Ahora corresponde tratar de la epiqueya (q.81 intr), sobre la
cual planteamos dos interrogantes:
Artículo 1:
¿La epiqueya es virtud?
lat
Objeciones por las que parece que la epiqueya no es
virtud.
1. Ninguna virtud anula a otra. Pero la epiqueya anula a otra virtud,
porque quita lo que es justo y según la ley, y parece oponerse a la
severidad. Luego la epiqueya no es virtud.
2. Dice San Agustín en su libro De vera
relig.: En estas leyes temporales, aunque los
hombres deliberen y discutan antes de promulgarlas, sin embargo, una
vez que han sido sancionadas y ratificadas, no está permitido al juez
someterlas a discusión, sino ajustarse a ellas. Pero la epiqueya
parece que somete a discusión la ley, cuando juzga que no se debe
cumplir en un caso determinado. Por tanto, la epiqueya, más que
virtud, es vicio.
3. Parece propio de la epiqueya atender a la intención
del legislador, como dice el Filósofo en V Ethic.. Pero interpretar la mente del legislador sólo
puede hacerlo el príncipe; así dice el emperador en el Código
De legibus et constitut, princip.: Es un derecho y deber que nos reservamos de interpretar los puntos
en litigio entre la equidad y el derecho. Por tanto, el acto de la
epiqueya es ilícito. Luego la epiqueya no es virtud.
Contra esto: está el que el Filósofo, en V Ethic.,
la coloca entre las virtudes.
Respondo: Como vimos anteriormente (1-2 q.96 a.6), al tratar de las leyes, por ser los actos humanos, sobre los que
recaen las leyes, singulares y contingentes, que pueden ofrecer
ilimitadas formas, no fue posible establecer una ley que no fallase en
un caso concreto. Los legisladores legislan según lo que sucede en la
mayoría de los casos, pero observar punto por punto la ley en todos
los casos va contra la equidad y contra el bien común, que es el que
persigue la ley. Así, por ejemplo, la ley ordena que se devuelvan los
depósitos, porque esto es normalmente lo justo; pero puede a veces ser
nocivo: pensemos en un loco que depositó su espada y la reclama en su
estado de demencia, o si uno exige lo que depositó para atacar a la
patria. Por tanto, en estas y similares circunstancias sería
pernicioso cumplir la ley a rajatabla; lo bueno es, dejando a un lado
la letra de la ley, seguir lo que pide la justicia y el bien común. Y
a esto se ordena la epiqueya, que entre nosotros se llama «equidad».
Por tanto, es evidente que la epiqueya es virtud.
A las objeciones:
1. La epiqueya no descuida la
justicia sin más, sino lo justo establecido por una ley particular.
Tampoco se opone a la severidad, que es inflexible cuando es necesario
cumplir la ley; pero ser esclavo de la ley cuando no conviene, es
vicioso. De ahí que se diga en el Código De legibus et constitut,
princip.: Sin duda alguna falta a la ley
quien, apoyándose en la letra, va contra el espíritu
mismo de la ley.
2. Se juzga sobre una ley cuando
se dice que está mal redactada. Pero quien dice que la letra de la ley
no debe ser aplicada en tal circunstancia, no juzga de la ley, sino de
un caso bien concreto que se presenta.
3. La interpretación se da en los
casos dudosos, en los que no es lícito apartarse de la letra de la ley
sin la determinación del príncipe. Pero en los casos evidentes no se
precisa la interpretación de la ley, sino su cumplimiento.
Artículo 2:
¿La epiqueya es parte de la justicia?
lat
Objeciones por las que parece que la epiqueya no es parte de la
justicia.
1. Como se deduce de lo antedicho (q.58 a.7), hay una doble justicia:
particular y legal. Pero la epiqueya no es parte de la justicia
particular, porque se extiende a todas las virtudes, lo mismo que la
justicia legal. Igualmente tampoco es parte de la justicia legal,
porque actúa independientemente de lo escrito en la ley. Por tanto,
parece que la epiqueya no es parte de la justicia.
2. Una virtud más principal no se asigna a otra menos
principal como parte de ella; en efecto, a las virtudes cardinales,
como más excelentes, se les asignan como partes otras virtudes
secundarias. Pero la epiqueya parece ser virtud más noble que la
justicia, como su nombre indica, pues deriva de «epi», que significa
«sobre», y de «dikaion», que quiere decir «justo». Por tanto, la epiqueya no es parte de la justicia.
3. La epiqueya, al parecer, se identifica con la
modestia. Pues cuando se dice en Flp 4,5: Vuestra modestia sea
manifiesta a todos los hombres, en griego se usa la palabra
«epiqueya». Pero, según Tulio, la modestia es parte de
la templanza. Luego la epiqueya no es parte de la justicia.
Contra esto: está lo que dice el Filósofo en V Ethic.: La epiqueya es algo de la justicia.
Respondo: Como hemos explicado antes (q.48),
una virtud puede ser parte de otra de tres modos: subjetiva, integral
y potencial. Parte subjetiva es aquella de la que se predica
esencialmente el todo y está en lo menos. Y esto puede ser en dos
aspectos, pues a veces se predica algo de muchos según una idéntica
razón, como «animal» se dice del caballo y del buey; pero otras veces
se predica según un orden de prioridad y posterioridad, como el «ser»
se predica de la sustancia y del accidente. Así, pues, la epiqueya es
parte subjetiva de la justicia entendida en sentido general, como una
cierta especie de justicia, según dice el Filósofo en V Ethic.. Y de esta justicia se dice que es parte con
más propiedad que de la justicia legal, pues la justicia legal está
sometida a la epiqueya. Por tanto, la epiqueya es como una norma
superior de los actos humanos.
A las objeciones:
1. Hablando con propiedad, la
epiqueya pertenece a la justicia legal, y en cierto modo está
contenida en ella y en cierto modo la supera. Porque si se entiende
por justicia legal la que se ajusta a la ley tanto a su letra como a
la intención del legislador, que es lo principal, entonces la epiqueya
es la parte principal de la justicia legal. Pero si se la toma sólo en
cuanto se ajusta a la letra de la ley, entonces la
epiqueya no es parte de la justicia legal, sino de la justicia común,
y se distingue de la legal porque la supera.
2. Como opina el Filósofo en V Ethic., la epiqueya es mejor que cierta
justicia, es decir, mejor que la legal, que cumple la ley al pie
de la letra. Pero, como ella misma es cierta forma de justicia, no es
mejor que toda justicia.
3. Es propio de la epiqueya
regular algo, a saber: el cumplimiento de la letra de la ley. Pero la
modestia que se pone como parte de la templanza modera la vida
exterior del hombre, como puede ser el andar, el vestir o cosas por el
estilo. De todas formas, es posible que el nombre de
epiqueya, entre los griegos, se extienda por semejanza a cualquier
clase de moderación.