este modo, si todos conocieran en qué consiste
el predicado y en qué el sujeto, la proposición sería evidente para
todos. Esto es lo que sucede con los primeros principios de la
demostración, pues sus términos como ser - no ser, todo-parte, y otros
parecidos, son tan comunes que nadie los ignora.
Por el contrario, si algunos no conocen en qué consiste el predicado
y en qué el sujeto, la proposición será evidente en sí misma, pero no
lo será para los que desconocen en qué consiste el predicado y en qué
el sujeto de la proposición. Así ocurre, como dice
Boecio, que hay conceptos del espíritu comunes para
todos y evidentes por sí mismos que sólo comprenden los sabios, por
ejemplo, lo incorpóreo no ocupa lugar.
Por consiguiente, digo: La proposición Dios existe, considerada en sí misma, es evidente por sí misma, ya que en ella sujeto y predicado son
lo mismo, pues Dios es su mismo ser, como veremos (q.3 a.4). Pero,
puesto que no sabemos en qué consiste Dios, para
nosotros no es evidente, sino que necesitamos
demostrarlo a través de aquello que es más evidente para nosotros y
menos por su naturaleza, esto es, por los efectos.
A las objeciones:
1. Conocer de un modo general y no
sin confusión que Dios existe, está impreso en nuestra naturaleza en
el sentido de que Dios es la felicidad del hombre; puesto que el
hombre por naturaleza quiere ser feliz, por naturaleza
conoce lo que por naturaleza desea. Pero a esto no se le
puede llamar exactamente conocer que Dios existe; como, por ejemplo,
saber que alguien viene no es saber que Pedro viene aunque sea Pedro
el que viene. De hecho, muchos piensan que el bien perfecto del
hombre, que es la bienaventuranza, consiste en la riqueza; otros, lo
colocan en el placer; otros, en cualquier otra cosa.
2. Es probable que quien oiga la
palabra Dios no entienda que con ella se expresa lo más inmenso
que se pueda pensar, pues de hecho algunos creyeron que Dios era
cuerpo. No obstante, aun suponiendo que alguien entienda el
significado de lo que con la palabra Dios se dice, sin embargo
no se sigue que entienda que lo que significa este nombre se dé en la
realidad, sino tan sólo en la comprensión del entendimiento. Tampoco
se puede deducir que exista en la realidad, a no ser que se presuponga
que en la realidad hay algo tal, que no puede pensarse algo mayor que ello. Y esto no es aceptado por los que sostienen que Dios no existe.
3. La verdad en general
existe, es evidente por sí mismo; pero que exista la verdad absoluta,
esto no es evidente para nosotros.
Artículo 2:
La existencia de Dios, ¿es o no es demostrable?
lat
Objeciones por las que parece que la existencia de Dios no es demostrable:
1. La existencia de Dios es artículo de fe. Pero los contenidos de fe
no son demostrables, puesto que la demostración convierte algo en
evidente, en cambio la fe trata lo no evidente, como dice el Apóstol
en Heb 11,1. Por lo tanto, la existencia de Dios no es
demostrable.
2. La base de la demostración está en lo que es. Pero
de Dios no podemos saber qué es, sino sólo qué no es,
como dice el Damasceno. Por lo tanto, no podemos
demostrar la existencia de Dios.
3. Si se demostrase la existencia de Dios, no sería más
que a partir de sus efectos. Pero sus efectos no son proporcionales a
Él, en cuanto que los efectos son finitos y Él es infinito; y lo
finito no es proporcional a lo infinito. Como quiera, pues, que la
causa no puede demostrarse a partir de los efectos que no le son
proporcionales, parece que la existencia de Dios no puede ser
demostrada.
Contra esto: está lo que dice el Apóstol en Rom 1,20: Lo invisible de
Dios se hace comprensible y visible por lo creado. Pero esto no
sería posible a no ser que por lo creado pudiera ser demostrada la
existencia de Dios, ya que lo primero que hay que saber de una cosa es
si existe.
Respondo: Toda demostración es doble. Una, por
la causa, que es absolutamente previa a cualquier cosa. Se la
llama: a causa de. Otra, por el efecto, que es lo primero con
lo que nos encontramos; pues el efecto se nos presenta como más
evidente que la causa, y por el efecto llegamos a conocer la causa. Se
la llama: porque. Por cualquier efecto puede ser demostrada su
causa (siempre que los efectos de la causa se nos presenten como más
evidentes): porque, como quiera que los efectos dependen de la causa,
dado el efecto, necesariamente antes se ha dado la causa. De donde se
deduce que la existencia de Dios, aun cuando en sí misma no se nos
presenta como evidente, en cambio sí es demostrable por los efectos
con que nos encontramos.
A las objeciones:
1. La existencia de Dios y otras
verdades que de Él pueden ser conocidas por la sola razón natural, tal
como dice Rom 1,19, no son artículos de fe, sino preámbulos a tales
artículos. Pues la fe presupone el conocimiento natural, como la
gracia presupone la naturaleza, y la perfección lo perfectible. Sin
embargo, nada impide que lo que en sí mismo es demostrable y
comprensible, sea tenido como creíble por quien no llega a comprender
la demostración.
2. Cuando se demuestra la causa
por el efecto, es necesario usar el efecto como definición de la causa
para probar la existencia de la causa. Esto es así sobre todo por lo
que respecta a Dios. Porque para probar que algo existe, es necesario
tomar como base
lo que significa el nombre, no
lo que
es; ya que la pregunta
qué es presupone otra:
si
existe. Los nombres dados a Dios se fundamentan en los efectos,
como probaremos más adelante (
q.13 a.1). De ahí que, demostrado por el
efecto la existencia de Dios, podamos tomar como base lo que
significa este nombre
Dios.
3. Por efectos no proporcionales a
la causa no se puede tener un conocimiento exacto de la causa. Sin
embargo, por cualquier efecto puede ser demostrado claramente que la
causa existe, como se dijo. Así, por efectos divinos puede ser
demostrada la existencia de Dios, aun cuando por los efectos no
podamos llegar a tener un conocimiento exacto de cómo es Él en sí
mismo.
Artículo 3:
¿Existe o no existe Dios?
lat
Objeciones por las que parece que Dios no existe:
1. Si uno de los contrarios es infinito, el otro queda totalmente
anulado. Esto es lo que sucede con el nombre Dios al darle el
significado de bien absoluto. Pues si existiese Dios, no existiría
ningún mal. Pero el mal se da en el mundo. Por lo tanto, Dios no existe.
2. Lo que encuentra su razón de ser en pocos principios, no
se busca en muchos. Parece que todo lo que existe en el mundo, y
supuesto que Dios no existe, encuentra su razón de ser en otros
principios; pues lo que es natural encuentra su principio en la
naturaleza; lo que es intencionado lo encuentra en la razón y voluntad
humanas. Así, pues, no hay necesidad alguna de acudir a la existencia de Dios.⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Contra esto: está lo que se dice en Éxodo 3,14 de la persona de
Dios: Yo soy el que soy.
Respondo: La existencia de Dios puede ser
probada por cinco vías distintas.
1) La primera y más manifiesta es la que se deduce del movimiento. Pues mover no es más que pasar de la potencia al acto. La potencia no puede pasar a acto más que por quien está en acto. Ejemplo: el fuego, en acto caliente, hace que la madera, en potencia caliente, pase a caliente en acto. De este modo la mueve y cambia. Pero no es posible que una cosa sea lo mismo simultáneamente en potencia y en acto; sólo lo puede ser respecto a algo distinto. Ejemplo: Lo que es caliente en acto, no puede ser al mismo tiempo caliente en potencia, pero sí puede ser en potencia frío. Igualmente, es imposible que algo mueva y sea movido al mismo tiempo, o que se mueva a sí mismo. Todo lo que se mueve necesita ser movido por otro. Pero si lo que es movido por otro se mueve, necesita ser movido por otro, y éste por otro. Este proceder no se puede llevar indefinidamente, porque no se llegaría al primero que mueve, y así no habría motor alguno pues los motores intermedios no mueven más que por ser movidos por el primer motor. Ejemplo: Un bastón no mueve nada si no es movido por la mano. Por lo tanto, es necesario llegar a aquel primer motor al que nadie mueve. En éste, todos reconocen a Dios.
2) La segunda es la que se deduce de la causa eficiente. Pues nos encontramos que en el mundo sensible hay un orden de causas eficientes. Sin embargo, no encontramos, ni es posible, que algo sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible. En las causas eficientes no es posible proceder indefinidamente porque en todas las causas eficientes hay orden: la primera es causa de la intermedia; y ésta, sea una o múltiple, lo es de la última. Puesto que, si se quita la causa, desaparece el efecto, si en el orden de las causas eficientes no existiera la primera, no se daría tampoco ni la última ni la intermedia. Si en las causas eficientes llevásemos hasta el infinito este proceder, no existiría la primera causa eficiente; en consecuencia no habría efecto último ni causa intermedia; y esto es absolutamente falso. Por lo tanto, es necesario admitir una causa eficiente primera. Todos la llaman Dios.
3) La tercera es la que se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Y dice: Encontramos que las cosas pueden existir o no existir, pues pueden ser producidas o destruidas, y consecuentemente es posible que existan o que no existan. Es imposible que las cosas sometidas a tal posibilidad existan siempre, pues lo que lleva en sí mismo la posibilidad de no existir, en un tiempo no existió. Si, pues, todas las cosas llevan en sí mismas la posibilidad de no existir, hubo un tiempo en que nada existió. Pero si esto es verdad, tampoco ahora existiría nada, puesto que lo que no existe no empieza a existir más que por algo que ya existe. Si, pues, nada existía, es imposible que algo empezara a existir; en consecuencia, nada existiría; y esto es absolutamente falso. Luego no todos los seres son sólo posibilidad; sino que es preciso algún ser necesario. Todo ser necesario encuentra su necesidad en otro, o no la tiene. Por otra parte, no es posible que en los seres necesarios se busque la causa de su necesidad llevando este proceder indefinidamente, como quedó probado al tratar las causas eficientes (núm. 2). Por lo tanto, es preciso admitir algo que sea absolutamente necesario, cuya causa de su necesidad no esté en otro, sino que él sea causa de la necesidad de los demás. Todos le dicen Dios.
4) La cuarta vía se toma de los grados que se encuentran en las cosas. Pues se encuentra en las cosas algo más y menos bueno, y verdadero, y noble, y así otras cosas semejantes. Pero este más y este menos se dice de las cosas en cuanto que se aproximan más o menos a lo máximo. Así, caliente se dice de aquello que se aproxima más al máximo calor. Hay algo, por tanto, que es verísimo y óptimo y nobilísimo; y, en consecuencia, es el máximo ser; pues las cosas que son máximamente verdaderas, son máximamente seres, como se dice en II Metaphys.. Pero lo que es máximamente tal en algún género es la causa de todas las cosas que son de ese género, como el fuego, que es el máximo calor, es causa de todos los calores, como se explica en el mismo libro —, del mismo modo hay algo que en todos los seres es causa de su ser, de su bondad, de cualquier otra perfección, y a éste le llamamos Dios.
5) La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos que hay cosas que no tienen conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Esto se puede comprobar observando cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir lo mejor. De donde se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino intencionadamente. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia, como la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que todas las cosas son dirigidas al fin. Le llamamos Dios.
A las objeciones:
1. Escribe Agustín en el Enchiridion: Dios, por ser el bien sumo, de
ninguna manera permitiría que hubiera algún tipo de mal en sus obras,
a no ser que, por ser omnipotente y bueno, del mal sacara un bien.
Esto pertenece a la infinita bondad de Dios, que puede permitir el mal
para sacar de él un bien.
2. Como la naturaleza obra por un determinado fin a partir de la dirección de alguien superior, es necesario que las obras de la naturaleza también se reduzcan a Dios como a su primera causa. De la misma manera también, lo hecho a propósito es necesario reducirlo a alguna causa superior que no sea la razón y voluntad humanas; puesto que éstas son mudables y perfectibles. Es preciso que todo lo sometido a cambio y posibilidad sea reducido a algún primer principio inmutable y absolutamente necesario, tal como ha sido demostrado.