Artículo 1:
El primer hombre, ¿fue o no fue hecho del barro?
lat
Objeciones por las que parece que el primer hombre no fue hecho del
barro:
1. Implica un mayor poder hacer algo a partir de la nada que a partir
de algo; porque más lejos del acto está el no ser que el ser en
potencia. Pero, como el hombre es la más sublime de las criaturas
inferiores, convenía que en la producción de su cuerpo se manifestara
en grado sumo el poder de Dios. Por lo tanto, no debió ser hecho a
partir del barro, sino a partir de la nada.
2. Los cuerpos celestes son más nobles que los terrenos.
Pero el cuerpo humano posee la máxima dignidad, puesto que la forma
que lo perfecciona, el alma racional, es la más digna. Por lo tanto,
no debió ser hecho de un cuerpo terreno, sino, más bien, de un cuerpo
celeste.
3. El fuego y el aire, por su sutilidad, son cuerpos más
nobles que la tierra y el agua. Así, pues, como el cuerpo humano es de
gran dignidad, debió ser hecho a partir del fuego y del aire más que a
partir del barro.
4. El cuerpo humano está compuesto a partir de los cuatro
elementos. Por lo tanto, no fue hecho a partir del barro, sino a
partir de todos los elementos.
Contra esto: está lo que se dice en Gén 2,7: Dios hizo al hombre del
barro.
Respondo: Al ser Dios perfecto, dio a sus obras
la perfección conforme al modo propio de ellas, según aquello de Dt
32,4:
Las obras de Dios son perfectas. Él es
absolutamente perfecto en cuanto que
contiene en sí
todas las cosas, no como composición, sino
en su simplicidad y
unidad, como dice Dionisio, al modo como los
efectos diversos preexisten en la causa como en su única esencia. Esta
perfección pasa a los ángeles, en cuanto que en su conocimiento está
todo lo producido en la naturaleza por Dios bajo formas diversas. Tal
perfección pasa al hombre de un modo inferior, ya que en su
conocimiento no está todo lo natural. Pero está compuesto, en cierto
modo, a partir de todo lo natural, puesto que su alma racional
participa del género de las sustancias espirituales; y participa
también de los cuerpos celestes, en cuanto que posee un cierto
distanciamiento de elementos contrarios debido a su altamente
equilibrada complexión; y por tener todos los elementos físicos en su
sustancia. Sin embargo, lo tiene de tal modo que, en él, predominan,
por su virtud, los elementos superiores, el fuego y el aire; porque la
vida consiste principalmente en lo cálido, propio del fuego, y lo
húmedo, propio del aire.
En cambio, los elementos inferiores abundan en él por la sustancia,
pues no habría igualdad en la mezcla si los elementos inferiores, cuya
virtud es menor, no abundaran cuantitativamente en el hombre. Por eso
se dice que el cuerpo humano está hecho del barro, porque el barro es
una mezcla de tierra y agua. A esto se debe que el hombre sea llamado
mundo en pequeño, porque todas las criaturas del
mundo de algún modo se encuentran en él.
A las objeciones:
1. El poder de Dios creador se
manifestó en el cuerpo humano al producir por creación su materia.
Pero fue conveniente que el cuerpo humano fuera hecho a partir de la
materia de los cuatro elementos, para que el hombre tuviera algo común
con los cuerpos inferiores, como un término medio entre las sustancias
espirituales y las corporales.
2. Aunque el cuerpo celeste sea
absolutamente más noble que el terrestre, sin embargo, con respecto al
acto del alma racional no lo es. Pues el alma recibe el conocimiento
de la verdad, en cierto modo, de los sentidos, cuyos órganos no pueden
ser formados a partir del cuerpo celeste por no ser receptivo. Tampoco
es cierto que en la composición del cuerpo humano entre una quinta
esencia material, como pretenden algunos, cuando dicen
que el alma se une al cuerpo por medio de una luz. Y no es cierto,
primero porque es falso que la luz sea un cuerpo. Además, es imposible
que algo de la quinta esencia se separe del cuerpo celeste o se mezcle
con los elementos, dada la no receptividad del cuerpo celeste. Por eso
no entra en la composición de los cuerpos mixtos, a no ser en cuanto
al efecto de su virtud.
3. Si el fuego y el aire, que
poseen una mayor virtualidad operativa, hubieran entrado en la
composición del cuerpo en gran cantidad, atraerían hacia sí a los
otros, y no sería posible la proporción en la mezcla, necesaria, por
otra parte, en la composición del hombre para la buena constitución
del sentido del tacto, fundamento de los otros sentidos. Ya que es
necesario que el órgano de cada sentido no tenga en acto lo contrario
que él puede percibir, sino que lo tenga sólo en potencia. O también,
que carezca de todo género de contrarios, como la pupila carece del
color y está en potencia con respecto a todos los colores: lo cual en
el órgano del tacto no es posible, al estar compuesto a partir de los
elementos cuyas cualidades percibe. O que el órgano sea un término
medio entre contrarios, como es preciso que suceda en el tacto, que es
como medio en potencia hacia los extremos.
4. En el barro hay tierra y agua,
que es la que aglutina las partes de la tierra. De los otros elementos
no habla la Escritura, bien porque se dan en el cuerpo humano en menos
cantidad, como acabamos de decir; bien porque, al hablar de la
producción de las cosas, el fuego y el aire no son percibidos
sensiblemente por los torpes; y la Escritura tenía por destinatario un
pueblo rudo.
Artículo 2:
El cuerpo humano, ¿es o no es hecho directamente por
Dios?
lat
Objeciones por las que parece que el cuerpo humano no es producido
directamente por Dios:
1. En III
De Trin., Agustín dice que lo
corporal es dispuesto por Dios por medio de la criatura angélica. Pero
el cuerpo humano fue formado a partir de materia corporal, como
dijimos (
a.1). Por lo tanto, debió ser hecho por medio de los ángeles
y no directamente por Dios.
2. Lo que puede ser hecho por una potencia creada no es
necesario que sea hecho directamente por Dios. Pero el cuerpo humano
puede ser hecho por la potencia creada del cuerpo celeste. Algunos
animales son engendrados a partir de la putrefacción por la potencia
activa del cuerpo celeste. Albumasar dice que los
hombres no son engendrados en lugares en los cuales es excesivo el
calor o el frío, sino sólo en lugares templados. Por lo tanto, no fue
necesario que el cuerpo humano fuera hecho directamente por
Dios.
3. A partir de la materia corporal no se hace nada a no
ser por medio de alguna transmutación de la misma materia. Pero toda
transmutación corporal es causada por el movimiento del cuerpo
celeste, que es el movimiento primero. Así, pues, como el cuerpo
humano es hecho a partir de la materia corporal, parece que en su
formación tuvo parte el cuerpo celeste.
4. En Super Gen. ad litt. Agustín
dice que el hombre fue hecho, en cuanto al cuerpo, en la obra de los
seis días según las razones causales que Dios infundió en la criatura
corporal; y luego fue hecho en acto. Pero lo que preexiste en la
criatura corporal según razones causales puede ser hecho por alguna
potencia corporal. Por lo tanto, el cuerpo humano fue hecho por una
potencia creada y no directamente por Dios.
Contra esto: está lo que se dice en Ecl 17,1: De la tierra Dios creó
al hombre.
Respondo: La primera formación del cuerpo
humano no pudo proceder de una potencia creada, sino directamente de
Dios. Algunos dijeron que las formas existentes en la materia corporal
derivan de algunas formas inmateriales. Pero el Filósofo, en VII
Metaphys., rechaza esta opinión, porque el ser
hecho no compete a las formas en cuanto tales, sino al compuesto, como
se dijo (
q.45 a.8;
q.65 a.4;
q.90 a.2). Además, porque es necesario
que el agente se asemeje a la obra, no es congruente que una forma
pura e inmaterial produzca una forma inmersa en la materia, que no es
hecha más que cuando es hecho el compuesto. Así es necesario que la
forma inmersa en la materia sea causa de la forma que está inmersa en
la materia, ya que el compuesto es engendrado por lo compuesto. Pero
Dios, aunque absolutamente inmaterial, es el único que puede, por su
poder, producir la materia creando. Por lo tanto, sólo El puede
producir la forma en la materia prescindiendo de toda anterior forma
material. Por eso, los ángeles no pueden cambiar los cuerpos en sus
formas a no ser por medio de algunos gérmenes, como dice Agustín en
III
De Trin. Así, pues, porque nunca había sido
hecho un cuerpo humano por cuya virtud pudiera ser formado por
generación otro ser semejante en la especie, fue necesario que el
primer cuerpo humano fuera hecho directamente por Dios.
A las objeciones:
1. Aunque los
ángeles presten algún ministerio a Dios con respecto a los cuerpos,
sin embargo, Dios realiza en la criatura corpórea obras que no pueden
hacer los ángeles, como es resucitar muertos e iluminar ciegos. Con
este poder formó del barro el cuerpo del primer hombre. No obstante,
pudo suceder que los ángeles desempeñaran algún ministerio en la
formación del cuerpo del primer hombre, del mismo modo que lo
desempeñan en la última resurrección recogiendo las
cenizas.
2. Los animales perfectos,
engendrados a partir del semen, no pueden ser engendrados únicamente
por la virtud del cuerpo celeste, como pretende Avicena. Si bien en su generación natural toma parte la virtud del cuerpo
celeste, tal como dice el Filósofo en II Physic.: El hombre, juntamente con el sol, engendra a otro hombre a partir
de la materia. De aquí que se exija un lugar templado para la
generación de los hombres y de los demás animales perfectos. Sin
embargo, basta la virtud de los cuerpos celestes para la generación de
algunos animales imperfectos a partir de la materia ya dispuesta; ya
que es evidente que se requieren más cosas en la producción de lo
perfecto que en la de lo imperfecto.
3. El movimiento del cielo es
causa de las transmutaciones naturales; no de las que están fuera del
orden natural y que son producidas únicamente por el poder divino,
como es que los muertos resuciten o los ciegos vean. A esto se asemeja
el que el hombre sea formado a partir del barro.
4. Una cosa puede preexistir según
las razones causales en las criaturas de un doble modo. 1) Uno,
según la potencia activa y pasiva; de tal modo que pueda ser producida
no sólo a partir de una materia preexistente, sino también por una
criatura preexistente. 2) Otro, según la potencia pasiva
exclusivamente, es decir, que pueda ser producida sólo por Dios de una
materia preexistente. Según Agustin, de este segundo modo preexiste el
cuerpo humano en las obras creadas en sus razones causales.
Artículo 3:
El cuerpo humano, ¿fue o no fue correctamente dispuesto?
lat
Objeciones por las que parece que el cuerpo humano no fue
correctamente dispuesto:
1. Siendo el hombre el más noble entre los animales, su cuerpo debió
recibir la mejor disposición posible para lo propio del animal, esto
es, la sensación y el movimiento. Pero algunos animales son más agudos
y de movimientos más veloces, como los perros, que olfatean mejor, y
las aves, que se mueven más velozmente. Por lo tanto, el cuerpo humano
no está correctamente dispuesto.
2. Es perfecto aquello a lo que nada falta. Pero el cuerpo
humano carece de más cosas que los cuerpos de los animales; pues éstos
poseen, para su protección, piel dura y armas naturales que faltan al
hombre. Por lo tanto, la disposición del cuerpo humano es muy
pobre.
3. El hombre se encuentra más distante de las plantas
que de los animales. Pero las plantas se mantienen en vertical,
mientras que los animales lo hacen en horizontal. Por lo tanto, el
hombre no debería ser de estatura vertical.
Contra esto: está lo que se dice en Ecl 7,29: Dios hizo al hombre
recto.
Respondo: Todo lo natural ha sido hecho por el
arte divino; por eso, en cierto modo, es obra artesanal de Dios mismo.
Ahora bien, todo artista se propone dar a su obra la disposición más
conveniente, no en absoluto, sino en relación con el fin. Prescinde de
que tal disposición tenga algún defecto. Ejemplo: Quien hace una
sierra para cortar, la hace de hierro, para que valga para tal fin; y
no procura hacerla de vidrio, aunque sea un material más bonito,
puesto que, como material frágil, sería un impedimento para el
objetivo que persigue. Así, pues, también Dios ha dado a cada cosa la
correcta disposición, no absolutamente, sino en orden a su propio fin.
Es exactamente lo que dice el Filósofo en II
Physic.: Porque así es más digno, no en absoluto, sino
con respecto a lo sustancial de cada cosa.
Pero el fin próximo del cuerpo humano es el alma racional y sus
operaciones; pues la materia se ordena a la forma, y el instrumento a
la acción del agente. Por lo tanto, decimos que Dios hizo el cuerpo
humano en la mejor disposición para tal forma y operaciones. Si parece
que hay algún defecto, hay que tener presente que se trata de una
consecuencia necesaria de la misma materia que se precisa para que se
dé la debida proporción entre el cuerpo y el alma y sus operaciones
del alma.
A las objeciones:
1. El tacto, fundamento de los
demás sentidos, es más perfecto en el hombre que en cualquier otro
animal. Por eso fue necesario que el hombre poseyera la complexión más
equilibrada entre todos los animales. Es superior también a los demás
animales en lo que se refiere a las potencias sensitivas internas,
como se deduce de lo ya dicho (
q.78 a.4). Pero por cierta necesidad
sucede que, en cuanto a los sentidos externos, el hombre es inferior a
los demás animales. Así, tiene un olfato menos fino que todos ellos. Y
fue necesario que el hombre tuviera el cerebro más grande en
proporción a su cuerpo, bien para que se perfeccionaran más
ampliamente en él las operaciones de las potencias sensitivas
internas, que son necesarias, como dijimos también (
q.84 a.7), para la
operación intelectual; bien para que el frío del cerebro templara el
calor del corazón, que debe ser intenso en el hombre debido a su
verticalidad. Ahora bien, la dimensión del cerebro, dada su humedad,
es un obstáculo para el olfato, que requiere sequedad. De modo
semejante puede explicarse por qué algunos animales poseen una vista
más aguda y un oído más sutil que el hombre, pues el obstáculo que
encuentran dichos sentidos se debe a la equilibrada complexión del
hombre. Lo mismo puede decirse de la velocidad, mayor en algunos
animales que en el hombre; ya que es incompatible con el equilibrio de
la complexión humana.
2. Los cuernos y las uñas, armas
propias de algunos animales, la consistencia de la piel, la profusión
de pelos y plumas que cubren a otros, demuestran la abundancia de
elementos terrenos que no se concilian con la proporción y delicadeza
de la complexión humana. Por eso no le correspondían estos elementos.
Pero en su lugar tiene el entendimiento y las manos, de los cuales
puede servirse de mil maneras para buscarse armas, vestidos y demás
cosas necesarias para vivir. Por eso, las manos son llamadas órgano
de los órganos en III De Anima. También le
convenía más la naturaleza racional, que puede concebir infinitas
cosas, que tuviera la facultad para procurarse infinitos
medios.
3. La verticalidad le fue
conveniente al hombre por cuatro razones. 1)
En primer lugar,
porque los sentidos le fueron dados, no sólo para proveerse de lo
necesario para vivir, como sucede en los animales, sino para conocer.
De ahí que, mientras los animales no se deleitan en las cosas
sensibles más que en orden al alimento y a los pareos, sólo el hombre
se deleita en la belleza del orden sensible por la belleza misma. Así,
porque la mayoría de los sentidos están en el rostro, los demás
animales lo tienen mirando el suelo, como para buscar comida y
alimentarse; mientras que el hombre tiene el rostro erguido, para que
por medio de los sentidos, sobre todo de la vista, que es el más sutil
y percibe las diferencias de las cosas, pueda conocer abiertamente
todo lo sensible tanto en el firmamento como en la tierra, en orden a
descubrir la verdad. 2)
En segundo lugar, para que las
facultades internas puedan ejercer más libremente sus operaciones,
mientras el cerebro, en el que se perfeccionan, no esté sumergido,
sino elevado sobre todas las partes del cuerpo. 3)
En tercer
lugar, porque, si el hombre anduviera encorvado, sus manos
deberían hacer de patas delanteras, y no podrían ser utilizadas para
la ejecución de diversas operaciones. 4)
En cuarto lugar, si
fuera corvo y usara las manos como patas, debería tomar los alimentos
con la boca, con lo cual tendría la boca puntiaguda,
los labios duros y gruesos y la lengua áspera, para no ser dañado por
objetos exteriores, como sucede en los animales. Pero tal disposición
impediría hablar, que es la obra propia de la razón.
Sin embargo, a pesar de poseer una estatura vertical, el hombre está
a gran distancia de las plantas. En efecto, su parte más sublime, la
cabeza, mira hacia lo más sublime del mundo; y su parte inferior,
hacia la inferior del mundo. Posee, pues, una disposición óptima
respecto de todo el conjunto. Las plantas, en cambio, tienen sus
partes más dignas mirando hacia lo inferior del mundo (ya que sus
raíces corresponden a la boca), y su parte más ínfima mira hacia lo
más sublime del mundo. Los animales, por su parte, se hallan en medio,
ya que lo más sublime en ellos es la parte por la que se alimentan; y
la ínfima, la parte por la que evacuan lo superfluo.
Artículo 4:
La producción del cuerpo humano, ¿está o no está correctamente
descrita por la Sagrada Escritura?
lat
Objeciones por las que parece que la producción del cuerpo humano no
está correctamente descrita en la Escritura (Gén 1,26s.;
2,7):
1. Así como el cuerpo humano fue hecho por Dios, así también lo
fueron todas las obras de los seis días. Pero de éstas se dirá: Dijo Dios: Hágase. Y se hizo. Por lo tanto, debía haber dicho lo
mismo de la producción del hombre.
2. El cuerpo humano fue hecho directamente por Dios, como
dijimos (
a.2). No debió decirse:
Hagamos al hombre.
3. La forma del cuerpo humano es el alma, aliento de
vida. Por lo tanto, no es correcto que, después de decir: Formó
Dios al hombre del barro, añada: Y sopló en su rostro el
aliento de vida.
4. El alma, aliento de vida, está en todo el cuerpo, y
principalmente en el corazón. Por lo tanto, no debía haber dicho: Sopló en su rostro el aliento de vida.
5. El sexo masculino y el femenino pertenecen al cuerpo;
ser imagen de Dios, al alma. Pero el alma, como dice
Agustín, fue hecha antes que el cuerpo. Por lo tanto,
después de haber dicho: A su imagen lo hizo, no debía haber
añadido: Macho y hembra los creó.
En cambio está la autoridad de la Escritura.
Respondo: Conviene tratar cada objeción por
separado.
A las objeciones::
1. A la primera hay
que decir: Como dice Agustín en VI Super Gen. ad
litt. el hombre no es superior a las demás cosas
por haber sido hecho por Dios, como si Dios no hubiera hecho también
las demás cosas; ya que está escrito: Obra de tus manos es el
cielo (Sal 101,26). Y también: Suya la tierra, que El formó con
sus manos (Sal 94,5). Es superior a ellas en que fue hecho a
imagen de Dios. Sin embargo, la Escritura, al hablar de la producción
del hombre, usa especiales expresiones para hacer resaltar que las
demás cosas fueron hechas para el hombre. Pues lo que constituye
nuestro objetivo principal solemos hacerlo con mayor deliberación y
esmero.
2. No hay que entender que hablaba
Dios a los ángeles cuando dijo: Hagamos al hombre, como algunos
malintencionados pretendieron. Sino que con ello se
señala la pluralidad de las personas divinas, cuya imagen se encuentra
más abiertamente en el hombre.
3. Algunos
sostuvieron que el cuerpo humano había sido formado en un tiempo, y
una vez formado, Dios le habría infundido el alma. Pero va contra la
perfección de la primera institución de las cosas el que Dios hubiera
formado el cuerpo sin el alma o el alma sin el cuerpo, puesto que
ambos forman parte de la naturaleza humana. Más incongruencia hay
todavía teniendo presente que el cuerpo depende del
alma, y no al revés.
Para excluir estos inconvenientes, algunos sostuvieron
que en la expresión: Formó Dios al hombre, se incluye la
producción simultánea del cuerpo y el alma. Al añadir: Y sopló en
su rostro el aliento de vida, se refiere al Espíritu Santo; como
cuando el Señor sopló sobre los Apóstoles, diciendo: Recibid el
Espíritu Santo. Pero esta interpretación, como dice Agustín en el
libro De Civ. Dei., queda excluida por las
mismas palabras de la Sagrada Escritura. Pues añade: Así fue el
hombre ser animado. Esto lo aplica el Apóstol en 1 Cor 15,45, no a
la vida espiritual, sino a la animal. El aliento de vida es, pues, el
alma, de modo que la expresión Sopló en su rostro aliento de
vida, es como una aclaración de lo que había dicho antes; pues el
alma es forma del cuerpo.
4. Dice la Escritura: Sopló en
su rostro el aliento de vida porque, al estar en el rostro los
sentidos, también se manifiestan en él de modo especial las
operaciones vitales.
5. Según Agustín,
todas las obras de los seis días fueron producidas a la vez. De ahí
que el alma del primer hombre, que, según él, fue creada a la vez que
los ángeles, no fue creada antes del sexto día, sino que en este día
fue hecha el alma del primer hombre en acto; y su cuerpo según razones
causales. Otros doctores opinan que tanto el alma como
el cuerpo fueron hechos en acto en el sexto día (
q.90 a.4).