Artículo 1:
Dios, ¿está o no está en todas las cosas?
lat
Objeciones por las que parece que Dios no está en todas las
cosas:
1. Lo que está sobre todo no está en todo. Pero Dios está sobre todo,
siguiendo aquello del Sal 112,4: Excelso es el Señor sobre todos
los pueblos. Luego Dios no está en todas las cosas.
2. Lo que está en algo, está contenido. Pero Dios no está
contenido por las cosas, sino que, más bien, Dios contiene lo creado.
Luego Dios no está en las cosas sino, más bien, las cosas están en Él.
De ahí que Agustín en el libro Octoginta trium quaest. diga que todas las cosas están en El más que El en parte alguna.
3. Cuanto más poderoso es un agente, tanto más lejos
llega su eficacia. Pero Dios es el más poderoso agente. Luego su
acción puede llegar hasta las cosas más distantes de El; no siendo
necesario que esté en todas las cosas.
4. También los demonios son realidades creadas. Pero Dios
no está en los demonios, ya que, como se dice en 2 Cor 6,14, no hay
comunión posible entre la luz y las tinieblas. Luego Dios no está
en todas las cosas.
Contra esto: allí donde algo actúa, allí está presente. Pero Dios actúa
en todos, según aquello de Is 26,12: Señor, Tú lo has hecho todo en
nosotros. Luego Dios está en todas las cosas.
Respondo: Dios está en todas las cosas, no
dividiendo su esencia, o por accidente, sino como el agente está
presente en lo que hace. Es imprescindible que el agente esté en
contacto con lo que hace directamente y lo llene con su poder. En el
VII
Physic. se prueba que el motor y lo movido
van juntos. Como quiera que Dios es por esencia el mismo ser, es
necesario que el ser creado sea su propio efecto, como quemar es el
efecto propio del fuego. Este efecto lo causa Dios en las cosas no
sólo cuando empiezan a existir, sino a lo largo d
e su existir,
como la luz que el sol provoca en el aire se mantiene mientras el aire
está iluminado. Así, pues, cuanto más existe una cosa, tanto más es
necesaria en ella la presencia de Dios según el modo propio de ser.
Además, el ser es lo más íntimo de una cosa, lo que más la penetra, ya
que es lo formal de todo lo que hay en la realidad, como quedó
demostrado (
q.4 a.1 ad 3). Por todo lo cual se concluye que Dios está
en todas las cosas íntimamente.
A las objeciones:
1. Dios está sobre todo por la
excelencia de su naturaleza; sin embargo, está en todas las cosas como
causa de su ser, como se dijo anteriormente.
2. Puede decirse que lo corporal
está en algo como en su continente; sin embargo, lo espiritual
contiene aquello en lo que está, como el alma contiene el cuerpo. De
ahí que Dios esté en todas las cosas como el que contiene la realidad.
Sin embargo, por cierta semejanza con lo corporal, se dice que todas
las cosas están en Dios en cuanto están contenidas por
El.
3. No hay acción de ningún agente,
sea cual sea su fuerza, que llegue a algo distante sin mediación. Y
esto corresponde a la absoluta fuerza de Dios, que obra directamente
en todos. De ahí que nada esté distante de El, pues nada hay que no
tenga en sí a Dios. Sin embargo, se dice que las cosas están distantes
de Dios por la desemejanza entre naturaleza y gracia, pues El está
sobre todo por la excelencia de su naturaleza.
4. En los demonios hay que
distinguir entre su naturaleza, que proviene de Dios, y su culpa, que
no proviene de El. Así, no es admisible en absoluto sostener que Dios
esté en los demonios, sino sólo añadiendo: en cuanto son
determinadas cosas. Por otra parte, en las cosas cuya naturaleza
no está deformada, se puede sostener absolutamente que Dios está
presente.
Artículo 2:
Dios, ¿está o no está en todas partes?
lat
Objeciones por las que parece que Dios no está en todas
partes:
1. Estar en todas partes significa estar en cualquier lugar. Pero
estar en cualquier lugar no es propio de Dios, pues no le corresponde
tener lugar, ya que, como dice Boecio en el libro de
Hebdomad., lo incorporal no tiene lugar. Luego Dios
no está en todas partes.
2. La relación existente entre tiempo y sucesión es
proporcional a la existente entre lugar y permanencia. Pero la unidad
indivisible de la acción o del motor no puede darse en tiempos
distintos. Consecuentemente, la unidad indivisible de lo permanente
puede darse en todos los lugares. El ser divino no es sucesivo, sino
permanente. Luego Dios no está en muchos lugares. Así, pues, no está
en todas partes.
3. El ser que está totalmente en algún lugar no puede
tener parte fuera de él. Pero Dios, si está en algún lugar, está
totalmente en él, pues no tiene partes. Luego nada de El está fuera de
aquel lugar. Consecuentemente, Dios no está en todas
partes.
Contra esto: está lo que dice Jer 23,24: Yo lleno el cielo y la
tierra.
Respondo: Como quiera que el lugar es una cosa
determinada, estar en algún lugar puede entenderse de dos maneras: O
como están las demás cosas, es decir, como algo está del modo que sea
en otras cosas, así los accidentes del lugar están en un lugar; o como
algo que está según el modo propio de un lugar, así los seres
colocados están en un lugar. En cierta manera, de ambos modos está
Dios presente en todo lugar, que es lo mismo que estar en todas
partes. El primer modo, porque así como está en todas las cosas
dándoles ser, virtud y acción, así también está en todo lugar dándole
virtud locativa. Así, las cosas colocadas están en un lugar
llenándolo; y Dios lo llena todo. Pero no como el cuerpo; pues se dice
que el cuerpo llena un lugar en cuanto que no lo puede ocupar otro
cuerpo. En cambio, el que Dios esté en algún lugar, no impide que
otros estén allí. Precisamente El llena todos los lugares, porque da
ser a todas las cosas colocadas que son las que llenan todos los
lugares.
A las objeciones:
1. Lo incorporal no está en un
lugar por dimensión de volumen, sino por acción de
poder.
2. Lo indivisible hay que
entenderlo de dos maneras. 1) Lo indivisible como límite de la
cantidad continua, como el punto en lo permanente y el
momento en lo sucesivo. Lo indivisible en lo permanente o tener un
sitio determinado, no puede estar en muchas partes del lugar, o en
muchos lugares. Igualmente, lo indivisible de la acción o del
movimiento no puede estar en muchas partes del tiempo porque tiene un
determinado orden en el movimiento o en la acción. 2) Otra manera de
entender lo indivisible es lo indivisible como aquello que está fuera
de todo género de lo continuo. Así, las sustancias incorporales, como
Dios, el ángel, el alma, se dice que son indivisibles. Este tipo de
indivisible no se aplica a la cantidad continua como si formase parte
de ella, sino en cuanto actúa en ella con su poder operativo. De ahí
que, como quiera que su poder puede llegar a uno o a muchos, a lo
pequeño o a lo grande, por tal motivo puede estar en uno o en muchos
lugares, en un lugar pequeño o grande.
3. Algo es todo respecto a las
partes. La parte puede entenderse de dos maneras. A saber: Parte de la
esencia, como la forma y la materia son llamadas partes de un
compuesto, o el género y la diferencia partes de una especie, y
también parte de la cantidad. Aquel todo que está en un lugar con toda
su cantidad no puede estar fuera de aquel lugar, porque toda cantidad
colocada coincide exactamente con la cantidad del lugar; pues no puede
haber un todo cuantitativo sin un todo locativo. En cambio, la
totalidad de la esencia no se mide por la totalidad del lugar. De ahí
que sea necesario que aquello que está con toda su esencia en un lugar
no pueda estar de ningún modo fuera. Esto también se da en las formas
accidentales que tienen una cantidad accidental. Ejemplo: Lo blanco,
tomado en el sentido de toda la esencia de la blancura, se encuentra
en todas las partes de una superficie blanca porque en cada uno de
ellas tiene toda su perfección específica. Si, en cambio, se atiende a
la cantidad accidental que posee, es evidente que no está en cada una
de las partes de una superficie. En las sustancias incorporales no hay
totalidad ni esencial ni accidentalmente, a no ser atendiendo sólo a
la perfecta razón de ser de su esencia. Así como el alma está en
cualquier parte del cuerpo, así Dios está totalmente en todos y cada
uno.
Artículo 3:
Dios, ¿está o no está en todas partes por esencia, presencia y
potencia?
lat
Objeciones por las que parece que se designa incorrectamente la
presencia de Dios en las cosas cuando se dice que está
por esencia, presencia y potencia:
1. Estar por esencia en algo es ser esencial a aquello. Dios no está
por esencia en las cosas, pues no es esencia de cosa alguna. Luego no
debe decirse que Dios está en todas las cosas por esencia, presencia y
potencia.
2. Estar presente en alguna cosa significa no dejarla. Que
Dios esté por esencia en alguna cosa significa no dejarla. Luego es lo
mismo estar Dios en las cosas por esencia que por presencia. Por lo
cual resulta superfluo decir que Dios está en las cosas por esencia,
presencia y potencia.
3. Como quiera que Dios es principio de todas las cosas
por potencia, así también lo es por ciencia y voluntad. Pero no se
dice que Dios esté en las cosas por ciencia y voluntad. Luego tampoco
lo está por potencia.
4. Como la gracia es una cierta perfección que se añade a la
sustancia, así también se le añaden otras muchas perfecciones. Si se
dice que Dios está de un modo especial presente en algunas cosas por
gracia, también habrá un modo especial de estar Dios en las cosas para
cualquier otra perfección.
Contra esto: está lo que dice Gregorio en el comentario al Cant.
Cantic.: Dios está en las cosas de un modo
general por presencia, potencia y sustancia; y de un modo especial se
dice que está en algunos por gracia.
Respondo: Dios está en las cosas de un modo
doble. 1)
Uno, como causa agente; y así se dice que está en
todas las cosas creadas por él. 2)
Otro, como
está en el agente el objeto de la acción. Esto es propio de las
operaciones del alma como lo conocido está en el que conoce, y lo
deseado en el que desea. De este segundo modo está Dios especialmente
en las criaturas racionales, que le conocen y le aman actual o
habitualmente. Como quiera que la criatura racional tiene esto por
gracia, como veremos (
q.43 a.3), se dice que está en los santos por
gracia.
Lo referente a cómo está en las demás criaturas se puede entender
considerando lo que sucede en las demás cosas humanas. Se dice que el
rey está en potencia en todo su reino, aunque no esté presente
físicamente en todas partes. Se dice que alguien está por presencia en
todo lo que cae bajo su mirada. Así se dice que alguien está en casa
y, sin embargo, sustancialmente no está en todas y cada una de las
partes de la casa. Por sustancia o esencia se dice de aquel que está
presente en un lugar ocupado por su totalidad física.
Hubo algunos, los maniqueos en concreto, que enseñaban
que, así como las realidades espirituales e incorporales eran tales
por potestad divina, las realidades visibles y corporales lo eran por
potestad de su principio contrario. Contra ellos hay que decir que
Dios está en todos por su poder. Hubo otros que, aun cuando confesaron
que todo está sujeto al poder de Dios, sin embargo, negaban que la
Providencia divina se ocupara de las cosas de este mundo siguiendo lo
que se dice en Job 22,14: Se pasea por la bóveda del firmamento y
se desentiende de lo nuestro. Contra éstos hubo que decir que está
en todas partes.
Además hubo quienes, aun cuando admitieron la providencia de Dios
sobre todo, sostenían que no todo había sido creado por Dios de forma
directa, sino que El creó de forma directa las primeras criaturas, y
éstas crearon otras. Contra esos hay que decir que está en todas
partes por esencia.
Así, pues, hay que decir que está en todos por potencia en cuanto que
todo está sometido a su poder; que está por presencia en todos en
cuanto que todo queda al descubierto ante El; que está en todos por
esencia en cuanto que está presente en todos como razón de ser, como
se dijo (a.1).
A las objeciones:
1. Dios está presente en todos por
esencia, pero no la esencia de las cosas, como si El fuera de la
esencia de las cosas, sino por su esencia, porque su sustancia está
presente en todos como causa de su ser, como ya se dijo
(
a.1).
2. Algo puede estar en presencia
de alguien por estar al alcance de la mirada, y, sin embargo,
sustancialmente estar distante como ya se dijo. Así, es preciso
establecer dos modos de estar: uno por esencia; otro, por
presencia.
3. Al concepto de ciencia y de
voluntad pertenece el que lo conocido esté en el que conoce, y lo
querido en el que lo quiere. Por eso, y atendiendo a la ciencia y a la
voluntad, lo creado está más en Dios que Dios en lo creado. En cambio,
propio del poder es que sea principio de actuar en otro, de ahí que
todo agente esté orientado, por su poder operativo, a algo externo a
él. Es así como se puede decir que alguien está por potencia en
otro.
4. Ninguna perfección añadida a la
sustancia hace que Dios esté en alguien como algo conocido y amado.
Sólo la gracia. Así, sólo la gracia hace que Dios esté de un modo
especial en las cosas. Sin embargo, hay otro modo especial de estar
Dios en el hombre: por unión. Pero esto ya lo trataremos (
3 q.2).
Artículo 4:
¿Es o no es propio de Dios estar en todas partes?
lat
Objeciones por las que parece que estar en todas partes no es propio
de Dios:
1. Según el Filósofo, lo universal está en todas
partes permanentemente. También la materia prima, por estar en todos
los cuerpos, está en todas partes. Pero Dios no es nada de todo eso,
como quedó demostrado (
q.3 a.5,8). Luego no es propio de Dios estar en
todas partes.
2. El número está en lo numerado. Pero el universo entero
está constituido en el número, como consta en Sab 11,21. Luego hay
algún número que está en todo el universo; y, por tanto, en todas
partes.
3. Como se dice en I Caeli et Mundi, el universo entero es como un todo corpóreo perfecto. Pero el
universo entero está en todas partes, porque fuera de él no hay lugar.
Luego no sólo Dios está en todas partes.
4. Si algún cuerpo fuera infinito, no habría lugar fuera de
él. Luego estaría en todas partes. Así, no parece que sea propio de
Dios estar en todas partes.
5. Dice Agustín en VI De Trin.: El alma está toda en el cuerpo, y toda en cada una de sus partes.
Por tanto, si no hubiera en el mundo más que un único animal, su alma
estaría en todas partes. Y así, no parece que sea propio de Dios estar
en todas partes.
6. Escribe Agustín en su carta a Volusiano: Donde el alma ve, allí siente; donde siente, allí vive; donde
vive, allí existe. Pero el alma lo ve casi todo, porque de forma
sucesiva ve también en el cielo. Luego el alma está en todas
partes.
Contra esto: está lo que dice Ambrosio en el libro De Spiritu
Sancto: ¿Quién se atreverá a decir que el
Espíritu Santo es una criatura, precisamente El que está en todo, en
todas partes permanentemente, lo cual es propio de la
divinidad?
Respondo: Ante todo y sobre todo, estar en
todas partes es propio de Dios. Digo
ante todo porque, en
cuanto tal, Dios está totalmente en todas partes. Pues si algo
estuviese en todas partes, estando en diversos lugares según sus
partes, no podría decirse que
ante todo está en todas partes,
ya que no puede aplicarse el
ante todo a lo que es una
particularidad de la parte. Ejemplo: Si un hombre tiene los dientes
blancos, la blancura no corresponde
ante todo al hombre, sino a
los dientes. Y digo
sobre todo porque no le corresponde estar
accidentalmente en todas partes, es decir, como consecuencia de una
suposición. Ejemplo: Un grano de mijo está en todas partes suponiendo
que no existiera nada más que aquel grano de mijo.
Así, pues, estar en todas partes sobre todo es propio de
aquello que, considerado bajo cualquier aspecto o suposición, le
corresponde estar en todas partes. Esto es lo que propiamente le
corresponde a Dios. Pues, a pesar de que sean muchos los lugares que
se supongan, incluso si hubiera muchos más de los que hay,
necesariamente Dios estaría en todos porque nada puede existir si no
es por El. Así, pues, ante todo y sobre todo le
corresponde a Dios estar en todas partes, y es propio de El, porque,
por muchos que sean los lugares que se pongan, es necesario que en
cualquiera esté Dios. Y no una parte suya, sino todo El en sí
mismo.
A las objeciones:
1. Lo universal y la materia prima
están en todas partes ciertamente, pero no con el mismo
ser.
2. Al número, por ser un
accidente, no le corresponde estar en un lugar más que por accidente.
Y en lo enumerado no está totalmente, sino en parte. Consecuentemente
no está ante todo y sobre todo en todas partes.
3. El cuerpo entero del universo
está en todas partes, pero no ante todo, pues su totalidad no está en
cualquier lugar, sino sólo por partes. Y tampoco está simplemente por
ser tal, pues, supuestos otros lugares, no estaría en
ellos.
4. Si hubiera un cuerpo infinito,
estaría por doquier, pero sólo por partes.
5. Si no hubiera más que un solo
animal, efectivamente su alma estaría ante todo en todas partes, pero
por accidente.
6. El alma puede
ver en alguna parte, puede entenderse de dos maneras. La
primera, cuando el adverbio en alguna parte indica el acto
de ver por parte del objeto. Así es cierto que ver el cielo es ver en
el cielo; y, por el mismo motivo, siente en el cielo. Sin embargo, no
puede deducirse que viva y esté en el cielo, porque vivir y estar no
conllevan el acto de pasar a algo externo a uno mismo. La
segunda manera de entenderlo es cuando el adverbio significa el
acto de ver que procede del que ve. Así es cierto que, hablando en
este sentido, el alma donde siente y ve, allí está y vive. Pero no se
sigue que esté en todas partes.